RECUERDOS DE PIRUCHA. Por Ruizy
Es grato revivir historias cuando el tiempo les provee de una lente distinta porque en ella mezclamos realidad y fantasía. Agrego ahora morbo, porque eso es lo que siento con esos recuerdos. -Qué culito tan rico tienes, chiquillo. Tenía ganas de culiarte desde que te vi la primera vez. Muchas noches.
Es grato revivir historias cuando el tiempo les provee de una lente distinta porque en ella mezclamos realidad y fantasía. Agrego ahora morbo, porque eso es lo que siento con esos recuerdos.
-Qué culito tan rico tienes, chiquillo. Tenía ganas de culiarte desde que te vi la primera vez. Muchas noches soñaba que te metía mi verga…
Esas palabras aún suenan en mis oídos y me provocan un estado excitación que hace fluir la sangre hacia mis genitales y como soy adicto al sexo anal -se lo debo al cura que me inició y a mi madre que me daba enemas muy seguido- el hormigueo se centra en la abertura del ano y empiezo a dilatarme inconscientemente, mi voluntad sucumbe a los movimientos de abrir-cerrar el esfínter y siento que mi culo está pidiendo ser penetrado… Debo satisfacerlo y si no tengo partner para un coito desenfrenado, extraigo uno de mis juguetes y lo inserto en lo más profundo de…mis deseos de hombre-hembra que clama por ser usada.
Este último párrafo me lleva contarles por qué me siento hombre-hembra. Cuando ingresé a la escuela aprendí a leer y una de mis lecturas preferidas fue la historia del chico blanco criado por gorilas. Esa imagen de él vestido de taparrabos y sumergiéndose en las aguas después de lanzarse desde lo alto de la cascada, lo recreaba mi imaginación vestido con un calzón que le había sustraído a mi hermana. Lo abrí en la parte del sexo y los desgarré como se ve en las películas de aquella época.
Pero eso no era todo. Antes de ponérmelo, lo mojaba en agua fría. El contacto con esa prenda me provocaba tales erecciones y contracciones en el ano que debía recurrir a la masturbación. Pene y ano recibiendo el tratamiento manual. Mientras una mano aprisionaba el miembro viril, la otra se dirigía a satisfacer a mi culo y los dedos frenéticos que seguían el ritmo de la mano siniestra que apretaba mi pene, se introducían con violencia intentando traspasar la barrera natural del esfínter.
-¿Tú no te masturbaste cuando te estaba culiando?
-No. Quería sentir el placer de ser enculado sin otra fuente de distracción.
Esa escena es de la vez que pude contactar a un colega que trabajaba en el mismo colegio y que yo sabía que era homosexual. Es más, había sido despedido porque unos chicos acusaron -inventaron, no lo sé- que los había invitado al río a comprobar el tamaño de sus penes.
Lo contacté a través de una web de citas y esa tarde lo esperaba en el coche. Abrió tamaños ojos sin decir nada. Nos dirigimos a un lugar apartado que se situaba en un camino lateral lejos de las miradas indiscretas o de los faros de los automovilistas que circulaban por el camino principal. Detuve el automóvil y me dirigí al asiento posterior. Ese asiento fue testigo de mis múltiples y continuas andanzas homosexuales con distintas parejas. Todos varones por supuesto. Algunas manchas de semen había tenido que limpiar para ocultar su evidencia.
-Ven.
Me había bajado los jeans y dejaba ver un colaless negro introducido en la abertura ansiosa de mi poto. Me puse en cuatro. Le pasé un condón y esperé ansioso lo que iba a ser mi primera vez como adulto después de un largo período de heterosexual insatisfecho que había seguido a mi infancia y parte de la adolescencia en prácticas sexuales placenteras y transgresoras.
-¿Como quieres que te lo meta?
-Dale. Duro y a fondo.
-Te va a doler.
-Eso quiero.
Sentí que me partían el culo. Sin dilatación y solo calentura estaba naturalmente cerrado el esfínter. Un dolor que no experimentaba desde que el cura Sternino me hizo su hembrita. Esa vez fue preparada con sus dedos y los tiernos besos de lengua-culo que aún recuerdo y me siento cachondo.
Alex empezó a bombear mientras me decía:
-Toma verga, puto. Esto querías. Te doy tu ración, pinche puto.
Superé el dolor y empecé a ver la vorágine de escenas similares en que fui usado por chicos que a pesar de su inexperiencia la suplían con virilidad.
Con mi colega desarrollamos una amistad cómplice que nos llevó a muchas aventuras en que el tema era el sexo homo. Conocí a varios a través de él. Por años mantuve relaciones con algunos de ellos.
Una semana después de este encuentro inicial en que empezaba una desenfrenada carrera por recuperar el tiempo perdido, acudí a una ciudad cercana a la capital, Villa Alemana. Tomé contacto por mail con un periodista español que, después de muchas confesiones mutuas de lo mucho que nos gustaba el sexo con varones, se dio por fin la invitación a realizar una reunión con otros dos participantes. Iba a ser mi primer sexo grupal de mi edad adulta.
Iba muy motivado en el bus que me llevó hasta el rodoviario y de ahí un taxi me dejó en la dirección del encuentro. Caminé un par de cuadras y apareció un señor alto, moreno,delgado que se identificó como amigo del periodista y me comunicó que él se demoraría un poco en llegar desde el puerto. Nos dirigimos a la casa y nos sentamos en el comedor. Fernando me dijo que me descubriera ante él y le mostrara el trasero. Yo iba dispuesto a todo. De modo que así lo hice. Me bajé el pantalón del buzo.
-Date la vuelta y muéstrame el trasero sin slip.
Me di vuelta como una modelo, me bajé el slip (aún no me había puesto la tanga) y le mostré mi culo. Para dejarlo aún más motivado separé mis nalgas y le mostré la abertura de mi ano.
Un murmullo de aprobación y su respuesta:
- Eres bien desinhibido.
- Sí, le dije. Es a lo que vine. Si quieres empezamos…
- No se tarda en llegar Alfonso y su invitado.
Una media hora después, los golpes en la puerta nos indicaron que empezaríamos a conocernos a los participantes en el sexo grupal.
Fernando sacó un juego de dominó y formó las parejas. A mí me tocó con el periodista y a Fernando con el profesor.
-La pareja que gane elige qué quiere que le hagan.
Después de varios juegos, mi pareja y yo obtuvimos la victoria. De paso debo decir que esa habilidad del juego, aunque no me atraía, me venía de mi padre, quien nos enseñó a jugar desde la modesta carioca hasta el backgamon.
Fernando le preguntó al periodista que era su deseo y él le contestó que quería que se la chuparan. El profesor se dirigió a la entrepierna y le abrió el marrueco y asomó una verga morcillona que se llevó a la boca.
-Y tú. Me preguntó.
-Quiero que me lo metan por el culo. Acto seguido, me bajé el pantalón con todo y slip y le ofrecí mi trasero a Fernando.
-Bueno, a mí me gusta que me la chupen primero, pero reglas son reglas. Se acercó con su verga en ristre y sin decir agua va, me la metió hasta el fondo. Creo que era su manera de decirme que sin chuparla, era ese mi…premio.
UN buen rato de sexo en el comedor, Fernando que oficiaba de dueño de casa, nos invitó a su dormitorio.
Era una cama muy amplia en que nos distribuimos en un círculo. Ahora el periodista quiso que el profesor se la metiera. No quiso aceptar los besos que le ofreció. NI corto ni perezoso, me acerqué a él y mientras se culiaba al español, le di mi lengua y nos besamos como dos putitas. En tanto Fernando se había acercado por detrás y me ofreció su verga para la mamada de rigor antes del coito anal.
Mientras se la mamaba, Alfonso me dedeaba el culo.Eso me puso a mil, porque recordé lo que me hacía el cura cada vez que me quería fornicar. Mis deseos de sexo anal y lo caliente que estaba, lo sintió Fernando porque esa mamada fue hasta sentir que explotaba en mi boca el dulzón y tibio semen, cuyo sabor me había hecho degustar el cura, en esos momentos en que deseaba un acto rápido entre misa y misa.
Fernando fue al baño y para retribuirle, le di una mamada a mi compañero de juego. Creo que lo anterior lo había puesto muy caliente, además de la cogida que le daba el profe, Alfonso también decidió darme su leche tibia y un poco menos dulce que la de Fernando, pero también grumosa y buen sabor. Me tragué sus mecos y ya solo me faltaba cobrar mi pedido. Quería que todos me culiaran.
El profe dejó a Alfonso y con su verga aún tiesa me la clavó en el culo. Eso me hizo sentir en la gloria. Era muy gruesa y no muy larga, pero sobre todo erecta al punto que las venas se le notaban y daban la sensación de que el pene iba a explotar. Fue lo que hizo, porque después de moverme como la puta que llevo dentro de mí, me obsequió el primer chorro de semen caliente dentro de mi ávido culo.
Cuando volvió Fernando nos propuso hacer un cuadro plástico de mamadas y un trencito de culiantes.
Pero eso lo dejamos para la otra entrega.
Soy Ruizzy, su putita Pirucha.
Escríbanme y podremos realizar todo lo que internet permite. Siempre doy satisfacción a mis lectores.
Después de volver a leer este relato, recuerdo que solo había pasado una semana del momento en que Alex, mi colega había estrenado mi culo en el asiento trasero del viejo automóvil cómplice de mis fechorías de puto. Después de llegar tuve una reunión de escritores y me revolvía en mi asiento cada vez que me ardía el culo y se venían a mi mente los calientes episodios de mi aventura de putita.
Cada vez que leo mis relatos vuelvo a revivir esos momentos excitantes de mis andanzas. Retomaré mis relatos con la mezcla de recuerdos y actualizaciones con mis andanzas presentes.
Ojalá retome contacto con mis abandonados lectores.
Delicioso recuerdo de los inicios de un marica asumido. Hay muchos momentos en queme identifico con él.
Desdoblarse y ser autor y protagonista de estás historias desde la heteronimia, recurso que permite situarse en ambos planos y disfrutar del morbo que provoca la homosexualidad,