El relato de alguien que sólo quería experimentar y terminó siendo el esclavo de un macho. En esta historia hay mamadas, sexo anal, fetiches, bondage y lluvia dorada..
Mi nombre es Brian, tengo 23 años, de cuerpo no me considero ni gordo ni delgado, no tengo mucho pelo en el cuerpo (aunque intento dejarme barba).
Este relato comienza cuando tenia 19 años. Luego de dos años en una relación fallida, me encontraba en un momento de mi vida en el que sólo quería experimentar sexualmente. Siempre me han atraído los hombres mayores y ese era el momento perfecto para experimentar con todos los que pudiera. Así fue cómo conocí a Jorge, un hombre de 42 años, blanco, peludo, alto y viril. Se veía riquísimo y yo no podía creer que fuera a follar con alguien cómo él. Era una fantasía hecha realidad.
Cuando comenzamos a textearnos, le comenté que me gustaba que me dominaran, yo que soy muy sumiso. A él le encantó la idea y se aseguró de comprar juguetes para la ocasión. El día llegó, luego de un tiempo hablando por fin lo iba a ver. Él me buscó a la universidad y nos dirigimos hacia su apartamento.
Una vez en el apartamento me dice:
-“¿Estás bien? ¿Quieres una cerveza?”
Le contesto:
-“No, no te preocupes. No bebo alcohol.”
-“Okay, pues yo voy a buscar una y nos vamos al cuarto”
Jorge sacó la cerveza de la nevera y caminamos hasta su cuarto. Es una habitación bastante espaciosa y tiene un closet bastante grande. Una vez allí se acerca a mí y me comienza a besar. Me besaba con pasión, llevaba su lengua hacia mi oído y me susurraba “¿Vas a ser mi putita?” Yo sólo alcanzaba a gemir mientras seguíamos besándonos. Luego de un rato, se detiene y me dice que me quite toda la ropa. Obedecí y me desnudé. Una vez así, me dice: “Arrodíllate, te voy a poner a mamar cómo te gusta”. Escuchar eso me puso más bellaco de lo que ya estaba. Así que me arrodillé frente a él. Decidí tomar iniciativa y decidí comenzar a desabrocharle el pantalón. De repente, me da un bofetón. Fue en ese momento que el tono del encuentro cambió, y supe quién mandaba.
-“No te he dicho que desabroches el pantalón. ¿Quieres mamar ya? ¿Eso es?”
Antes de que pudiera contestar, comenzó a frotar su paquete en mi cara.
“¿Me vas a obedecer?”
-“Sí”, le contesté
Me dió dos bofetones aún más fuertes que el anterior.
-“Sí, señor. Repítetelo”
Me dió dos bofetones más, y repetí
-“Sí, señor”
Se bajó el pantalón y dejó afuera su pollón. Era más grande de lo que esperaba. Al ver semejante rabo mi boca se hizo agua. Me indicó que comenzara a mamar y obedecí. Pasé mi lengua por toda su polla, una y otra vez. Intentaba tragármela entera, pero no lo alcanzaba. Él me tomó por la cabeza y me hizo tragarme su polla entera. Cuando me dejó respirar sentía que iba a vomitar. Sin tiempo para reaccionar, me volvió a tomar de la cabeza y me metió toda su polla hasta llegar a mi garganta. Comenzó a follarme la boca de tal manera que cada vez se me hacía más difícil respirar. En una decidí parar porque iba a vomitar. Logré contener el vomito, pero recibí varios bofetones por no obedecer.
-“Como no quieres obedecer, te voy a castigar. Levántate”
Me puse nervioso, ya que ví que estaba verdaderamente molesto. Me llevó hasta el closet. Era un espacio bastante grande, no había puerta y no había casi ropa. Él había comprado unas esposas para nuestro encuentro, y con ellas decidió amarrarme a las barandas del closet. No sabía que haría y me encontraba vulnerable. Se va frente a mí y comienza a escupirme.
-“¿Tú de verdad quieres ser mi puta? De ahora en adelante me perteneces y te voy a hacer lo que quiera. ¿Me vas a obedecer?”
-“Sí, señor”
Buscó los calcetines que se acaba de quitar luego de un día de trabajo. Me dijo que abriera la boca y la llenó con ambos. De tal manera que no pudiera gritar ni hablar. Buscó una correa y comenzó a azorarme con ella en la espalda. Mis gritos no se escuchaban. Me sentía indefenso, pero me gustaba. Siguió azotándome las nalgas con la correa. Hasta que se dió cuenta que no aguantaba más.
Me quitó las esposas y me dijo que fuera a la cama y me pusiera en cuatro. Obedecí, mientras el buscaba un dildo y lubricante.
-“Ufff, que culo más rico tiene mi putita. Está bien cerradito, pero ya que eres mío no lo volverás a tener así de cerrado.”
Le puso lubricante a mi culito y luego al dildo. Comenzó a meter el dildo de cantazo. Yo sentía lo grande que era el dildo y me quejé cuando lo metió de cantazo.
-“Ay no, no, no. Sácalo por favor señor”
-“Shhh, ¿de quién es ese culo?”
-“Suyo señor”
-“Exacto, y yo hago lo que quiera con el”
Comenzó a meter y sacar el dildo cada vez con más rapidez. Lo sacaba entero y lo volvía a meter de cantazo sin piedad. En ese momento me sentía bien puta y aunque me dolía un poco lo que hacía decidí contenerme y obedecer a mi señor.
“¿Te gusta putita?”
Entre gemidos, yo sólo alcanzaba a decir “Sí, señor”.
Sacó el dildo, y me dijo que me acostara piernas arriba. Una vez con mi culo expuesto, se puso lubricante en sus dedos y comenzó a abrirme con ellos. Primero con uno hasta llegar a tres. Me encantaba como me abría con sus dedos.
-“Creo que ya estás listo”
Dejó de jugar con sus dedos. Se inclinó hacia mi y metió su pollón de cantazo.
-“Ay Señor, eso duele”
-“¿Quieres poppers?”
-“Nunca he usado eso”.
Sacó su polla de mi culo, abrió la gaveta y sacó un frasco de poppers. Cerró uno de los agujeros de mi nariz y me dijo que inhalara. Obedecí, e hizo lo mismo con el otro agujero. Nunca había usado poppers y el efecto actuó de inmediato. Volvió a clavarme de una con su pollón. Yo sólo gemía cómo puta, me encantaba como me estaba usando. Luego de un rato, seguía dándome por culo sin piedad.
-“Ufff, te voy a llenar el culo con mi leche. De ahora en en adelante, la única función de tu culo es darme placer y almacenar mi leche. ¿Te gusta eso?”
-“Sí, señor”.
Aceleró sus movimientos, sentía cómo me ensartaba con su pollón hasta que se vino dentro de mí. No podía creer lo que había pasado, comencé a pajearme para venirme también. Sin esperarlo, recibí dos bofetones.
-“No te he dicho que te toques. Sólo te vas a venir cuando yo lo decida y lo harás correctamente”.
Buscó el dildo de nuevo y lo introdujo bruscamente en mi culo.
-“Así es que se vienen las putitas cómo tú. Sintiendo cómo un macho las abre”.
En ese momento me sentía completamente de mi Señor. Mi culo era de él y él estaba haciéndome lo que quisiera. No pide contenerme y me hizo venirme sin tocarme.
-“Ves, así que se te vas a venir. Con pura estimulación anal. Ven, todavía no he terminado contigo. Vamos al baño”.
Caminé con él hasta el baño, me metí en la bañera y me dijo que me arrodillara. Pensé que quería se lo mamara de nuevo.
-“Parte de ser mi puta es que te pueda mear cuando yo quiera. De esta manera marco lo que es mío.”
Comenzó a mearme, sentía cómo su líquido calienta bañaba mi cuerpo. Me sentía suyo.
-“Abre la boca”
Obedecí y comenzó a mearme la boca. Una vez tuve la boca llena, me dijo:
-“Bébetela completa, si vomitas te voy a castigar”.
Me trague todo su meao sin pensarlo dos veces. Sabía horrible, pero era suyo. Nada más de pensar en eso bastaba para querer más.
Luego de eso nos bañamos y terminamos nuestro primer encuentro.
-“Tenemos que repetir esto pronto. Recuerda que eres mío de ahora en adelante. Para la próxima te tendré varias sorpresas”.
Al decir eso, me fui emocionado e imaginando las posibles sorpresas de nuestro siguiente encuentro.
Me encanto