Retiros Espirituales – Capítulo 15 (tercera parte)
Desde la capilla, Pablo pudo observar como el líder de El Edén, rendía cuentas a sus superiores… .
Volví a asomarme por aquella rendija y lo que vi me dejó anonadado, Carlos se encontraba arrodillado ante el Padre, con su cara pegada al piso, en una posición completamente sumisa mientras que Samuel le seguía reclamando de manera agresiva y autoritaria el haber llegado tarde con todo su grupo de Retiros, ver a “mi líder” en esa posición, hizo que mi verga inmediatamente reaccionara y sin perder tiempo, me remangue la túnica para dejarla libre y comenzar a masturbarme en este lugar santo, no podía acelerar mucho porque venía cargado y excitado por lo que había acabado de pasar con Sebastián y sus amigos, así que marqué un ritmo lento, retrasando obviamente la eyaculación, sabía que lo que estaban viendo mis ojos apenas comenzaba y prometía muchísimo morbo.
Carlos seguía en aquella posición, su culo en pompa ofreciéndose como el mejor de los pasivos, nunca imaginé verlo así, siempre había sido tan dominante, tan fuerte e impositivo, pero al parecer había alguien con el que no podía sacar a relucir todos esos rasgos de su personalidad, había alguien a quien le debía respeto y este era el Padre Samuel.
Mientras seguían en la misma posición, el religioso le recordaba cómo había llegado a dirigir los Retiros en El Edén y cuál era su compromiso con él, al parecer había un acuerdo entre los dos y tenían pactado que Carlos dirigiría todo lo concerniente a dichos Retiros, con la condición de que cada martes llevara a sus alumnos de turno a la celebración del día de San Antonio, ¿con qué intención? No sé, no lo hablaron, pero supongo yo que buscando que Samuel pudiera deleitarse con hombre casi desnudos y por qué no, escoger a uno que otro para sus más bajas perversiones, pero no entendía el por qué la llegada tarde entorpecía sus planes, ¿qué había más de fondo?, ¿qué buscaban con exhibir hombres en una iglesia llena de gente?, ¿no era más fácil para ellos aprovecharse de la situación con una iglesia vacía y cerrada?, no sé, tenía muchas preguntas en ese momento y ya tendría tiempo para encontrarles respuestas, lo único que se me ocurría en ese instante, era que todo era una exageración del Padre para poder aprovechar su poder y dominar a Carlos a su antojo, no encontraba otra explicación a su furia y a su actuar.
Mi líder fue obligado a subir la parte trasera de su túnica, dejando ver su buen marcado y definido culo debajo de esa licra, acto seguido, Samuel se dirigió a uno de los armarios del lugar y sacó de allí una fusta o látigo de cuero y sin dar tiempo a nada, comenzó a azotar ese culo duro, las quejas no se hicieron esperar, la cara contra el piso mostraba dolor y angustia, los azotes cada vez sonaban más duro, Carlos intentó evitar uno de los azotes y el padre puso uno de sus pies en su nuca obligándolo a permanecer donde estaba, “debes aguantar el castigo, mi querido Carlos, hoy te has portado mal con la iglesia y conmigo y debes aprender tu lección, CUMPLIMIENTO Y OBEDIENCIA, dos consignas que enseñas a diario en tus Retiros y hoy has fallado en las dos, así que asume las consecuencias” y “taz” otro golpe más se sumaba en ese culo, cada golpe era más fuerte que el anterior y se comenzaron a escuchar quejas de dolor, a lo que Samuel solo dijo: “no me hagas usar algo para evitar esas quejas de puta débil, tan fuerte que te muestras frente a tus alumnos y mírate aquí, arrodillado y lloriqueando como una mujercita ante uno que otro azote en ese culo que tanto presumes y trabajas en el gimnasio, aguanta y pórtate como un hombre” y “taz” un golpe más y un ruido más que inundó todo el lugar, yo estaba en el cielo en ese momento, bien dicen que quien visita lugares santos, más cerca está de ese lugar y no estaban equivocados, no podía creer lo que estaba viendo, me tocó parar la paja porque de seguir con el vaivén de mi mano, iba a provocar mi prematura eyaculación y esto apenas comenzaba.
Después de contar casi 20 azotes, el Padre acercó sus manos a ese culo para confirmar su temperatura, debía estar ardiendo, supuse yo y el religioso me lo confirmo: “ese culo está ardiendo y debe estar deseoso de una buena verga, ha sido un entrenamiento muy arduo para lograr que implores y supliques ser penetrado por un buen trozo de carne, me costó meses entrenarte, pero no hay tarea imposible para mí, siempre he sabido que detrás de cada activo recalcitrante, hay un pasivo pidiendo a gritos ser penetrado y mírate ahora, con tu culo en pompa, ardiendo de deseo y boqueando desesperado por tener mi verga adentro” y sin dar tiempo a nada, esa licra fue bajada dejando al aire el culo de mi líder, “Dios mío”, por fin podía ver ese culo, no podía creer que se me había hecho el milagro, su piel se veía roja producto de los azotes que acababa de recibir, no tenía casi vellos, efectivamente se veía duro, se notaban las horas de entreno y por la posición que se encontraba, se podía ver claramente su ano rosado con una pequeña capa de vellos, muy sutil, Carlos ocultó su cara completamente contra el piso, como queriendo tapar su vergüenza e hizo una mueca como si quisiera comenzar a llorar, no daba crédito a esta actitud, nunca imaginé verlo en esa posición y en esa actitud, se notaba humillado, degradado, sometido y sodomizado, y aunque no me crean, sentí lástima por él, verlo así, obviamente era súper arrechante para mí, pero sabía que para un personaje como él, verse en esa posición, no era nada fácil, pero ahí estaba, a merced de su superior y nada podía hacer.
Yo intenté buscar la manera de ver más abajo de ese ano, pero esa licra café solo fue bajada hasta la altura de la zona perineal, no dejaba escapar aún esas güevas y esa verga que tanto deseaba ver, Samuel se dirigió de nuevo al armario y sacó de allí unas tijeras para luego cortar del todo esa túnica y dejar a Carlos solo con su licra, hizo una especie de cuerda con la tela que acababa de cortar, la metió por el cuello de su esclavo y alzó su cara para luego comenzar a sobar su propia verga en esta, se notaba que estaba dura y que solo la cubría la tela de su sotana: “comienza a saborear esta verga que tanto te gusta, huélela, siéntela en tu cara, siente como vibra y como se pone cada vez más dura, pronto estará en tu boca y la podrás saborear a tu antojo” y sin ningún miramiento, el Padre pasó sus dedos debajo de los ojos de Carlos, limpiando sus lágrimas y remató diciéndole: “deja de lloriquear que pareces una mariquita de pueblo, como las que me cuentas que visitan tus retiros semana a semana, compórtate como el hombre que eres y asume las consecuencias de tus actos, además no veo cuál es el drama si sé que te encanta la verga, ahora a mamar” y sin dar tiempo a nada, alzó su sotana dejando escapar una verga gruesa, grande, le calculé unos 21 cms, muy limpia de pelos y unas güevas colgando igual de grandes y de limpias de pelos, Carlos dudó un poco para comenzar a mamar y Samuel no contento con esto, agita de nuevo la fusta y más azotes vuelven a enrojecer ese culo ahora sin el cubrimiento de la tela de esa licra recién arrancada, las quejas volvieron a aparecer y estas son aprovechadas por el religioso para llenar esa boca abierta con su verga, ya no había vuelta atrás, mi líder estaba destinado a mamar esa verga y así lo hizo, comenzó con cierto recelo pero después de un rato estaba entregado a su tarea, mamaba como si se le fuera la vida en ello, no tenía descanso, solo segundos para respirar, escupir y toser, era claro que esa verga lo estaba ahogando, pero no le era permitido parar, si así lo hacía, un fuerte azote en su culo lo hacía continuar, así estuvieron por un buen rato y yo hacía maromas para no venirme ahí mismo.
La tensión aumentó cuando sentí que alguien volvía a intentar abrir las puertas de aquella capilla, yo me paralicé de solo imaginar que esa puerta se abriera y me pillaran parado en esa banca y pajeando mi verga libremente, afortunadamente no insistieron mucho al verla cerrada, eran un grupo de mujeres de edad que buscaban su espacio para rezar, “si solo imaginaran para que la estaba usando yo en ese momento”, pensé yo, volví a lo mío y Carlos continuaba su felación, Samuel bufaba de la excitación, se notaba que estaba próximo a eyacular, cuando se vieron interrumpidos por el mismo grupo de señoras que tocaban ahora la puerta del despacho parroquial, el Padre bajó su sotana, se acercó a abrir la puerta, solo un poco para que no pudieran ver lo que adentro pasaba y desde ahí les dijo que ya todos estaba cerrado, que podían hacer uso de la capilla, a lo que ellas respondieron que la habían acabado de encontrar cerrada también, el religioso volteó la mirada hacia los respiraderos y cruzó mirada por unos segundos conmigo, hasta que yo me logré agachar, me habían pillado, no podía ser, “viejas metidas”, me habían acabado de dañar una de las mejores pajas de mi vida, me quedé estático, agachado y asustado por unos segundos, solo logré escuchar como Samuel les pedía a estas mujeres que volvieran mañana porque se encontraba ocupado y quien tenía las llaves de la capilla no estaba en el momento y luego cerró la puerta.
Esperé varios segundos más y volví a ponerme de pie para saber que estaba pasando en ese despacho, solo fue mirar de nuevo por la rendija y encontrarme de nuevo con la mirada del Padre, quien me hizo una mueca de apropiación, dándome el permiso para seguir en mi lugar.
Carlos continuaba en su posición, no se movía, no quería retar su destino, no miraba hacia el armario, sabía que de ahí salían todos los objetos que Samuel estaba usando y en ese preciso instante, este sacaba de ahí un pote de crema o aceite y una vara de bambú, destapó el pote con delicadeza, se untó una buena cantidad en su mano derecha y luego pasó a untar de manera experta el ano de su esclavo, mi líder se quejó, supuse yo que por el choque de temperaturas, la crema fría y su piel hirviendo por los azotes, lo hicieron reaccionar así, intentó negarse pero ahí estaba ahora aquella vara azotándolo fuertemente, esta vez las marcas en la piel eran más notorias, líneas rojas en casi sangre se asomaban en ese culo y la cara de mi líder mostraba el dolor que estaba sintiendo con cada uno de estos azotes, pero aguantaba con fuerza, no quería enfurecer a su perpetrador, ya su ano estaba embadurnado, listo para lo venía, el religioso para los golpes y comenzó un dedeo experto, comenzó un solo dedo, despacio y luego rápido, Carlos se quejaba entre el dolor y el placer, luego fueron dos y luego tres dedos, la cara de mi líder se retorcía contra el piso, Samuel disfrutaba de lo que hacía, pero su cara había cambiado, se notaba más excitado, no sé si fue por darse cuenta que tenían espectadores, dedeó ese culo por varios minutos acompañando esta acción con más azotes, el erotismo de esta escena me tenía a mil, estaba a punto de venirme pero no quería hacerlo, lo quería dejar para el momento clímax y así fue, el religioso se paró, se quitó por completo su túnica dejando ver un cuerpo bastante bien definido para alguien de su edad, lo cubría una sutil capa de vellos canosos, su culo se veía algo trabajado y su verga, ya sin la estorbosa tela de esa sotana, se podía apreciar mucho mejor, incluso mucho más grande, estaba erecta, dura y lista para ser usada, buscó primero atar las manos de su presa con unas cuerdas que sacó del mismo armario, a las patas de una mesa delante de ellos y luego se posicionó detrás de su esclavo y sin compasión, penetró ese culo que ya estaba listo desde hace rato para recibir la visita santa, vi cara de dolor en Carlos, se quejó de tan cruel penetración, fue de golpe, sin tiempo a amoldar su ano a ese gran intruso, pero no podía quejarse, ya había recibido demasiado castigo por esto, entonces aguantó, primero la estocada inicial y luego las embestidas, Samuel parecía poseído, su verga entraba y salía de ese culo sin piedad alguna, mi líder era un pedazo de carne destinado solo a dar placer, solo a eso y el religioso así lo hacía ver, se dedicó a penetrarlo por un buen tiempo, mismo tiempo que yo aproveché para retardar mi eyaculación, seguía en el cielo, no podía creerlo, la escena superaba cualquier expectativa, Carlos aguantaba pero ya podía apreciar placer en su cara, estaba rojo, su cuerpo sudaba al igual que el del Padre, se respiraba sexo y del duro, yo no aguantaría un minuto más y a Samuel le pasó lo mismo porque segundos después, sacó rápidamente su verga y la dirigió a la cara de mi líder para llenarla de leche, fueron varios trallazos los que bañaron esa cara, los mismos trallazos de mi leche que bañaron una de las paredes de esa capilla, mi semen escurría hasta el piso de aquel recinto, tanta espera y retardo, hicieron que inundara de leche ese lugar, respiraba con dificultad, estaba excitadísimo, no daba más, las piernas me temblaban y solo aguanté ahí parado el tiempo suficiente para ver a Samuel recoger con su mano toda su leche para obligar después a su presa a tragarla entera, después desamarró las ataduras de las manos, buscó una nueva túnica y la tiró contra su cuerpo diciendo: “¡vístete!, hemos tardado mucho y debes volver pronto a El Edén, espero que haya quedado aprendida la lección” y antes que pudiera reaccionar, agarró su verga por encima de esa licra café y remató: “mira como estas, disfrutas al máximo de esta posición, te encanta ser mi putita y a veces creo que me incumples adrede, para poder verte sometido, humillado y sodomizado, ahora ve a la finca y busca con quien desahogar esto, seguro encontrarás con quien y cuida bien de tus alumnos porque veo que hay ovejas descarriadas que necesitan de tu atención y si te queda grande, yo te puedo ayudar con eso”, mirando de nuevo a la rendija donde volvimos a hacer contacto visual, yo me agaché al instante y me quedé en mi mente con la imagen de Carlos con su verga erecta debajo de esa licra y una mancha considerable de presemen, organicé como pude el lugar, ni limpiar la pared alcancé, quería llegar rápido al bus, abrí la puerta cuidando de no hacer ruido y corrí al bus, mi verga saltaba de aquí para allá, debió ser muy notorio porque varios transeúntes me observaron con sorpresa, pero no me importó, solo quería llegar rápido y así lo hice, me senté en la primera silla que pude, muchos se extrañaron de mi acelerada llegada y de mi agitada respiración, pero nadie preguntó nada.
Al rato llegó Carlos, también se veía agitado y solo yo sabía por qué, también se veía incómodo, su verga se notaba morcillona y se la tocaba a cada rato, era obvio que estaba aún excitado y quería descargar, pero lo habían obligado a esperar, ¡ufff!, que morbo ver a ese macho en esas, luego tomó lista para no dejar a nadie en el pueblo y cuando confirmó que todos estábamos en el bus, dio la orden a Adolfo de arrancar directo al El Edén.
Continuará…
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