Saliendo de la secundaria
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Si no mal recuerdo, tenía 14 años cuando pasó.
He de ser honesto y decir que no se trató de mi primera experiencia sexual, sino de la consumación de la iniciación que había iniciado y sido recurrente desde que estaba en 6º de primaría, que acá en México es cuando uno tiene cerca de 11 o 12 años.
Precisamente con quien me inicié desde los 12 fue a quien le di las nalgas, la primera vez.
Su nombre es Toño.
Era un niño muy amanerado, hasta en su voz y tono de la hablar, y muy flaquito.
Blanco de tipo pálido y cabello negro, así como ojos oscuros.
También tenía 14 años.
Lampiño pero con una larga mata de pelos que coronaba la base de su verga linda, que parada medía 15 cm .
Huevos pequeños pero colgantes.
No eres guapo.
No lo es.
Pero tampoco desagradable a la vista.
Yo, mejor parecido, blanco también y no tan flaco como él.
Mi pajarito nunca ha sido grande y en aquel entonces medía poco menos que ahora, unos 13cm, chueco hacia la izquierda, bien baboso y con huevos grandes.
Me llaman Lalo.
A esas alturas, Toño y yo ya veníamos experimentando y teniendo encuentros desde hacía algunos pocos años.
No fue el único, pero sí el más recurrente.
A menudo nos pajeábamos mutuamente, yo se la chupaba o gozábamos frotanto nuestras vergas, una con la otra, frente a frente con faje y abrazos hasta venirnos.
Pero ése día tenía que ser diferente.
Tuvo que ser en junio de 2001 si no me fallan las cuentas, recién comenzando este siglo.
Y en ese mes porque es cuando las escuelas y colegios andan celebrando el fin de cursos.
Ese día salía de la secundaria la generación mayor.
Yo terminaba segundo y entraría próximamente al último año.
Era el día de la ceremonia de clausura la los que salían de tercero y ya se iban a la prepa.
Yo no hubiera tenido nada especial qué ahcer ese día pues no era yo quien egresaba, pero fui parte de la rondalla de la escuela, casi desde que entré y participábamos en un número de la ceremonia.
Por eso lo recuerdo tan bien, aunque poco tenga que ver con este evento.
Antes de ir a esto, recuerdo que estábamos en casa Toño y yo, en la mía.
Él y yo terminamos la primaria juntos pero fuimos a secundarias distintas, así que no teníamos eso en común.
No sé por qué estuvimos reunidos ese día.
Quizá hasta lo planeé pero no recuerdo.
Recuerdo que la casa estaba sola para mi.
Estábamos en la computadora viendo algunos videos porno desde un CD.
Ya teníamos hasta cierta dinánica.
Él estaba en la silla de la compu y yo a un lado en otra.
Se nos pararon las vergas al estar viendo.
Yo tocaba la mía sobre el pantalón.
Ya estaba arreglado con el traje para ir a tocar con la rondalla.
Toño de metía la mano debajo del pantalón y el calzón -que era truza- a través del estacio entre ellos y su cintura.
Qué rica su complexión de flaquito.
-¿Ya se te paró?- Le dije.
-Sí, mira.
– Me mostraba su palo duro, marcándolo con la mano sobre el pantalón.
-Yo también.
– Complementé, mientras bajaba el ziper del pantalón y sacaba mi verga ya dura y la pelaba para que viera su cabeza brillante de precum.
De inmediato la tomó para jalármela.
No tardamos mucho en lo que que retiré su mano de mí para queitarme los pantalones.
Me quedé con la camisa blanca, la corbata y los calcetines negros.
Toño bajó sus pantalones y le levanto la playera para descubrirse el pecho y atorarla en su nuca.
Me arrodillé frente a él y sólo comencé a mamársela mientras gemía.
siempre me ha sorprendido el aroma tan fuerte del sexo de Toño.
Limpio pero siempre ligeramente amargo.
Su dureza derechita en mi boca.
Subía y bajaba por su falo con mis labios.
Jugueteaba mi lengua con el ojete de su cabeza y con toda ella.
Mordisqueba un poco su tranca y de repente la acariciaba, así como sus huevitos, con una mano.
Con la otra, me la jalaba como desesperado.
Siempre he gozado mucho mamar, incluso cuando no me la maman a mí.
Después de un momento, sin palabras, me incorporé, le pedí que me dedeara como a veces hacía.
Él untaba de saliva mi culo y también yo echaba de la mía y abrí mis piernas sobre él que permanecía en la silla.
Me acomodé su verga y me fui sentando.
Él re recargó sin poner resistencia y echó atrás la cabeza para mirar al techo.
Costó trabajo.
Mucho trabajo, pero después de unos 5 intentos, ya la tenía adentro.
La sensación era inesperada.
Pero yo moría por experimentarla.
Me dolía un poco, pero me ardía más.
Estaba mi cola caliente y mi ano se contraía.
Punzaba de la nueva sensación.
Él de lo lindo.
Mis punzadas le apretaban la verga y le daban placer.
Y ya se la saben, algún poco tiempo y comencé a cabalgarle.
Nos besábamos poco pues no terminamos de acoplarnos ya que, aunque instruidos por el porno, no dejábamos de ser principiantes.
Me la saqué.
Me volteé para darle la espalda y me le volví a sentar, habiéndole puesto más saliva de nuevo y por fin comenzó la magía.
El ardor no se fue, pero el dolor y la incomodidad sí, al igual que la fricción molesta.
Todo resbalaba bien y lo sentí dentro.
Me sentí suyo.
Saben a qué me refiero los que han comido reata por el culo.
Así me dediqué a disfrutar, hasta que gritó Toño de placer y decía, "me vengo".
La neta nunca he sentido los chorros de leche cuando chocan o me llenan dentro pero vaya qué siento a los hombres tener su orgasmo.
Se vino Toño y en breve también me vine y chorreé todo el suelo.
Fue el orgasmo más intenso que tuve hasta entonces.
Disfruté a raudales.
Todo el placer que esperaba sentir fue superado.
Los gestos exagerados de los actores porno pasivos, nada tenías qué ver con el verdadero placer que da venirse con una verga adentro.
Me levanté y con la inexperiencia no apreté mis esfínteres anales.
Así como me saqué su verga morcillona y enrojecida, así se me escurrieron sobre sus calzones los restos de sus mecos con mis heces.
Sorpresa desagradable que no esperaba y no se veía en las porno.
Jajaja.
Toño sorprendido me agradeció y se fue a su casa.
Yo salí a la clausura, con el culo roto, abocardado y con un ardor que no se fue como en tres días.
Qué incómodo fue estar de pie y sentado esa tarde, jeje.
Sólo acostado o de pie estaba en paz con mi culo.
A partir de entonces puedo decir literalmente y en toda la extensión de la palabra, que me encanta la verga.
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