Recuerdos… Un sueño en el presente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Sentado en la horilla de la cama, le sujetaba la erección con la mano al hombre de bigotes largos. Le estaba pajeando lento: el capullo iba y venía. Prensado el glande rojo oscuro, las venas marcadas, y los pelos largos, emanando el olor de un macho cabrío.
El tipo no quería esperar más. Tomo la quijada de bruno, con el dedo pulgar apoyado, le abrió la boca y, apuntado a ella, el glande templado, se posó en los labios como un pintalabios.
Estaba amargo, saboreo el sucio de la verga. Orín y cebo del frenillo, pero igual deliciosa estaba. Se la metió toda en la boca, atascada garganta y la arcada se producía. Bruno con las manos, palpaba el pecho lleno de pelos negros. El tipo siseaba el placer que sentía, se empinaba más hacia adelante para que bruno se la comiera completamente. Le gustaba ver como se ahogaba con el falo erecto. Presiono la cabeza y le mando todo hacia adentro. Quedo con los ojos rojos y llenos de lágrimas, pero aun así, viendo a los ojos del hombre de bigotes largos, seguía chupando el guebo parado.
Con la lengua, lamia cada bola peluda. El tipo le golpeaba la cara con la verga. Bruno lamia el tronco y llegaba al glande a chuparlo completo, metiendo la lengua por la fisura. Movía la cabeza de un lado a otro, y hacia su movimiento y el tipo se retorcía de pie. Le agarro por el cabello, que le caía por la frente, le echo la cabeza hacia atrás, y bruno abrió la boca. Gimiendo entre dientes, se jalaba la verga. Acerco la cabeza a la boca, y los chorros de semen fueron directos al estómago…
De nuevo lo ve como abrocha el pantalón, habiendo metido por dentro la camisa de cuadros rojos. Se secó el sudor de la frente y plancho el bigote con las ñemas de los dedos. Solo le giño el ojo, dejando a bruno ahí sentado en la cama, abrió la puerta del cuarto y salió de la habitación.
DOS
El señor Rodrigo, es el esposo de Martha. Esta señora alquila habitaciones, bruno estaba de inquilino en una de esas habitaciones. El señor Rodrigo, una tarde cuando la mujer no estaba, fue a ver una avería en la cañería del lavaplatos. Bruno le abrió, y en ese momento le impacto la hombría del señor; bigotes largos y muy alto también. Aquella tarde, el señor Rodrigo tenía que darle guebo y semen por que sí…
Dese aquel encuentro, el señor Rodrigo pasaba por la habitación de bruno. Como si fuese a cobrar la renta, pero era solo a depositar la leche en el culo o en la boca del muchacho adulto, Bruno.
TRES
Me dijiste que jamás podría olvidarte,
Que después iría a robarte y a decirte bésame,
Yo luche contra el amor que te tenía y se fue,
Ahora ya te olvide. [Rocío Dúrcal]
El canto llegaba arrastrado por la brisa de la noche. Los recuerdo como petardos, salían del más recóndito lugar, de la mente de bruno. Los sentimientos afloraron en el corazón, y el recordar se hizo un sueño despierto y vivido…
En las vacaciones de un diciembre, Elena llevo a bruno, para donde la abuela. El chico iba emocionado, quería llegar pronto y cuando llegaron, ningunos de los primos estaban en casa, al menos esperaba a José Ángel, pero tampoco estaba. La abuela le dijo que estaban en el conuco.
– Mamá yo me voy hoy mismo ¿oyó?
– Pero ¡mijita! ¿Cuál es el apuro?
– trabajo mañana mamá…
– ¡Esta bien chica! – le contesta Altagracia, con un desdén de amargura.
Los chicos llegaron a la tarde. Miguel con su cariño empalagoso y jodedor, le abrazo a bruno. Por la noche se acostaron todos en la misma habitación. Estaban hablando y riendo, la abuela les grito desde su habitación; que se callen, que ella tiene sueño.
Bruno se ha aguantado el sueño. Cuando creyó que era el momento de tocar a su primos dormidos, seria ya la media noche. Hacia la pared dormía José, y en una colchoneta dormía miguel. Bruno dormía a la horilla, quería tocar a José, pero este estaba de espalda, viendo hacia la pared. Hacia abajo tenia a Miguel; dejo caer la mano y rozo el pecho de este, retiro la mano y sintió como los nervios le hacían temblar sin control. Se calmó un poco y deja caer de nuevo la mano, le roza por un costado de las costillas, guía la mano hacia el centro del torso y luego baja por el abdomen.
¡Sorpresa grata! Esta sin la sabana puesta, y mejor aun, esta solo con el slip puesto. Pero lo grato de la sorpresa, es que esta tan parado el miembro viril, que sale la punta del glande del interior. Bruno respiro hondo y retiro la mano, era demasiado para lo que esperaba, y de nuevo los nervios le traicionaba en un escalofrió de pies a cabeza.
El pulso de la mano estaba temblando. Toco de nuevo el glande prensado; liso la cabecita, goteando un leve jugo de semen. Se unto la gota de precum en los dedos, se secó en ellos. Volvió a tocar, y la verga palpito, fuerte y prensada. Siguió palpitando y el slip cedió, mitad de tronco de verga quedo afuera. Bruno la agarro y la arropo con sus dedos. El palpitar del guebo, era una invitación y el, no lo sabía…
La mano de miguel, le sujeto la de él, juntas bajaron el prepucio. La verga quedo fuera del slip, y templada viendo al techo. Miguel le dio una breve lección; como iba a bajar y subir el prepucio, como le iba a realizar la paja. Bruno siguió solito, el movimiento. Lento, suave e intenso. Miguel tensaba lo músculos, estaba caliente; quería meter el guebo en el culo. Desde hace día que anda donde meterlo, viendo a quien rellenar con su herramienta gruesa.
Le jalo del brazo, pero bruno no entendía o tenía miedo de bajar a la colchoneta. En la misma habitación estaba Luis y José. Que osadía tan grande, el plan de tocar a un primo, iba demasiado lejos de lo que él, pudo haber imaginado.
Cuando estuvo abajo, el corazón creía que le iba a salir por la boca. La erección de bruno se había abajado. El estómago, lo sintió revoltoso y casi estaba, a punto de subir de nuevo. Miguel lo apretó, abrazándolo y se arroparon en una misma sabana. La erección de este, estaba dura y caliente, brincado sin parar. La pierna de bruno la sentía. Se excito de nuevo, le sobaba la verga con la pierna y luego lo hizo con la mano. Miguel seguía apretándolo contra él. El calor de ambos se hizo vaporoso, miguel se montó encima del chico; le dio un besito en los labios, y afinco la erección contra bruno. Este abrió las piernas, Miguel le hizo rodar, rápidamente el short y el interior, quedo el chico totalmente desnudo, abriendo sus piernas de par en par. Miguel también se quitó el slip, presionaba el guebo en culo de bruno. La verga le estaba goteando bastante, tanta que resbalaba en la entrada del culo.
Bruno sentía el respirar de miguel en el cuello, quería gemir, pero solo emitía una entrecortada y pesada respiración. Miguel con las manos abajo, apunto el cabezón en la entrada del culo; hizo presión y apuñalo con dolor. Bruno se contrajo, el dolor le saco lágrimas, ahogo el grito y el llanto que aproximaba. Miguel sujeto con fuerza y le siseo muy cerca del oído. Le beso de nuevo en los labios, pero bruno los tenía tan apretados, que solo sentía la saliva que miguel le dejaba.
Tenía metido en el culo, un cuarto de guebo del primo. Apretaba tan duro que miguel sentía como le oprimía el glande. Con todo el peso encima, la diferencia de tamaño entre bruno y miguel, era considerable. Miguel terminando de enterrar su virilidad, este le reventó el culo; lo lleno por completo, quedando las bolas a tope. Bruno chillaba en silencio. Miguel le tapó la boca, y movió la pelvis a un compás lento y suave. Prensándolo hasta el fondo, movió la cadera un tanto rápido y ya le estaba acabado en el culo. El semen salió disparado, muy caliente, quemando las entrañas de bruno. Miguel casi dejo salir el gemido, como un quejido de dolor; sentía que acaba como nunca antes lo había hecho. Totalmente clavado, bruno sintió como el primo lo tenía prensado…
Quien sería ese vecino, que tenía ese popurrí de canciones viejas. Bruno tenía la mano dentro del bóxer, había acabado con el pensamiento; recordando el dolor del virgo perdido, estaba en la cama acostado y empapado de sudor.
Resoplando el orgasmo, le entro una desesperación de tener a miguel o a José ahora mismo con él. Han pasados años, tenía rato que no los ve; se han casados, eso ha sabido bruno, su madre le ha contado cuando él va a visitarla. La abuela hace unos cinco años atrás, que ya ha muerto y esa casa madre, ya no les pertenece, la vendieron al año, cuando Altagracia había muerto.
Tocaron la puerta, varios golpes en ella dieron. Bruno se puso de pie, parecía una mala noticia que iba a recibir. Cuando abrió la puerta… la noche había traído un recuerdo.
Continuara…
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