Regularizando a Andresito, de 7 Parte III
Nuestra relación maestro-alumno se vuelve más íntima y profunda .
Después de despedir a Andrés me puse a limpiar un poco la sala y a reflexionar en lo que estaba haciendo. Sabía que no estaba de ninguna manera bien, que no era correcto y sí injustificable.
Pero recordar los momentos vividos hacía poco, el delicioso 69 que habíamos hecho, lo rico que se veía su aún virgen anito, lo estrecho de su boca, sus labios y lengua al juguetear con mi miembro y el cómo me había corrido por primera vez en su boquita y el había engullido mi semen, hizo reaccionar mi pene.
Aún así, me propuse que por su bien y mi seguridad no cedería más a sus encantos, aunque sabía lo difícil que sería hacerlo entender eso pues nuestros juegos le gustaron y los disfrutaba.
Los días siguientes me mantuve firme en mi propósito, le expliqué que no debíamos jugar más, que debía dedicarse a mejorar su aprendizaje para que sus padres vieran resultados positivos lo siguieran enviando conmigo a estudia.
Pero al lunes siguiente, al recibirlo y abrazarlo, me miró con sus ojos v tristes y , a punto de llorar, me pregunto:
–Maestro, ¿ya no me quiere?
–Claro que sí, Andrés. ¿Por que lo dudas?
–¿Entonces, por qué ya no quiere que juguemos?
–Por qué no está bien lo que hacemos, tú eres un niño y yo un adulto. ¿Te imaginas lo que pasaría si tus padres se enteran lo que hacemos?
–Pero, maestro, yo no les diré nada…y haré todo lo que Usted me diga.
–No, Andrés…me encantó todo lo que hicimos pero es muy riesgoso hacerlo de nuevo…
–Ándele, maestro…lo que pasa es que ya no me quiere (y me abrazó rompiendo a llorar)
–No seas tontito, claro que te quiero y me gustas mucho…
Sentir su cálido cuerpo abrazado a mi, su cercanía y lo lindo que se veía aún llorando, hizo reaccionar mi pene y el lo notó.
–Mire, maestro, su pene desea que juegue con él, no me diga que no…
Nada respondí, lo cargué y lllené de besos. Lo llevé a la cama, lo acosté en ella, lo despoje de sus ropas y yo hice lo propio con las mías. Acaricie por entero su cuerpo trémulo de emoción y me coloqué sobre el para frotar nuestros penes entre sí.
Luego me acosté boca arriba y él sin esperar le dijera qué hacer, se montó sobre mí para iniciar un rico 69. Yo me comía con mi lengua, labios y boca sus genitales, nalguitas y anito mientras él se divertía lamiendo, besando y chupando mi pene.
Después de un tiempo, me corrí de manera abundante en su golosa boquita. Él se apresuró a beberse mi semen, sacó de su boca mi pene y devoró las pequeñas gotas que de él aún salieron, lo lamió y después me abrazó lleno de ternura y besó.
–Amorcito, le dije, me gustaría enseñarte un nuevo juego, pero no sé si te guste…
— ¿Cuál, maestro?
— Me gustaría ser tuyo por entero…
— ¿Y eso cómo, maestro? ¿Que debo hacer?
— Sencillo, Andrés, mira, cuando dos personas se aman, se lo demuestran una a la otra haciendo precisamente el amor…¿tú me amas?
–Sí, maestro, claro que sí…
–¿Me harías el amor, Andresito?
–¿Y eso cómo es, cómo se hace?
— Metiendo tu pene en mi ano…¿aceptas? ¿Lo harías?
–¿Por dónde hacemos del baño? ¿Por ahí? ¿ A poco se puede?
— Claro que sí, mira tu pene esta de buen tamaño, grandecito para tu edad y se te para muy bien…sería cosa de intentarlo…¿Qué dices? ¿Te animas? Te aseguro que te va a gustar y lo disfrutarás…anda, díme que sí…
–Mmmhhh…
C O N T I N U A R Á…
Hermoso esta serie de relato, y ahora se pone cada vez mejor. Espero ansioso la continuacion.
como continua
Qué buena serie. Espero pronto tengas la siguiente parte.
Guau gracias por tu trabajo
Sos buena guía para el pequeño, continua👍
Seguro q dice q sí