Secretos de Familia
dos hermanos comparten habitación acaban haciendo algo mas que hablar antes de quedarse dormidos. Todo va bien hasta que el padre los pilla.
😳 Secretos de familia
Nuestra casa no tenía el espacio suficiente como para que cada uno de mis hermanos contase con su propia habitación. En mi caso, al ser el menor de todos ellos y no tener ni voz propia ni nadie que se preocupara de lo que pudiera ser mejor o peor para mí me tocó compartir cuarto con mi hermano mayor al que desde que recuerdo lo he visto pajearse en la cama. (Supongo que el placer de tener algo de privacidad cuando se forma parte de una familia numerosa es una de las primeras cosas que se pierde)
Las circunstancias superan los deseos individuales de cada uno de los miembros en sacrificio del bien común. Quizás no fuera mi deseo, pero en cierto momento tomé conciencia acerca de qué era eso que hacía un chavalín de no más de un metro cincuenta y seis de estatura y unos 44 kilos de peso, su pito normal tirando a grande, unos 12 cm de rabo, algo fino a la altura del capullo, pero que engrosaba considerablemente en la base, justo en ese lugar crecía una mata de pelo negro muy enmarañado. No puede decirse que mi hermano mayor calzara un pollón, lo cierto que sí que tenía uno en desarrollo y aquello apuntaba maneras…
Cómplice de su secreto, intentaba emularlo y yo también andaba todo el día, dale que te pego, eso te marca, el no entender como tu pito no alcanza las mismas dimensiones, (mi pollita en erección tenía el tamaño longitud más próxima a lo que era el dedo gordo de mi mano), carecía de vello púbico, aun así me daba igual no tenerlo, ya que como le sucedía a mi hermano mayor, mi pollita se me ponía bien tiesa, aun cuando no tenía ni ganas de mear.
El caso es que, como sucedió en mi caso, te acabas obsesionando con los pitos. Como buen hermano, atesoré de forma cómplice el secreto de su constante onanismo, pero el efecto secundario de todo aquello era que yo también estaba constantemente excitado. Un adolescente normal anda a cualquier hora del día cachondo. Así que una media de tres pajas diarias es fácil de mantener, sobre todo en verano, cuando por un lado ayuda la falta de obligaciones escolares y por otro la ligereza de ropa que todo el mundo cumple como consecuencia del intenso y asfixiante calor. La actitud egoísta e irresponsable de mi hermano mayor me obligó a hacer sacrificios. Pero guardé silencio y él aumentó su confianza y a la vez desató perversos deseos. El hecho de que fuera el más pequeño dentro de mi familia, me convertía en el acto en alguien que no era preguntado acerca de mis preferencias; simplemente sucedió sin más, hasta el punto de afirmar que no sabría precisar si acabe convirtiéndome en un maricón por el hecho de tener que dormir con mi hermano mayor o simplemente ya venía así de fábrica y él solo se aprovechó del producto😈
Siento algo de vergüenza todavía al confesar que gracias a mi hermano mayor aprendí, no solo lo que era la masturbación, sino que también descubrí lo que eran las mamadas. El incesto es un verbo que raramente se conjuga, en primer lugar por la dificultad y riesgos que tiene el practicarlo, pero creo que todavía influye más en su condena los vergonzantes reproches sociales que tiene esta práctica.
Se podría decir que mi hermano Antonio y yo éramos los mejores amigos, y puede que influyera en esa amistad los fuertes vínculos que tal relación incestuosa puede llegar a producir. Todavía recuerdo con una mezcla a partes iguales de nostalgia y excitación la primera vez que Antonio y yo hicimos algo altamente sexual.
La edad que tendría yo es difícil de precisar, pero tened en cuenta que mi hermano Antonio me saca casi seis años y esto sucedió en esa época febril que le entra a todo adolescente pajillero cuando se tienen los trece o catorce.
Quería enseñarme una cosa, me dijo, mientras vi como se metía en la cama, completamente desnudo de cintura para abajo y me pedía que me metiera con él dentro. A esa edad, lo que más me sorprendía del cuerpo de mi hermano era la cantidad de vello púbico que tenía en los alrededores de su polla, pero lo que quería enseñarme no era eso, sino más bien lo que sucedería cuando mi hermano llegase al orgasmo.
Lo había masturbado tantas veces que sabía de sobra lo que era tener un orgasmo, orgasmo seco quiero decir, pero lo que no esperaba que ocurriera era notar como mi manecita se acabó mojando de pronto con algo viscoso y muy caliente.
Mi hermano rió divertido, pensaba sorprenderme con la novedad y vaya si lo hizo. “¡Dios, aquello era genial!”. No sentía asco alguno por tener esa sustancia entre mis dedos y mientras jugaba con ella le pregunté qué era
– Es leche, hermanito. ¡Me ha empezado a salir hace poco!
En mi caso que no tenía nada de vello púbico, y pese a su júbilo no encontré ventaja alguna a que te saliera ese líquido capaz de mojar tu pubis y enredarse en ese lugar de esa forma.
– Ahora tendrás que limpiarte— Le dije mientras miraba alrededor para ver con qué cosa podría retirar esa sustancia de mis dedos
– Qué va, hermano, pienso dormir así. A partir de ahora podré follar y dejar a las mujeres embarazadas.
De nuevo, no encontré ventaja en ninguna de las tres cosas propuestas, pero igualmente por miedo a que alguno de mis reproches pudiera dar al traste con sus ganas de jugar conmigo, decidí no expresar nada.
🌩️Miedo a las tormentas
Quienes parece nunca se atrevieron a decir nada, fueron mis padres, que pese a encontrarme un día sí y otro también durmiendo en la misma cama con mi hermano mayor, acabaron aceptando nuestras excusas con la mayor naturalidad.
Me daba miedo la oscuridad, también las tormentas, y Antonio cuando algo de eso sucedía dejaba que me metiera con él en su cama con tal de no despertar a toda la familia ante algo tan insignificante.
Ni siquiera se llegaron a fijar en cómo mi hermano mayor rara vez dormía con los calzoncillos o el pijama puestos, ni tampoco en cómo mi boca pastosa rodeada a la altura de mis labios por unas manchas blanquecinas y algo resecas pudiera delatar cómo su pequeño no solo se quitaba el miedo metido en la cama del hermano mayor, sino también ya de paso se entregaba en esa viciosa práctica mamatoria.
Me pasaba las noches chupando su polla y me encantaba hacerlo. A veces me quedaba dormido entre sus piernas justo después de haber notado cómo descargaba entre sacudidas y espasmos dentro de mi boca.
Otras veces era yo el que me lanzaba a su cama medio somnoliento todavía, pero con unas ganas irrefrenables de despertar a la bestia✊💦.
Recuerdo haber experimentado el acto de chupar nuestras pollas el uno al otro. Por supuesto, Antonio sabía que no había nada de riesgo en que yo me corriera en su boca, pues mis orgasmos siguieron siendo secos durante mucho tiempo y aunque es cierto que él prometió que me diría cuando estuviera a punto de correrse, lo cierto es que en raras ocasiones lo hacía.
La primera vez que aquello pasó, los truenos y relámpagos de la tormenta que se estaba produciendo aquella noche no presagiaron el evento que estaba a punto de ocurrir cuando mi hermano mayor comenzó a agitarse de forma convulsiva. Al instante sentí un pequeño chorro de líquido en mi boca, pero pensé que solo eran eso imaginaciones mías, me habría prometido que me iba a avisar al correrse por lo que chupé.
No sabía mal y ese gusto aunque era diferente al de su polla, instantes después no me recordó al sabor de la leche que tomaba cada mañana en el desayuno, (iluso de mí pensaba que la leche de las pollas sabía igual que la que producían las vacas); noté su mano sobre mi infantil nuca para impedir que apartara mi cabeza y de nuevo una sacudida de su pito me depositó otra cantidad de líquido dentro de mi boca, y también me lo tragué
Así continué chupando y tragando sin parar, hasta que mi hermano mayor me arrebató esa polla algo menos dura de entre mis labios para decirme que aquel acaba de ser, con diferencia, el mejor orgasmo que había tenido en su vida.
Las noches sucesivas ya no solo me limitaba a pajear y mamar, sino que se la chupaba hasta notar como descargaba entre espasmos dentro de mi hambrienta boca. Cada día que pasaba me parecía notar como la cantidad de leche que mi hermano descargaba era mayor, pero sigilosamente y con cierta glotonería lograba siempre tragarlo todo.
👹Vicios ocultos
Lo que suele ocurrir con los vicios, es que a partir de un determinado momento estos se vuelven incontrolables.
Me encantaba chupar a mi hermano mayor y a él parece que también le gustaba chuparme a mí. Mi deseo por chupar su polla y tragarme toda su leche ya solo no se limitaba a esos silenciosos encuentros nocturnos, sino que también los llevábamos a cabo cada vez que nos quedamos a solas en casa.
En una familia tan numerosa como la nuestra, estos episodios de soledad diurna rara vez se producían, por lo que entenderéis que nos entregamos a aprovechar estas ocasiones con mucho más deseo que conocimiento.
Aquel día a mi padre le había sucedido no sé qué problema en la fábrica y habían tenido que salir todos antes de tiempo, cuando entró en casa encontró extraño el silencio reinante, pero mucho más siniestro fue ver a dos de sus hijos, al mayor con el pequeño totalmente desnudos en la habitación, su boca se abrió al instante dispuesto a poner el grito en el cielo; esos dos cochinos andaban haciéndose el uno al otro una mamada en un 69 que provocó en su cabeza muchos más sentimientos encontrados de los que un padre ante esta situación pudiera llegar a tener.
Estaban sus dos pequeños, porque así los llamaba a todos, independientemente de la edad que tuvieran, justo en el punto en que no podían parar ni separarse pese a haber oído los pasos que se acercaban. Así que el padre se quedó plantado en la puerta y esperó.
Por mi parte, al alzar la mirada con la polla de mi hermano mayor todavía en mi boca, retorciéndose a la vez que descargaba su leche dentro de mí, lo que vieron mis sorprendidos ojos fue la cara de mi padre, casi igualmente alarmada, ahí plantado en el umbral de la puerta.
Estaba tan asustado de ver a mi padre ahí que ni siquiera me fijé en el ligero bulto que se había formado a la altura del paquete en su pantalón gris del uniforme.
Mi hermano también se había sacado mi pequeño pito de su boca, solo para decirme sonriente que le acababa de pegar una mamada de escándalo, pero al ver a padre en la puerta se le borró esa sonrisa en el acto.
Hubiera sido mejor que gritara, que nos insultara o incluso que nos diera algún correazo, en lugar de eso guardó silencio. Durante toda la cena, papá trató de obligarnos a hablar haciendo preguntas, pero estas parecían no tener nada que ver con lo que sus ojos habían presenciado. A mi hermano mayor le preguntaba por sus entrenamientos y a mí por si tenía hechos todos los deberes.
Mis respuestas eran vagas, llenas de temor, esperando que en cualquier momento papá soltara la bomba. Pero no hizo tal cosa. Mis respuestas de una sola palabra, las de mi hermano mayor, poco más largas que las mías. El resto de los miembros masculinos de la casa y mi madre devorando los filetes ignorándolo todo, es como si el incidente no hubiera existido.
No pude conciliar el sueño. A mi hermano tampoco le resultó fácil, al final cayó rendido por el sueño. Mientras escuchaba los ronquidos mi cabeza era un hervidero de pensamientos, sabía que algo iba a suceder tarde o temprano. Papá tomaría alguna medida sobre lo que había visto. Tal vez me mandara a mí a vivir con los abuelos o me obligaría a cambiar de habitación
Al final el sueño me venció, incapaz de levantarme al día siguiente no escuché como mis hermanos uno a uno iban abandonando la casa, también madre se fue, pues llegaba tarde al trabajo. Padre por el tremendo lío montado en la fábrica, tampoco trabajaría hoy. Se supone que me iba a despertar él para llevarme al colegio.
Pero cuando vino a hacerlo traía otras intenciones.
gran relato como sigue pòr favor
Y te cogió tu hermano? Que pasó con tu papá??
Me exitó mucho tu relato