Rapidin en el Cine Porno
Estaba tan caliente que no me importo y me meti a un Cine Porno a ver que pescaba.
Ese sábado por la noche, por alguna extraña razón (je je) yo me sentía de lo más caliente, así que, al pasar por un cine porno, no lo pensé más y me metí, con la esperanza de poder manosearme un poco y calmar mis instintos de puta uwu.
La sala no estaba tan oscura, así que decidí dar un paseíto por los pasillos a ver dónde me podía sentar y así aprovechar para que los pervertidos también me vieran a mí.
De repente, prácticamente a media sala, para mi sorpresa vi a un tipo que se la estaba manoseando, eso no fue lo que me impacto, ya que ahí la mayoría lo hace. Lo que me impresiono fue notar el enorme tamaño de la verga que se cargaba ese hombre ufff.
Casi sin pensarlo, me fui a sentar a unas pocas butacas de distancia para poder observar a mis anchas en lo que yo me toqueteaba a gusto.
Al poco, el hombre nota mi presencia y, al ver que yo le observaba relamiéndome los labios, me agita su verga y me indica que me acerque.
Yo me moría de la pena y volteaba a ver para todos lados a ver si alguien me observaba, pero como todo mundo estaba en lo suyo, me animé y me fui a sentar juntito al hombre vergon.
Ya sentado cerquita, noté lo deliciosa que se le veía su enorme verga y sentí claramente como me excitaba nomas de ver y ya se me empezaba a parar el pene.
El hombre me hizo señas de que se la agarrara. Yo me puse todo colorado y súper nervioso, esa verga me encantaba y yo claro que me moría de ganas, pero me daba vergüenza de que alguien nos fuera a ver.
De pronto, ante mi indecisión, el hombre me tomo una mano y la coloco sobre el tronco de su verga y el mismo se la frotaba con mi mano. Dios mío, que gruesa se sentía, era una sensación increíble sentir ese enorme pedazo de carne y como palpitaba en mi mano.
Al poco ya se la manoseaba yo solito, sentía como me estaba poniendo a mil, ya no me pude aguantar más y valiéndome madre si me veían o no, siguiendo mi instinto de zorra fácil, sin más, me agaché sobre sus piernas y se la empecé a chupar.
Dios mío, que delicia, pensé. Sabia riquísima, súper deliciosa. Bien caliente y palpitando dentro de mi boca, me sentía en el paraíso. Note como mi pene empezaba a escurrir jugos de lo excitado que ya estaba. El hombre se dio cuenta de lo caliente que ya estaba y, estirando un brazo, me empezó a frotar por detrás de las nalgas, sin pensarlo, me desabroche y me orille la tanga para facilitarle la chamba.
El hombre me empezó a dedear y yo sentía súper delicioso, nomás gemía y me estremecía de excitación.
No se cómo le hizo, pero al poco, ya me tenía todos los dedos dentro del culo y estaba dándome una tremenda dedeada.
Yo sentí que estaba a punto de venirme, así que, sin más, y sin pensarlo dos veces, le dije en todo casi suplicante que me la metiera.
Nos fuimos al baño y ya ahí ya, yo loca perdida, muerto de excitación, le ofrecí las nalgas y me le entregué como toda una buena puta caliente. En ese momento ya nada me importaba, ya habría tiempo de arrepentirme…si es que lo hacía. Aunque la verdad, por lo regular no me arrepiento uwu.
Así que como pudo, mi macho en turno se las arregló para darme verga por el culo durante un buen rato, hasta que, sin poderlo evitar, yo me vine como loca en abundantes orgasmos y el a su vez me dejo lleno todito el culo con sus chorros de leche caliente.
Eso fue tremendo, yo estaba empapado en sudor de la tremenda batalla que habíamos tenido en ese pequeño espacio. Él se recompuso y se salió rápidamente para evitar que nos fueran a ver. Yo todavía me quede un rato sentada sobre la taza tratando de reponerme. Sin poderlo evitar, pensé, qué clase de puta zorra caliente eres, al tiempo que una sonrisa de satisfacción se dibujaba en mi cara.
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