Reventado por mis primos en mi pueblo natal
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por factorg20.
Yo soy de un pueblo pequeno en Cuba, una zona de campesinos y de cultivo de café. Alli naci y vivi hasta los 19 anos en que me mude para la capital de la Isla, la Habana. Pero esta historia no es sobre mi vida en la ciudad sino mas bien sobre un grupo de recuerdos que me vienen siempre a la cabeza cuando pienso en mi pueblo natal y no tengo ningun motivo pero deseo compartirlos. Desde nino yo supe que era gay, era algo instintivo, me gustaban los hombres, me descontrolaban. La imagen mas lejana que tengo en tiempo de ellos es una vez yendo al mercado con mi padre y un hombre alli, en camiseta deportiva con sus brazos levantados. Sus pelos negros en las axilas y el deseo que me provocaron todavia recrean la imagen cuando la pienso, y no se, yo creo que tendria como siete u ocho anos. Pero este relato no es sobre estos primeros deseos sino mas bien, sobre la primera vez que un hombre me desvirgo, y la manera en que segui usando mi culo mucho despues de eso.
Los pueblos de campo son muy machistas pero tambien sus hombres muy calientes. Muchos de mis primos, por ejemplo, iniciaron su vida sexual con animales, cosa que no me llamaba la atencion, pero si verlos en accion. Para estos hombres ser gay no es tener sexo con hombres sino que te cogan el culo. Meterle la verga a otro tipo no hace maricon al que la mete, por tanto, de alguna manera ser activo no es tan problemático. Y por razones como esta fue que termine metiendome un rabo en la boca y luego otros mas. Aquel dia yo todavia tenia 16 anos y estaba en casa de mis primos que ibamos a la represa a banarnos. Raul, el mayor tenia 20 anos y Pedro el menor tenia 18. Ambos tenian la complexion tipica, eran de piel bien quemada por el sol, pelo castano y cuepos atleticos, lo cual era de esperar pues trabajaban en la finca de su padre. No puedo mentir, yo los habia visto antes desnudos y ciertamente sus miembros eras notables. Sobre todo el de Raul, el mayor, que parecia otra extension de sus piernas.
Nos fuimos a la represa a banarnos y ellos debian cuidar de mi, el mas menor y ademas porque según mi familia yo era muy debil de carácter y constitucion fisica. Es cierto, yo era delgado y sobre todo un poco delicado para los parametros de macho de la zona. Al llegar a la represa dos chicas del pueblo estaban lavando unas ropas y mis primos decidieron no hacerse notar y, en cambio, esconderse tras los matorrales. La idea de ellos era espiar a las chicas y masturbarse mientras tanto. Eso comenzaron a hacer, se sacaron sus trozos de carne, que ya estaban creciendo y comenzaron a tocarselos mientras se echaban saliva. Todavia recuerdo el olor de sus pingas. Era la primera vez que tenia una tan cerca y el olor era delicioso. En la ciudad, anos despues, me preguntaba porque las vergas no olian a nada. En fin. Se estaban haciendo la paja y yo estaba muy pero muy nervioso, porque no queria mirarles la verga tan fijo, pero era inevitable. Finalmente, Raul me miro fijo y con voz engolada me pregunto si me gustaba y yo, de tonto, y mirandole la pinga le dije que si medio sonriendo. El no se referia a eso, sino mas bien a las chicas pero entonces se dio cuenta y se rio. Se viro a pedro y le dijo, -oye, yo creo que el primito es maricon.’ Mientras se reia. Pedro, que habia estado concentrado en las chicas pregunto que como así, que que era eso de que yo era maricon. –Si, dijo Raul- no ha parado de mirarme la pinga el muy cabron.
Yo no sabia que iba a pasar, estaba con miedo y solo podía bajar la cabeza. Pedro entonces dijo, y allí todo sufrio un giro, -pues que no mire tanto y que mame hasta que nos desleche que es mejor que usar la mano. Raul se viro y me dijo –Ya oite primito, baja a ordeñar estos rabos. Inmediatamente me bajo la cabeza y me la puse contra su verga, enorme y jugosa. Yo abri la boca y empece a mamar. Ellos se burlaban pero a mi no me importaba mucho, yo estaba disfrutando muchísimo. Luego cogi la verga de Pedro y se la segui mamando mientras masturbaba a Raul, de vez en cuando le lamia los cojones a los dos. Mientras ellos estaban concentrados en las chicas. De pronto oigo a Raul diciendo –oye mi hermano que tu crees si probamos el culo de este primito mariconcito. Eso si me asusto, porque no sabia nada de como se hacia eso pero ellos parece que tampoco porque pedro respondio –Dale que yo he oído decir que a los mariconcitos les encanta que le metan rabo por atrás, son como mujeres descontroladas.
Raul me separo de su pinga…yo seguía concentrado en en ella, y me dijo que me pusiera en cuatro atas como una puerca. Asi lo hice y el se puso detrás mio y lo primero que sentí fue su dedo lleno de saliva que me entraba, me dolia mucho pero aguante, lo cual no era nada para lo que venia depues. Raul tiene una perla por debajo de la piel del pene, una mania de los muchachos en el campo que dice da mas placer a las mujeres. Alli decsubri que tenían razón. Senti como mi culo se abria, crei que se abria en dos, crei que yo me partia a la mitad, me dolia pero Pedro me tenia la boca tapada para evitar gemir mucho y espantar a las chicas que, según ellos, era la motivación. Lo mejor es que mi culo se dilato y pude sentir mejor aquella monstruosidad entrando y saliendo mientras el solo hablaba de lo caliente de mi hueco.
El no era experimentado, no era como delicado, pero no era algo que estaba en sus planes. Yo era el hueco para ser usado y soltar leche. Y después como de quince minutos metiendo y sacando sentí una explosión de algo que me llenaba por dentro. Era su leche que me estaba llenando el culo, suficiente para que cuando la sacara, me corriera por el muslo, antes que el otro chico, volviera a meterme la verga. Este se vino mas rápido, aunque era mas violento, me daba golpes secos en las nalgas y me decía que yo era una maricona y que este era mi trabajo. Se vino bien rápido, como dije, y muy rápido cambiaron su actitud. Como si nada hubiera pasado se vistieron y me dijeron que me vistiera que ya era hora de llevarme a mi casa. Lo único que se hablo fue cuando me dijeron que si yo no quería problema que no dijera nada que ellos cuando quisieran soltar la leche de nuevo me dirían. Y asi nos fuimos, lo interesante fue que quienes luego dirían algo a un amigo fueron ellos, y asi, poco a poco, me converti en el secreto mariconcito del pueblo. Pero eso es parte de otro relato
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