Rudof el chico de la marina.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por camaron64.
Una tarde estaba yo trabajando en un fuera de borda auxiliar de un barco para ganarme la vida y de pronto se me acerca Rudolf que con igual bañador estaba aquella tarde.
Lo llamo y le pregunto que cual era la razón de su visita, cuando él sabía que si los custodios lo cogían en aquel lugar le costaría a él y a sus padres por dejarlo estar allí, y sin que fuera muy difícil, comenta que sus padres trabajaban hasta tarde todos los días y que después de clases hacía mucho calor y él quería estar en aquel lugar que era muy bonito con todos los yates que avían.
Tratando de introducir un tema que era el que, yo al igual que él deseábamos creo yo, porque lo que vino después así lo demostró.
Comienzo por hacerle saber mi nombre y luego cuando le pregunto cómo se llamaba me dijo un nombre que era falso, ocultando de esta manera su real identidad y al creerse seguro que de esa manera seria imposible de rastrearlo, me asegura que no tenía otro lugar mejor a donde ir y por eso vendría a la marina.
Y que sus padres lo sabían, además acompañado de sus amigos de igual de edad que él, nada podría pasarles a todos.
Lógica tenia después de todo, le pregunto:
Yo: Pero ¿qué sucede que ahora mismo estas tu solo conmigo aquí y a donde fueron tus amiguitos?
El: Si, pero mis amigos fueron para sus casas que ya sus padres llegaron y los míos no llegan hasta más tarde.
Y me parece que con usted estoy seguro aquí, en este momento.
Yo: Espero que estés en lo cierto, porque tengo una propuesta que hacerte, de lo cual espero que tengas la consideración de pensarlo, te veo en ocasiones muy solo por estos lugares y es necesario que alguien te apadrine por si algún día alguien te para o te pregunta, ¿No crees que sería lo correcto a hacer por si acaso?
El: ¿Si, pero a cambio de que sería tal propuesta si no somos nada?
Yo: Precisamente por eso porque no somos nada y deseo con todo mi ser el ser alguien para ti, ¿si me dejas?
El: bueno dime que es lo que tengo que hacer para merecer tanto aprecio.
Come he visto en tantas ocasiones que vienes a la marina a surfear donde no hay olas y de echo no tienes el uniforme se surfista.
Te propongo que me dejes arreglar un poco eso y al menos llamaras menos la atención de todos los que por aquí estamos, por ejemplo, yo que el otro día estaba muy tranquilo tomándome unas cervezas, hasta que llegaron ustedes a surfear dentro de la marina y tu bañador lo tenías en las rodillas, dejando tus dos nalgas al aire y parecería que aquello era muy normal para ti.
Yo: Fue cierto lo que te digo, tuve que levantarme de donde estaba con mis amigos y buscar una excusa para poderte seguir por un rato hasta que se alejaron por la misma entrada del canal que los lleva a la ciudad, acaso no te da pena demostrar a todos lo que con tanto cuidado uno guarda para sí.
El: Si, pero en aquel momento solo podía bracear, porque nos asustaron los custodios y teníamos que poner pie en polvorosa para podernos ir de aquel lugar sin ser atrapados.
El chico un poco interrogativo me dice que si él me llamaba la atención.
Comienza de esta manera a ponerse algo nervioso puesto que el tema conducía a una interrogante que por el peso de la conversación vendría en cualquier momento.
Suavizando un poco la conversación con el chico, que solo tendría 12 años de edad y con unos deseos de abrirse paso ante la vida, comienzo por decirle que a cambio de mi amparo en aquel lugar tendría que hacerse mi amiguito y que para ello debía ser bondadoso conmigo y obedecer en lo que le pediría, si par bien lo apreciaba él.
En su rostro se dibuja una imagen generalizada de preocupación y nerviosismo, comienza a temblar y también tartamudea un poco.
Lo tomo de la mano y lo conduzco a un lugar abierto y le pido que respire profundo y que lo pensara antes de dar una respuesta de lo que decidiría.
El: Arsenio, tienes que decirme que es lo quieres hacer conmigo para saber.
Y te prometo que no le diré a nadie.
Esta vez más seguro de sus actos, denotaba más seguridad en sí mismo, cosa esta que me permitió seguir con el tema sin que se asustara de lo que después vendría y sin más la propuesta vino de su boca, solo que cuando comenzó a hablar, lo detuve para no perder el encanto del momento y muy despacio le pido que lo piense antes de darme esa respuesta, yo estaría esperando a que vengas a decírmelo, pero después de considerar, los pros y los contras de ese paso que debías dar.
Cuando terminada la conversación se alejó pensativo y con un gran salto entra en el agua y recupera su tabla de surf y braseando muy despacio se aleja por aquel canal que en unos días me lo trajera de vuelta.
No pasaron muchos días de aquel encuentro pues el chico era asiduo a frecuentar la marina casi todos los días que lo veíamos casi todos, u otras veces que no lo veíamos pero que él estaba entre los yates y no era fácil de ver.
Para comenzar se los describo que era un chico que mediría como 1.10 de estatura y un cuerpo trigueño y de ojos claros azules como el cielo, no era flaco, pero su cuerpo mostraba rasgos femeninos sobre todo en la zona de la cadera, en el momento de expresar algo lo hacía moviendo las manos de forma muy femenina, algo que realzaba mis deseos de llegar a algo con él, en su piel no había cambio de coloración en ninguna parte, el tono era de trigueño en todo su cuerpo, el cabello era trigueño pero algo quemado por el sol, lo que denotaba un rubio falso por la exposición tanto tiempo al sol.
Y solos unos bellos en la zona púbica, cosa esta que solo pude ver después de que regresara con la respuesta más esperada por mí.
Llego el deseado día en que Rudolf, se me acerca por la espalda, pues no lo había visto llegar, y la sorpresa me acoge, pues el tan solo verlo desencadenaba unos deseos incontrolables, sobre todo después de haber tenido con él aquella conversación que aviamos dejado inconclusa para de esa manera llegar a la mejor conclusión posible, que de hecho se materializo ese día de tarde, como a las 2 Pm se me apareció.
Nos fuimos directo a mi yate que en una zona de poca visibilidad lo tenía apoderado al muelle.
Lo mando a subir a bordo y de manera muy sencilla le ofrezco algo de refresco lo cual refuta al principio, se sienta en uno de los cojines mullidos que tenía abordo y desde la altura que quedaba me dice que sí que deseaba que lo apadrinara y que haría lo que le pidiera sin pensarlo mucho.
Yo: Bueno ¿que deseas que te haga para comenzar? Le pido que si desea se podía quitar el bañador que como siempre poco elástico tenia.
Y te alcanzo una toalla para que te seques o deseas darte un baño primero, con agua fresca.
El: ¿No pudiera ser que alguien venga y nos vea así?
Yo: En mi barco solo puede subir quien yo quiera y a esta hora nadie hace visitas por aquí, por lo que si quieres puedes estar desnudo todo el día sin que nadie lo sepa, solo yo que te tengo aquí conmigo y pretendo hacerte muy feliz ¿si me dejas?
El: Está bien, pero nadie puede saber de lo que haremos aquí, sino tendré problemas con mi mama.
Para comenzar me desnudo yo también y nos metimos en la ducha de mi barco y comienzo a acariciar su cuerpecito desde los hombros hasta las piernas y comienzo a dejar caer agua tibia con un poco de gel de baño y comienzo a asearlo despacio y sentía envidia de la espuma que recorría todo su precioso cuerpecito, el solo ver como la espuma recorría la comisura de sus dos nalguitas me ponían a mil tan solo de verlo.
Después de estar así por un rato, cojo la toalla y comienzo a secar su cuerpecito, me seco yo y lo cargo para llevarlo a mi camarote en el que lo reposo y me subo junto a él.
Por voluntad propia y llenando de sorpresa el mismo tomo mi verga con sus manos y comenzó a masturbarme, para después metérsela en la boca, arrancando de mis sollozos de placer y jubilo, estuvo así cerca de 10 minutos, succionando y jalándomela para sacar con ello mi preceminal que al parecer le encantaba, detengo la operación que el traía, pues me traía loco de goce.
Lo pongo boca abajo para apreciar las curvas que tenía en aquellas dos nalguitas que no dejaban de admirar por su forma y tamaño que no correspondían a semejante estatura de muchacho, con decir que comenzaban desde la altura de los muslos, hasta un poquito más arriba de la cadera.
En general tenía unas que daban gusto de estar lambiando por un buen rato cosa esta que no hice esperar.
Comienzo a darle besos desde la parte posterior de las rodillas hasta llegar a las nalgas, donde me detengo un instante para meditar sobre la belleza que delante tenia, él deseoso de que le hiciera más, empina su cadera buscando que mi lengua hiciera contacto con ellas, así fue que llegue a la comisura de sus dos pompitas para deleitarme con aquel huequito que deseoso estaba que le dieran mucha lengua, no sé si fue el impulso que traía o si fue la expresión de tanto gusto, pero un suspiro más que un grito se le escapó a mi Rudolf, como muestra de que disfrutaba lo que le hacía, para dar paso a mi lengua que entraba y salía de su culito, que bien apretado tenia, le pido que debía relajarse que estaba demasiado tenso y par que más cómodo se pusiera le acomodo una almohada a la altura de la cadera empinando aún más su culito deseoso de que me lo comiera, cosa esta que hice de inmediato que lo acomode, mordidas y besos fueron muchas dándole el placer que más deseaba de aquel momento, mejor aun cuando me pide que se la metiera que estaba como loco por eso.
Yo: Tienes que pararte para ponerme boca arriba en la cama y tu despacito te la puedas meter y si te hiciera daño solo detente, y cambiamos o te doy más tiempo para que pueda entrar ¿Quieres tratar así?
El: Si, pero tienes que embarrarme con saliva o algo para que pueda entrar.
Eran tantos mis deseos de poseerlo que hasta olvide la vaselina que para esos fines servían, que pro suerte lo tenía en el mismo camarote donde estábamos logrando los dos un sueño deseado.
Tomo el frasco le proporciono un poco en el culito metiéndoselo con el dedo índices en el culito cosa esta que lo hacía excitarse mucho y le pongo otro poco más, pues si de algo era bien seguro, que no le serian fácil manejar mis 22 cm y no tan gruesa para su suerte.
Luego me embadurno bien mi verga y despacio se aposa poniendo mi glande la comisura de su anito que, aunque no muy dilatado todavía deseaba sr penetrado por mi verga, apoyando las rodillas al colchón comienza a balacear su cuerpecito para dar paso a mi verga, que primero el glande comenzó a abrirse paso en tan serado culito y luego de algunas angustias que en su rostro se dibujaban continuaba avanzando en dicha tarea ardua y luego de alcanzar la mitad de mi verga dentro del culito apretadísimo, se relaja y comienza a forcejear para que el resto se abriera paso en su interior descansando al fin con toda dentro.
Sudaba de placer, pero a la misma medida de aquel dolor que lo invadía a ratos de tal grosor de verga dentro de tan pequeño culito, después que las andanadas de dolor pasaron y habituado a fuerza de querer, comenzó a subir y bajar primero bien despacio y después con más brío hasta que al cabo de solo un rato no podía contenerme más y le pido que para prolongar el momento tan sol fuera un paco más debía detener, y así fue, se fue hasta los más hondo de si con mi verga totalmente dentro se detuvo.
Su verguita que no muy chiquita estaba media alrededor de 12 cm y se veía como de juguete muy bien formadita y sus huevitos que de ella colgaban de daban un placer enorme al tenerla apoyada en mi abdomen, soltaba un poco de preceminal que anunciaban su pronta eyaculación precoz, para tan poca edad, sus cachetes estaban algo rozados por la presión sanguínea que hacia su carita iban y de sus nalguitas un calor intenso apoderaba a mi verga dentro de él, no tuvimos que esperar mucho en las próximas batidas que nos daríamos, mi semen comenzó a salís con unos espasmos que no solo recorrían todo mi cuerpo sino que además al llenarle su esfínter de tanta leche que de ella brotaba, entrego un punto de excitación que lo recorrió completamente dando paso a una sensación de máxima satisfacción y sin que se moviera de la posición que tenía sobre mi verga tuvo el su primer orgasmo acompañado de unos espasmos que anunciaban su primera eyaculación sobre mi verga que producto el masaje a la próstata y además de la inundación de semen caliente dentro de su recto, fueron las condiciones propicias para su primera venida en el coito que tuvimos.
Algo cansados terminamos los dos y me sorprende cuando me dice que con un amiguito de los que venía a menudo a la marina, lo hacían y al preguntarle con quien de ellos, era, me dice que con el más oscuro que no llegaba a negro que era su confidente y a su vez el que en ciertas ocasiones lo hacina en su casa y queda claro para mí que no era virgen del todo lo que tenía en mi camarote y que siempre, él hacía de pasivo para su amigo mulatico que tampoco tenía tanta verga como la que tenía yo, quedamos en que nadie debía de saber de lo ocurrido y que de ahora en adelante le dijera a los custodios de seguridad de la marina que yo era su padrastro para que lo dejaran entrar por la puerta principal sin problemas.
Nos despedimos aquel día yo acariciándole las nalgas y dándole instrucciones de que debía hacer una vez en su casa que no solo debía asearse bien, sino que además desde ese día, debía ser el quien lavara su ropa interior para que nadie supiera lo que pasaba, entendió el mensaje y se despidió de mi con un beso negro que le recorrió hasta lo más profundo de su ser, dejándome con unas ganas de repetir lo sucedido ese día.
Estimados lectores espero les satisfaga esta narración y den su criterio si es que lo merece, sin otra cosa que agregar a esta, solo que la próxima historia que les traerá fue mucho más intensa que la primera.
Por lo que me despido con un continuara de costumbre.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!