Río Hurtado, ahí voy 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ernesta.
El año de preuniversitario pasó rápidamente, demasiado para mi gusto, Humberto había sido lo mejor de ese año, me convertí en su mujer todas las veces que él quiso, lo busqué con desesperación muchas veces y siempre estuvo dispuesto para mí, no quería dar vuelta esa página de mi historia, lo conversamos algunas veces, pero el tiempo pasa y aunque nunca dijimos adiós sabíamos que separarnos era la etapa siguiente, yo buscaba estudiar en alguna universidad cerca del hogar paterno, Humberto quería algo lejano que le permitiera independizarse de una vez, desde pequeño entendí y acepté que una relación amorosa con algún hombre era casi un sueño para mí, por eso me decidí en algún momento a aprovechar de buena forma el tiempo que pudiera disfrutar de alguno, eso había hecho, con algunos tuve solo una tarde caliente y con algunos pocos fue de mayor duración, siempre debería ser lo que debería ser y en eso no me equivoqué.
La familia entera decidió pasar las vacaciones de verano en casa de la abuela, cuando digo la familia entera me refiero a nuestra familia y a la familia del hermano de mi padre, alrededor de nueves personas en total.
La abuela era una mujer de ochenta y cuatro años más o menos, la salud no la acompañaba mucho y ese sería el principal motivo de trasladarnos todos hasta su casa en la comuna de Río Hurtado, un lugar tranquilo, con algunas plantaciones, lugares donde pasear y eso lo hace divertido, mi idea, claro está, era buscar a alguno de mis primos menores para enseñarles lo rico que es el sexo, digo los menores porque no me hacía ilusiones con algún hombre mayor y pese a tener mucha más experiencia, no logré desarrollar aún esa personalidad insinuante que algunas otras personas logran, además debía ser cuidadoso y no levantar sospechas sobre mis gustos.
Llegamos a la casa de la abuela un día después de la llegada de nuestros parientes, la casa no era pequeña, pero tampoco muy grande, además vivían ahí un grupo de hombres y mujeres que trabajan con ella, no tan solo deberíamos compartir piezas, también camas, me correspondía dormir en la pieza con mis tres primos, incluido Carlos, mi primer amante, obviamente no estaría dispuesto a dormir junto a él, se lo dije a mis padres, me las arreglé para quedar con mi primo más pequeño, Manuel, de 15 años, un jovencito de pelo rubio y piel blanca, tan lindo como el Carlos, delgado y alto, creo que el ano me babeaba de deseo, pero con otras dos personas en el dormitorio sería muy difícil intentar algo, finalmente creí que no había sido tan buena idea ir de vacaciones hasta Hurtado, sería un mes muy largo para mí.
Llegó la noche, Manuel decidió dormir solo con su bóxer, logré mirar su paquete sin que nadie lo notara, los tres hermanos conversaban amenamente, yo me di vuelta simulando cansancio, Carlos hablaba en voz alta sobre su novia y lo rica que era, no supe si tenía la intención de provocar celos en mí.
Seguro me dormí por un buen rato, desperté y la luz de la pieza estaba apagada Manuel me daba la espalda, no era una noche muy oscura y lograba darme cuenta de lo rico que estaba el muchacho, que pena no poder hacer nada, me tumbe sobre mi costado derecho y me dormí hasta la mañana cuando ellos se levantaron metiendo bulla, eran las ocho y habría que esperar un rato para que alguno de los dos baños estuviera desocupado.
Luego del desayuno, se me acerca Jorge, calculo que tiene unos 25 años, ofrece mostrarme el lugar y salir a recorrer la zona, iríamos en bicicleta hasta un lugar donde guardaban algunos animales, un par de caballos y algunas ovejas, me enseñaría como alimentarlas, después iríamos al pueblo y a darnos unos chapuzones en el río, la idea me encantó.
En el camino poco a poco Jorge fue develando sus intenciones, comenzó como toda conversación entre “hombres”, cómo te gustan las mujeres, si eres virgen o no, cuantas veces lo has hecho y esas cosas, en un momento Jorge me dice claramente lo que busca, “quiero culiar”, me quedé helado durante un instante, “seguro tienes novia, polola o alguna chiquilla con quien hacerlo” le respondí, “claro, hay algunas disponibles por aquí, pero me quiero meterle el chuto a un buen culo”, lo miré, sin saber que decir le dije “le damos de comer a los animalitos”, “ven, te mostraré”, fuimos a una especie de pieza, unos muros de adobes sin techo, al otro lado unos fardos de pasto seco, solo era cosa de esparcirlos, los caballos y las ovejas se acercaban solos a comer.
“El Carlos me contó lo que hacían”, me enojé un poco, “ese hueón mentiroso, cómo cuenta mentiras.
Oye, no le creas son puras mentiras”, “no lo sé, me dijo que tu culo era casi como el de una mujer, que tienes un lunarcito en tu potito y que te gusta mucho el pico, ya po, dime la verdad, yo ando medio necesitado también, podríamos aprovechar que estamos solos por aquí”, me hice la ofendida, “me voy, ¿qué te has imaginado?”, “muéstrame el culito y si no tienes nada te creo po”, fui tomé la bicicleta que estaba apoyada a un muro y la monté amenazando irme, deseaba ser culeada, pero no me atrevía, el joven se me acerca, me toma fuertemente y me apoya contra la pared, “ya po, muéstramelo”, entonces me doy vuelta, él baja mi ropa, se arrodilla detrás de mí, “guau, tu primo tenía razón, es muy lindo oye” y comienza a pasar la lengua en mis nalgas, me las acaricia suavemente, mientras comienzo a disfrutar, su lengua es áspera, la mueve con cierta maestría, seguro a lengüeteado otros culos o algunas vaginas, comiendo a gemir, pero me da miedo, “nos van a pillar aquí”, “no te preocupes, por aquí no pasa nadie”, pero tengo miedo de ser sorprendido con un buen trozo de carne en mi culo, “dejémoslo para otro día o vamos a otra parte”, se levanta, se apoya contra la pared, saca su pene y se me antoja meterlo en la boca, me arrodillo, le beso la cabeza, lo tiene duro, es grande, comienzo a pasarle la lengua en el tronco, es grueso, es muy rico, lo meto en la boca, mis labios lo disfrutan, no dejo de mover la lengua, comienzo a moverme, quiero que disfrute lo que le hago, me toma el pelo y se queja suavemente, seguro no quiere que nadie nos escuche, mi boca está llena de saliva, su pico comienza a dejar salir sus jugos, la saco de la boca, la levanto, le paso la lengua desde abajo hasta la cima de su cabeza, caen algunas gotitas de precum y paso la lengua suavemente para saborearlas, que rico es esto, me encanta.
El sol está sobre nosotros, el día es caluroso, la piel comienza a resentir esas condiciones, a mí no me importa y creo que a Jorge tampoco, el goza, lo sé porque su pene está mucho más duro y grande que hace un momento atrás, me levanta, me toma la mano y me lleva debajo de una sombra, ahí el aire está fresco y casi oscuro, al menos podemos culiar sin que nos vean desde lejos.
Las manos apoyadas sobre los bordes del abrevadero, el pantalón a la altura de las rodillas, el culo parado esperando el pene inmenso de Jorge, era un moreno divino, alto, su cuerpo denotaba el esfuerzo del hombre del campo, su pico era un monumento hecho carne, largo, como 25 cms, sin exagerar, grueso y con una notoria curva, es el miembro ideal para disfrutarlo, “afírmate putita que ahí te la meto toda”, la ansiedad me tenía muy caliente, carne nueva para probar y disfrutar, en forma brutal me la mete, de un solo golpe, me hace saltar, el silencio se había roto, no fue un gemido el mío, fue un grito, “ayyyyyyyy !!!”, puso sus manos gigantes en mi cintura y comenzó un movimiento tan brutal como su penetración, alguna lagrima rodó por mi rostro, ahora sabía que tenía que aguantar esa brutalidad si quería disfrutar, qué dolor más rico al final de todo, lo sentía jadear, su respiración se aceleraba, mientras el tiempo transcurría lento, pensé que terminaría en cualquier momento, el dolor no me interesaba, disfrutaba ese chuto inmenso intentando llegar hasta mi estómago, parecía no cansarse, pronto descubriría que era insaciable, se mueve rápido, sus bolas golpean fuertemente mi culo, su ritmo es constante, me quejo despacito, sigo pensando que nos pueden sorprender, trato de voltear la cabeza para mirarlo, me encanta lo que hace, cierro los ojos ahora, sigue con su bombeo infernal, sus manos recorren mi piel, el vientre, la espalda, las piernas, el culo, su pene es muy rico, llega hasta el fondo de mi ano, lo mete con fuerza, pasan unos quince minutos, me lo saca violentamente, me ordena arrodillarme, mete su pichula en mi boca, me muevo unos segundos y eyacula, trago su líquido caliente, su pene huele a mí.
Me levanto para subir mis pantalones, pero él me abraza, me acaricia el culo, agarra mis nalgas con fuerza, “sácate la ropa”, me sorprende su orden, pero lo hago con gusto, él hace unos instantes ya está desnudo, es precioso.
Se acerca a mí, besa mi cuello y lame mis pezones, me acuesto sobre el piso de tierra, pasa mis piernas por sobre sus brazos, sus manos se apoyan en el suelo, me mira fijamente, me da vergüenza mirarlo, cierro los ojos, “perra, mírame”, lo hago sin protestar, su pene ingresa en mi culo, puedo observar lo macho que es, en ese momento es mi hombre y yo su zorra, estoy dispuesta a eso, lo deseo intensamente, me lo mete de un golpe, pero esta vez mi culo está preparado para recibir ese golpe arrollador, gimo de placer, “eres rico, me gusta mucho tu pico, por favor muévete, lo necesito todo”, se mueve con facilidad, el tipo es increíble, logra meterme sus 25 cms y yo no lo puedo creer, sus cocos siguen golpeando mi culo, mi ano se dilató al máximo, se acuesta sobre mí, mis piernas se envuelven sobre su espalda, él está muy caliente, pienso que hace mucho no tiene sexo y yo soy la afortunada para desahogarlo, ufffffffffffffffffff que rico, “sigue, sigue”, coloca su mano sobre mi boca y me mira, saca su pene y se monta completamente sobre mí, me besa, su lengua se enreda con la mía, es genial como amante, me da vueltas y otra vez su pico entra velozmente en mi ano, se mueve muy rico, entonces baña mi interior con su leche, espera un momento y sale de mi interior, que maravilla de cachero, me dio duro y rico.
Nos vestimos, nos dirigimos al río, nos bañamos hasta que llegan mis primos, entonces me visto y regreso donde la abuela, Jorge prometió no decir nada y le creo, sabe que si habla no habrá más culo para él.
Llega la noche, observo con ojos de buitre a mi pequeño primo, conversamos un poco, llega Carlos, miro hacia la pared y el día pasa la cuenta, aún siento el culo abierto y estoy dichosa de lo que pasó.
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