Sala de juegos recreativos II.
Quítate todo, te quiero sin nada de ropa, me decía señalando para el pantalón y slip que tenía sobre los tobillos. Al momento ya me agaché para quitarme los zapatos y luego me terminé de sacar el pantalón junto al slip..
No hice nada más que incorporarme y al dar la vuelta, ya vi que entraba aquel hombre que al parecer se llamaba Antonio. Dios que cara de hijo puta. Dios no solo tenía cara de hijo puta, los ojos le brillaban que parecían 2 antorchas y traía una cara de media sonrisa, vamos que era mirar para él y pensar en que aquel fulano era un auténtico hijo de puta.
Era de estatura más bajo que el otro, andaría por el 1,70 centímetros, como mucho, tenía algo de pancita, aunque la disimulaba algo con el mandilón que llevaba puesto a modo de uniforme, dicho mandilón le llegaba a las rodillas. Vamos que tenía una pinta poco agradable.
Yo al verlo y verme prácticamente desnudo, me dio algo de vergüenza, me intimidaba aquel hombre, traté de taparme la polla y huevos con mis manos, estaba empalmado a tope, pues no me había corrido, solo había soltado gotas de semen, vamos que estaba con la polla pringada de la que todavía le colgaba un hilo de semen y me sentía desprotegido delante de aquel hombre que ahora tenía allí delante mía.
Antes de decirme nada, me agarró las manos apartándomelas para que no me tapara, me estaba estudiando. Una vez me tuvo bien estudiado, me ordenó que me quitara el pantalón.
Quítate todo, te quiero sin nada de ropa, me decía señalando para el pantalón y slip que tenía sobre los tobillos.
Al momento ya me agaché para quitarme los zapatos y luego me terminé de sacar el pantalón junto al slip.
Los calcetines también, me dijo él al ver que me los iba a dejar.
Hice lo que me pedía cuando al ponerme de pie mirando para él, ya lo vi con el mandilón completamente abierto, no llevaba nada debajo, y el pantalón abierto con la polla de fuera. Dios así que vi aquella cosa colgándole del medio de las piernas, abrí los ojos como platos, tremenda polla la que tenía aquel fulano, joder si hasta las piernas me temblaron al ver semejante rabo. Y no solo me temblaron las piernas, es que hasta el estómago se me encogió al ver aquello.
Aquel fulano me iba a destrozar, solo había visto una polla como aquella y fuera la del portugués, esta quizás no fuese tan gruesa, pero le llegaba.
Así que vio la cara que había puesto al verle semejante pollón, la sonrisa del hijo de puta era más evidente, es como si me la estuviera guardando. Es como si me estuviera diciendo, ahora vas a ver lo que es bueno, ahora vas a mover el culito.
¿Te gusta lo que ves? Me decía con aquella sonrisa maliciosa.
Yo no sabía que decirle, me había dejado sin habla, solo sabía que aquella polla me iba a reventar.
Al ver que yo no reaccionaba, que me había quedado asustado, se acercó a mí, me cogió las manos llevándolas a su enorme polla a la vez que me decía, no tengas miedo, acaríciala y chúpala sin miedo que no te va a comer, anda ya verás como vas a chillar de gusto cuando te la deje ir toda por ese culito tan sexi que tienes, ya verás como vas a mover el culito y el gustazo que te va a dar cuando la sientas en tus tripas.
Agarrado a la verga me agaché y llevé mi boca para empezar a chupar aquella enorme polla. Apenas me cabía en la boca, ya chupar el glande me costaba una barbaridad, pues apenas me cabía en la boca, así que empecé a pasar la lengua mientras con la ayuda de las manos se la iba descapullando, luego empecé a succionar el glande, mientras con mis manos le iba acariciando todo el tronco, pues era incapaz de meterme más en mi boca, no me cabía.
Así mi putita, así, ves como te gusta. Abre bien la boquita y chúpala bien que ya verás lo feliz que te va a hacer. Me decía mientras me acariciaba con sus manos la cabeza.
Así me tuvo un buen rato, hasta que yo ya cansado de estar de cuclillas, me puse de pie, quería estirarme un poco las piernas, pero ahí él ya no me dejó agachar de nuevo, me hizo girar apoyándome contra la mesa, me hizo abrir de piernas a la vez que llevaba su mano a mi culo, empezando a buscar con sus dedos mi abertura.
Vamos a ver como tienes el agujerito, me decía metiéndome 2 de sus dedos por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí al notar como me introducía 2 dedos por el culo, como me abría el esfínter y hurgaba en mi interior.
Bueno putita, bueno, ya lo tenemos bien dilatado, mira cómo se te abre, y además ya te tenemos bien lubricado, ya te lo llenaron de lechita, así no te dolerá tanto cuando te meta la mía, ya verás como luego no vas a querer que te la saque, sois como la gata Flora, chilláis cuando os la meten, y lloráis cuando os la sacan.
Así me tuvo un buen rato preparándome con sus dedos y cuando ya vio que mi abertura se abría bastante, me volvió a girar, quedándome, mirando para él y ahí fue cuando me pegó a él y empezó a comerme la boca.
¡Ay que ganas te tengo! Me susurraba mientras me mordía el labio y luego me metía su lengua en la boca empezando a darme una tremenda comida de boca que me hacía estremecer.
Yo ya estaba que apenas daba respirado, tenía los labios enrojecidos e hinchados cuando me levanta por la cintura y me sienta sobre la mesa, luego me empuja para que me tumbe y me quede boca arriba, tira de mis caderas para que mi culo salga de la mesa, coloca mis piernas sobre sus hombros y veo como me prepara para empezar a follarme.
Así putita así, quiero verte la carita cuando te esté follando, quiero ver como gimes y disfrutas mientras te follo.
Noto como coloca la punta de su enorme polla en la entrada de mi abertura, como luego termina de colocarse él, y así como me tiene con las piernas levantadas y apoyadas sobre sus hombros, sus manos sujetándome por las caderas, empuja su pelvis a la vez que tira con sus manos de mis caderas hacia él y su polla me entra por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al notar como aquella enorme polla me abría el culo y se introducía por él, al momento dio otra fuerte embestida y ya la tenía toda dentro.
Ya está, ya está putita, ya la tienes toda dentro, me decía pegándose por completo a mí, mientras me acariciaba con las manos para relajarme mientras me acariciaba.
Me tuvo así unos segundos, mientras con sus manos me iba acariciando, así que ya me vio relajado, con una de sus manos me levantó más las piernas a la vez que me sacaba por completo la polla del culo.
Dios que tremendo gustazo me dio y justo cuando todavía estaba gimiendo por el tremendo gusto que me acababa de dar, noto como me vuelve a meter aquella enorme polla por el culo. Dios que grito pegue, que tremendo gustazo, además que ahora me la había clavado de una estocada. Me la acababa de meter hasta las bolas de una, dándome un tremendo gustazo.
Y así como me tenía, con sus manos levantándome todo lo que podía las piernas manteniéndomelas pegadas, empezó con el mete y saca. Primero fue despacio, iba cogiendo ritmo, casi la sacaba por completo y luego la metía bien profunda.
Así hasta que el ritmo empezó a ser constante, cada vez iba más rápido. Yo no paraba de chillar y gimotear. Notaba como su polla me entraba y salía dándome un tremendo gustazo.
Luego siguió manteniéndome las piernas pegadas una a la otra y completamente en alto, pero llevó sus manos a mis tetillas empezándome a pellizcar y retorcer los erectos e hinchados pezones, haciéndome retorcer aún más de gusto.
Así putita así, quiero oírte gemir, quiero que se te pueda escuchar hasta fuera de aquí, que todos sepan lo mucho que te estoy haciendo gozar. Me decía una y otra vez taladrándome el culito cada vez más rápido.
Se escuchaba el golpeteo de su pelvis chocando con mi culito, plof, plof plof plof plof, plof plof plof plof, los gruñidos que daba él mientras me daba por el culo, junto a todas las lindezas que me iba soltando.
Así, así, ¡Dios que culito tienes maricón! ¡ay como vamos a disfrutar de este culito! gritaba a la vez que soltaba gruñidos.
Mientras yo ya estaba que no podía más, mi pobre polla cada vez soltaba más gotas de semen, sabía que muy pronto me iba a correr, cada vez el gusto que sentía era más inaguantable. Sudaba por todas partes, estaba que no podía aguantar más cuando noto como empieza a apurar más las arremetidas y ahí ya fue el delirio.
¡Ay mi madre! ¡ay mi madre! ¡ay mi madre! Gritaba yo cuando noto como mi polla empieza a escupir trallazos de semen, ¡ay mamita! ¡ay mamita! Gimoteaba yo delirando del tremendo gustazo que me estaba dando.
Estaba teniendo un orgasmo como no recordaba, mientras él seguía taladrándome el culo una y otra vez con aquella enorme polla.
Así putita así mira que orgasmo estás teniendo, mira como te corres de gusto.
¿Te gusta la polla eh? Te gusta la polla maricón… Mira cómo disfrutas siendo follado.
Así me tuvo todavía un buen rato cuando le escucho decir que ya se corre.
Ya maricón ya, ya me corro, ya me corro, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba mientras de su polla salían trallazos de leche que iban preñando mis entrañas.
¡Ohhh ooohhh! Escucho que gime una vez su polla dejó de soltar semen y el pedazo de hijo puta deja de bombearme el culo. Está sudando como un carnero al igual que yo, tremenda follada que me acababa de dar. Deja que mis piernas bajen a la vez que su polla va saliendo de mi abierto y dolorido culito, me hace sentar sobre la mesa y así como me tiene, me empieza a morrear la boca.
Al cabrón le ha gustado follarme, lo he dejado seco al parecer, pero la verdad es que yo todavía sigo delirando del tremendo gustazo que me dio.
Una vez nos recuperamos, veo que la puerta del privado había quedado abierta y que por ella se asoma el otro compañero, tremenda sonrisa que tiene el muy cabrón, debió estar viendo o escuchando la tremenda follada que me acababan de dar.
Mientras terminó de recuperarme, el que me acababa de follar, me trae una toalla húmeda para que me limpie un poco, luego me ayudan a vestir y me dicen que esperan volverme a ver, que si quiero puedo volver mañana por la mañana o si no por la tarde o los días que pueda ir, que lo voy a pasar muy bien, que tengo un rico culito y que había que disfrutarlo, que no me iba a arrepentir.
Y con la misma salí de allí, pues ya estaba cerrada la sala de juegos recreativos, por eso cuando me folló el segundo, como ya estaba cerrada la sala, fue que dejó la puerta abierta.
Al salir, no sabía a donde ir, era de noche y estaba agotado, tenía el culo algo dolorido, así que decidí irme para casa, bajaría al día siguiente por la mañana, era domingo y quería ver a mi amigo para que me contara más y contarle lo que había hecho.
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