Sala de juegos recreativos.
Estando allí, en 2 ocasiones llamaron a mi amigo, la primera fue al fondo y apareció al poco, Dios venía todo colorado, estaba claro que acababa de tener sexo.
Era un sábado por la tarde, había bajado al centro de la ciudad como acostumbraba, iba paseando, pensando en que hacer, si ir al cine o ir por la calle de los vinos paseando a ver que ambiente había, también a ver si había suerte y encontraba alguien que me gustara. Aunque dudaba ya que las veces que encontré alguien con quien ir, siempre me había encontrado con Rafa, el viejo lobo o cazador de putitos como lo bauticé yo el día que nos conocimos, y estaba seguro de que, aunque era algo pronto, al final me lo iba a topar, bueno más bien era él, el que terminaba encontrándome, Dios, era como si tuviera un radar o mejor un detector de jovencitos a los que darle por el culo. Raro era el día que bajaba al centro de la ciudad y no me lo encontraba, es más, basta que fuese yo quien lo buscase, para que lo encontrara, pero con otro jovencito. Así era la suerte que yo tenía.
Así iba pensando en si ir al cine o no, cuando al pasar por la sala de juegos recreativos que había en una de las calles del centro, se me ocurrió entrar y allí que me voy a encontrar con un antiguo compañero del instituto, era el primo de uno de los compañeros con los que solía salir, fuera precisamente por el que me enterara de que en los aseos públicos de la plaza de Pontevedra, uno de mis lugares favoritos para ir a tener encuentros sexuales, allí había muchos viejos y maduros que iban a la búsqueda de jovencitos a los que follarse. Pues además de que en la plaza había muchos jovencitos jugando, justo enfrente estaba el instituto Eusebio da Guarda, vamos que allí era el paraíso de los jovencitos gay o mariconcitos como lo era yo y como lo era dicho compañero.
Además, que el condenado era bien guapo, vamos que me gustaba mucho, solo que ambos éramos pasivos, o sea que nos gustaba que nos dieran por el culo y a él, además le gustaban los maduros y con la polla bien grande y sobre todo gorda, a mí la verdad, grandes sí me gustaban, pero las gordas me costaba bastante, pues tenía que estar muy lubricado y bien caliente y aún así hasta que no me la metían bien a fondo y mi culito se dilatara, me molestaba un poco.
Al verlo allí jugando en una de las máquinas recreativas, me acerqué a saludarlo, la verdad es que me gustaba el condenado, pero yo no estaba precisamente en sus planes, es más, hasta me pareció que no se había alegrado mucho al verme allí. Luego supe que efectivamente se había puesto algo nervioso, pues cosa que yo hasta entonces desconocía, allí también era lugar de ligue, vamos que iban muchos maduros y viejos a la caza de jovencitos para ligarlos y llevárselos a follar.
Después del mal trago que le pareció el habernos encontrado, fue cuando salimos a dar una vuelta y fue cuando me contó todo. Al parecer allí era algo más que un lugar de ligue, pues allí iban maduros buscando jovencitos con los que mantener sexo, el encargado de todo eran los 2 hombres que llevaban la sala de juegos recreativos. Primero tenías que pasar lo que le decían periodo de prueba, vamos que iban tanteando a jovencitos, los dejaban jugar gratis y disimuladamente les iban metiendo mano, si te dejabas pues era cuando te dejaban jugar gratis y así poco a poco te iban introduciendo en digamos en aquel oscuro negocio.
Primero tenías que pasar la prueba de los que llevaban la sala de juegos recreativos, eran 2 hombres maduros, de alrededor de unos 40 años, uno era algo gordo, mal encarado, vamos que tenía cara de hijo de puta, el otro era algo más alto, pero bastante delgado y de cara mucho más amable pero cuando los conocías bien, eran tan morbosos uno como el otro.
Luego si pasabas esa prueba, se encargaban de mandarte con otros clientes, vamos que era con ellos con los que hablaban, te venían a avisar y luego o bien ibas al fondo de la sala o te ordenaban subir al hostal que había allí al lado y que era donde alquilaban habitaciones por horas.
Los que iban al hostal eran ya los que les decían que eran de plantilla, o sea como si fueras un trabajador más, pero claro lo único que realmente eras, es un mariconcito que ponía el culo por el que otros pagaban. Dinero que, por supuesto no te daban a ti, pues los encargados de cobrar eran los 2 maduros de la sala de juegos, luego ellos te daban algo para tenerte contento y siguieras trabajando para ellos.
Todo esto me lo fue diciendo poco a poco, pues ese día solo me dijo lo de jugar gratis y dejarse meter mano y poco más, lo otro fue porque además de ir viéndolo yo, él me siguió informándome de todo.
Luego de dar una vuelta y beber algo a lo que él me había invitado, volvimos a la sala de juegos, pues él tenía que trabajar, vamos que era uno de los que solía cobrar algo, por eso fue que al verme se había puesto todo colorado y no le había gustado mucho, cosa que luego ya no le importó, pues sabía que yo también era homosexual y me había interesado lo de la sala de juegos, pues era una época de poco dinero, estaba sin hacer nada, solo estaba estudiando en una academia un curso de electrónica, y solía andar pelado de dinero. Claro que yo nunca me atreví a ejercer de chapero, me daba mucha vergüenza, era incapaz de pedirles nada, realmente iba porque me gustaba que me dieran por el culo, esa era la verdad. Pero si aquellos hombres de la sala me dejaban jugar gratis y si conseguía algo de dinero, pues bien, no lo veía igual, o así al menos pensaba yo en aquellos momentos, vamos que aquello era claramente prostituirse, pero yo no quería verlo así, me engañaba a mí mismo.
El caso es que cuando volvimos, me presento a uno de los de la sala, les dijo que era amigo suyo luego sé que hablo algo más y fuimos a jugar a una de las máquinas recreativas.
Estando allí, en 2 ocasiones llamaron a mi amigo, la primera fue al fondo y apareció al poco, Dios venía todo colorado, estaba claro que acababa de tener sexo, no supe con quién, pues antes de que pudiera contarme, fue cuando lo volvieron a llamar y ahora salía de la sala de juegos, se despidió diciéndome de que luego por la noche nos veríamos y ya me contaría más. Así que supuse que volvería antes de que cerraran, pues no le faltaba mucho para ello.
Estando, jugando en la maquina recreativa, ya casi con el cierre a punto, fue cuando se me acercó el hombre delgado, el que yo veía más amable porque de verdad que el otro tenía cara de hijo de puta que tiraba para atrás.
Se pegó a mí a la vez que me empezó a hablar muy disimuladamente me metía mano. Dios, al principio me asustó, luego al hablarme él ya traté de tranquilizarme.
Tranquilo, no te asustes, ya nos dijo tu amigo que estás interesado, me decía mientras muy disimuladamente me magreaba el culito viendo mis reacciones. Como no le decía ni protestaba nada, viendo que me dejaba meter mano, fue cuando me dijo si me gustaba.
¿Te gusta?
Sí, le contesté nervioso como estaba, a la vez que movía la cabeza en señal de afirmación.
Así que acabes la partida, ven al fondo, allí entra en los aseos de caballeros, me dijo marchando para ellos.
Dios que nervioso estaba, fue decirme aquello y mi estomago se empezó a encoger a la vez que la polla se me empezaba a poner dura.
Estaba tan nervioso que ya era incapaz de concentrarme en el juego por lo que enseguida terminé la partida, yendo para donde me había dicho. Vi como se me quedaba mirando el de cara de hijo de puta, Dios parecía que quería darme de hostias, no me quitaba la vista de encima, el cabrón no dejaba de mirarme el culito, claro que muy pronto iba a saber el porqué de aquella mirada.
Cuando entré en el aseo de caballeros, era la primera vez que entraba allí, estaba tan nervioso que hasta las piernas me temblaban, sabía muy bien a lo que iba, pero aun así estaba nervioso como si fuera mi primera vez. Nada más entrar ya vi que había otra puerta la cual estaba abierta, ponía en ella, privado, y allí me estaba esperando aquel hombre delgado de unos 40 años. Joder el cabrón ya se había sacado la polla de fuera, el muy cabrón estaba ya empalmado, tenía una polla digamos normal, de unos 15 o 16 centímetros, no estaba circuncidado y no era una polla descomunal, más bien delgada, eso sí, curvada al igual que una banana, cosa que nada más verla ya me gustó.
Ven, me decía tirando de mi brazo para que entrara a la vez que cerraba la puerta nada más entrar yo.
Quedé mirando como era aquel cuarto que ponía en la puerta privado, y lo que era, es donde se cambiaban de ropa, donde tenían un par de taquillas, luego había una ducha, un lavabo, otro aseo y luego una mesa de madera con 2 sillas.
Nada más cerrar la puerta, ya me hizo girar quedando con el culo pegado a la mesa y mirando de frente a la puerta por donde acababa de entrar. Veía como me miraba con aquella cara de risueño que tenía, veía la polla de fuera como le colgaba ya tiesa y dura, cuando se puso a desabrocharme la camisa mientras yo nervioso le acariciaba la polla.
¿Te gusta lo que ves? Me preguntaba mirándome a los ojos.
Sí, le contesté moviendo la cabeza en señal de afirmación.
Pues me alegro porque va a ser toda para ti, mira lo contenta que la tienes, desde que te vi esta tarde ya me pusiste bien cachondo, Bueno nos pusiste, porque a Antonio lo tienes que revienta por romper este culito que tienes. Te ves muy sexi, sabes, nos volviste locos con ese meneíto que tienes cuando estás jugando en la máquina. Así que vamos a ver como te mueves ahora me decía cuando ya empezaba a aflojarme la correa del pantalón mientras yo seguía acariciándole aquella polla que tanto me estaba gustando, se notaba muy caliente, con una piel muy suave y agradable al tacto.
Nada más aflojarme la correa del pantalón, empezó a desabotonármelo, y al tercer botón ya me cayó el pantalón a los tobillos, terminando luego él de bajarme el slip que llevaba puesto.
Bufff, ya veo que andas bien caliente, mira que empalme llevas encima, me decía pasando su mano por mis genitales a la vez que me los acariciaba.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Suspiraba más que gemía, al notar como su mano acariciaba mis genitales y polla, a la vez que con mi otra mano me sujetaba a él.
¡Uy pero que putita tenemos aquí! Mira como gimes con solo acariciarte, me parece que vamos a tener una putita muy escandalosa, me decía mientras seguía acariciándome con sus manos.
Me gustan las tetillas que tienes, son pequeñitas, pero mira que duritos se te ponen los pezones, me decía pasando primero su mano por ellos, llevando luego su boca a ellos y empezar a morder el pezón mientras con la otra mano terminaba de quitarme la camisa.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí al notar como mordía mi pezón y con la otra mano terminaba de sacarme la camisa.
¡Ay que bien lo vamos a pasar, ya verás como vas a chillar de gusto, andas bien caliente y eso no puede ser, hay que aliviarte para que no nos andes tan salido, no me extraña que muevas el culito de esa manera tan sexi, me decía mientras seguía mordiéndome los pequeños e hinchados pezones.
Yo estaba que moría de gusto, era verdad que andaba más salido que una manada de perras en celo, las piernas no paraban de temblarme, el cabrón me hacía estremecer de gusto, le notaba la polla cada vez más dura y caliente, la acariciaba cada vez con más brío, la estaba deseando probar, quería tenerla dentro de mis entrañas, cuando sin darme cuenta le pedí que me follara.
¡Fóllame! Métemela, le decía con una desesperación que hasta a él le sorprendió.
¿Tienes ganas… eh mi putita?
Pues no te preocupes que hoy vas a salir de aquí bien complacido, hoy vas a ir para casita bien preñado y con el culito bien abierto. Y con la misma me hizo girar quedando mirando para la mesa que allí había, me hizo apoyar el pecho sobre la mesa, me abrió de piernas todo lo que mi pantalón y slip le permitieron, y así con el pecho apoyado sobre la mesa y abierto de piernas, escuché como escupía en su mano, pasando luego esta por toda la rajita de mi culito, pudiendo él ver que ya estaba algo lubricado, pues desde hacía unos meses, que siempre que salía de casa para ir al centro de la ciudad, ya procuraba ir además de bien lavadito, algo lubricado para ir preparado para cualquier encuentro que pudiera surgirme.
¡Ay maricón! Pero sí ya nos vienes preparadito, me decía pasando sus dedos por mi agujerito. Pudiendo notar como mi caliente agujerito se abría nada más tocarlo con sus dedos.
¡Ay maricón que culito tienes! Dios como lo vamos a pasar, me decía notando como colocaba la punta de su polla en la entrada de mi ano, me ordenaba que sacara un poquito más el culo para fuera y nada más echar yo el culo para fuera, noto como aquella polla me va abriendo el culito a la vez que se va introduciendo por él.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillé notando como me introducía la polla hasta la mismísima empuñadura. Dios, me la había clavado hasta los huevos.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡Ay maricón que culito más rico tienes! ¡ay que gusto! Gritaba pegando con su pelvis en mi caliente culito a la vez que empujaba hincándome más en mis entrañas, aquella caliente y dura polla que me acababa de meter por el culo.
¡Dios que culito! ¡Ay maricón que culito más rico tienes! Gritaba una y otra vez mientras me empezaba a follar a saco, metía y sacaba su polla una y otra vez metiéndomela sin compasión, haciéndome gemir escandalosamente, por el gusto que me estaba dando.
Así maricón así, querías polla, pues toma polla, toma, toma, gritaba una y otra vez mientras me sodomizaba apoyado con el pecho contra aquella mesa.
La mesa se movía y saltaba como si tuviera vida propia, incluso se escuchaba el plof, plof plof plof plof, plof plof plof, del golpeteo de su pelvis contra mi culito. Tremenda follada que me estaba dando el fulano aquel, No sé si había alguien en los aseos, de lo que estoy seguro, es de que, si había alguien, de seguro que nos estarían escuchando a la perfección, vamos que no había lugar a duda de que allí se estaban follando a alguien, y a ese alguien al que se estaban follando, no era otro que a mí.
Así maricón así, quiero que chilles, que todos escuchen como gimes y como te gusta que te den por el culo, que sepan la putita que eres, que sepan lo que te gusta que te den por el culo. Dios como vas a chillar cuando te coja Antonio, va a ser todo un espectáculo escuchar y ver como te coje, vas a ser una de las mejores putitas que tengamos, vas a ser la reina de la sala, te vamos a hacer el maricón más famoso de La Coruña, me decía sin dejar de follarme.
Ya los 2 sudábamos como carneros y el macho aquel seguía dándome por el culo sin compasión alguna, yo no podía dejar de gimotear, tenía mi polla que no dejaba de gotear líquido preseminal, ¡ohhh ooohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba en un lloriqueo constante mientras estaba siendo sodomizado en el privado de aquella sala de juegos recreativos.
Así, así, ¡ay que culito más rico tienes mariconazo! Que apretadito y que gusto da follártelo, hoy vas a ir para casa bien follado y bien preñadita, pero tienes que venir más veces, ya verás lo bien que lo vamos a pasar, vamos a hacer de ti una princesita, me decía una y otra vez mientras me seguía sodomizando, cuando de repente noto que las arremetidas eran más rápidas.
Ya maricón ya, ya me vengo, ya me vengo, gritaba a la vez que las embestidas eran más rápidas y profundas, sus dedos se clavaban en mis caderas a la vez que tiraban de mi hacia él, cuando noto como de su polla empiezan a salir varios chorros de semen, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba a la vez que me llenaba el culo de semen, dejándome preñado.
Yo estaba que me temblaban las piernas, escuchaba la fuerte respiración del fulano, como me mantenía sujeto con sus manos mientras su polla terminaba de eyacular en mis entrañas, como se iba escurriendo su polla, y como nada más salir su polla de mi culito, se agacha para besarme el culito a la vez que va pasando sus manos por mi espalda acariciándome.
Que follada más rica, tienes que venir más veces, vamos a hacer de ti la princesita de la sala, no te va a faltar polla nunca, siempre vas a salir de aquí bien preñadita, ya verás.
Ahora espera aquí que te quiere follar Antonio, lo tienes que le van a reventar los huevos de lo cachondo que lo has puesto con ese meneíto que le dabas al culito.
Y luego de decirme eso, escucho como abre la puerta y nada más salir el que me acababa de follar, entra el que al parecer llamaban Antonio.
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