Reencuentros Inolvidables
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Antoniohn.
¡Hola a todos! Hace un tiempo escribí un relato titulado “Mi primera vez” donde les conté sobre mi primer encuentro sexual con mi mejor amigo Eduardo.
Aquí está en link por si no lo han leído y quieran llevar un orden de la historia.
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-28155.html
Pasaron 5 años desde el día en que vi por última vez a Eduardo, yo me gradué del colegio e inicie mi carrera universitaria, ahora tengo 20 años.
Un día de esos en el que terminaba mi jornada de estudios, eran aproximadamente las 18:30 cuando me disponía a regresar a mi hogar, subí al autobús; me senté en uno de los asientos traseros, sin ver a quien tenía a mi alrededor, lo único que quería en ese momento era dormir.
De repente escucho una voz, más parecido a un susurro que decía:
-¡Hola Antonio!
Abrí los ojos de inmediato, asustado ¿Era posible que fuese la voz de quien yo creía?, miré rápidamente a mi derecha y ¡Sí, era él! ¡Era Eduardo!
Sin más, empecé a atacarlo con preguntas ¿Qué haces aquí?, ¿Para donde te fuiste, que no pude volver a verte?, ¿A dónde vas?, ¿Qué ha sido de tu vida?
Él me dijo que su padre tuvo que cambiar de trabajo, he irse a la costa norte del país y toda la familia tuvo que marcharse. Hoy andaba en la capital dejándole unas encomiendas a una tía suya, y mañana por la tarde debía regresar. Me dijo que no tenía donde dormir y que se dirigía a un hotel cercano.
Yo le dije que nos bajáramos del autobús, a cenar algo y a platicar, Tenía 5 años sin verlo había mucho por conversar, y así lo hicimos; llegamos a una cafetería y ordenamos algo para comer y estuvimos conversando casi por dos horas, sobre nuestras vidas.
Eduardo ya no era un muchacho de 14 años ahora tenía 19, había crecido mucho; medía 1.80 aproximadamente, era delgado aún, y siempre mantenía su piel blanca, solo que ahora su cara tenía barba lo cual lo hacía ver muy masculino, su sonrisa seguía siendo perfecta, sus dientes blancos iluminaban su bello rostro.
Sin pensarlo mucho le dije:
-Sabes, jamás olvidaré nuestro primer encuentro, fue una experiencia maravillosa, aunque para ti solo fue un juego.
-No lo fue Antonio -Respondió- , lo que pasaba es que yo no estaba seguro de mi sexualidad y creí que había sido un error, pero después comprendí que lo hice porque de verdad me gustabas.
Me alegró mucho escuchar esas palabras. En eso veo que su cara se torna un poco picara y me dice:
– Incluso me la he jalado muchas veces recordando ese momento, y ahora tengo más experiencia he follado con unos cuantos chicos, en estos años.
Escuchar eso me la puso durísima de inmediato, no solo porque me encantaba físicamente Eduardo, sino porque yo deseaba mucho volver a tenerlo desnudo para mí.
-Conque tienes experiencia –respondo- no quieres demostrármelo.
-Claro que sí, pensé que no me lo pedirías.
Acto seguido nos fuimos de la cafetería al hotel, no sin antes pasar por la farmacia por condones.
El pidió un cuarto para 2 personas y subimos hasta un tercer piso, cuando entramos al cuarto y cerramos la puerta, él me abraza inmediatamente y me besa, no fue un beso tierno como los de hace 5 años, fue un beso erótico él me empujó hacia la pared y se pegó a mi cuerpo queriendo sentir mi verga ya erecta, con sus piernas.
-Vamos a ducharnos le digo.
Sin dejar de besarnos nos dirigimos al baño, Eduardo empezó a quitarme los botones de la camisa, luego me desabrochó el pantalón con todo y bóxer y cuando menos acorde estaba desnudo, él se empezó a quitar la ropa igual y ya cuando estábamos en traje de Adán ambos. Nos metimos a la ducha, él masajeaba mi verga, mis huevos, yo por mi lado tocaba su trasero, estaba grande y paradito como si hiciese ejercicio para mantenerlo así.
Cuando terminamos la ducha, nos secamos un poco y nos dirigimos a la cama, Eduardo me empuja a la cama y yo caigo boca arriba, el sube rápidamente, y sin que yo lo esperara se metió toda mi verga en su rica boca, sabía perfectamente lo que estaba haciendo porque era increíble lo que yo sentía.
Primero chupaba como paleta mi glande una y otra vez, luego pasaba su lengua, haciéndome gemir de placer, y para mejorarlo todo se la metía hasta la garganta, provocándole unas cuantas arcadas, yo agarré su cabeza y se la metía lo más profundo que podía en su boca, él se dejaba completamente.
-¿Te gusta mi verga verdad?….. – Mjuu respodía, aun con ella en su boca.
Así estuvimos por más de 15 minutos, casi logra hacerme terminar, pero me aguanté porque yo sabía que lo bueno apenas comenzaba.
Luego Eduardo se acuesta boca abajo y abre sus piernas, yo sabía lo que él quería. Pero su blanco trasero me volvía loco, se lo agarraba con las manos, lo lamia con mi lengua, y lo mordía con mis dientes. Luego vi su culito… se notaba que mi amigo ya lo había prestado muchas veces, pero eso me excitaba más, porque sabía que podía follarlo sin andar con mucho tramite.
Ya cógeme – me dice Eduardo- dame verga…
Me encantaba su salvajismo, me gusta tener sexo especial y tierno, pero de vez en cuando necesitamos ese toque de sado.
Me coloqué el condón, lamí un poco su traserito y sin mucha compasión la introduje mi pene directamente hasta el fondo, sentí un poco su gesto de dolor, pero era obvio que es lo que Eduardo quería. Lo coloque en la famosa posición del perrito, y lo empecé a bombear lo más rápido que mi cuerpo me permitía. Eduardo no dejaba de decir ¡Así, así no pares!, ¡Qué rico me lo haces!, ¡Dame más duro!… Fuck este tipo me tenía loco, sus palabras me provocaban tanta excitación que no podía parar, Él quería todo de mí y yo estaba dispuesto a dárselo.
Sus palabras se iban convirtiendo en gemidos, hasta que escuché uno súper fuerte de su parte un aaaaaaaaaahhhh!!! Que me indicaba que había hecho bien mi trabajo. Luego saqué mi verga de su trasero, y me quite el condón lo más rápido que pude, y sin preguntarle empecé a soltar mi leche sobre su espalda fueron como 5 chorros grandes, y uno de los mejores orgasmos de mi vida.
Caí de espaldas agotado, y él se levantó a limpiarse, luego subió a la cama, y se recostó en mi pecho, me dijo que había sido espectacular…
lo cual me llenaba de euforia, al cabo de un rato me dijo que si estaba listo para una segunda ronda.
Esta vez me acosté y él se sentó sobre mi verga, ahora era él que contralaba la situación, primero fue una cabalgata tranquila pero a poco iba aumentando la velocidad, yo aprovechaba a tocar su verga circuncidada y se la jalaba, quería ver su rostro cuando eyaculara, y lo logré lanzó unos cuantos chorros sobre mi abdomen, y al cabo de un minuto yo volví a terminar.
Esa noche volví a terminar una vez más, hasta que quedamos dormidos abrazaditos. A la mañana siguiente nos duchamos y nos dimos unos cuantos besos, estos ya no salvajes, si no que tiernos.
Ya eran las 10 A.M y él debía de regresar a su hogar, nos dimos un último beso, y acordamos en muy pronto volver a repetir esta noche de placer.
Yo estaba feliz, no solo volví a ver a Eduardo, si no que fue mío de nuevo, y muy probablemente lo seguirá siendo en un futuro.
Gracias por leer mi relato, espero sus comentarios.
Lo hago para ustedes…
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