SE HIZO EL DIFICIL PERO AL FINAL ME ROMPIO EL CULO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy del interior de la provincia de Buenos Aires.
Lo que voy a contar es algo que me ocurrió cuando tenía más o menos 35 años.
Esa noche pensaba acostarme temprano pero…llegó Mario.
Me invito a acompañarlo a la casa que estaba cuidando.
Por supuesto que con las experiencias anteriores no podía decirle que no.
No solo había gozado muchas veces desde muy jóvenes de sus 20 cms.
y bastante gruesa pija, sino que también me había hecho gozar con sus amigos.
Algo que a él le encantaba y que yo disfrutaba al máximo.
Fueron muchos los que me presentó, entre ellos al que tiene la verga más grande que conocí en mi pueblo, como de 28 cms.
y terriblemente gruesa.
El hermano decía que era como un brazo que de salía de la entrepierna.
Fueron muchas noches de pasar juntos y largas noches de sexo salvaje.
Y ahora estaba ahí invitándome a estar solos en una casa que estaba cuidando.
Fuimos caminando.
Cuando llegamos me hizo pasar.
Estaba la estufa a leña prendida porque era invierno.
Comenzó un mate para matar un poco el frío.
Charlamos de todo un poco hasta que fuimos llegando al tema sexual.
Pícaramente me invitó a quitarnos un poco el frio.
Por supuesto acepté.
A eso había ido después de todo.
Muy romántico trajo una colchoneta al lado de la estufa hogar y apagó la luz.
Nos desnudamos a la luz del fuego escuchando el crepitar de las llamas.
Comenzamos a acariciarnos y besarnos.
Yo llevé mi mano a su entrepierna para tocar esa hermosa herramienta con la que me había hecho gozar tantas veces.
Ya estaba erguida.
Me incliné y la besé.
Se puso cada vez más dura.
La metí dentro de mi boca con la intención de hacerle gozar como él lo hacía de otra manera conmigo.
Como siempre lo hacía multiplicaba mi calentura diciéndome cosas como, “que lindo culo tenes, te lo voy a dejar lleno de leche, pero primero te lo voy a reventar a pijazos” “te voy a taladrar ese culo de puto que tenès” “no tendré la pija de 30 cms.
pero te voy a hacer gozar como a una yegua” y cosas por el estilo.
Después de bastante tiempo de caricias, besos y mamadas, llegó el momento de la penetración, Me hizo poner boca abajo que es como más nos gustaba a ambos para iniciar la penetración, sobre todo cuando se trataba de una pija bastante grande como este caso.
Es verdad que había sido penetrado por otras mucho más grandes, pero esta no era para nada pequeña.
Lo hizo lento, como siempre, haciéndome gozar doblemente.
Sabía muy bien cómo hacer para que me retorciera de placer.
Sus labios recorriendo mi espalda, mi cuello, las orejas a la vez que su pene taladraba mis entrañas.
Me daba pequeños mordisquitos que me hacían correr electricidad por todo el cuerpo.
Cuando estábamos cerca del clímax me dijo que tenía un amigo para presentarme, que me iba a gustar ‘porque era muy cargado como a mí me gustan.
Le pregunté si más larga o más gruesa que la suya y me dijo ambas cosas.
No podía creer porque la de él ya era grande.
Quería verlo, pero primero terminamos nuestra tarea.
Comenzó a acelerar el ritmo de la penetración y me llenó el recto con su leche y dejó que se achicara adentro.
Cuando lo sacó me dijo “ahora te lo presento, está en la habitación de al lado”.
Se vistió y se fue.
Me quedé esperando desnudo como estaba.
Pasaron unos minutos y apareció “el gringo”.
Físicamente no era gran cosa, estatura mediana, delgado pero su cuerpo no estaba marcado.
Nada hacía presuponer algo especial.
Esperaba con ansias poder apreciar esa herramienta a la que Mario le había hecho tanta propaganda.
Pero cuando quise tocarle el bulto me dijo “¿cuánto me pagas? Me tomó de sorpresa.
Le dije: Primero dejame verla para saber cuánto vale Entonces me dijo “No.
Dame $ 50 (en ese momento era bastante dinero) y hace con ella lo que quieras, chupala, métetela en el culo, lo que quieras.
Pero primero los $ 50”.
Yo no tenía ese dinero encima y además no me había gustado esa actitud.
Así que ahí mismo cortamos todo.
El se fue, yo me vestí y volvió a aparecer Mario.
Le conté lo que había pasado y me contestó: “Me sorprende porque tenía muchas ganas de cogerte para romperte el culo.
No me dijo nada que sin plata no te la daba.
Bueno, una lástima porque te hubiera gustado, tiene una pija terrible” Nos despedimos con un beso y me fui a mi casa con un poco de calentura, bastante leche en la cola y mucha bronca por lo que había pasado.
Al día siguiente, a la tardecita salí a hacer unas compras a la despensa de la otra cuadra y cuál sería mi sorpresa cuando veo al “gringo” parado en la esquina de mi casa.
Cuando pasé al lado de él salude con un simple “chau”.
Entonces el mes preguntó “Que tenès que hacer esta noche”.
“Nada le contesté”.
Entonces dio la estocada “Te espero a la medianoche en mi casa” (quedaba a una cuadra de allí).
Por las dudas le aclaré “Pero no tengo dinero” a lo que me contestó “No importa.
Anda lo mismo que lo vamos a pasar bien igual”.
Yo seguí camino a la despensa como caminando entre nubes.
No entendía que había pasado para que cambiara así de idea.
Esto era alrededor de las 8 de la noche.
Faltaban cuatro horas.
La espera se me hizo interminable.
Cenamos, mis padres se acostaron y yo me quede levantado esperando la hora para ir.
Llegó el momento.
Salí mirando para todos lados que no me vieran entrar a la casa que quedaba al fondo del terreno.
Cuando estaba entrando el corazón me latía a mil.
No sabía con que me iba a encontrar.
Cuando estaba llegando cerca de la casa escuché que se abrió la puerta y apareció alguien que a contraluz no podía definir quién era.
Seguí avanzando y recién ahí pude ver que era “el gringo” que había salido al encuentro porque me había visto a través de una ventana.
Me hizo pasar y enseguida nos dirigimos a la habitación.
Cuando entramos vi que había tres camas.
Me pidió que eligiera cual quería utilizar.
Elegí la del medio, ni cerca de la ventana ni cerca de la puerta.
Sin decir palabra comenzó a desvestirse.
Quedó solo en slip.
Yo lo imite.
Nos acostamos debajo de las sábanas.
Comencé a manosear su paquete que se notaba muy duro y efectivamente se notaba de grandes proporciones.
El también me acarició un poco.
Yo estaba a mil.
Primero me saqué yo el slip y luego le quite el de él.
Para entonces su pija había alcanzado su máximo esplendor, sus 22 cms.
pero sobre todo muy gruesa.
Nunca había tenido una tan gruesa.
Me metí debajo de las sábanas y comencé a besarle esa hermosura.
Me lo metí a la boca y comencé a darle una buena mamada arrancando suspiros de su boca.
Después de unos minutos me pidió que me pusiera boca abajo porque me la quería meter.
Lo hice pero le pedí por favor mucho cuidado porque era muy grande y estaba muy dura.
Su pija estaba lubricada solo con la saliva que le deje en la mamada pero mi culo no tenía nada ni le había hecho trabajo de dilatación previo.
Tenía muchas ganas de tenerla toda adentro pero a la vez tenía mucho miedo.
Escupió un poco mi ano y coloco la cabeza de su verga en mi hoyo.
Dio un fuerte empujón que metió casi la mitad de ese monstruo en mi interior.
El dolor fue demasiado fuerte así que giré bruscamente el cuerpo y logre sacarme la pija del culo aunque quedé bajo su cuerpo.
Se enojó por eso y me dijo que no me hiciera el estrecho porque sabía muy bien que ya me había comido otras pollas más grandes.
Que era cierto en parte Porque la suya era particularmente gruesa y además con poco juego previo y mal lubricado.
Esperamos un momento y volvimos a intentarlo.
Esta vez yo le ensalive la verga lo mejor que pude con mi boca y puse un poco de saliva en mi ano.
Se acomodó nuevamente encima de mí abriendo mis piernas con las suyas y poniendo la cabeza en mi hoyo.
Empujó un poco y me dolió.
Le pedí que esperara.
Después de un momento hizo un nuevo intento.
Recién al tercero logró meter su cabeza completa.
Le pedí que esperara un poco para acostumbrarme a semejante pija y al dolor.
Dejo pasar unos momentos y comenzó lentamente con el mete saca que poco a poco fue introduciendo el resto de ese monstruo.
Cuando logró ponerla toda yo estaba en éxtasis.
Jamás había sentido una cosa así.
Era una mezcla de un dolor desgarrante y un placer sin igual.
Era tal la excitación que después de un rato de cabalgarme con semejantes monstruo, ensartado como estaba busque ponerme en cuatro patas para darle mayor movimiento a él.
Me ayudo en esa operación y ahí sí estaba entregado totalmente.
Comenzó a cogerme salvajemente.
Para esa altura sacaba casi toda la pija y la enterraba de un solo golpe hasta el fondo.
Ya nada me importaba con tal de gozar semejante semental.
Todo en el era muy primitivo, era como un animalito que se acopla para copular, nada de besos, ni de caricias, ni de lubricar, ni previas.
Directo a lograr su placer.
No le importaba si yo gozaba o no.
Pero eso también lo hacía único (además del tamaño).
En poco tiempo me llenó de leche los intestinos, la sacó y se desplomo a mi lado en la cama.
Yo también me acosté a su lado.
Quería alargar un poco más ese momento.
Finalmente me vestí y me fui a mi casa.
Sentía una molestia en el ano y suponía que era por semejante cogida.
Cuando fui al baño y me senté en el inodoro para largar toda la leche después de lavarme me toque y ahí me di cuenta cual era la molestia.
Tenía el recto salido debido a que el grosor de la verga lo fue sacando con cada arremetida.
Me asusté porque no sabía que tenía que hacer.
Opte por acostarme y quedarme quieto.
Eso me duró hasta el otro día en que poco a poco volvió el recto a su lugar.
Volvimos a coger muchas veces pero ninguna fue igual a esa.
En otros relatos voy a contar otros encuentros con él y algunos amigos en su casa.
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