Regularizando a Andresito, de 7 Parte II
A veces, los niños solo necesitan un poco de ayuda y un «empujoncito».
Maestro, ¿Puedo hacer eso yo también en su pene?
–¿Qué cosa, Andrés?
–Pues eso, darle besitos, lamerlo y meterlo en mi boca, como Usted hizo con mi pene..
Así acabó la primera parte. Ya imaginarán mi sorpresa y alegría ante esta petición. Sin embargo…
–Andrés, nada me haría más feliz que eso, me gustaría ver tu boquita alrededor de mi pene y tu lengüita lamerle de arriba abajo, disfrutar los besitos que tus labios me darían…
–¿Entonces? ¿Sí puedo…?
–No, Andrés, hoy no. No tarda en llegar doña Lupe, la persona que hace el aseo de tu casa y te cuida, no tarda en llegar por ti…así que ve guardando tus cosas, y llévate estas hojas de repaso. Mañana aquí te espero, para seguir aprendiendo juntos y si te esfuerzas y terminas pronto, tendremos tiempo para jugar…
–Está bien, maestro…
–Pero no te pongas triste, yo voy a hablar con tu papá y le diré que a partir de mañana te deje 3 horas en lugar de dos…¿te parece?
Él se alegró mucho, le pregunté si le había gustado cómo habíamos jugado y dijo que sí, le pedí no contarlo a nadie y el aceptó. Le ayudé a guardar sus materiales, le di un abrazo fuerte y un besito en sus labios, aproveché y masajeé sus carnosos glúteos y me separé de él al oír que doña Lupe le llamaba…
Al día siguiente, a la hora acordada llegó de nuevo, nos saludamos y abrazamos muy efusivamente y lo conduje a la sala. Le pedí su tarea, la revisé y comenté con él, corregimos algunos errores y me puse a explicarle con material cómo resolver sumas y restar sin «llevar», y en el pizarrón blanco le anoté algunos ejercicios de repaso.
El me dijo:
–Maestro, ¿hoy no vamos a jugar como ayer?
–Claro, Andrés, pero primero debemos terminar de repasar algo de lectura y escritura…¿te parece?
–Bueno. Me dijo no del todo convencido.
–Anda, anímate y hoy te voy a enseñar otro juego, ¿si?
–Siiiiii…¡claro que sí, maestro! Dijo, ahora sí emocionado.
Y se dio prisa, era inteligente, solo requería un poco de ayuda, interés y motivación para aprender. Lo puse a repasar algunas letras y sonidos que el día anterior noté se le dificultaban un poco, y…¡Terminamos!
Se alegró al terminar, y me dijo:
–¿Ya podemos jugar ahora sí?
–Claro, tu mandas ahora…¿qué quieres que hagamos?
–Mmmhhh…no sé…
–Si quieres, te enseño mi pene para que juegues con el como ayer…y hoy sí hay tiempo para que hagas lo que ayer querías hacer…
–¡¡¡Siiii!!!
Así que me bajé el pantalón y truzas hasta las rodillas y me recosté en el sofá. Sin decirle nada, él se acercó, se puso a mi lado y tomó mi pene entre sus manos para darle un rico masaje. Yo temblaba de la excitación. Lo masturbó un.poco y luego…
Se agachó y acercó sus labios a.mi glande y con un poco de temor, quizá, le dio un besito con mucha suavidad…
–Mmmhhh, ¡¡¡que rico besito!!!
–¿Le gustó, maestro?
–Claro, ¡¡¡mira que alegre está mi pene!!! –Y lo movía, para animarlo a seguir–…Anda, dale más besitos, en todas sus partes…
Y el, obediente y juguetón lo hizo, después sacó su lengua y lo lamió como si de un helado se tratara…yo tocaba el cielo en esos momentos al verlo.
En una de esas, mi pene empezó a lubricar y el se extrañó y me dijo que porqué me salía esa babita. Le dije que era de felicidad, de lo rico que estaba haciéndolo. Lo animé a probarla, lo hizo y le gustó.
Luego, abrió su boquita lo más que pudo y se metió mi glande en ella…Uyyyy!!! Se que muchos saben que es una sensación indescriptible sentir unos labios alrededor de tu pene y una cálida boquita recibiendolo en su interior…¡es algo único!
Dado que yo sé lo había chupado el día anterior, el niño sabía lo que debía hacer, únicamente lo detenía cuando sus dientitos me lastimaba un.poco las primeras veces y lo animaba a seguir.
Le pedí parar un poco…
–¿Por qué, maestro? ¿No le gusta ?
–Claro que sí, Andres…pero quiero hacerte lo mismo ahora yo. Pero desnúdate por entero, quítate toda la ropa, anda…es más, yo también voy a hacer lo mismo, anda, para estar más agusto…
Y el lo hizo…
–Ahora, te voy a enseñar otro juego..
Va? Mira, súbete en mí pero con tus nalguitas hacia mi cara y tu boquita hacia mi pene para que sigas haciendo lo que hacías mientras yo te chupo tu penecito…¿si?
Él, dócilmente, se acomodó como yo le indiqué e iniciamos un rico 69. Después de un rato, abrí sus nalguitas para deleitar mi vista con el espectáculo hermoso de su anito, su botoncito rosa cerradito, virginal…acerqué mi nariz hacia su anito y aspire con ansias y profundamente su rico aroma, le di muchos besitos y lamí largamente…el sólo se reía y gemía de vez en cuando..
–¿Te gusta este nuevo juego, Andrés?
-Siiii, maestro…siga
–Pero sigue tú también, anda, que lo haces muy bien, ya casi sale tu premio de mi pene…
–¿Qué premio, maestro? ¿Más babita?
–No, amorcito, una lechita especial que solo nos sale a los hombres adultos…
–Ah, ¿y sabe buena?
–Riquisima, y además te ayudará a crecer fuerte y grande.(¿Por qué será que casi siempre les decimos eso para animarlos?)
Y seguimos, yo entreteniéndome con sus genitales y anillito y el con mi pene, hasta que sentí que estaba próximo a eyacular. Se lo dije, y puse mi mano en su nuca para asegurarme los recibiera todos en su boquita.
Me vine en él como pocas veces, el se sorprendió y como pudo se los pasó a su interior. Se separó de mi pene, lo exprimí un poco y lamió las gotitas de semen que de él salieron, hasta dejarlo totalmente limpio.
Nos separamos y vestimos en silencio, nos sentamos a la mesa a comer nuestros refrigerios y él no decía nada, asimilando aún lo que había ocurrido.
–¿Todo bien, Andrés? Le pregunté a la vez que mesaba sus cabellos un poco.
–Sí, maestro…
–¿Te asustó lo que hicimos?
–Poquito…
–¿No te gustó la lechita?
–Sí, al principio me supo rara, pero luego sí me gustó…
–Mmmhhh…dime, ¿Lo harías de nuevo?
El se quedó pensativo un rato y luego respondió que sí.
–¡Qué bueno, Andrés! Porque tengo nuevos juegos que enseñarte, pero sólo si tu quieres, si estás de acuerdo. Si no, lo que no te guste me lo dices y ya no lo hacemos, ¿te parece?
–Si, maestro, está bien…
Anda, pues, acaba tu colación que no tarda doña lupe en llegar a buscarte. Llevate estas hojas de repaso y tareas y aquí te espero de nuevo mañana. Ah, y no te olvides que esto debe ser un secreto entre nosotros dos, ¿de acuerdo, campeón?
–De acuerdo, maestro, y gracias por todo lo que me está enseñando.
Terminó su refrigerio, guardó sus materiales, nos dimos un abrazo muy fuerte y un pequeño beso y nos separamos al escuchar que lo llamaban…
C O N T I N U A R Á…
como continua
Me converti en un fan de esta serie de relato, sigue con estos relatos de maestro/alumno que me fascinan.
Hola muy buena historia la amo espero la sigas. Hay muchos actores que an olvidado obras como el nieto del general cosas ricas tengo telégram para charlar por si gustan
Gracias!
A abo de enviar a revisión la tercera parte. Espero les guste y disfruten…¡Gracias por sus comentarios!
Ufff tus relatos son demasiados buenos
Aprende rápido