Retiros Espirituales – Capítulo 16 (segunda parte)
La requisa exhaustiva a Camilo y Ricardo continua, mientras Pablo, escondido, observa una de las escenas más morbosas que haya visto en su vida….
Mis dos compañeros reflejaban en sus rostros incomodidad, frustración y tristeza de verse ahí, a merced de estos dos policías, a un lado de la patrulla, dando la espalda a la escena, se encontraba todavía González, al parecer no le gustaba nada de lo que estaba pasando, se notaba un niño de papi y mami que terminó prestando servicio militar en la policía como la manera más barata de cumplir con la patria, lo raro es ¿por qué no pagaron por su libreta militar y así evitar su constante malestar en esta institución?, en fin, no era mi problema, volví a lo mío, yo estaba sentado en la silla de atrás de esa camioneta, ya tenía liberada mi verga y marcaba mi segunda paja del día, estaba al borde de volver a eyacular, pero obviamente se me iba a dificultar un poco más, los dos policías repitieron por quinta vez la requisa, parecía que supieran que alguien más dentro de ese vehículo disfrutaba de esta escena y marcaron con sus manos cada parte de esos cuerpos, magrearon pechos, abdómenes, culos, vergas y güevas por encima de esas telas, sus vergas se notaban aún dormidas, bajaron por muslos y pantorrillas y al volver a subir, ¡el espectáculo!, por fin pude ver las vergas de estos dos manes, ambos depilados, Camilo más que Ricardo, quien asomaba algo de vello, la verga del crossfitero más larga y delgada, sin circuncidar y unas güevas de tamaño promedio tirando a pequeñas, el más joven de los dos, una verga más corta pero también más gruesa, circuncidada, lo que dejaba ver un glande rosado y unas güevas abultadas pero apretadas a su cuerpo, deduje yo, producto del clima y el nerviosismo, ambas vergas fueron magreadas, manipuladas, sacudidas, remangadas en sus prepucios para liberar esos glandes y hasta olidas por ambos policías, en estas acciones, pude ver que la verga de Ricardo comenzó a despertar, a lo que García dijo: “¡vea, vea!, al parecer a nuestro amiguito le está gustando la requisa minuciosa que le estamos haciendo, ¿no pues que muy reacio a esto?, y continuó subiendo y bajando su mano por esa verga con más velocidad, al punto que logró erectarla del todo, esa verga logró llegar a unos 16 cms aproximadamente, se veía gruesa y su glande palpitaba, la cara roja del joven negaba constantemente, pero su verga lo delataba, estaba disfrutando de la situación, por el contrario, Camilo seguía erguido, con cara de pocos amigos y con su verga dormida, se podía observar algo más gruesa por la manipulación, pero no lograba despertar, la vista que me estaban regalando me tenía cerca de un nuevo orgasmo, los policías terminaron de quitar las túnicas de mis compañeros, dejándolos completamente desnudos y fueron a buscar algo a la patrulla, abrieron la puerta trasera de la misma y buscaron algo en un baúl que ahí guardaban, sacando entonces unos guantes de látex y un frasco con un líquido transparente, cubrieron sus manos con los guantes y con frasco en mano, se dirigieron de nuevo a mis compañeros, los arrastraron hacia el capó de la camioneta en la que me ocultaba, me tocó esconderme mejor en el espaldar de la silla del copiloto y con la ayuda de sus porras, obligaron a enterrar sus caras en el vehículo, ambos jóvenes comenzaron a hacer fuerza, pero con más presión de esas porras, los policías lograron aquietarlos, sus caras estrujadas contra esa lata mostraban ira y desesperación, Camilo ya mostraba lágrimas en sus ojos, Ricardo hacia un poco más de fuerza para no derrumbarse y acto seguido y por la expresión que hicieron, pude sospechar que sus anos fueron embadurnados por aquel líquido transparente, el crossfitero usó toda su fuerza y se puso de nuevo de pie, a lo que Sanin tuvo que recurrir a más fuerza y con su porra, golpeó de manera efectiva y extrema, su abdomen, este quedó inmediatamente sin aire, comenzó a toser y a retorcerse, lo que fue aprovechado por el Coronel para llevarlo a la fuerza a la patrulla, obligarlo a acostarse boca arriba en el piso de esta y de manera experta, esposó sus manos a la pata de una de las bancas traseras del vehículo y alzando sus piernas rápidamente, esposó una a una a la parte superior de la puerta trasera recién abierta.
Ricardo al ver lo que pasaba, decidió no oponerse más y continuó con su cara pegada al capó de la camioneta, podía ver sus muecas de dolor, ya estaba siendo dedeado seguramente por García, lo mismo comenzó a pasar con Camilo, en aquella posición, era presa fácil para Sanín quien ya comenzaba la inspección a aquel orificio anal, el crossfitero sacudía sus pies sin lograr éxito, se resistía a lo que le estaban haciendo, gritaba e insultaba pero el Coronel, recuperando algo de calma, solo le dijo: “esto es rutina, no estoy yendo en contra de la ley, estoy requisando profundamente a un civil que estaba en vía pública semidesnudo e indocumentado, me estoy cerciorando que no lleve consigo drogas o armas, así que por más que grite o insulte, yo estoy haciendo mi trabajo y le aconsejo que lo facilite o de lo contrario tendré que recurrir a la multa respectiva y a detenerlo por desacato e irrespeto a la autoridad”, con esto Camilo logró quedarse quieto y dejar hacer el trabajo del Coronel, pero era obvio que este último estaba demorando más de la cuenta, eran claras sus intenciones, Carlos continuaba disfrutando el espectáculo, acomodando cada vez más seguido su erectísima verga, González continuaba de espaldas a un costado de la patrulla y pude ver como en un momento tiró su tronco hacia adelante y comenzó a vomitar, era claro que la situación lo asqueaba por completo, el teniente continuaba con la inspección anal de Ricardo a todo el frente de dónde me escondía, no podía ver nada de lo que pasaba en su culo, pero imaginaba lo que ahí estaba pasando, mi joven compañero mostraba en su cara incomodidad, dolor y un poco de placer, ahí estaban estos dos, cuando fueron llamados por el Coronel para que se dirigieran a la patrulla y así lo hicieron, Ricardo fue también obligado a tomar la posición de su amigo y sin ninguna resistencia, así lo hizo, ahí pude ver su verga, seguía erecta y ya babeaba semen, era claro que el más joven de esos dos, disfrutaba de la situación, Camilo alzó su cabeza para saber que pasaba y se encontró con su amigo y su verga erecta para luego reclamarle en la cara: “¿eres maricón o qué?, nunca imaginé verte sometido a algo así y con tu verga apuntando al techo de esta patrulla, me das asco”, Ricardo apenado con su amigo, solo responde: “no sé qué me pasa, te juro que esto no me gusta para nada y estoy igual o más furioso que tú, pero es como si internamente me tocaran un botón que inmediatamente hace que se me pare la verga y que sienta placer”, el Teniente al escuchar esto se rio, toma su porra o bolillo, lo embadurna del líquido transparente y le dice a su presa: “veo que está disfrutando de la requisa y el botón que menciona, se llama próstata, lástima que su amigo no logré sentir placer como usted y prepárese, porque ahora va a sentir el doble” y sin miramientos, comienza a penetrar el culo del joven con su arma de dotación, Ricardo se retuerce, intenta quitarse y comienza a lagrimear, pero el policía es más hábil, lo logra aquietar y expertamente introduce gran parte de esa macana en ese culo virgen, “¡shhh, shhhh!”, deje que se amolde a su ano y verá como en unos segundos, ese dolor pasa a ser placer y rogara porque no se la saque”, le dice García al odio a Ricardo, mientras que toma su verga erecta con su mano enguantada y comienza a masturbarlo.
Carlos, a un lado de la patrulla, no aguanta más y baja la licra hasta sus pies y por encima de la túnica, comienza a masturbarse, es claro que no quiere que nadie vea su verga, es un hijo de puta, sabe el deseo que despierta en otros y por eso mantiene su desnudez para el solo y sobre todo cuando de su verga se trata, “ushhhh, lo detesto por eso”, dije para mí mismo, pero aun así, por encima de esta tela, podía observar una verga bastante gruesa y larga, me era imposible calcularle una medida, su túnica me lo impedía, pero se vislumbraba de muy buen tamaño, ver a ese adonis en esas me tenía a punto, ¡que macho!, ¡que hombre!, “¡ufff!”, aquello se estaba saliendo de todo contexto policial, Ricardo ya estaba entregado, ese bolillo entraba y salía de su culo rítmicamente y su verga era estimulada también por el policía acercándolo cada vez más al orgasmo.
Mientras tanto, a un lado de estos dos, Camilo continuaba su resistencia, el Coronel ya llevaba dos dedos en su culo y se podía ver cómo estimulaba de manera experta esa próstata, pero este civil no lograba ceder ni una paso, Sanín un poco frustrado, embadurna su mano libre con aquel líquido y comienza a pajear a su presa, buscando una erección en esa verga, en la cual se ve un poco de dilatación pero sigue aún muy dormida, acto seguido, el policía recurre a la misma técnica de su compañero y embadurnando su porra, comienza a penetrar ese culo con esta arma de dotación, mi compañero de retiros se retuerce con fuerza, logra incluso mover un poco la patrulla, pero sus esfuerzos son en vano, esposado de pies y manos, no hay nada que pueda hacer y conteniendo el grito y el llanto, siente gran parte de ese artefacto de madera entrar por su virgen ano, su cara muestra su ira, ve cómo se hombría se desvanece, comienza a llorar y con sus manos esposadas y empuñadas, comienza a dar golpes al piso metálico de ese vehículo, su culo cada vez cede más, ya no hay nada más que pueda hacer, su virginal ano queda expuesto a aquella porra de madera, el Coronel consiente de que todo está adentro, comienza un mete y saca un poco violento tratando de seguir domando a su presa y sin dar espera, comienza de nuevo a masturbarlo, buscando esa erección tan deseada, es una tarea difícil, pero no imposible y pasados unos minutos, esa verga comienza a despertar, Camilo sigue con sus puños golpeando, ya con menos fuerza y su cara tirada completamente para atrás como si con esto pudiera ocultar su vergüenza, su verga ya está al cien y Sanín lo celebra mostrándosela a su compañero, yo logro verla a lo lejos, al crecer toma un poco de grosor, es una verga completamente recta y muy larga, le calculé casi los 20 cms y sus güevas, un poco más relajadas, seguían siendo pequeñas pero acordes al cuerpo trabajado y musculoso de su dueño.
Todo seguía igual, yo marcaba una paja lenta, Carlos continuaba con la suya, yo no sabía a dónde mirar, pero la escena de la patrulla me hacía girar mi cabeza de manera automática, González en su misma posición, ajeno a todo este morbo, los policías maniobraban sus macanas en esos culos y sus manos en esas vergas marcaban unas pajas lentas pero certeras, era obvio que había más disfrute en Ricardo que en Camilo, en esas estaba, pero un movimiento inesperado nos sorprendió a mi líder y a mí, el Coronel soltó la verga de Camilo y acercó su boca al oído de García, diciéndole algo que, obvio, no pude escuchar y este, acto seguido, también suspendió la paja a su presa, ambos policías recurrieron a dos macanas más que estaban debajo de las sillas de la patrulla y con fuerza las pusieron en los cuellos de mis dos compañeros, amenazándolos y con voz autoritaria, les ordenaron tomar cada uno la verga de su compañero y comenzar a masturbarse mutuamente, ambos se negaron de inmediato por lo que la presión de esos artefactos de madera hicieron más presión en sus cuellos, pude ver en ambos sus caras rojas por la falta de aire y en un espacio corto de tiempo, ambos dejaron de sentir aquella presión para poder respirar y toser un poco para luego volver a recibir el castigo, ninguna de sus manos se movía, ambos seguían estáticos y negándose con la cabeza, pero a la tercera o cuarta vez que les dieron para respirar, Ricardo, completamente ahogado y tosiendo, fue el primero en ceder y tomar la verga de su amigo para comenzar a pajearlo, Camilo no daba crédito a lo que pasaba y solo alcanzó a decirle a su amigo: “eres un puto cerdo”, a lo que este le responde: “prefiero ser un cerdo libre y con vida que un humano preso y posiblemente muerto” y continuó con su tarea, a lo que el crossfitero responde: “pues tienes razón, pero ni creas que lo hago por gusto, lo hago por salir rápido de todo esto y ¡disfruta!, porque en tu puerca vida, vuelves a poner tu cochina mano en mi verga y yo vuelvo a poner mi mano en tu cochina verga” y sin más reparo, tomó la verga de su amigo, la cual no había perdido ni un milímetro de erección.
Ya con su objetivo logrado, ambos policías volvieron a sus primeros bolillos, esos que tenían introducidos en los anos de sus presas y comenzaron de nuevo un mete y saca salvaje, mientras les daban indicaciones a cada uno para que aceleraran esas pajas, así estuvieron varios minutos, Camilo y Ricardo, a regañadientes, en lo suyo, mientras ambos policías disfrutaban de la escena, manoseando el resto de esos cuerpos, magreando esas güevas, pellizcando esas tetillas, hurgando más y más esos culos con sus armas de dotación, mientras tanto Carlos se fue al costado del andén de la autopista, buscó unos árboles que daban inicio a un bosque y de espalda a todos, levantó su túnica, solo por delante, se pudo ver su mano acelerar el movimiento en su verga y segundos después, sus piernas comenzaron a temblar y con el movimiento de su pelvis, pude saber que estaba bañando en semen el tallo de aquel árbol, se quedó allí varios segundos más y al recuperarse de semejante orgasmo, acomodó su túnica, pude ver como bamboleaba esa verga de aquí para allá por debajo de esa tela café y al volver a su lugar, se agachó para recoger su licra y continuar viendo la escena, yo estuve a punto también de venirme pero quería retrasar un poco más mi orgasmo y al volver la vista a la patrulla, ¡oh sorpresa!, Ricardo estaba convulsionando, anunciando su orgasmo para luego bañar la mano de su amigo con su semen junto con gran parte de su abdomen, pecho y cuello, fueron varios trallazos los que acompañaron ese momento clímax de aquel joven, se escuchaba su respiración entrecortada y esto lo llevó a parar la paja en la verga de Camilo, por esta razón, el Teniente, deseoso también de tocar esa verga, la tomó en su mano, antes que su superior se le adelantara, se adueña de aquel trozo de carne y continúa con la paja, la eyaculación de Ricardo, al parecer movió el ego heterosexual del crossfitero y en cuestión de minutos, ya estaba explotando en su orgasmo, bañando en leche la mano de su pajeador y también su abdomen, pecho y parte de su cuello, a pesar de su resistencia, pude contar varios trallazos de abundante leche y en su cara pude ver un asomo de mucho placer, después de unos segundos, los bolillos fueron retirados de sus anos, Camilo fue desposado, les dieron varios segundos para recuperarse, tiempo que aproveché para suspender mi paja, me tocó dejarla a la mitad, bajarme sin hacer el menor ruido posible de esa camioneta y ubicarme en la parte trasera de esta, ahí esperé agachado varios minutos más, al rato pude escuchar al Coronel dar la orden a González de ir con él a la camioneta, mientras a García le indicó que manejara la patrulla hasta la casa finca con Carlos de copiloto y en la parte trasera de la misma, fueron acomodados Camilo y Ricardo, yo esperé a que Sanín arrancara en su vehículo, menos mal no tuvo que retroceder en nada al momento de arrancar el viaje, de lo contrario hubiera podido hacerme daño o aporrearme por estar ahí agachado y con una paja a medias, con mi verga semierecta, en túnica, sin ropa interior, en medio de la noche y de la carretera y a varios kilómetros de distancia de El Edén, quedé yo, Pablo Aristizábal, asistente y alumno de los Retiros Espirituales más extraños pero a la vez morbosos que alguien como yo pudiera asistir.
Continuará…
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