Secretos de un sacerdote
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Carlos0000.
Hola mi nombre es Carlos y este es mi primer relato que escribo, espero y les agrade.
Esto paso cuando tenía casi 10 años.
A esa edad debía de hacer mi primera comunión y mi confirmación, pero tenía que tomar clases antes y así fue como comencé a ir los sábados al catecismo para prepararme y todo eso antes de mi sacramento.
La iglesia en si no me quedaba lejos me tardaba como cinco minutos en llegar, entraba a las nueve, salía al receso a las 10:20 y salía a las 11.
Mi mamá me llevaba y me recogía siempre, aunque llegara tarde yo la tenía que esperar a la salida, el primer día nos firmaron por edades yo tenía 9, había niños y niñas desde 6 a 12 años.
Estando ahí en el patio de la iglesia nos recibió el padre, lo describiré un poco, era un hombre de 1.
80, no era gordo pero tampoco delgado, estaba en forma, se veía tan varonil, con su barba de candado, cabello corto, y qué decir de su mirada, una mirada tan sexi, provocadora, que me encantaba verlo siempre a los ojos, bueno no sólo sus ojos sino también su boca, era un hombre maduro muy lindo al expresarse y al hablar, él en ese momento tenía 33 aún era un sacerdote joven; en fin nos dio la bienvenida y nos presentó a las catequistas de cada grupo y el lugar donde estaríamos.
Mi estancia ahí pues me pareció normal, era como ir a la escuela pero en sábado, tenias compañeros de tu edad, como una profesora y el descanso, así que en ese aspecto no me preocupaba.
Pero cada domingo debíamos de ir a misa, nos tomaban asistencia y si no íbamos nos ponían falta.
Pasaron las clases, varios sábados, domingos y sentía que cada vez más sentía algo de aprecio al padre, admiración.
Nunca había hablado con el, solo cada que lo veía le sonreía tal vez a esa edad no sé cómo el lo veía pero pues yo a esa edad sabía que quería provocarlo, el también solo me sonreía y un día pasó…
A la hora del recreo unos hombres trajeron unas cosas en bolsas negras, comentaron que eran para darlo en donación, los hombres dejaron las cosas afuera del cuarto del padre, ya que el padre se quedaba en la iglesia, tenía pues si, su casa era pequeña solo lo necesario, regularmente los sábados no se encontraba, ese día si estuvo ya que iban a llegar esas cosas, el comenzó a meter las cosas eran muchas, recuerdo que se acabo el receso pero no quería entrar a clase, decidí acercarme al padre.
C- Hola, Padre ¿Cómo está?
P- Hola hijo…mm ya ve a tu salón que ya acabo el descanso.
C- oh, cierto no lo había notado, pero es que veo que son muchas cosas que debe de meter y me preguntaba si podía ayudarlo.
P- No, no te preocupes yo lo hago ahorita, usted váyase ya, que ya se metieron todos.
C- Enserio deje le ayudó.
P- No, no quiero que cargues, no te vayas a lastimar por el peso.
C- Pero quiero ayudar, mi catequista dice que eso es bueno ayudar a las personas, además puedo cargar cosas pequeñas, tome una caja pequeña que estaba en el suelo y le dije que no pesaba.
El dio un suspiro y dijo – Está bien puedes ayudar mételas adentro de mi cuarto, ponlas debajo de mi cama
C- si, como diga.
Y comencé a llevar cosas, después de un rato terminamos de meter las cosas.
P-te cansaste?
C- Poquito, pero me gusto mucho ayudarlo.
P- Enserio? Y ¿Por qué?
C- Pues ya le había dicho es ser buena persona
Estuvimos hablando un rato hasta que me fui al salón.
Varios días me ponía a platicar con el a la hora del descanso, y me gustaba platicar con él.
Un día estábamos platicando y tocamos el tema de pareja, me pregunto si tenía novia
C- Mm pues no, no tengo.
P- Sabes pues es por qué aún no es tiempo, aunque eres un niño muy lindo, seguro que cuando seas grande vas a tener muchas novias, eso sí solo una esposa eh.
C- ja ja si
Nos miramos casi riendo y no sé qué pasó comenzamos a hacernos cosquillas en el estomago, accidentalmente roce su verga con mi mano se sintió raro en ese momento, el también lo noto pero no se tal vez no le dio importancia.
El domingo al terminar la misa me fui a rezar al sagrario, más bien estaba pensando en lo que había sentido, estaba bien o no, sentí la mano de alguien tocar mi hombro; por lo que voltee rápidamente y al querer pararme casi me caigo quede enfrente y ante sus pies del padre, fui levantando mi cara recorriendo sus piernas y ese enorme bulto que se le marcaba, el padre me ayudó a levantar y me dijo que no era su intención asustarme.
C- Nnn… no se preocupe hable un poco avergonzado ante el y no pude quitar la mirada de encima de ese bulto
P- ¿ Carlitos que tienes?
C- Nada padre solo que creo que todavía no me recupero del susto…
P-Seguro es que me ves diferente
El se comenzó a acercarse a mi me ayudó a levantar, nuestras miradas se cruzaron, estuvimos varios segundos así, el me tomo de la cintura yo con algo de miedo coloque mis manos en sus brazos.
P- Recuerdas que una vez platicamos del amor hacia los demás
Asentí con la cabeza, sin dejar de verlo a los ojos, no sé si el temblaba o era yo o simplemente los dos estábamos así.
P- Pues tú me haces sentir eso, cuando te vi, te fui conociendo… te fui agarrando aprecio.
C- O sea que me quiere?
P- Si, y mucho es más te amo.
Comenzó a acariciar mi cara, solo cerré mis ojos y espero que pasara lo que debía de pasar, sentía su respiración en mi cuello, me dio un beso en el cuello y fue subiendo hasta mi boca sus labios suaves y delicados comenzaron a juntarse con los míos, era mi primer beso y bueno nunca pensé que fuera así, ni a esa edad, ni con un hombre y menos mayor que yo; poco a poco fui siguiendo su paso, el beso se fue alargando más y más hasta que trato de meter su lengua a mi boca, lo detuve y trate de salarme de el.
C- Espera esto no está bien, estamos haciendo mal y no quiero hacerlo.
P- Pero te sentí, no puedes negar que no te gusto, tú me encantas tienes una carita tan bonita, pero me gusta cuando haces tu carita de niño regañado, esas pestañotas, esa boquita y ese cuerpecito tan bonito.
Me levanto y me llevo a las bancas y se sentó, el me puso enfrente de él sobre sus piernas, sentía su pene y estaba duro.
Trató de quitarme la camisa, al principio le dije que no, pero accedí y lo hizo; comenzó a acariciar mi pecho, mi abdomen y mis pezones, me chupo uno de mis pezones, solo solté un pequeño gemido y me baje de encima.
C- Perdón padre no puedo hacerlo, con lágrimas en los ojos salí corriendo de la iglesia.
Solo oí sus gritos que decían que me esperara, que no dijera nada de lo ocurrido.
Al llegar a mi casa me encerré en mi cuarto, me metí a dar un baño, me vi en el espejo.
C- No pudo haberte gustado, por dios Carlos no- cerré los ojos profundo pensando que al abrirlos solo habría sido un sueño, me vestí y me acosté pensando y pensando, ese día comenzó a llover muy fuerte por cierto, me quede ahí viendo la lluvia caer desde mi ventana, lloraba y no sabía exactamente por qué, me sentí mal conmigo mismo, como le iba a decir a mi mamá que ya no quería ir al catecismo ni mucho menos a misa.
Pasaron meses y meses y jamás volví a hablarle o acercarme mucho a él, solo lo miraba y el a mí, no sabía que sentía el por mi, ni yo por el.
Después de mucho tiempo casi un mes y medio antes de terminar el curso me acerqué a hablarle, sabía que huir e evitarlo hacia atormentarme más y más, cuando lo vi lo abrace un buen rato, el solo me acariciaba mi cabello y besaba mi cabeza.
P- Que tienes? Sabes eh estado muy triste porque desde ese día ya no me volviste a hablar y pues creo que no era conveniente ser yo quien lo hiciera.
C- Es que creo que yo también te quiero mucho, pero no quiero que pase eso del otro día, mejor te lo demuestro solo con besos.
P- ha ha hay…… sabes perdón por haber echo eso, todo iba bien y pues me adelante mucho.
C- Padre lo que me preocupa es que no sé si estamos haciendo bien
P- Ya te dije que si, ambos sentimos eso así que no se obliga a nadie, nos queremos y eso es lo importante
Le dio un beso más bien muchos.
Y así fue cuando podía verlo solo pasaba eso, platicábamos y solo había besos sin que pasara algo más.
Una día antes de hacer la comunión debíamos de confesarnos, ese día había otro sacerdote para ayudar a confesar a todos los niños, yo espere hasta al último, esperando poder entrar con mi padre y no con el otro, pero lamentablemente me tocó con el otro sacerdote ya que el estaba aún confesando a alguien y pues ni modo, el sacerdote me dijo ave María purísima y yo contesté lo siguiente y así, luego ya me pregunto sobre mis pecados, le dije todos y al último le pregunté
C- Disculpe estar enamorado es un pecado?
S- Hijo, a esta edad es imposible que sientas eso, aún estás muy chico para eso, pero no no es pecado siempre y cuando te cases y no seas infiel y bla bla bla me dio un sermón que la verdad no podría repetir; me dijo que rezara dos padres nuestros y cinco aves marias y ya.
Fui al sagrario me hinqué, junte mis manos en posición de rezo, cerré los ojos y comencé a cumplir mi penitencia,
De nuevo el padre me asusto y rápido me dio un beso
C- No, nos puede ver el otro padre.
P- no, se acaba de ir.
Estamos tú y yo, es más ven.
Me llevo a las bancas y comenzo a besarme, mi cuello, mi cara, todo.
Estaba muy cerca de él por lo que sentía su bulto tratando de reventar, me agaché hasta quedar enfrente de su verga, el se sorprendió y me pregunto si quería que pasara y le dije que si.
Comencé a desabrochar su pantalón y bajarlo, me acerqué a besar su pene y a pasar mi cara por encima de su bóxer, los fui bajando poco a poco hasta que quedó en descubierto su gran verga, la tome con mis manitas y comencé a chuparla como una paleta solo la punta.
P- Oh si, chupala toda bb, anda no tengas miedo, recuerda que te quiero mucho
Traté de meterla toda pero no pude, solo la mitad y comencé a mamarsela un rato el gemía y me acariciaba mis pezones, me decía- así chiquito hermoso- – que rico- – cómetela toda- eso me gustaba que disfrutara, después termino por quitarme toda mi ropa y la suya igual, me coloco encima de una de las bancas me voltio y comenzó a chupar mi culito, sentía una linda sensación, sentir como recorría con su lengua desde mis huesitos hasta mi culito, luego escupió en mi hoyo y trató de meter un dedo, no me gusto mucho pero lo hizo tan despacio y delicado que después no se fue sintiendo igual.
P- Te gusta? Sientes rico?
C- Si, mucho no pares
P- No voy a parar amor.
Se paró y junto su cuerpo al mío, sentí como trató de meter su verga en mi culito fue entrando despacio, y lento pero aún así me quejaba un poco, pero el me calmaba con sus cálidos besos y la saco de igual forma, de nuevo hasta que comenzó a penetrarme más rápido, colocó una pierna arriba de la banca y tomo mi cadera metía y sacaba su verga de una manera increíble, la verdad no me importaba si mis gemidos se oían en toda la iglesia pero lo hice como una perra en celo, le pedía más duro y rápido quería sentirlo dentro de mi, comenzó a embestirme con mayor fuerza, pedí que fuera más despacio, él contestó que aguantara, que no quería parar, cerré mis ojos y solo salía de mi boca quejidos y gemidos entrelazados.
P- Que rico culito tienes corazón, es tan delicioso,
Después me sacó su verga y se sentó en la banca, me dijo que me subiera encima, y así fue, con su ayuda pude subir y poco a poco irme comiendo poco a poco tremenda polla que se cargaba, luego comencé a moverme leve arriba y abajo, apretaba mis nalgas y las abría con sus manos haciendo que su verga entrara más y más dentro de mi, así encima de él me cargo aún con su verga dentro y se recargó en una de las paredes, y comenzo a empujar su verga dentro de mi culo, solo lo veía a los ojos y lo besaba para olvidar un poco el dolor que sentía, el gemía y gemía como loco, antes de terminar me acostó en el piso y abrió mis piernas el se colocó entre ellas y comenzó a meter de nuevo su pene, me veía fijamente, embistiendo, agitado, ambos sudábamos y uno le transmitía al otro satisfacción, mientras me besaba y mordía mis orejas y mis pezones, mientras me embestía comencé a masturbarme sentía genial estar así en esa posición, claro a esa edad aun no me salía semen, sentía como estaba a punto de venirse dentro de mí y así fue, comenzó a llenarme de lechita caliente todo mi culito,.
P- oh que genial, me encantas nn, estás bien?
C- si, solo me dolió un poco.
Saco por completo su verga y todo su suenen comenzó a escurrir de mi culo, nos limpiamos y nos bañamos juntos.
Al siguiente día era el día tan esperado, iba a hacer mi primera comunión, ese día lleve un traje blanco, acompañado por mi familia y mi padrino.
Cuando entre ahí estaba tan guapo como siempre, transcurrió la misa normal hasta que llegó el momento en el que todos los niños se formaron para recibir el pan, debías de ir con tus manos en forma de rezar juntitas y al llegar abrir la boca para que el padre te la diera, parecía fácil pero me puse nervioso al estar frente a él y después de lo ocurrido más, llegó mi turno y le sonreí como siempre lo hacía, el me miró y con una sonrisa me dio el pan en la boca, cuando lo hizo rozó por completo mis labios con su mano, lo había hecho a propósito, por lo que me sorprendió porque lo hizo enfrente de muchas personas y no dudó en disimular al hacerlo.
Al terminar todos salieron al patio de la iglesia, me escapé de mi familia y entre a la iglesia, comencé a buscar al padre y lo encontré, el me dijo algo que me desconcertó.
P- Carlos… tengo que contarte algo.
C- Qué pasa?
P- Me voy ir de la parroquia, y creo que jamás te podré volver a ver
Rápidamente mis ojos se llenaron de lágrimas, y fui directo a abrazarlo fuerte.
C- Pero porque te vas? ¿Por qué ahora?
P- No puedo decirte es mejor así
C- Antes quiero hacer algo
Lo lleve al confesionario y nos metimos los dos
P- Carlos para que me trajiste hasta aquí
C- Porque quiero estar contigo una vez más
P- No, estás loco afuera están tus padres y además hay mucha gente aún.
C- Entonces déjeme hacerle esto.
Desabroche su pantalón y saque su verga y comencé a chuparla, era la ultima vez que iba a probarla así que lo hice lento, aún con lágrimas y sentimiento lo hice le hice una última mamada, comencé por su glande, rosado tan perfecto, chupaba sus huevos peludos, su tronco, su abdomen, quería acabármelo todo; el gemía leve y me agarraba la cabeza y me metía toda su verga hasta que salieron chorros de semen, me comí todos sus mecos y aún en la boca le di un beso pasando de mi boca a la suya su propio semen, le sonreí y lo abrace estuvimos un rato ahí sin decir nada, empiernados, y besándonos.
Nos dijimos cuanto nos queríamos y las cosas que vivimos.
Luego me dijo que me tenía que ir, salí con cuidado que nadie me viera salir de ahí, y me fui con mi familia, y nos fuimos a casa a la fiesta.
Al siguiente día era lunes, pero era agosto estábamos de vacaciones así que no había clases, fui corriendo a la iglesia para verlo pero sólo encontré la sorpresa que a se había ido, no podía creerlo, lo había perdido y para siempre, y nunca supe el por qué se había ido.
Ahora ya crecí soy un jovencito y pues estoy feliz de haber conocido a un hombre como el que me enseñó mucho, que me inició en esto, digo en esto porque cuando lo perdí me volví en un verdadero putito.
Seguro a el no le hubiera gustado eso pero ya no puedo cambiar mi vida.
Una última cosa tal vez suene raro que me haya pasado esto casi a los diez pero pasó, y no me arrepiento de ello.
Creo que el único error fue enamorarme de un sacerdote.
Espero y les haya gustado mi primer de muchos relatos que me gustaría compartir.
Saludos by: Carlos0000
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