se decia ser macho
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Iba afeitado y muy bien vestido, llevaba un traje marrón con zapatos marrones y corbata roja. Era de una constitución atlética, tenía buenos bíceps, unos buenos pectorales, unos abdominales muy bien definidos, unos cuádriceps fuertes y unos glúteos respingones. Además el traje le hacía una estilizada figura. Decide ir a la comisaría a denunciar el robo pero a esa hora no quedaba mucha gente y lo que no sabía era lo que estaba apunto de ocurrir. Jorge encuentra a un agente y le pregunta cómo puede poner la denuncia. Se trataba de un hombre de una edad similar a la de Jorge, tenía la cabeza rapada pero una barba muy atractiva, los ojos azules y media 1’85cm. Era un agente musculado, como Jorge, pero se notaba que éste dedicaba más horas al gimnasio. Sobretodo era muy atractivo, tenía un aura atrayente y una bonita sonrisa.
El agente le respondió:
– Vaya, a esta hora no queda mucha gente… normalmente no me encargo yo de hacer esta tarea pero por ser usted haré la vista gorda – dijo el agente guiñando un ojo de complicidad a Jorge y sonriendo de una manera que le agradó.
– Gracias, no sabe usted del apuro del que me saca.
Se dirigieron andando hacia una sala que estaba vacía donde había una mesa grande y cuadrada y dos sillas. Durante el trayecto Jorge no pudo evitar fijarse en la figura estilizada de aquel policía, sobretodo en el culo porque era un culazo increíble, pero de repente llegaron a la sala y el policía se giró para advertirle que habían llegado y Jorge levantó la cabeza rápidamente. No obstante el agente se percató que le estaba mirando y volvió a sonreír. Entraron y Jorge se sentó frente a él, pero ambos estaban al mismo lado de la mesa de modo que se veían de cuerpo entero. Mientras el agente, sentado, estaba preparando el papeleo, Jorge no pudo evitar fijarse en el paquete del agente. No solamente era que los pantalones le venían ceñidos y le hacían una un buen cuerpo, además se notaba que debía tener un miembro grande para poder rellenarlo. Jorge se mordió el labio inferior y levanto las cejas como diciendo “vaya pues… sí que está bien dotado”. Entonces, el agente se giró y se dio cuenta que Jorge le miraba la entrepierna, pero decidió callarse y no decir nada. Jorge continuó diciendo:
– La verdad es que a parte del dinero, que habían 200€, también había una foto de mi mujer y mi hijo, y claro… es más bien el valor sentimental que el valor material.
– Vaya… ¿entonces está usted casado?
– Sí. Llevo 10 años casado.
– Entonces se casaría usted muy joven, ¿verdad?
– Sí, a los 25 años. La verdad es que fue un poco de rebote porque mi mujer se quedó embarazada y… pfff, ya sabe.
– ¿Por lo menos estará felizmente casado?
– Uf, ¡no se crea! De haber sabido lo celosa y posesiva que era mi mujer, no me hubiese casado nunca, por cualquier cosa se enfurruña y además cuando estoy fuera de casa no hace más que agobiarme. Si no fuera por mi hijo… Al parecer el trabajo es lo único que me mantiene ocupado. ¿Y usted no está casado?
– Yo precisamente decidí que no quería atarme a nadie, así soy libre de irme… con quien quiera- dijo el agente tanteando el terreno a ver como reaccionaba Jorge, pero él no entendió por dónde iban los tiros.
-Cierto- dijo Jorge – así puede hacer lo que le venga en gana.
-Bueno, pues empezaré a tomarle declaración. Dígame su nombre completo, por favor.
-Jorge García López.
-Bonito nombre. ¿Edad?
-35 años.
-Vaya, ¡pues yo le habría echado unos cuantos más!
-Hahaha, no sé cómo tomarme eso – rió Jorge.
-No se moleste, lo digo por lo maduro y lo varonil que parece. Se mantiene bien, se nota que está fibroso.
Jorge se sonrojó un poco pero como era una opinión subjetiva supuso que lo diría como un cumplido.
-Gracias- dijo Jorge- uno hace lo que puede. Sin embargo usted sí que se nota que se mantiene bien para la edad que tiene.
-Eh… ¿qué edad cree que tengo?
-Bueno, pues por las facciones de su cara y lo maduro que parece diría yo que 45, 10 más que yo.
– Hahaha- el agente no pudo evitar que saliese una carcajada- va usted un poco errado. Tengo exactamente la misma edad que usted.
– ¡Vaya! ¿Quién lo diría?- se sorprendió Jorge.
-¿Sabe? Me cae usted bien. Mmm… ¿puedo tutearte?
– Claro. Faltaría más. Bueno y me podrías decir tu nombre para no tener que llamarte “agente”.
-Me llamo Roberto- dijo el agente con una sonrisa encantadora. -Bueno, dejémonos de cháchara, cuanto antes acabemos, antes nos iremos. Y dime, ¿cómo era el ladrón? ¿Lo viste bien? ¿Podrías describírmelo?
– Pues a decir verdad sí que lo vi. Te lo cuento todo desde el principio:
Salía yo de una cena de empresa de un restaurante. Pero salía sólo porque me quedé hablando un rato más con el dueño. Como la entrada principal estaba cerrada porque ya era muy tarde, tuve que salir por otra que daba a un callejón, ya sabes, de estas que cierras y después no puedes abrir. El callejón estaba muy poco iluminado pero lo suficiente como para que revisara mi cartera para ver si me habían devuelto el dinero correctamente y para ver claramente a una persona. Entonces escuche una voz de un hombre de mediana edad que me preguntaba si tenía tabaco. En ese momento me giré y le dije que no, así que…
– Disculpa que te interrumpa Jorge, pero ¿cómo era?
– Pues, era más o menos de tu misma altura pero tenía el pelo a melena hasta los hombros y liso, los ojos azules claros, llevaba una barba no muy espesa y era rubio, un rubio más bien castaño… mmm, la constitución era más o menos la tuya. Llevaba unos pantalones vaqueros, una camiseta… y una chaqueta… mmm, sí eso es.
– A ver Jorge, una cosa antes de continuar. Es muy importante que en las descripciones des detalles exactos. Los delincuentes no se pueden describir a la ligera. En una descripción el físico es muy importante y me ha parecido que los detalles más objetivos, que se aprecian en la cara como los ojos el pelo y la barba los has dado bastante precisos. En cambio, por lo que respecta al cuerpo… mmm, me he quedado igual. Tienes que ser más concreto. A ver, cuando dices que la constitución era más o menos la mía… mmm, ¿a qué te refieres?
-Bueno, pues que el chico estaba…
– ¿Mazado, fuertote, cachas? Puedes decirlo. Es más, necesito que lo digas.
-Bueno sí, estaba como tú… así, cachas.
Roberto empezó a notar que le daba reparo hablar del físico. Y eso le gustaba, porque sabía que le parecía excitante y no quería reconocerlo. Así que decidió llevarlo a su terreno y ponerlo entre la espada y la pared.
– De acuerdo y los pantalones, ¿cómo eran?
– Bueno, llevaban algún corte y eran ceñidos… bastante ceñidos.
-Vamos, que le hacían un paquetazo enorme. Puedes decírmelo sin problemas, ¡eh!- dijo el agente tal cual.
Jorge no pudo evitar ruborizarse y tragar saliva y dijo titubeando:
-Bueno… no me fijé muy bien… supongo que sí. Bueno… era grande.
Entonces Roberto se levantó de la silla para que se le apreciase bien y dijo:
– Para ponértelo más fácil te daré un ejemplo ¿Tenía un paquetazo como éste o más grande?- dijo agarrándoselo con una mano de una manera muy provocadora y con una media sonrisa en la cara.
-¡Joder!- dijo Jorge sin querer- es decir… que era grande como… el tuyo.
Entonces Roberto se sentó y continuó complacido al ver que le había impresionado- De acuerdo, ¿y la camiseta y la chaqueta?
-Bueno, pues eran una camiseta blanca… eh, también apretada que le hacía unos bueno abdominales y unos pectorales… tremendos, bueno, que se le notaban unos pezones grandes. Y la chaqueta era de cuero marrón y le daba un aire… atractivo.
-Vamos, que estaba muy bueno.
-Sí… sí- reconoció finalmente Jorge.
-Bueno, y cuéntame ahora ¿qué te dijo y qué hizo?
-Bueno, pues me preguntó si tenía tabaco, me giré y le dije que no. Nos quedamos un rato mirándonos fijamente. Así que se acercó, pasó por mi lado y continuó su camino. Yo me fui por el camino por el que él vino y de repente me asaltó por detrás agarrándome del brazo derecho, retorciéndomelo y empotrándome contra la pared, y dijo:
– Vaya, vaya… ¿qué tenemos aquí? Si es un hombretón muy bien vestido. Seguro que llevas cosas interesantes encima.
Entonces empezó a cachearme y pasó su mano izquierda por mi pecho y me dijo:
– Si intentas algo te retorceré el brazo así que más te vale estarte quietecito.
-Entonces… bueno- Jorge empezó a ponerse nervioso. Así que Roberto aprovechó la ocasión para llevar a cabo lo que pretendía.
-¿Sabes qué vamos a hacer?- se volvió a poner de pie y le dijo- vamos a representar lo que pasó.
-¿Cómo?- preguntó atónito Jorge.
-Sí, yo voy a ser el hombre que te atracó y así me comentarás exactamente qué hiciste.
Sin que Jorge dijera nada le cogió de la corbata, le levantó y le llevó a la pared. Le cogió del brazo derecho y le empotró como había descrito anteriormente y le puso la mano en el pecho. A continuación le dijo:
-Muy bien Jorge, ahora dime qué más hizo.
-Bueno… empezó a manosearme los pectorales metiendo la mano por entre los botones- y Roberto lo hizo muy sensualmente acariciándole incluso los pezones. Jorge empezó a excitarse y al mismo tiempo a ponerse nervioso. Tenía a un policía muy mazado cacheándole y eso le estaba poniendo muy cachondo. Le cacheaba los abdominales y le decía a la oreja:
-¿El ladrón estaba empujándote con mucha fuerza contra la pared?
-Bueno… con algo más de fuerza- entonces el policía sacó la mano del pecho de Jorge, la puso en su pelvis y acerco su paquete al culo de Jorge. En ese momento Jorge notó que el rabo del policía estaba ahora morcillón. Estaba notando cómo la polla de aquel policía rozaba su culo y se excito todavía más. Entonces Roberto dijo:
-¿Así de empotrado contra la pared estabas?
-Sí… y después cogió mi cartera que estaba en el bolsillo delantero izquierdo y se marchó- Jorge estaba muy excitado pero sabía que aquello no estaba bien. En aquel momento notó cómo Roberto metía su mano hasta su bolsillo e hizo como que le robaba la cartera… pero no le bastó con eso, inclinó su mano hacia donde se encontraba la polla ya dura de Jorge y toco la cabeza suavemente y le dijo:
-Vaya… sí que la tienes dura…
-Espera un momento, esto no esta bien, detente.
Roberto sacó su mano del bolsillo de Jorge y la pasó por delante del paquete. El falo de Jorge estaba erguido y Roberto lo cogió con toda su mano y empezó a pajearlo. Jorge no pudo evitar soltar un gemido de placer acompañado de un “Dios”, lo que dio a entender a Roberto que le estaba gustando. Pero los remordimientos le reconcomían y le dio un codazo con el brazo izquierdo y se liberó de Roberto poniéndose frente a él. Y Roberto le dijo:
-Pues contra mí sí que te has atrevido a defenderte… y eso me pone muy cachondo- dijo Roberto agarrando y pajeando su gran rabo que ya estaba del todo tieso. Jorge no pudo evitar quedarse boquiabierto un par de segundos y tragar saliva, delatando que estaba impresionado y excitado. Pero eso no era lo que más le delataba sino el hecho de que tenía la polla durísima.
-Espera un momento, esto no está bien además yo soy un hombre casado.
Entonces Roberto dijo:
-Me encanta tu respuesta.
-¿Cómo?
-Me gusta tu respuesta porque lo que has dicho no ha sido ni “no quiero” ni “no me gustas”. Has recalcado que estás casado, no obstante no estás muy feliz. Eso es porque te pone la situación y te pongo yo. Te digo esto sin equivocarme, en menos de 15 minutos mi enorme rabo estará penetrando tu culito prefecto, mi rabo se follará a tu culo y tu no podrás hacer otra cosa que gemir.
Jorge estaba cachondísimo pero decidió marcharse y dijo:
-¡No me jodas! soy hetero y estoy casado y sólo se me he empalmado porque… la situación era muy… excitante. Y ahora me largo- entonces Jorge intento abrir la puerta y vio que no podía- ¿qué coño pasa? ¿Por qué está cerrada?
-Tú no te has dado cuenta, pero la he cerrado con llave al entrar- le dijo enseñándole una llave pequeña- en la comisaría no queda nadie más, cuando te esté follando ese culo de hetero casado del que tanto alardeas te prometo que podrás gritar y gemir todo lo que quieras porque no nos oirá nadie. Además, soy policía y cumplo con la justicia, y lo justo en este caso es no retenerte contra tu voluntad así que te dejaré salir.
-Dame la llave- le dijo Jorge en tono amenazante.
-Me pone que te pongas machote, así que ven a buscarla- Roberto abrió un poco su pantalón y dejó caer la llave dentro de su paquete- eres libre de hacer lo que quieras. Mi rabo es tuyo- Roberto se apoyó en la mesa dando a relucir su paquete son su pene erecto- haz lo que quieras de él, pero te aviso ya de que en cuanto me desabroches la cremallera no hará falta que te obligue a nada. Tú solo me chuparás mi empinado rabo.
-¡Eres un cabrón! ¡Me has traído aquí con la intención de follarme!- exlamó Jorge.
– Hahaha- rió muy levemente Roberto- no seas cínico. Me fijé en cómo me mirabas de arriba abajo, en cómo te fijabas en mi culo y estando en la habitación en cómo me mirabas el paquetazo. Yo sólo me cercioré de que te ponía cachondo.
Entonces Jorge se abalanzó sobre Roberto cogiéndole de la camisa de botones que le quedaba tan ceñida y le dijo:
-¡Déjame salir de una puta vez!
-Joder cabrón, ¡cómo me pones!- Roberto le cogió de las manos y estiró fuerte hacía los lados de manera que desabrochó su camisa dejando al descubierto sus pectorales y sus abdominales tan bien definidos- te gusto, ¿verdad?
-¡Dame la llave ya!- Jorge se soltó de una de las manos y la metió en el paquete de Roberto, pero tenía la polla tan grande que lo único que tocaba era aquel bultazo. Entonces Roberto, rápidamente para evitar que cogiera la llave, le cogió la mano que tenía dentro de su paquete con su mano izquierda para que no pudiera sacarla- cabrón, ¡suéltame la mano!
-Vaya… ¿así que no la puedes sacar? ¡Pues hazme una buena paja!- Roberto empezó a mover la mano de Jorge arriba y abajo pajeando su miembro- ¡admite de una vez que te gusta!
Eso es… agarra bien este rabo, porque es todo tuyo y puedes hacer lo que quieras de él.
Roberto cogió con su mano derecha la nuca de Jorge y lo acercó hasta su cara, entonces empezó a comerle la boca. Le metió toda la lengua y le besó de una manera muy sensual. Jorge la tenía durísima y estaba excitadísimo. Consiguió sacar la mano del paquete de Roberto con la llave y se apartó unos centímetros de él, miró la llave un segundo y dijo:
-¡Que le jodan a la puta llave!- se lanzó a los brazos de Roberto y empezó a besarle poniendo sus manos en las mejillas de Roberto. Se besaban lengua con lengua y Roberto aprovechó para meter su mano esta vez en el paquete de Jorge, agarró su polla y la empezó a sacudir.
– ¿Sabes? La tienes muy gorda. Después de que me la chupes te la chuparé yo. ¡Quiero que me atragantes con tu pollón! Pero primero lo primero…
Jorge se puso de rodillas frente a ese miembro que tanto le excitaba y desabrochó la cremallera, el cinturón y el botón, Tenía ante él ese rabo que debía medir unos 25 cm que estaba erguido hacia el lado izquierdo. Le bajo los calzoncillos y empezó a chuparle su enorme polla. Empezó chupándola poco a poco, saboreándola y cada vez se la metía más adentro, pero no le cabía toda. Entonces Roberto le cogió de la cabeza y se la empujó para que tragara más hasta que se atragantó y tuvo que sacarla.
-¡Hijo de puta! ¡Casi me atragantas con tu rabo!
-Y eso me encanta- se quitó la camisa, levantó a Jorge, le quitó el traje chaqueta y de un tirón rompió todos los botones de su camisa dejando al descubierto aquel torso atlético que tan cachondo ponía a Roberto. Roberto se acabó de quitar los pantalones y los zapatos, empotró contra la pared a Jorge, se arrodilló, le bajó los pantalones y el calzoncillo y le dijo:
-¡Atragántame con este rabo tan gordo que tienes!- se la empezó a chupar de una manera increíble.
-¡Cabrón, la chupas mejor que mi mujer! ¡Joder, y te cabe toda en la boca!- Roberto saboreaba ese falo tan sabroso que chupaba de una manera magistral. Se lo metía en la boca, se lo sacaba y le hacía temblar las piernas cuando le chupaba el glande. Le estaba haciendo la mejor mamada de su vida- ¡cabrón continúa, me encanta!
Roberto dejó de chupársela, se levantó le dio la vuelta y con las esposas de su uniforme lo enmanilló. Apoyó el pecho de Jorge sobre la mesa poniéndolo por fin a cuatro patas y le dijo- este culo es mío y te lo voy a lamer hasta dilatártelo y que te quepa mi rabazo- entonces empezó a lamerlo y a comerle el culo. Introducía su lengua dentro de su ano y le azotaba las nalgas. Jorge estaba disfrutando muchísimo y gemía:
– ¡Continúa, cómete mi culo, es todo tuyo, dilátamelo y méteme ese pollón de policía machote que tienes!
Roberto se levantó y le dijo:
-Tú lo has querido, te voy a romper ese culo hetero y virgen que tienes. ¿Sabes? No es la primera vez que me follo a un hombre casado. Y mientras me los follo me piden que siga y siga. Les doy lo que merecen y a tu culo también se lo voy a dar, le voy a dar el placer que se merece. ¡Tu culo tragón va a devorar mi polla!- Roberto empezó a meterle un dedo para dilatarlo más, dos dedos, tres dedos, incluso cuatro. Jorge no paraba de gemir y le suplicaba que siguiera:
-Por favor, ¡dilátame el culo y rómpemelo!
-Tú lo has querido- le dijo Roberto.
Introdujo la punta de su rabo y poco a poco fue metiendo un poco más. Al principio le dolía un poco, pero poco a poco el culo de Jorge fue abriéndose y acostumbrándose a ese rabo. Roberto empezó a meterlo y a sacarlo cada vez más fuerte y más rápido mientras le decía- ya tienes lo que querías, ¿verdad? ¿Querías que un policía macizo como yo te follara este culo tan tragón que tienes?- conforme más fuerte era la embestida más disfrutaba Jorge.
-¡Ahhhhh! ¡Síííííí!- Gimió Jorge- ¡Sigue follándome el culo cabrón! ¡Dame lo que merezco!
-¡Prepárate porque te la voy a meter hasta el fondo! ¡Trágate todo mi rabo!- Roberto se la metió hasta el fondo y Jorge que hasta el momento tenía el pecho apoyado en la mesa se levantó y Roberto le cogió el rabo y se lo empezó a sacudir- me encanta follarme tu culo. Desde el primer momento en que me fijé ya sabía que tenías un culazo de estos que te follas y las nalgas suben de tan pomposo que tienes el culo- entonces Roberto aceleró las sacudidas, cada vez eran más fuertes y más rápidas y en ese momento empezaron a besarse y Jorge disfrutaba de la follada de culo que le estaba haciendo Roberto y del pajón.
-Voy a hacer que sientas la mejor corrida del mundo- Roberto le sacó la polla y lo puso boca arriba en la mesa ocupándola toda como si de una cama se tratara, le levantó las piernas y lo volvió a penetrar hasta el fondo, entonces se apoyó encima de él mientras se lo follaba. Con una mano le tocaba un pezón y con la otra le sujetaba la cabeza y empezó a besarle muy apasionadamente. Mientras Roberto se follaba el culo de Jorge, con los abdominales le rozaba ese rabo tan gordo que tenía y de lo excitado que estaba no tenía necesidad de agarrársela. Entonces Jorge le dijo:
-Cabrón, ¿qué me haces? Si no paras vas a hacer que me corra sin tocarme.
-Eso es lo que pretendo, follarte tu culito hetero y con la fricción de mis abdominales hacer que te corras mientras miras la cara del policía que te rompió el culo por primera vez.
-Detente que me corro, ¡para!- suplicaba Jorge.
-¡Me encanta que te resistas! ¡Pero aquí acatas mis órdenes! ¡Córrete machote!- Roberto le follaba tan bien que Jorge no pudo evitar correrse entre sus abdominales.
-¡Sííííííí! ¡Fóllame cabrón! ¡Méteme ese rabo de policía que tienes! ¡Ahhhhhhhh!
Ambos disfrutaron mucho y cuando por fin acabo de correrse Jorge, Roberto bajó de la mesa empezó a pajearse y le acercó la polla a la boca.
-Ahora te tragarás el semen del policía que te acaba de hacer la mejor follada de tu vida- Jorge abrió la boca y Roberto empezó a correrse. Empezó a soltar mucho semen en su boca y otra tanta le salpicó en la cara.- ¡Oh Dios! ¡Mira cómo me corro en tu boca! ¡Ahhhhhh!
Jorge se tragó todo lo que entró en su boca y lo que salpicó en su cara Roberto lo acercó con su polla hasta su boca. A Jorge le encantaba ese tipo de sumisión.
-¡Me acabas de hacer la mejor follada de mi vida!- dijo Jorge
-La próxima vez serás tú el que me rompa el culo a mí- dijo Roberto sonriendo- y me harás disfrutar como he hecho yo.
Y le dio un beso apasionado mientras acariciaba su cara.
Jorge no podía creer lo que había ocurrido la noche anterior. Había follado con aquel maromo y le había encantado. Pero no era algo que podía asumir a la ligera. Llegó a su casa de madrugada y se acostó, su mujer ni tan sólo le pregunto cosa que le tranquilizaba porque así no debía dar ninguna excusa.
A la mañana siguiente, Jorge llevó a su hijo al colegio. Durante el trayecto no se le quitaban aquellas imágenes tan placenteras de aquel macho dándole placer de modo que tomó una decisión…
* * *
Mientras tanto, en la comisaria, después de que Roberto se hubiese dado aquel gustazo con Jorge, terminó de manera muy competente su trabajo. Finalizó la denuncia y de buena mañana fue a entregarla. Entonces le preguntó a la secretaria:
– Carmen, ¿por casualidad se encuentra el jefe en el despacho? Lo digo por pasarle este informe.
-Un momento, le llamo y le pregunto si está ocupado- Carmen cogió el teléfono y llamó al despacho del jefe- Buenos días señor Pérez, tengo aquí al agente Fernández que está esperando para entregarle un informe. Sí. De acuerdo. Muy bien, le haré pasar- Ningún problema, está un poco ajetreado pero podrá atenderle.
-Muchas gracias- sonrió Roberto con su sonrisa encantadora y entró por la puerta.
A continuación había un pasillo bastante largo hacia donde se accedía al despacho del Inspector Pérez. Roberto llamó a la puerta:
-¿Se puede entrar?
-Pasa, adelante- dijo una voz muy masculina.
Se trataba del inspector Pérez, el superior de Roberto. Un hombre de unos 55 años pero que no tenía nada que envidiar a Roberto físicamente. Llevaba el mismo uniforme que Roberto: unos zapatos negros, unos pantalones azul marino con su cinturón y una camisa de botones de manga corta que por cierto le venía bastante ceñida y cuyos pectorales relucían al igual que el vello de su pecho. Era un vello, valga la redundancia, bello, abundante que sobresalía por la camisa puesto que los últimos botones no estaban abrochados. Evidentemente, tenía el pelo canoso, muy parejo, era un hombre maduro, con unos buenos bíceps, con buenos abdominales y no menos resultón un culo bien respingón que le daba una silueta apetitosa y deseable a la vista de cualquier macho como Roberto. Llevaba el pelo corto y una barba perfilada, de modo que llevaba el bigote afeitado e iba muy guapo. Tenía los ojos azules oscuros y una sonrisa muy seductora.
-¡Buenos días Luis! Aquí te traigo un informe- dijo Roberto dándole un buen apretón de manos.
-Muy bien, lo revisaré ahora mismo. De hecho me temo que ya sé de que debe tratarse- respondió mientras se ponía detrás de su mesa abriendo el informe.
-¿De veras? ¿Qué crees que ha ocurrido?- le preguntó Roberto curioso.
-¿Se trata de un carterista que merodea por la zona, rubio, con el pelo largo y de buen ver?
-Eh… sí. Efectivamente. Pero, ¿Cómo lo sabes?
-Porque ha habido bastantes más robos y las descripciones encajan- dijo el inspector.
Roberto no pudo evitar fijarse en el paquete de su jefe que le llegaba justo a la altura de la mesa y se le notaba todavía más. Sabía que su jefe estaba casado, pero… ¿cuándo había sido un problema para él conseguir sus propósitos?
-Y bueno Luis, ¿qué piensas hacer al respecto?- le preguntó Roberto.
-Pues de hecho había pensado enviaros a ti y a Sonia por la zona para averiguar qué se trae entre manos- dijo el jefe.
A Roberto no le interesaba demasiado ir con Sonia. Tenía ganas de que le enviaran a patrullar con algún compañero a ver si era posible beneficiárselo durante la patrulla.
-¿Y no crees que con Mike haría mejor pareja? No sé… conoce la zona mejor y trabajaríamos mejor en equipo, ¿no?- le dijo Roberto mientras apoyaba sus manos sobre la mesa frente a
Luis. Luis le miró a los ojos y le dijo:
-Pfff… No puedo hacer eso, necesito a Mike para otra tarea-.
Roberto apoyó sobre la mesa el paquetazo y Luis no pudo evitar fijarse. Entonces le dijo:
-Bueno, podrías hacer la vista gorda, al fin y al cabo soy de tus preferidos…- le dijo Roberto mientras le guiñaba un ojo a Luis que le estremeció.
-A ver… no puedo tener favoritismos… y lo sabes. Además, ¿de dónde sacas, si se puede saber, que eres uno de mis favoritos?- le dijo Luis acercándose a él y poniéndose justo en frente mientras le sonreía de una manera muy cómplice.
-Bueno… digamos que- Roberto estiró su mano derecha hacía Luis tocándole el cuello y con el dedo pulgar acariciándole la mejilla- me tratas mejor que a los demás, no puedes evitar sonreír al verme, me das… palmadas en el culo con mucha confianza. Además me parece que te recuerdo un poco a tu hijo… y digamos que gano puntos.
Luis enrojeció y apartó suavemente la mano de su cara:
-Hijastro, primero. Y segundo, no voy a negar que te tengo bastante… cariño. Pero de ahí a darte preferencias… no sé… no creo que sea conveniente.
-Bueno, no pasa nada…- Roberto fue hacia la puerta y se apoyó de espaldas mirándole mientras le decía- yo sólo quería formar pareja con Mike pero si no cedes no tengo nada que objetar… al fin y al cabo, tú eres el jefe, eres el que hace y deshace, y el que… se hace unos pajotes en las duchas pensando en alguien que yo me sé…
Luis ya no pudo contenerse y empezó a ponerse nervioso. Su voz había cambiado de tono. No estaba seguro de a qué se refería Roberto:
-¿A a qué te te refieres?- tartamudeó un poco Luis.
-Bueno, hace dos semanas, sino me equivoco, te encontrabas en las duchas cuando no quedaba nadie, y aprovechaste para agarrarte ese rabo de 18cm que tienes en ese paquete- le dijo señalándole el mismo- y masturbarte mientras decías levemente “¡eso es! ¡Cómeme la polla! ¡Muy bien! Y ahora ¡Clávame ese rabo que tienes…!
Roberto estuvo a punto decir el nombre de aquella persona pero Luis ya muy nervioso y acojonado le cortó diciéndole:
-¡Ya basta! ¿Quién coño te has creído que eres para vacilarme de este modo? ¿Qué crees que sabes? ¿Y cómo sabes eso?
-Bueno, te recuero que hace 3 semanas instalamos una cámara de seguridad en las duchas y nadie sabe de ella, salvo tú y yo debido a que tú me lo dijiste por la complicidad que tenemos. Simplemente me limité a mirar la filmación y me pareció muy interesante, así que guardé una copia. Vaya, vaya… quién me iba a decir que al gran machote del departamento le pone el pollón super duro… su propio hijastro.
Luis no pudo contenerse y fue hacía Roberto, le agarró fuerte de las dos solapas de la camisa, le empotró contra la puerta y mirándole a los ojos le dijo en tono amenazador:
-¿Quién coño te has creído que eres para hacerme esto, eh? ¿Quién?
-Shhh…- Roberto le puso un dedo índice de la mano derecha sobre los labios como queriendo que guardase silencio y con la otra mano le acarició la mejilla dulcemente y le miró con ojos seductores- tranquilízate, no te sientas amenazado, aquí nadie te está chantajeando- quitó su mano derecha de los labios de Luis y la puso sobre su pelambrera en el pecho y empezó a acariciar suavemente su pectoral izquierdo aprovechando que la camisa estaba algo desabrochada- sólo quiero que veas claramente que… si tanto cariño le tienes a tu hijastro… quizás… me tengas el mismo cariño a mi- sonrió Roberto. Y su mano izquierda se deslizó desde la mejilla de Luis hasta el cuello, lo acercó para hablarle a su oreja y le dijo- Y ¿sabes? Me pone cachondo saber que soy tu… debilidad.
Luis no pudo evitar mirarle a los ojos y suplicarle:
-Por favor, no me hagas esto, soy un hombre casado y…- no supo que más excusa añadir.
Roberto sonrió y le dijo:
-¿Sabes cuantas veces un hetero casado me ha puesto esa excusa y ha terminado comiéndome el rabo?- Roberto sacó su mano derecha del pecho de Luis y la deslizó suavemente por sus abdominales hasta su gran paquete y acarició su verga ya dura- me la pone durísima saber que tengo a mi merced al más macho de los policías de esta comisaria y saber que vas a hacer todo lo que yo te ordene… menudo rabazo tienes.
-Roberto, por favor, detente- le suplicaba Luis cada vez más sumiso.
Roberto acerco sus labios a los de Luis y le dijo:
-¿Sabes? Tengo una duda. Sé que me estás mirando con ojos de deseo y que te encanta que te acaricie la polla… lo que no sé todavía es si… ¿lo que quieres es meterme ese tremendo rabo y darle por culo a tu subordinado mientras piensas en tu hijastro? o bien… ¿que tu subordinado te rompa el culo y te haga disfrutar mientras te imaginas que se te folla él?- sin dejar que Luis reaccionara, Roberto le dio un beso apasionado en el que introdujo su lengua hasta el fondo y le besaba mientras notaba que el rabo de su jefe se hacía más y más grande.
Luis no podía evitar que hiciese con él lo que le viniese en gana, pero sabía que eso era peligroso. Si cedía al chantaje aún más, Roberto podría hacer lo que quisiera de él para siempre. En aquel momento Luis se separó estrepitosamente y se apoyó contra su mesa. Se fijo en el increíble tamaño que Roberto tenía en el paquete y en el para nada desdeñable tamaño que había adquirido su paquete.
-Está bien, voy a reconocerlo. Me pones cachondo, me pones el rabo durísimo y muchas más cosas… pero no voy a permitir que me utilices. Ahora mismo voy a llamar a Carmen para pedirle que venga algún agente y te retire sin que se sepa lo que ha ocurrido aquí- Luis se giró para coger el teléfono que conectaba con la secretaria cuando de repente Roberto le agarró por detrás de los brazos pasando los suyos por debajo de las axilas de Luis y juntando sus manos tras la nuca de éste inmovilizándolo.
-¡Que cojones crees que haces, cabrón!- decía Luis intentando liberarse de aquella inmovilización.
-Asegurarme de que nadie nos interrumpe, esto es entre tú y yo. Y si al final tengo que terminar por follarte para conseguir mis propósitos… te follaré. Si el chantaje no me sirve, utilizaré la fuerza bruta- le decía Roberto mientras Luis se zarandeaba como podía.
Roberto inclinó a Luis apoyándolo sobre la mesa. Luis tocaba con su pecho la mesa y estaba apresado por los robustos brazos de su hombre. Estaba completamente en pompa, ofreciendo su culo al paquete durísimo de su subordinado que acercó su pollón haciendo que su jefe lo notara.
-¡Roberto para! ¡Joder que dura la tienes, estoy notando cómo tu paquetazo se refrota en mi culo!- dijo Luis cachondísimo.
-Es una lástima… si en este momento ninguno de los dos llevásemos pantalones te atravesaría ese culazo que está pidiendo a gritos que me lo pase por la piedra y así conseguiría de ti lo que deseara.
Roberto se refregaba cada vez más y a Luis le encantaría que le atravesara con ese falo tan duro como una piedra. Pero necesita deshacerse de Roberto, así que recurrió a la fuerza. Hizo toda la fuerza que pudo hacia arriba hasta lograr despegarse unos centímetros de la mesa, se dio la vuelta como pudo y cogiendo impulso lanzó a Roberto hacia delante de modo que cayó de espaldas frente a él.
-¡Ostia!- se quejó Roberto, aunque enseguida se dio la vuelta y se puso de pie –esta no me la esperaba, pero me has puesto todavía más fogoso- y mientras decía esto se iba desabrochando a prisa los botones de la camisa hasta dejar al descubierto su torso que provocó una gran excitación en Luis.
-Estás para comértelo todo, pero no te creas que te funcionará conmigo.
Roberto se quitó la camisa y la lanzó al suelo. A continuación dijo:
-Esto me va gustando cada vez más, al final tendré que noquearte si quiero penetrarte… ufff, que caliente me pongo de sólo pensar en lo que te voy a hacer- y alzando los puños a modo de defensa dio a entender a Luis que quería derrotarlo para beneficiarse de su excelente cuerpo con más facilidad.
-Me estás infravalorando si piensas que un subordinado mío puede vencerme. No tengo el puesto que tengo sólo por estar bueno o por el tamaño de mi rabo, eres muy ingenuo al querer batirte contra mí- y mientras decía esto se quitó también la camisa para estar más cómodo luciendo su torso desnudo con ese pecho peludo que tanto ponía a Roberto.
-Si tu puesto se decidiera por el tamaño del rabo ambos sabemos quién mandaría aquí- dijo magreándose la polla que la tenía erguida hacia arriba e inclinada a un lado- pero tranquilo, no me hace falta ser jefe para hacer lo que quiera de ti.
Entonces Roberto dio el primer paso. Se acercó a Luis para asestarle un puñetazo con la derecha, pero Luis sin casi esfuerzo de un manotazo le desvió el golpe. Roberto intentó volverle a golpear con el otro puño y Luis volvió a desviar el golpe con la otra mano y acto seguido Luis le dio un izquierdazo en la mejilla que le hizo retroceder hasta la puerta.
-¡Joder, si que pega fuerte el madurito, sí!- dijo Roberto tocándose la mejilla derecha.
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