Regularizando a Andrecito, de 7 Parte IV
Dos cuerpos se vuelven uno….
–…¿Qué dices? ¿Te animas? Te aseguro que te va a gustar y lo disfrutarás…anda, díme que sí…
–Mmmhhh…
Así terminó la tercera parte. Continúo…
–¿Pero no me va a doler ni a Usted hacer eso? ¿No se va a ensuciar mi pene? ¿No el algo malo? Papá me ha dicho que no debo dejar que nadie vea ni toque mi pene, ni yo tocar el de otro…
— Mira, Andrés, tal vez nos duela un poco a ambos, pero te aseguro que lo rico que se siente hará que duela poco, tal vez se ensucie un poco tu lindo penecito, pero lo lavamos después y listo. Y de lo otro, ya hemos hecho muchas cosas que no debimos hacer…pero si no quieres no lo hacemos. Si no te agrada o te asusta, lo entiendo.
— ¿Pero no se va a enojar y me va a dejar de querer si le digo que no?
— No, como crees. Podemos seguir jugando cuando tú quieras…
–Mmmhhh…no sé, es que sí me gustaría hacerlo, pero no sé, me da miedo…
— Te entiendo y comprendo…si no quieres que lo hagamos, no lo hacemos y ya…no pasa nada.
Se quedó un rato en silencio. Yo imaginaba lo que pasaba por su cabecita y no quise de ninguna manera presionarlo.
— Bueno, está bien…¿pero Usted me dice lo que haga? ¿Y si no me gusta ya no lo hacemos?
–¡Claro, amorcito, ya verás que no te vas a arrepentir!
Y lo abracé y llené de besos, toqué a placer sus genitales para que se pusiera su penecito lo más duro y paradito posibles, lo acosté y besé, lamo y chupé una y otra vez su penecito para prepararlo hasta verlo en todos sus 9 cm de erección.
Entonces, tomé un poco de crema, le puse bastante en su ver guita y le pedí me pusiera en mi ano, y que metiera en él uno y dos dedos. Le expliqué que ello era para que su penecito entrara con mayor facilidad en mí y nos doliera menos a ambos enterarme.
El se divirtió un poco, le causaba gracia ver cómo entraba y salían, como desaparecían sus deditos en mi ano. Luego, me coloqué en posición de perrito y le pedí colocarse atrás de mí y con su manita y la mía guié la punta de su glande hacia mi entrada. Sostuve con dos de mis dedos su penecito erecto y le pedí poner sus manos en mi cintura o a los lados de mis glúteos para apoyarse mejor y le pedí empujar un poco…
Sentí riquísimo cuando entró su trocito de carne en mí y aunque era pequeño, la sensación de sentir un cuerpo extraño alojarse e invadir tu año es maravillosamente indescriptible…por su inexperiencia, me lo metió todo, hasta sentir chocar sus pequeños testículos en mi entrada. Sólo gemí y me quejé un poco, el se asustó y creyendo que me había hecho daño o causado dolor, salió de mi a la vez que me pedía perdón una y otra vez…
Me tendí en la cama y lo abracé y llené de besos a la vez que le decía:
— ¿Perdón de qué, amorcito? Si sentí bien riquísimo cuando me lo metiste…
–¿ Pero no le dolió?
–Un poco, es que me lo dejaste caer todo y como lo tienes grandecito, me dolió pero poquito…¿tú que sentiste?
— Sentí bien calientito, apretadito y lisito, como que me apretaba mi pene…
— ¿Lo quieres hacer de nuevo? Pero ahora tú solo, y mételo poquito a poco hasta que entre todo…
–Sí, maestro…
Y ahí estoy de nuevo, acomodandome para que mi hombrecito me hiciera suyo de nuevo. Ahora sí lo hizo como le indiqué y al meterlo todo se abrazo a mí por la espalda…
–Ya, maestro, ya entró todo…
— Ahora, pon tus manos en mi cintura para que te apoyes y sácalo un poco, luego vuélvelo a meter todo. Hazlo muchas veces, eso es hacer el amor, puedes hacerlo cada vez más rápido hasta que quieras…
Él así lo hizo, se reía y disfrutaba ver cómo, al igual que sus dedos anteriormente, su pene entraba y salía de mi ano una y otra vez. Yo solo gemía de placer y le decía una y otra vez lo rico que me hacía sentir para animarlo a seguir.
Durante largo rato mantuvo su erección penetrándome una y otra vez, hasta que trató de entrar más en mí, se abrazó de nuevo a mi espalda y senti su pequeño cuerpo vibrar de placer pegado a mí. No sé si tuvo un orgasmo seco, pero su penecito perdió firmeza y salió de mí.
Lo recordé a mi lado y le dije cuánto me había hecho feliz, revisé su pene y lo noté un poquito irritado, así que lo llevé al baño para limpiarlo con mucho cuidado, darle besitos ahí para que le doliera menos y finalmente le puse un poquito de crema para disminuir uir su irritación.
Le pregunté si le había gustado y me respondió que sí, que mucho; y me abrazó y besó en repetidas ocasiones. Nos vestimos y dirigimos a la sala para trabajar con el repaso del día. Antes de retirarse a su casa, examine su pene y le pregunté si aún le dolía y me dijo que no…lo despedí cuando le llamaron para irse a su casa…me recosté en la cama, recordando con una sonrisa de placer lo vivido y planeando nuevos juegos con Andrés …
C O N T I N U A R Á…
Buena historia, espero que continue
Sos un capo. Sigo de varias semanas tu trabajo y nunca me animaba a escribir, pero debo felicitarte. Escribís bien, y hacés justo el contenido que busco. Me encantaría intercambiar ideas y fantasías, pero no sé cómo encontrarte
Hola, concuerdo con el de arriba. Escribís muy rico. Se puede intercambiar ideas? Cómo se puede?
Y no eyaculaste con ese penecito dentro?