Relatos de un Esclavo: Parte 3
Segundo día en que Brian en usado por su amo Jorge y los amigos de este. .
Después de todo lo que había ocurrido el día anterior, estaba completamente agotado. Había aceptado quedarme todo el fin de semana con Jorge (mi amo) y me encontré con que habrían 4 hombres más. Esos 5 machos me habían usado y humillado de maneras que jamás pensé posibles. Sin embargo, no tenía idea de lo que me esperaba.
Ya era sábado. Sólo había pasado un día y se sentía como si hubieran sido meses. Me habían amarrado en el cuarto en que me usaron el día anterior. Estaba en el suelo con mis manos y pies esposados. Antes de irse me habían metido un dildo en el culo y tuve que dormir con eso adentro. A penas había podido dormir. Sentí un ruido como de alguien caminando y de repente se abrió la puerta. Era Jorge quién llegaba con dos platos para comida de perros. “Aquí está tu desayuno, hoy vas a necesitar mucha energía”. Jorge puso el primer plato en el piso, pude notar que era orina. “Esto es para que te hidrates y está es tu comida”.
El primer plato estaba lleno de meados. Puso el segundo plato en el piso y noté que eran huevos revueltos. Jorge agrega: “Es huevo, pero no puedes comer todavía. Hay que agregarle el ingrediente especial”. Jorge salió rápido y llamó al resto. Los 5 hombres llegaron hasta el cuarto. La mayoría sin camisa y en pantalones cortos. Simón, quién tenía la polla más grande entre ellos, se bajó el pantalón para enseñármela y dijo “aquí está tu desayuno”. Jorge me dijo: “Siéntate para ponerte a mamar. La idea es que te ganes la leche para el desayuno”.
Se me dificultó ponerme de rodillas con las esposas en los pies y manos. Además, del dildo que tenía en mi interior. Una vez sentado comencé a mamar el bicho de Simón mientras los demás empezaron a rodearme. Óscar se agachó y comenzó a sacar el dildo que estaba en mi interior mientras Simón aceleraba el ritmo atragantándome. Óscar le comentó al resto: “Wow, durmió con este dildo toda la noche en su culo”. Dwayne responde: “Claro, no podíamos dejar perder lo que logramos ayer. Ese culo tenía que estar preparado para hoy”. Todos se echaron a reír y Óscar agregó: “No creo que haya nada que lo prepare para hoy”.
Continué mamando los bichos de cada uno de los 5 hombres. Una vez quedaron satisfechos me rodearon, siguieron masturbándose y me hicieron un bukkake. Mi cara y boca quedaron cubiertas con la leche de esos hombres. Jorge me agarró por el cuello, cogió con un dedo uno de los chorros de semen en mis mejillas y lo llevó hasta mi boca. “Mmmm ahora sí puedes desayunar. Tienes 10 minutos para comer”. Todos ellos salieron y yo empecé a comer. Los huevos estaban ricos y no me molestaba mezclarlos con semen. Lo que me repugnaba era tener que beber los meaos de esos hombres como un perro. Aún así comí y bebí todo lo que estaba en los platos.
Luego de 10 minutos, Jorge volvió a entrar. Me quitó todas las esposas, me indicó que me levantará y que me recostara en el columpio (sling) que había en el cuarto. Me volvió a poner las esposas de manera que mis brazos y piernas quedaron amarradas a cada esquina del columpio. Mi culo estaba completamente expuesto y a merced de esos hombres. Jorge terminó poniéndome una venda en los ojos y me dijo: “Hoy van a venir muchos hombres a usarte. Tu entrenamiento hoy consiste en servirles como lo harías conmigo. Quiero que seas completamente sumiso. Todos van a querer llevarte hasta tus límites, así que espero sentirme orgulloso de ti cuando regrese en la tarde. Nosotros nos vamos, pero Simón se va a quedar aquí para estar pendiente”. Escuché a alguien más entrar al cuarto y decir: “Ese es el culito que vamos a usar hoy”. Era la voz de Simón y otro hombre cuya voz no reconocí dijo: “Ufff ya está muy abierto. Ayer lo destrozaron”. Simón agregó: “No tienes idea de lo rico que fue ayer. Ese culo no volverá a ser igual”. Escuché al otro hombre reír y lo siguiente fue sentir una sustancia líquida en mi culo. Sin esperarlo alguien introdujo su bicho en mi culo de un sólo cantazo. Eso provocó que gritara y Simón intervino dándome un bofetón. Me dijo: “Cállate la boca, ese roto es para coger bicho. Esa es tu razón para vivir de ahora en adelante. Ábreme tu boca”. Introdujo su bicho en mi boca hasta llegar a mi garganta. Comenzó a mearme en la boca mientras las embestidas en mi culo eran cada vez más fuertes. “Cabrón, ¿le estás meando la boca? Qué más le puedo hacer a esta putita”, dijo el hombre que me clavaba.
Simón entusiasmado le contesta:
“Hazle lo que quieras”.
“Pues me gustaría meterle mi pie en el culo”, dijo el extraño.
Escuchar esto provocó que me estremeciera.
Simón me susurra al oído:
“Te gusta esa idea putita? Tener ese pie enorme dentro de ti”
Le escucho decirle al extraño:
“Sigue clavando ese culo, más tarde cuando ya varios lo hayan disfrutado y esté más abierto, pues metes tu pie”.
Durante la siguiente hora estuve recostado en el sling. Sólo sentía vergas entrando en mi culo y mi boca. Algunos me dejaban lleno de leche y me llenaban de orín. Ocasionalmente, Simón me ponía a inhalar poppers. Esto ayudaba a resistir el abuso imparable de estos hombres.
Mientras uno de los hombres me penetra fuertemente, escucho a Simón decir:
“Tan pronto termines con ese culo vamos a usarlo de otra manera”.
Al instante sentí que las embestidas se intensificaban. A pesar de tener mi culo bien abierto y lleno de esperma, sentí el gran chorro de leche que terminó de llenarme el culo. De forma repentina, el extraño saca su miembro de mi agujero y entra algo enorme.
Simón comienza a desamarrarme, me quita las vendas y dice en voz alta:
“No te vas a sacar el butt plug para que así no se pierda toda esa leche. Levántate y arrodíllate”.
Seguí sus órdenes. Al arrodillarme puso un collar en mi cuello con una correa. Comenzó a jalar del collar y me ví obligado a seguirlo como un perro.
Llegamos a la sala y noté que habían alrededor de 10 hombres. Todos ellos estaban desnudos o en ropa interior. La mayoría de ellos estaban sudados. Simón me dirigió hasta uno de los sofás. Frente al sofá uno de los hombres fuerza mi cabeza para que comience a lamer los pies de otro de ellos. Después de el montón de horas que había pasado lamiendo pies y axilas el día anterior, pensé que ya me había acostumbrado. Sin embargo, en esta ocasión los pies de estos machos estaban más sucios, asquerosos y con un sabor más fuerte.
Después de lamer de arriba a abajo los pies del primero, todo se salió de control. De repente me encontraba lamiendo pies, axilas y culos sin parar. Así estuvo hasta haber saboreado a todos los hombres que estaban allí. Fueron tantos y con olores tan fuertes que al final me sentía como mierda. Esos olores pasaron de parecerme repugnantes a ricos. Me sentía como una verdadera puta y listo para aguantar cualquier humillación.
Simón me agarró por el collar y me regresó al cuarto en que inicialmente me habían usado. Noté que cerca del columpio habían juguetes, lubricantes y otras cosas. Al recostarme en el columpio uno de los hombres sacó el butt plug de mi culo. Ví cómo comenzó a lubricar su mano para hacerme fisting. En cuestión de nada ya había introducido toda su mano en mi culo, mientras el resto de los hombres veían con lujuria. Otro hombre lubricó su mano y comenzó a introducir varios dedos mientras aún tenía la otra mano adentro. Yo sabía que era inevitable que meterían las dos manos, así que le dije a Simón que necesitaba popper. Tras mucho intentos ambas manos no lograron entrar completas.
Simón ve lo que ocurre y le avisa a otro. Este otro hombre tiene unas manos anchas y grandes. Además, demostraba tener una actitud muy dominante (recordé que previamente me había hecho limpiar cada rincón de su cuerpo con mi lengua). Así que me asustaba lo que me pudiese hacer. Simón le buscó otro lubricante y le dió suficiente para lubricar su brazo hasta el codo. Le añadieron de ese lubricante a mi culo y lo siguiente que siento es el puño entrando. A pesar de estar tan abierto, la mano era tan ancha que le costó entrar entera. Cuando finalmente entró dí un pequeño grito y el hombre me dijo:
“Más te vale que aguantes. Cuando termine con ese culo no te vas a conformar más nunca con una verga”.
Entre gritos y suplicas para que fuese con calma, la mano enorme de este hombre llegó casi hasta el codo. Los que observaban comenzaron a sacar fotos, videos y decir que yo era un gran esclavo.
Una vez sacó su mano, bajaron el columpio y se acerca el hombre que quería meterme su pie. Veo cómo él comienza a lubricar su pie. En lo que eso ocurre, Simón pone su verga en mi boca y comienza a mear. Mientras me hacía tragar me dijo:
“Deja que tu amo se entere que te cabe un pie en el culo. Vas a tener que acostumbrarte a esto de la misma forma en que te acostumbraste a beber meados de macho”.
Al ver a Simón, varios de ellos comenzaron a hacerme tragar su meado, mientras el pie iba entrando en mi culo.
Me daba mucho morbo pensar que tenía un pie en mi culo. Después de como 20 minutos otros comenzaron a meter su pies. Luego del dolor inicial comenzó a gustarme que estos machos se turnearan para meterme sus pies. Simón se pone lubricante en el pie. Al mismo tiempo uno comienza a grabar con su teléfono y otro agarra mi polla para masturbarme. Simón mete de golpe lo más que puede de su pie. Comienza un mete y saca agresivo mientras me dice: “Ya las pollas no son suficientes para ese roto. Quiero grabarte mientras te vienes con mi pie en el culo. Se te nota que te encanta”.
Yo solo podía gemir y gritar mientras me rompían el culo con el pie. Escuchaba algunos hombres diciendo: “Dale más duro”, “Este esclavo está bien entrenado”, “Ahí entra lo que sea”. Todo esto aportó a que me viniera de forma descomunal. Cada uno de esos hombres se aseguró de que me sintiera humillado con sus comentarios por haberme hecho venir con un pie en el culo.
Simón se acerca y me dice: “Yo te dije que te iba a grabar viniéndote con mi pie en tu culo. Prepárate que ahora viene lo peor”.
Algunos de los hombres se habían ido, quedando 7 en el cuarto. Simón me pone una jaula de castidad en la polla. “Tan solo te faltan unos cuantos pasos para ser un esclavo completo. Este era uno y el otro lo vas a experimentar en un rato”. Luego de decirme eso, Simón mete un dildo enorme en mi culo, le pone una cinta adhesiva para que no se me salga fácilmente y me lleva hasta el baño. Me obliga a ir como un perro mientras mi polla está encerrada y me pasea con un collar. Al llegar al baño veo lo que parece un inodoro portátil, pero con unos amarres en la parte de abajo. Enseguida entiendo lo que me espera, pero se me hace difícil imaginarlo. Simón y dos hombres más me colocan debajo del dispositivo y me colocan las amarres. De igual forma me amarran los pies para asegurarse de qué no pudiera escapar.
“No le puedes decir de esto a tu amo o te aseguro que lo vas a lamentar. Ya que has sido tan buen urinal, pensamos que serías también el recipiente perfecto para nuestra mierda. Vas a comer mucha mierda hoy y te vamos a entrenar para que no desperdicies nada”. Mientras Simón dice esto, mis nerviosos se intensifican y uno de los hombres se sienta encima de mi cara.
“Esclavo, si cierras la boca el castigo será peor. Quiero que alces tus piernas para jugar con el dildo que tienes adentro mientras tienes la mejor comida de tu vida. Así que abre la boca, mastica y traga”. El hombre encima mío se tira varios peos y los que observan me gritan que inhale hondo. En unos segundos veo toda una avalancha de mierda que va llenando mi boca consistentemente. Solo escucho que me ordenan que trague, mientras que solo puedo pensar en el olor y el sabor. Intento moverme, pero estoy a merced de estos hombres. Luego de unos 10 minutos he logrado tragar la mayoría de la mierda que había inundado mi boca. Era probablemente lo peor que había comido en mi vida y sabía que faltaban 6 hombres más. La humillación era absoluta, se reían de mí, seguían forzando el dildo en todo momento y se aseguraban de que saborease toda la mierda que me daban. Al final no podía con tanta mierda, así que me hicieron guardar el resto en un contenedor para comermela más tarde.
Simón y el resto de los hombres me encierran en el cuarto y se van. Varios horas después llega Jorge, mi amo. Al entrar me dice: “Simón me acaba de contar lo que te hicieron. ¿Te gustó?” Muevo la cabeza intentando decir que no. El amo me golpea en la cara y dice: “¿No te gustó? ¿Estás seguro de eso? Te pregunto otra vez; ¿te gustó comerte la mierda de los hombres que te usaron hoy?” Reconociendo que estoy obligado a decir que sí, muevo la cabeza diciendo que sí.
“Así me gusta esclavo. Tu día no termina. Son tan solo las 6 de la tarde. Ahora es que vas a sufrir de verdad. Y te de adelanto que por el resto del weekend vas a ser nuestro toilet”.
CONTINUARÁ
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