Rapidito con Maduro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hamlet666Gray.
Mediados de mayo de 2014, cerca de la tarde, estaba aburrido y con ganas de coger, de pasarla bien, me metí a cierta y conocida página de contactos gay, tras un rato de revisar perfiles, vi uno interesante de un maduro de piel apiñonada, de breve barba, de 50 años, delgado, cabello castaño y que decía vivir cerca de mi casa.
No tardó en comenzar a charlar conmigo y aunque no vivía tan cerca, si era un lugar factible para mí, en poco tiempo se armó el vernos, por lo que tuve que apretar el paso para llegar a verlo.
Quedamos de vernos en la esquina de un centro comercial, aledaño a la unidad habitacional donde vive, justo donde está una pizzería.
Llegué a tiempo y tras un tiempo transcurrido, vi un hombre desde la otra hacer me hacía señas.
Era él.
Su nombre, a todo esto, es Cesar.
El tipo actuó de inicio muy raro, y dijo lo siguiera a su edificio, pero caminando 10 pasos atrás de él, ya que me dijo sus familiares trabajaban en locales por donde teníamos que cruzar.
Eso no me agradó, pero el tipo me parecía apetecible, por lo que me arriesgué a hacer lo que pedía.
Lo seguí hasta su departamento y dejó la puerta abierta, entre y ahí estaba César esperándome.
LO primero que hizo fue pedir ver mi verga, nos dirigimos a su habitación y me la saqué, me la tocó un poco y fue creciendo con el tacto de su mano.
-¿Qué te gusta hacer?- volteo a verme a los ojos.
-Usar mi lengua -dije atrevido y maliciosamente.
-Muéstrame -menciono con agrado, ya que su cara esbozó una sonrisa de complacencia.
Se quitó la playera y los zapatos; pude ver su velludo pecho y a pesar de ser más bien delgado, solo ver el vello me excitaba, así que dirigí mi traviesa lengua a su pezón derecho y se estremeció apenas con la primera lamida que continúe alargando, para seguir con la izquierda, posteriormente su poblada axila recibió el mismo tratamiento.
Sus expresiones vocales y faciales, me dejaban saber lo bien que sentía tener mi lengua recorriéndolo.
-Ufff, si así se siente aquí, como se sentirá en el culo….
Obvio me agradó dijera eso, de que deseaba sentirla en su culo.
SE acabó por desnudar y se colocó en cuatro.
Pronto ya tenía su culo a mi disposición.
Un trasero pequeño, pero bien formadito, y como me encantaba, es decir, peludos.
Apenas si lamía cerca de su cóccix, que ya estaba excitadísimo el tipo, mordisqueé sus nalgas exquisitas y tras eso, comencé a introducir mi lengua en su agujero.
Eso lo mato.
Sus gemidos estaban al máximo y mi pito, en este punto, ya súper duro.
Seguía lamiendo y abriendo su peludo delicioso culo, el cual tenía un sabor a macho con un ligero toque de sudor.
Le metí algunos dedos y volvía mi lengua voraz a ponerlo en éxtasis.
Baje un momento a sus bolas, y estaba encantado con mis chupadas.
Me coloqué de tal forma que mi pito quedó cerca de su cara y no tuvo objeción en lamer mi erección por un rato.
Se dio la vuelta quedando boca arriba, me dijo lo complacido que lo estaba poniendo.
Me lancé a mamarle sus pezones de nuevo y de paso, sus axilas.
Otro rato de estremecimiento, para entonces me despoje también completamente de mi ropa.
Esta vez baje y le mame el pito, posteriormente sus guevos, el perineo y volví a bajar a su culo.
Alzándole las piernas mi lengua se abrió paso, degustando ese culito peludo.
Moría de irreductible placer con lo que mi lengua le proporcionaba.
Entonces me dirigí a sus pies, donde le chupé dedo a dedo en cada pie, y después las dos plantas, esto lo enloqueció a mas no poder.
Sin duda, su zona erógena favorita.
Estaba encantado conmigo y mi lengua.
Al tiempo de chupar sus pies, se jalaba la verga con ímpetu.
Una vez más volvía a su agujero peludo un rato más a comérselo, parando posteriormente yo a punto de cogerlo, pero César me dijo ya no tenía mucho tiempo y que pasarían por él.
Que mejor al otro día volvíamos a vernos y hacíamos más cosas.
Como quiera seguí lamiendo por aquí y por allá.
Quiso venirme, por lo que le lamí su verga un poco, y los testículos, incluso le inserte un dedo profundamente en su culo, haciendo que se estremeciera.
A punto de correrse, me imploró le lamiera los pies.
Baje rápidamente, y tenía su pie derecho en mi boca chupándolo mientras se convulsionaba viniéndose incontrolablemente.
Explotó de forma escandalosa y eso fue alucinante.
Lo ayudé a limpiarse y ya no hubo tiempo de que yo pudiera venirme, pero pasarían a recogerlo en breve, así que tuve que marcharme.
Quedaríamos de vernos al otro día, si bien no me agradaba la idea de ser pasivo como él quería…Tenía rato que no lo era y sabía me dolería.
Continuará…
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