Relatos de un Esclavo: Parte 2
Continuación del primer encuentro de Brian con Jorge, su amo. Este relato incluye actos sexuales como un gang bang, pies, axilas, lluvia dorada, fisting y más..
Luego de mi primer encuentro con Jorge no podía parar de pensar en él. Nunca me habían dominado y sometido como él lo había hecho. Me sentía suyo, no podía esperar a verlo de nuevo. Todavía no había pasado una semana desde nuestro primer encuentro, cuando recibí un mensaje de él. Este decía: “Ven a mi apartamento esta tarde. Te vas a quedar conmigo todo el fin de semana, te tengo una sorpresa.” Al leer eso, no sabía que hacer. Dudaba si estaba listo para la sorpresa y tenía miedo de estar con él todo un fin de semana. Aún así, le contesté: “Si, señor”.
Cuando dieron las 6 de la tarde llegué al apartamento de Jorge con mis cosas. Él me esperaba afuera y me ayudó a subir mis cosas. Cuando entramos a su apartamento escuché a varias personas hablando y Jorge me dice: “¿Estás listo para ser de nosotros todo el fin de semana?”
Le contesté: “Eso espero”
Jorge me hizo dejar mis cosas cerca de la puerta y me agarró de la mano para llevarme a la sala.
Al llegar a la sala me sorprendió ver a 4 hombres sentados y bebiendo cerveza. Además, noté que estaban sudados y utilizando ropa deportiva. Jorge se acerca a mí y me dice: “Arrodíllate frente a ellos”. Obedecí y me arrodillé frente al sofá en que estaban esos extraños. Jorge les dice: “Buenos muchachos les presento a mi esclavo. Pueden usarlo cómo quieran”. Se echan a reír y Jorge se voltea hacía mí para decirme: “Ellos se van a quedar todo el fin de semana con nosotros. Acaban de venir directamente del gimnasio y necesitan que los traten bien”.
Uno de ellos contesta: “Me vendría bien un masaje en los pies”. Otra comenta: “Eso sería rica, pero yo quiero el masaje con su lengua”. Jorge me miró mientras dice: “Empieza”.
Me acerqué más al sofá y comencé a quitarle los zapatos y calcetines a cada uno de ellos. Un cogió su zapato y me acercó para que lo oliera. “¿Te gusta? Inhala todo ese olor”. Yo asentía con mi cabeza hasta que otro de ellos puso su pie en mi boca. Lentamente pase mi lengua por sus dedos mientras veía su cara. “Ven acá, ahora es mi turno. Primero huele mis pies todos sudados y después los lames hasta que queden limpios”. Obedecí y lamí sus pies. Para mi sorpresa me excitaba lo que me estaban haciendo y en poco rato ya había lamido los pies de los 4 hombres y de Jorge.
“Abre la boca”, gritó de repente uno de ellos. Se acercó, me escupió y me dijo “¿Te gustó limpiar nuestros pies?” Yo asentí con la cabeza mientras Jorge dice: “Estamos empezando, ahora van nuestras axilas”. Todos se rieron a la vez mientras uno de ellos dice: “De verdad va a lamer nuestros sobacos, los míos están asquerosos. De olerlos se puede desmayar Jajaja”. Jorge le contesta “No te preocupes, aquí lo que importa es que tu goces”. Dirigiéndose así mí me dice: “Ven, lame el sobaco de tu amo”. Yo obedecí y mientras lamía las axilas sudadas de Jorge me puse duro.
Uno de los hombres dijo: “Qué puta, se le paró con sólo lamerte el sobaco. Creo que es momento de empezar a abrir ese culo”. Yo terminé de lamer las axilas de Jorge y seguí con el próximo. El olor de las axilas de estos hombres me parecía asqueroso, pero a la misma vez me embriagaba de deseo.
Comencé a sentir una lengua en mi culo y empecé a gemir. Luego entró un dedo entero y después otro. “Qué culo más rico tiene tú putita Jorge, está cerradito”. Jorge le dice: “ Después de este fin de semana no va a volver a estar cerrado”. Los 5 se rieron y en cuestión de segundos sentí como uno de ellos le colocaba lubricante a mi culo y empujó su pollón de un cantazo. Yo grité, probablemente era la polla más grande en toda la habitación. Era muy ancha y de un poco más de 11 pulgadas de largo. Sólo sentía dolor y no podía pensar en más nada. Uno de ellos me agarró por la cabeza y me dijo: “Todavía no haz terminado con mi sobaco. Inhala ese olor a macho mientras te rompen el culo”. Cada segundo el mete y saca se iba acelerando más, todavía se me hacía difícil contener el pollón que tenía en mi interior. El resto de los hombres me forzaban a mamar sus pollas hasta llegar a mi garganta.
Luego de casi 30 minutos ya me sentía que mi culo estaba completamente abierto por el pollón que no paraba de entrar y salir. Durante todo ese tiempo el resto de los hombres se turnaban haciéndome lamer sus axilas, atragantándome con sus bichos o escupiéndome. “Ahora es mi turno de usar ese roto”, dijo uno de los hombres mientras se paraba del sofá dispuesto a usar mi culo. “Es todo tuyo”, dijo el primero en usarme.
“Creo que podemos ir al cuarto mejor y allí usamos ese roto sin parar”, dijo Jorge. Nos dirigimos hacia uno de los cuartos, era diferente al que había estado en la ocasión anterior. Ví que había un columpio (sling), una cama, y muchos juguetes sexuales. Me excitaba todo lo que veía, pero a la misma ves me sentía vulnerable pensando en lo que me harían esos hombres.
Jorge se acercó a mí y me colocó un collar de perro. Además, amarró mi manos con una soga y me hizo inhalar popper. Puso lubricante en mi culo y metió un butt plug entero. “En este cuarto sólo eres nuestro juguetito y te vamos a usar como queramos. Arrodíllate”. Jorge me hizo abrir la boca, metió su polla en mi garganta y comenzó a orinar. Los demás se sorprendieron y reaccionaron diciendo cosas como: “Wow, sabía que podíamos mearlo pero no que se lo iba a tragar”. Jorge seguía meandome la boca y yo tragaba. “Ufff a mi perrito le encanta tragar meao de macho. Si tienen que ir al baño mejor aguanten y usen esta boquita”, les dijo Jorge. “Pues voy a usarlo ahora”, “Yo también”, fue lo único que escuché mientras estos me hacían beber su meao. Luego de que todos tomaron su turno, me hicieron acostarme con las piernas arriba. Jorge colocó en mi piernas una especie de esposas que mantenían mis piernas abiertas y mi culo expuesto. Uno de ellos cogió uno de los varios dildos que habían en el cuarto. Era bastante grande, lo lubricó y comenzó a introducirlo en mi culo mientras el resto miraban maravillados. Sentía como mi culo iba cediendo a ese dildo enorme hasta que entró completamente. “Qué bien te ha entrenado Jorge”, dijo el que me introdujo el dildo. Lo sacaron y se turnaban penetrandome.
Mientras metían y sacaban sus pollas a su antojo, otros se sentaban en mi cara y me hacían lamer sus culos. “¿Te gusta el sabor de mi culo putita?”, dijo uno de ellos mientras me obligaba a lamer su culo. La experiencia me resultaba desagradable porque estaban sudados todavía, pero no me quedaba más opción que obedecer. Luego de varias horas lamiendo culos y aguantando los pollones de esos machos abriéndome a su gusto, me quitaron las esposas de las piernas y me levantaron de la cama. Jorge se acostó en la cama y me dijo: “Es tu turno de brincar en la polla de tu amo, quiero verte gozando”, me dijo Jorge mientras me preparaba para brincar en su pollón.
Comence a brincar mientras me introducía la polla de Jorge. Luego de casi dos minutos, Jorge me comenzó a abrazar mientras su polla permanecía en mi interior. Estaba confundido y no sabía que estaba pasando hasta que sentí a otro de los hombres intentando introducir una segunda polla en mi culo. Estaba asustado ya que no imaginaba que me harían una doble penetración ese día. Para mi sorpresa la segunda polla forzó su entrada hasta que lo logró. Mi respiración era cada vez más agitada mientras esos dos pollones entraban y salían de mi roto. El que estaba detrás mío sacó su polla y otro comenzó a meter la suya. Jorge estaba encantado de verme aguantar dos pollas a la misma vez. “Después de hoy me vas a suplicar que siempre busque una segunda polla para penetrarte. Estás tenso, pero se nota que te encanta ser nuestra puta”, me dijo Jorge al oído.
Todos se turnaron para hacerme penetración doble hasta venirse en mi culo. Cuando terminaron conmigo sentía lo abierto que me habían dejado el culo y lo lleno que estaba del semen de esos machos. “Ufff que rico se ve ese culo. Lo destrozamos”, dijo uno de los hombres hasta que Jorge interrumpe diciendo: “Todavía falta batir nuestra leche ese culo”. Cómo si lo hubieran planificado, en cuestión de segundos me obligaron a acostarme, me pusieron las esposas que obligaban a que mis piernas se mantuvieran abiertas y comenzaron a sujetarme por dónde podían. Ví que Jorge se colocaba una especie de lubricante en sus manos y supe lo que me esperaba. “Es muy importante que un esclavo bien entrenado aguante que le hagan fisting. Así que ahora vamos a ver si estás listo”. Si la doble penetración me había asustado, la idea de que me hicieran fisting me atemorizaba. Jorge comenzó a meter sus dedos en mi culo. Sin mucha esfuerzo metió hasta 4. Los sacó y comenzó a introducir su puño. Estuvo unos minutos forzando hasta que entró completo de un cantazo. Grité y mis ojos se aguaron, lo único que sentía era el dolor y la humillación de los otros hombres riéndose de mí. Jorge seguía metiendo su puño sin piedad. “Ufff que rico se siente batir toda nuestra leche en este culo. Para que no quepa duda de que este culo es para ser usado por cualquier macho. Dime qué te gusta putita”, dijo Jorge. Entre gemidos dije que sí me gustaba, Jorge aceleró más el ritmo hasta que me vine. “Se nota que le encanta que lo usen, se vino sin tocarse”, dijo uno de los hombres.
Jorge sacó su puño y me dijo: “Estoy orgulloso de mi putita, aguantaste como un verdadero esclavo. Por el momento ya terminamos por hoy, pero mañana seguimos. Hay más sorpresas para ti. No lo iba a hacer pero te voy a presentar a los muchachos, porque de ahora en adelante son tus amos también. Señalándolos uno a uno los fue presentando:
“Bueno, este es José”. José era un hombre blanco de alrededor de 45 años, peludo, y con barba.
“Este es Dwayne.” Dwayne era un hombre blanco pero su piel lucia bastante quemada como quien frecuenta la playa. También era calvo, de unos 35 años, media alrededor de 6 pies.
“Este de acá es Simón”. Simon era un hombre negro de alrededor de 40 años, su cuerpo era bastante atlético.
“Y por último, este es Oscar”. Óscar era un hombre blanco, con pelo largo recogido con un moño, como de 35 años.
“De ahora en adelante este es tu cuarto, vas a quedarte aquí hasta que volvamos a usarte mañana”, dijo Jorge mientras yo aún procesaba todo lo que había ocurrido. No podía para de pensar que aún quedaban dos días con esos hombres y que no pararían de sorprenderme con sus castigos y humillaciones.
que buen relato, espero que siga, y sea mas fuerte y morboso.