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Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por bluelemonade.
No esperaba sus halagos hacia mi cuerpo recubierto de vello corporal. Pero, tal vez para él era inevitable, y para mí ya era más que una costumbre, algo normal. – Mírame. Dijo con esa voz de desesperación. Volteé a verle, y sentí sus labios delgados tocar los míos con tanta lujuria y pasión. Sus manos, firmes de hombre, recorriendo toda parte de mi pecho, mientras yo gemía de la excitación que sus toques provocaban en mí. Lo jalé sobre mí, insinuándole que tuviéramos más que besos y toques con las manos.
Le bajé rápidamente el pantalón, con esa sed de querer tocar su verga. No creí que fuese grande, pero me llevé la sorpresa, la tenía demasiado gruesa, que solo logré pensar que me dolería al penetrarme. No logre contenerme, y comencé a masturbarlo suavemente al principio, y solo de sentir gran tamaño de verga me hacía imaginar las poses más ricas que podría tener. Comencé a masturbarlo más y más rápido cada vez y no logré soportarlo más, tenía que bajarme la bermuda y el calzoncillo pegado, de rayas. Necesitaba sentir su gran verga sobre la mía, quería con muchas ganas sentir como la sobaba sobre mí, sobre mi verga y huevos con velludos.
Entre esa rica revolcada de nuestros cuerpos semi desnudos, que solamente nos dejamos las playeras puestas, ambos teníamos al aire nuestras vergas duras y paradas. Yo necesitaba tener sexo, mi culo me lo pedía a gritos. Solamente me di la vuelta y me recosté bocabajo del asiento del copiloto para que él se pusiera sobre mí, y con su verga la pasara entre mis nalgas, y solo darme esos puyones tan ricos sin condón. Inmediatamente, mi ano comenzó a lubricar tanto que la cabeza grande y rica de su verga pudiera entrar sin tanto problema. Pero, ambos estábamos consientes que necesitábamos un preservativo, genial que lo encontró en la guantera. Se lo colocó, yo solo lograba ver la rica y gruesa verga que mi culo se iba a tragar. Seguía recostado con mi culo levantado para que el pudiera disfrutarlo mucho.
Bajo la cabeza para pasar su lengua entre mis nalgas llenas de vellos y grandes, para después pasar su verga entre ellas y buscar mi ano, mi hoyo rico que esperaba ser penetrado por esa verga. Delicia, su cabeza puyaba mi ano, mi culo riquísimo que yo solo podía gemir del placer que apenas iba a comenzar, yo solo le gritaba que me cogiera, que lo hiciese, que yo no soportaba más el deseo de que me cogieran. Inmediatamente su pene, entro en mi culo, comenzó a cogerme despacio, pero yo le pedí que lo hiciera más rápido, que necesitaba sentir como su verga salía y entraba de mi culo.
Estuvimos cogiendo, el sobre mi mientras yo abraza el respaldo del asiento. Solo sentía como el gozaba y gemía en mi oído. – Me gustan tus nalgas, con vellos. Fue inevitable, lo dije que parara; y comencé a mover mi culo demasiado rápido para que el solo disfrutara de mis movimientos rápidos sobando su verga. – ¡Qué rico!
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