Regularizando a Andresito, de 7 Parte V
El último empujoncito, y Andresito fue mío .
Antes de retirarse a su casa, examine su pene y le pregunté si aún le dolía y me dijo que no…lo despedí cuando le llamaron para irse a su casa…me recosté en la cama, recordando con una sonrisa de placer lo vivido y planeando nuevos juegos con Andrés…
Así terminó la Parte IV de esta serie…Continua:
En el transcurso de esa semana, y la siguiente, Andresito y yo jugamos todos los días después de sus clases de regularización.
Me encantaba ver cómo cada día le gustaban más nuestros juegos: orales uno al otro, toqueteos, ricos 69 en los cuales solito se subía y me ofrecía el tesoro de su anito y nalgas que yo me comía gustoso e introducía en el la punta de mi lengua mientras él se reía y retorcía de placer mientras me chupaba el pene hasta deslecharme, lo lamía hasta sacarle la última gota y dejarlo limpio con su lengua.
Casi a diario me penetraba y yo gemía de placer. Cada vez controlaba mejor el mete y saca y al tener su orgasmo seco o cansarse, se dejaba caer sobre mi espalda y abrazaba.
Hacia el viernes de la segunda semana, mientras nos vestíamos, me preguntó:
–Maestro: ¿ Qué siente cuando le hago el amor? ¿Cuando se lo meto?
–Uyyy, Andrés, bien rico. Me encanta sentir lo calientito de tu pene y cuando se desliza ni se diga. La sensación de tus testículos y pubis chocando en mis nalgas cuando entra todo y cómo lo metes y sacas es muy rica, me haces sentir muy dichoso…
–Pero, ¿No le duele?
–No, bueno, un poquito porque lo tienes grandecito para tu edad, pero el placer que me haces sentir es mayor…¿Por qué lo preguntas?
–No, por nada.
Y después de un breve silencio me preguntó:
–Maestro, ¿Cree que Usted pueda…?
–¿Qué cosa, Andrés? ¿Que yo pueda, qué…?
El se autorizó un poco, agachó la cabeza y guardó silencio de nuevo.
— ¡Ah! Ya sé…¿Quieres saber si yo podría hacerte el amor? ¿Meter mi pene en tu anito? ¿Es eso?
–Siiii…eso
— No estoy seguro, porque tu anito está muy cerradito aún, y mi pene es más largo y grueso que el tuyo, sería cosa de intentarlo, pero yo creo que sí, aunque tal vez no te entre todo las primeras veces…
–¿Y me dolería mucho o poco?
–No quiero mentirte, amorcito, si te dolería un poco las primeras veces. Aunque puedo usar una cremita especial para que no te duela tanto, y sólo te lo metería hasta donde tú me digas…¿qué dices? ¿Te animas a que lo intentemos?
–¿Ahorita?
–No, ahorita no, ya casi vienen por ti y para esto necesitamos tiempo. Si gusta, piénsalo estos días y el lunes me dices si te animas…te prometo que seré cuidadoso y trataré de que te duela lo menos posible. ¿Qué dices?
–Está bien, maestro, el lunes le digo…
Momentos después llegaron por el y nos despedimos cariñosa y efusivamente. Ese fin de semana me lo pasé intranquilo y nervioso además de expectante, y llegó el lunes….
Al recibirlo, lo abracé y llené de besos y caricias, lo co dije a la sala, lo senté sobre mí para besar su cuello y le pregunté después de un rato:
–¿Qué has pensado, Andrés? ¿Te vas a animar a dejarme intentar hacerte mío por completo?
–No sé, maestro, me da un poco de miedo…¿seguro que no me va a doler mucho?
–No, ya te dije que usaremos una cremita especial y que sólo entrará en ti lo que aguantes de mi pene…
–Mmmhhh… No sé…
–Como tú digas, Andrés. Yo no quiero forzarte, lo que tú de ideas está bien.
–Bueno, entonces sí…pero hasta donde yo aguante.
–Claro que sí…pero ahorita vamos avestudiar un poco…¿te parece? Y al ratito jugamos.
El aceptó y así pasó parte de la mañana. Cuando terminó se abalanzó sobre mí y me preguntó si ya podríamos jugar. Por respuesta, lo cargué y llevé a la cama, lo desnudó por entero, me recostó a su lado e inmediatamente él se subió en mí para iniciar un rico 69.
Alargue mi brazo y tomé un frasco con gel anal que había dejado ahí. Le expliqué que esa era la cremita especial, que la iba a poner en su año y le iba a meter uno y después dos dedos para que se acostumbrara su anito y se fuera preparando para ser penetrado.
Así lo hice y él se dejó hacer. Se quejó un poco con el primer dedo pero aguantó. Se acostumbró a la sensación y al iniciar un mete y saca lento dijo sentirse bien. Metí entonces dos dedos y jugué con ellos la intimidad de su lindo, apretadito y rosita botón virginal.
Él se dejó hacer aunque dijo había sentido un poco de dolor…como teníamos el tiempo encima, ese día solamente me limité a meter y salir ar mis dos dedos y disfrutar sus gemidos una vez que pasó el dolor.
Al día siguiente te hicimos igual y al tercer día frote mi pene a lo largo de su ranita. El reía pues decía sentir cosquillitas. Me vine como nunca en su anito y espalda. Lo limpié muy bien y vestí…
El jueves intenté meter mi glande pero como se puso nervioso y apretaba y cerraba su anito de manera involuntaria, solo entró una pequeña parte, tres o cuatro centímetros si acaso, y me vine en su interior.
–¿No vamos a poder, verdad maestro? Me dijo con un dejo de tristeza.
–Claro que sí, Andrés, ¿pero sabes que? Te voy a invitar a mi casa en la costa, ¿conoces el mar?
–No, maestro, ¿a poco me va a llevar a conocerlo?
–Sí, al rato voy a visitar a tus padres a ver si te dan permiso, nos iríamos mañana y tegresariamos la otra semana. Así tendríamos mucho tiempo para amarnos sin prisas…¿Qué dices?
–¡Sí! ¿Pero sí cree que me den permiso?
–Claro, amorcito, de eso me encargo yo…
Y así fue, hablé con sus padres y les expliqué que su hijo iba respondiendo muy bien, pues era inteligente, y ellos dijeron que sí, que habían notado mucho avance en su aprendizaje. Entonces les expliqué que iba a viajar una semana a mi pueblo a realizar labores de mantenimiento a nuestra casa en la costa y me preocupaba que Andrés se atrasara un poco. Les pregunté si estarían dispuestos a dejarlo ir conmigo unos días y seguir allá trabajando con el, que el me serviría de compañía y tendríamos tiempo para ir a la pañlaya, repasar y trabajar. Aceptaron después de que respondiera algunas dudas propias de ellos y le preguntaron a su hijo so estaba de acuerdo.
Tuve temor, por su reacción, de que sus padres sospechaban algo, pues se alegró mucho, saltó, se abrazó de un golpe a mí y me dio varios besos en la mejilla mientras me agradecía una y otra vez la invitación…Afortunadamente, ellos atribuyeron su reacción a su entusiasmo y lo mucho que me quería su hijo.
Y al día siguiente, temprano por la mañana nos dirigimos hacia la costa…
¡Gracias por sus comentarios! Pronto, la sexta entrega (y final) de esta saga…
C O N T I N U A R Á…
Ummmm, que rico lo que se viene.
Buen relato, deberías escribir más de este tipo
comos igue
Espero ansioso el final. Esta saga es lo mejor que lei, ya que es parte de mis experiencias.
Me intriga mucho, aunque me da algo de tristeza saber que ya casi acaba ésta deliciosa historia ❤️
Me gustaría que siguiera esta historia o al menos que la última parte sea mas largo, pero aun asi excelente relato e historia
Buenos y ricos relatos. Tienes perfil acá? Para platicar.
Sí
¡Mil gracias por todos sus comentarios! Qué bueno les éste gustando y sí, llega a su fin…¡muy pronto el desenlace!
Me gusta q ellos tb tengan orgasmo