Recibiendo el año con Tavito
Realmente no sé que pasó, pero yo creía ya había subido este relato. Una disculpa por la demora, ojalá lo disfruten y sepan de una vez que ya tengo unos cuantos relatos más ya escritos y listos para corregir y subir, así que prometo esta vez no tardar tanto para los siguientes..
Un sonido. Un movimiento. Un sonido y un movimiento en mi cabeza, sentía aún los párpados pesados e hinchados, quería dormir más pero estaba ahí ese zumbido. Un zumbido. Alarma, era mi alarma, había puesto el celular debajo de la almohada para despertarme, estiré mi mano y sujeté el teléfono que seguía zumbando y abrí un ojo para desactivar la alarma, inevitablemente la luz entró por mi ojo y terminó de hacerme despertar, me estiré de brazos y piernas y entonces sentí en mi espalda desnuda que no estaba solo, volteé y ahí estaba él, Tavito dormía tranquilo y yo lo miraba desde atrás, su cabello oscuro brillante y la piel tan suave de su mejilla, con cuidado estiré mi mano y la pasé para sentir esas mejillas acariciando muy levemente, realmente quería mucho a ese niño, más allá de que su cuerpo me prendía y me ayudaba a desfogar toda mi calentura, en realidad se había convertido en alguien importante en mi vida. Bajé mi mano a su hombro, se sentía tan frágil, quién diría que ese pequeño me había tenido horas antes encima de él recibiendo mi verga gustoso. Lentamente fuí bajando mi mano de su hombro a su torso continúe hasta su cintura, todo esto por debajo de la colcha con que nos cubríamos, en mi mente trataba de dibujar lo que mi mano tocaba, conocía perfectamente ese cuerpo, esa piel, no era ningún reto saber perfectamente como lucía su cuerpo desnudo, de la cintura avancé a su muslo, un muslo considerablemente carnoso después de tanto correr al jugar en la calle, llegué hasta su rodilla y de ahí regresé lento hasta su entrepierna dónde mis dedos comenzaron a sentir sus partes nobles, lo flácido de su pequeño pene y lo sedoso de su escroto, muy lento pelaba con mis dedos su verguita y volvía a subir su pellejo, ponía atención en cada sensación de su piel al cubrir y descubrir su glande, mi pene que se había puesto ya bien duro a esas alturas, hizo contacto con su parte trasera, así que empujé un poco la cadera y sentí como mi verga se albergaba entre ese par de montañitas de carne que formaban el culito de Tavo. Se me hacía agua la boca, hace tan poco había estado bien pegado a ese culo y ya me quemaban las ansias por volverlo a coger, por ponérsela en su entrada y empujar hasta que sus nalguitas toparan con mi pelvis y darle duro tocando esa canción de su culito aplaudiendo contra mi cuerpo, mis huevos bailando en sus nalgas y Tavito apretando delicioso su ano animándome a seguir dándole duro. Hacía un va y ven muy pausado, pasándole mi verga entre las nalgas a Tavito mientras seguía rebatiendo sus huevitos en mis dedos cuál canicas y después despacio comencé a subir mi mano de su pancita a su pecho, rosando con delicadeza uno de sus pezones, ese cuerpo tan tiernito, tenía ganas de pasarle mi lengua por todos lados, sentir el sabor de los restos de semen que le había echado por todo su cuerpo la noche anterior, ese recuerdo me hizo calentar aún más, se veía tan hermoso mi Tavito lleno de mi leche, los grumos de semen escurriendo por su pecho y panza mientras su mirada reflejaba tanto cariño, claramente él no entendía que éramos un hombre y un niño haciendo algo prohibido, que en los ojos de alguien más eso no sería más que un abuso, pero no para él, él realmente era feliz cuando se la tenía adentro y se dejaría coger tanto como yo quisiera para satisfacerme. Bajé una de mis manos, tomé una de sus nalgas en ella, realmente el culo de Tavo era delicioso, sentía que me lagrimeaba la verga entre sus nalgas, las quería probar, así que levanté la colcha dejando a la vista el cuerpo de Tavo y mío, ya no hacía tanto frío, estaba fresco pero era tolerable, mi pequeñito pareció sentir el cambio de temperatura en su piel y se acurrucó más contra sí mismo y después se volteó boca abajo haciendo salir mi pene de entre sus nalgas, que lindo se miraba mi Tavito, sus nalguitas de piel moreno claro con una línea finita del líquido que le había embarrado mi pene al salir de entre sus glúteos, bajé lentamente a la altura de su culo y despacio coloqué mi cara sobre él, mi mentón nariz y labios hacían contacto con la raja de su culo, aspiré lento y profundo el aroma de esa colita tierna, tenía ese típico aroma suave y rico a niño limpio, un ligero olor a jabón, y claro, olor a culo, pero era un aroma que a mí me gustaba, claro que no era igual a un olor a culo adulto, este me invitaba a besar, a chupar, a penetrar, y al final alcanzaba también a olerme a mí, mi semen, la huella de que yo había estado ahí. Acaricié un rato mi cara contra el culo de Tavito, olfateé como perro en celo su raja y finalmente le pasé la lengua, desde el nacimiento de su canal hasta arriba, me parecía sentir un sabor dulce en esas nalguitas así que continué, besé sus nalgas por todos lados y viendo que mi bebé no se despertaba finalmente las separé con mis manos encontrándome con ese hoyito precioso que tanto placer me había regalado. Repetí la operación y prácticamente pegando mi nariz al ano de Tavito comencé a olerlo detenidamente, en verdad me embriagaba ese aroma, me fascinaba completamente, estaba oliendo directamente el ano de ese niño y me encantaba, sentía las arrugas de su hoyito en mi nariz al pegarla más a él para olfatearlo y acto reflejo saqué la lengua lamiendo el espacio entre su ano y sus huevos para despacio subir hasta su agujerito lamiendolo con la punta de mi lengua, dejaba reposar mis cachetes en los de su culo mientras le seguía comiendo el ano, todos mis sentidos los tenía enfocados en ese culito maravilloso hasta que de repente Tavito comenzó a moverse obligándome a separar mi rostro de su colita, Tavito se movió un poco más y finalmente volteó hacia sus pies viéndome,
– Buenos días, bebé- Le dije cruzando su vista con la mía y le dí un beso en uno de sus gordos glúteos.
– Buenos días, me estabas chupando la cola?- Preguntó cerrando nuevamente los ojos.
– Sí, te gusta?- Le dije mientras le acariciaba con una mano sus pompitas.
– Sí- Dijo, entonces se volvió a poner boca abajo levantando un poco el culo. Yo no me hice a esperar y rápidamente enterré de nuevo el rostro entre sus nalgas y regresé a comerle el ano, se lo chupaba mientras me masturbaba, ya le había limpiado todo el líquido preseminal que le había embarrado minutos antes, tenía el interior de las nalgas de Tavo birllantes de saliva y deseaba subirmele encima y penetrarlo de un empujón, pero me apetecía antes una mamada, me levanté de mi posición y me eché en la parte alta de la cama acercándole la verga a la boca a Tavito, se la puse entre los labios y él simplemente abrió comenzando a chuparmela, Tavito seguía con los ojos cerrados solo mamando mi verga, tomé una de sus manos y la dirigí a mis huevos y comenzó a acariciarlos, me imaginaba la idea de poder despertar todos los días así, darle su lechita por la mañana a Tavito, y por la tarde cogérmelo. Estiré mi mano y la metí entre sus nalgas, alcance su ano y comencé a hacer circulitos en él, estaba a punto de meterle mis dedos cuando Tavito me interrumpió sacándose mi pene de la boca,
– Espera, quiero ir al baño- Dijo Tavito y se levantó rápido corriendo desnudo, dejándome ahí con la verga ensalibada, esperé masturbándome un poco hasta que de la misma forma Tavito entró corriendo con su verguita alzada y se acomodó en la cama volviendo a mamarmela,
– Te limpieste bien el culito? Porque ahorita lo voy a usar- Le dije con picardía.
– Sí, quieres ver?- Preguntó Tavito viéndome a los ojos mientras sostenía mi pene por el tallo.
– A ver- Le respondí, entonces él se acomodó en cuatro patas apuntando con su culo a mí y se separó las nalgas con las manos dejándome ver en todo su esplendor ese hoyito precioso, yo rápidamente acerqué mi cara a él y comencé a lamerle el ano, no me importaba que Tavito acabara de ir al baño, era como un caramelo para mí, cualquier rastro de suciedad que hubiera dejado ya yo se lo habría limpiado con mi lengua. Tavito suspiraba, yo estiraba mi lengua hacia abajo y le lamía los huevos, subiendo regresaba a su agujero, me llevé una mano al pene y sentí que una gota gorda ya se me había formado nuevamente en la punta así que simplemente me acomodé de rodillas, le puse mi glande en su entrada y empujando un poquito este desapareció en ese pequeño agujero,
– Ahhh- Exclamé, disfrutando volver a penetrar ese culito.
Tomé a Tavito por la caderas y comencé a cogérmelo despacio, avanzando lento por su intestino hasta que mi pelvis comenzó a topar contra sus nalgas, las nalguitas de Tavo se meneaban con cada empujón que le daba y me imaginaba que podía fácilmente acostumbrarme a eso, tener a mi niño disponible a todas horas, una cogida mañanera a diario y otras más durante el día o noche.
Tavito gemía despacio, tenía la cara pegada al colchón y el culo bien levantado entregado a mí, pasaba mis manos por la espalda de mi pequeño y después volvía a sus nalgas apretándolas, las separaba para ver cómo mi verga salía y volvía a meterse por ese hoyito tan aparentemente pequeño, pero que se tragaba entera mi hombría el muy goloso,
– Que rico tu culo, me aprietas bien rico la verga- Le dije a Tavito subiendo la velocidad a tope.
– Ay… Yo también siento rico en mi colita- Decía Tavito, quién me miraba de reojo.
– Te gusta mi verga?- Le dije comenzando a empujarle más fuerte haciendo que su cuerpecito entero se meneara con cada impacto de sus nalgas contra mi pelvis.
– Si… Me gusta mucho tu verga- Respondió Tavito cerrando los ojos en un gemido, realmente el niño amaba tenerla adentro, se ponía flojito con el culo bien levantado para que le siguiera dando y yo gustoso le seguía azotando contra mí hasta que en uno de los balanceos cuando iba de salida se la saqué completa dejando a Tavo con el culo levantado y el ano abierto, estuvo un par de segundos así hasta que finalmente volteó a verme desconcertado,
– Ya?- Dijo Tavito, aún con el trasero levantado y ofrecido a mí.
– Quieres más?- Le dije, meneandome un poco el pene.
– Sí, métemela- Respondió Tavo, y volvió a poner la cara contra el colchón arqueando la espalda para levantar más el culo, alcanzaba a ver más abajo sus huevitos y su verguita dura apuntando hacia el colchón, Tavito en verdad disfrutaba que le metiera la verga, su pequeño penesillo lo dejaba bien en evidencia.
– Ven, métetelo solo- Le dije tendiéndome boca arriba, Tavito se puso de pie en la cama y se iba a acomodar sobre mí cuando le indiqué que quería que se pusiera viendo a mis pies y diera sentones en mí, el pequeño no lo dudó ni un segundo y rápidamente se colocó en posición, tomó mi pene del tallo y lo dirigió a su hoyito dónde en un único y lento sentón se lo metió completo, mi pequeño soltó un leve suspiro y enseguida comenzó a subir y bajar mientras yo miraba como mi verga se ensartaba y volvía salir entre esas nalgas deliciosas. Cerraba los ojos y gozaba, soltaba mi respiración lento por la boca y sentía como las nalguitas de Tavo se estampaban en mi pelvis al volver a bajar metiéndose mi verga y nuevamente me imaginaba una vida así, dónde tenía a Tavito disponible a cualquier hora, cualquier día. Abrí los ojos y ahí estaba ese culito, subiendo y bajando comiéndose mi verga, ya había soltado mucho líquido preseminal y el dezliz era delicioso, le puse las manos en la cintura a Tavito, él volteó a verme y sonrió con picardía,
– Ven, bebé, acuéstate aquí- Le dije invitándolo a recostarse en mi pecho, él acomodó sus piernas y acto seguido se recostó encima mío aún con mi pene dentro, – Como sientes cuando te meto la verga?- Pregunté, mientras le masajeaba su verguita y huevos con mi mano derecha y con la izquierda le acariciaba el resto del cuerpo.
– Mmmmmm, pues al principio siento como se me abre mi colita cómo si fuera a hacer popó y se me va metiendo tu vergota dura, se siente calientito cuando me la metes toda así como ahorita y como que me dan cosquillitas en la pancita, y ya que me la empiezas a meter y sacar se siente rico y también tus pelitos en mis nalguitas me dan cosquillitas- Concluyó Tavo con una risita, yo reí también pero con malicia y empecé a beserle el cuello mientras le masturbaba y acariciaba la pancita, Tavito gemía despacio y se contoneaba gozando mis caricias,
– Tienes el culo bien rico, me encanta metértela entera, la sientes? La sientes toda adentro?- Le decía mientras le chupaba el cuello.
– Si la siento- Decía Tavo entre gemidos leves.
– Mira- Le dije, y tomé su manita con la mía y la llevé abajo haciéndolo palpar la unión entre mi verga y su culo.
– Si me la metiste toda- Dijo Tavito, y acto seguido bajó más la mano acariciandome los huevos, – Nada más están tus huevos afuera- Agregó con una risita
– Me gustaría meterte hasta los huevos en ese culito hermoso- Le respondí, y volví a masturbarlo mientras él seguia acariciando mis bolas.
– Eso se puede?- Dijo Tavito buscando ver mi cara con curiosidad.
– Sí, pero no creo que lo hagamos nunca, mejor te meto la verga- Dije, y entonces lo tomé de las piernas alzandolas y comenzando de nuevo el mete y saca.
– Ay… Sí….- Respondió Tavo poniéndose bien flojito mientras me lo cogía, todo su cuerpo se sentía ligero y relajado, su piel suavecita sobre mí y su culito cuál seda envolviendo mi verga.
– Así te gusta bebé, te gusta que te meta toda la verga por el culito?- Le decía mientras le daba más rápido.
– Ay… Sí, si me gusta- Decía Tavo gimiendo.
– Quieres más verga, mi amor, más verga por el culito?- No dejaba de besar y lamer el cuello, oreja y mejilla de Tavo.
– Sí quiero más verga- Respondía Tavito cuando escuché un zumbido entre la cama y la almohada, estiré mi mano tomando el teléfono que en silencio vibraba y mostraba una llamada entrante de Mayra.
– Shhh, es tu mamá- Le dije a Tavo y tomé la llamada, – Bueno?- Hablé al teléfono, podía sentir como la respiración de Tavo y la mía comenzaba a bajar lento.
– Hola, buenos días, como está mi tesoro? Sigue dormido?- Preguntó Mayra muy jovial.
– Buenos días, pues se acaba de despertar, nos dormimos tarde- Le respondí mientras con mis dedos jugaba con el penesito de Tavo.
– Me imagino, igual aquí acabamos de despertar, ya desayunaron?- Preguntó.
– Todavía no, ya que nos levantemos- Le dije con un poco de pena, pues ella ni idea tendría de que me estaba ya desayunando a su hijo que seguía bien montado en mi verga.
– Bueno, me pasas a Tavito- Dijo Mayra y entonces le pasé el teléfono al niño.
– Buenos días, mamita- Dijo Tavo y escuchaba de la bocina como su mamá le empezaba a hablar. La situación me llenaba aún más de morbo, así que retomé el meneo lento, me volvía loco saber que me cogía a Tavo mientras hablaba con su mamá por teléfono, qué hubiera dicho ella si hubiera visto cómo penetraba a su hijo mientras platicaban?
– Sí, mami- Dijo Tavito finalmente y me regresó el teléfono.
– Bueno, Joel, si quieres vénganse a desayunar aquí, los primitos de Tavo ya quieren jugar- Me invitó Mayra y tras un minuto de llamada que me pareció eterno, no despedirnos y colgué la llamada.
– Porqué me empezaste a coger mientras hablaba con mi mamá? Casi no podía hablar porque sentía bien rico- Dijo Tavito mientras me seguía moviendo lento.
– Pues porque se me antojó, bebé, ya no quieres?- Le dije, entonces le saqué el pene de su hoyo.
– Sí, si quiero- Dijo Tavito sonrojado.
– Quieres más, mi amor? Quieres mi verga en tu culito?- Le decía buscando sus labios dándole besitos.
– Si quiero tu verga en mi culito- Me respondía Tavo, su voz se escuchaba agitada y yo le seguía dando besos en la boca mientras con mi mano tomaba mi pene y lo guiaba a su ano que bien abierto esperaba para volver a ser llenado por esa carne dura que tanto le gustaba.
– Aquí la quieres, bebé? Aquí quieres mi verga?- Le decía punteando su culo y moviéndolo entre su ano y sus huevos.
– Sí, quiero que me la metas- Respondió Tavo, y tan pronto terminó la oración le empujé mi pene de regreso por su recto metiéndosela toda y volviendo a comenzar el mete y saca a la máxima velocidad de esa ocasión. Estaba demasiado exitado, acababa de hablar con Mayra mientras tenía a su hijo voluntariamente encima de mí pidiéndome que le metiera la verga, el pam-pam de mi cuerpo chocando contra las nalguitas de Tavo sonaba constante cuando mi pequeño comenzó a reaccionar, – Ay, ay, ay, ay, ay…- Y sentí como su interior comenzaba a temblar, Tavito se estaba viniendo de lo rico y sus sensaciones eran un regalo también para mí que sentía en mi pene su intestino contrayendo y aflojando en éxtasis, no dejé de moverme cogiéndolo hasta que el placer estalló también en mí y comencé a lanzarle mis chorros de leche adentro en el culo a Tavo, era un muy buen sexo mañanero, deseaba seguir a la carga y tan pronto se me pasara el orgasmo arremeter de regreso, pero no era muy buena idea, debíamos alistarnos e ir a su casa como le habíamos prometido a su mamá, a penas sentí que dejaba de salir mi semen solté los tobillos de Tavo y este bajó la piernas quedando tendido sobre mí, esperó unos segundos y después se giró sacando mi pene de su interior y se lo volvió a meter para esta vez quedar boca abajo sobre mí, yo pasé mi brazo sobre él abrazándolo y tomándolo de una nalga,
– Así hay que quedarnos, me sigues cogiendo otro rato y luego me llevas a la casa, sale?- Me decía Tavito viéndome a la cara mientras meneaba un poco el culo con mi verga adentro. A mí la idea me gustaba, agarrarlo de las nalgas y volver a comenzar la cogedera hasta volver a dejarlo bañado en leche igual que la noche anterior, pero no podía, ya su mamá nos esperaría para desayunar y sería sospechoso llegar retrasados cuando supuestamente acabábamos de despertar,
– No se puede, bebé, pero otro día te voy a coger bien rico, sale?- Le respondí apretando su carnoso culo.
– Mmm, bueno- Dijo Tavito resignado, y entonces me levanté con él en brazos y así con nuestros cuerpos aún unidos entramos al baño, había prometido no tener más sexo pero ya estando en el baño y teniéndolo ensartado nada me limitaba a seguir, tan pronto cerré la puerta del baño con seguro me apresuré a la ducha, pegué a Tavo contra la pared asegurándome de metérsela entera otra vez y comencé a cogérmelo rápido y duro, el baño se llanaba con el eco de mi cuerpo golpeando su culo y Tavito me paretaba fuerte con sus brazos, piernas y ano, mis huevos en sus nalguitas y mi lengua en su cuello lamiendolo,
– Que rico culo, me encantas- Le decía entre gruñidos de satisfacción.
– A mí también me gusta mucho tu verga- Me dijo Tavito viéndome con ternura, le dí un beso en los labios mientras me comenzaba a venir en su interior, no estaba seguro si Tavito se había venido otra vez pero lo que si sabía es que lo había disfrutado. Bajé a Tavo de mis brazos y él rápidamente me abrazó, yo correspondía apretándolo contra mi acariciando su cabello y después comenzamos a bañarnos, el semen le escurría por entre las piernas y en un momento le pedí se inclinara para lavarle bien el culo, un poquito de manoseos después nos apresuramos a alistarnos para ir a su casa.
No duramos ni 10 minutos bañándonos, sequé el cabello de Tavo y mío con la secadora de mi mamá y en 5 minutos ya estábamos llegando a su casa,
– Se tardaron mucho, ya habían empezado algunos a comer- Me dijo Mayra y apenado entré a su casa donde toda su familia, igual de amable como la noche anterior me recibió con comida y risas. Había sido realmente un buen inicio de año, estaba con buenas personas y el ambiente era súper alegre, algo que no vivía muy a menudo con mi familia.
Hubo un momento en que cuando iba camino al baño alcancé a escuchar a Mayra y su novio en la habitación platicando,
– No se te hace raro que pase tanto tiempo con Tavito ese muchacho?- Le decía el señor a Mayra.
– No, Tavito lo quiere mucho porque dice que es como su hermano mayor- Le respondió ella
– A mí se me hace raro- Dijo él, y entonces retomé mi trayecto al baño pensante, debía ser más precavido con Tavito, quizás debería desaparecerme de ahí por un tiempo.
comos igue
Uff me encanta esta historia con tavito, espero que nunca se acabe
Excelente narrativa, sigue así! Ya esperando los siguientes relatos…
Esperando la siguiente parte…
Quería saber si seguirás subiendo esta historia?
El novio se quiere comer a tavito