Seducido por el pequeño Dylan
Un hombre de 36 carente de cariño es seducido por un nene de 11..
Me llamo Esteban, tengo 36 años, soy de Uruguay y vivo solo desde que me separé de mi novia, fue ahí cuando mi vida se tornó rutinaria, sin ningún tipo de aventura, era siempre de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, mis amigos estaban más ocupados con sus familias y ya no podíamos ni siquiera juntarnos a jugar al fútbol, ni nada.
La falta de sexo ya me estaba afectando en casi todos los aspectos, hacia ejercicios en casa para mantenerme activo, nunca fui flaco pero tampoco gordo, un cuerpo normal, mido 1,85 y siempre fui muy velludo; teniendo trabajo, casa, auto propio y no siendo feo no entendía cómo no le gustaba a ninguna mujer hasta que conocí a una chica por una app de citas, era una madre soltera cuarentona llamada Susana que no estaba mal pero tenía tantas ganas de coger que cualquier cosa me venía bien en esos momentos.
Quedé con Susana para que viniese a casa el sábado ya que no podía todos los días y, por cosas del destino, en ese momento me llamó mi madre para pedirme, o más bien exigirme, un favor necesitaba que ese fin de semana que encima era largo, cuidase del pequeño Dylan de 11 añitos, el hijo de Gabriela, su amiga de la iglesia que tenía una enorme confianza en mí, ya que ella tenían una actividad con la iglesia a la cual asistirían porque Juan, el novio de Gabriela, la había dejado y ella necesitaba despejarse la cabeza.
Cuando mi madre me pide ese favor no lo podía creer y mi madre, justamente, no es del tipo de personas a las cuales le podés decir que no porque automáticamente se ofenden; con todo el pesar del mundo tuve que mandarle un mensaje a mi cita para decir que no podría verla, intenté explicarle y reprogramar el encuentro pero no le importó, me bloqueó y bueno, a seguir buscando pensé…
Se hicieron las 19h de aquel sábado, recibí a mi madre que vino con Gabriela y el pequeño Dylan. El niño es rubiecito, bajito para ya tener 11 años, siempre fue muy flaco y simpático, aunque también se lo notaba cabizbajo, me saludó con un pequeño apretón de manos y los hice pasar a los tres.
-Te agradezco mucho, Esteban. Ahí a Dylan le dejé plata si necesitan para comprar algo, él ya está duchado y cenado, que no se vaya a dormir demasiado tarde, por favor.
Dijo Gabriela mientras por dentro yo pensaba por dentro «me cagaste la cita, perra, vos y el enano de tu hijo», pero le dije:
-¡No te preocupes! El nene va a hacer todo lo que vos me decís, pasenla lindo.
Y nos terminamos despidiendo. Intenté conversar algo con el niño para que después no le diga a la mamá que soy un amargado o algo así.
-Y, Dylan, ¿cómo estás?
Pero su respuesta fue un seco:
– Bien.
El nene no habló mucho, por mí mejor ya que seguía pensando en lo que me había perdido. Total que se hicieron rápidamente las 22h, Dylan se fue a dormir a mi cama y yo ya tenía pensado dormir en el sofá por ese finde. Pasaron las horas y pronto se hicieron las 2 de la madrugada, yo seguía indignado por lo que me había hecho mi madre, perdí a mi conquista, así que ya había decidido que el próximo fin de semana me contrataría dos escorts para que me traten como me lo merezco.
Comencé a buscar páginas en mi computadora tirado en el sofá, varías chicas tenían videos sujestivos y me empecé a calentar, por lo cual decidí entrar a una página porno para hacerme una buena paja, total, tenía tiempo para seguir buscando. No econtré ninguna porno buena, así que mi pija se empezó a bajar y el sueño comenzó a hacerse presente, olvidando mi verga flácida afuera quedé un poco adormecido…
Todo bien hasta que siento algo húmedo, tibio y rico recorriendo la cabeza de mi verga, una sensación que hace mucho no sentía, que me hizo despertar, como había dejado las luces encendidas abro los ojos y veo que era Dylan que me estaba dando besos y lamidas en el pene, me quedé helado por un segundo y mi automática reacción fue separarlo de mí
-¿QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO? – Grité mientras me subía los pantalones.
En ese momento Dylan se asustó, se puso a llorar y me pedía perdón, que no le cuente nada a su mamá y que se quería volver a su casa.
-¿Qué mierda estás haciendo? ¿Quién te enseñó a hacer esto?
-Perdón, Esteban, perdón. Por favor llamá a mi mamá para que venga a buscarme, quiero ir a mi casa, pero por favor no le cuentes nada, te juro que no lo vuelvo a hacer.
-Calmate, Dylan. Pero, ¿por qué estabas haciendo eso? ¡No se hace!
Después de unos minutos llorando, logré que Dylan se calmara y volví a preguntarle.
-Dylan, ¿Por qué hiciste eso?
-Porque extraño a mi papá Juan y con él jugaba a los novios.
Cuando dijo eso me quedé helado, si bien Juan no era el papá biológico del nene, fue él quien lo crió… en ese momento se me heló el estómago pero mi curiosidad fue más grande y volví a preguntarle:
-¿Cómo que novios? Dale, no tengas vergüenza Dy, vos contame que yo me quedo callado, te lo juro.
-¿Me lo jurás en serio?
-Sí.
-Bueno… cuando mamá se iba, yo me quedaba con papá Juan y me decía que le tenía que dar besitos en el pito para que él se ponga feliz.
-¿Y vos lo hacías? ¿Te gusta hacer eso?
-Sí, me gusta mucho, me la metía en la boca hasta que me daba la lechita, me decía que ahí estaban mis hermanitos.
En ese momento la verga se me paró como no se me paraba hace años, la tenía durísima escuchando el relato de Dylan. La calentura que tenía era enorme, quería ir al baño a pajearme pero estaba escuchando la historia de un niño abusado por su padrastro, la situación era muy excitante y decidí seguir preguntando:
-¿Y qué más hacen?
-Mirá, papá Juan me daba besitos en la cola, me metía su lengua y también… jiji
-¿También te metía su pito por ahí?
-Sí, siempre.
En ese momento mi pija iba a explotar, la calentura me dio un mínimo de cordura y pensé, si no me pude coger a la mujer esta, por algo Dylan está acá, nunca había tenido interés en los hombres, mucho menos en los niños pero Dylan es una locura, hermoso, tan blanco y flquito, hermoso, parece una niña con el pelo corto.
Decidí darle un abrazo.
-Vení Dylan, no pasa nada.
En ese momento pensé voy a darle un beso en la boca, si me responde bien, sigo adeante sino me voy a pajear y acá termina todo, no quería forzarlo a nada. Le di el beso, se rió y me agarró del mentón y empezó a besarme.
-Sos hermoso, Dylan.
-Vos también, Esteban.
-Decime papi Esteban.
-Sos hermoso, papi.
-Vamos a tener un secreto vos y yo entonces, Dylan.
-¿De verdad papi?
Y sus ojos se iluminaron mientras por dentro pensé: Obvio, niño tonto, si alguien se enteraba quien iba a tener problemas sería yo, no vos. Pero le dije
-Sí, mi vida.
-¡Vamos al cuarto, papi!
Me llevó de la mano a mi propia habitación y me sentó en la punta de mi cama, se puso encima, comenzó a besarme apasionadamente, mientras yo con mis manotas peludas apretaba su culito todavía recubierto por la tela de su pijama, me despojó de mi ropa y empezó a tocarme un pezón mientras me mamama el otro pezón, siempre buscando mi mirada, su manito empezó a bajar de mi pecho a mi pija que ya estaba toda mojada y sucia de precum, sus labios y su carita imberbe de niño bajaban por mi cuerpo lleno de vello hasta que me quitó el short que llebaba y empezó a darme besos en el boxer, automáticamente saqué mi pija, la cual empezó a chupar y a chupar con una destreza digna de una prostituta con años de experiencia.
-Chupá, putita, seee. Complacé a tu macho, zorra.
Cada vez que le recordaba que era una puta, Dylan aumentaba la velocidad de la chupada divinamente, el nene era una máquina, parecía que habia sido hecho para chupar verga, era hermoso. En un momento me tumba en la cama levanta mis piernas y empieza a comer mis huevos con una maestría increible mientras pajeaba mi verga y él tenía toda la cara sucia con su propia saliva de tanto mamarmela.
Hasta que en un momento sentí que su lengua delizaba y llegaba hasta mi culo, yo estaba en la total gloria y gimiendo cada vez más, a estas alturas parecía yo el niño y él el adulto experimentado.
Me dejó tumbado y él se vino adelante mío, se dio la vuelta, me mostró el culo y me dijo
-Comeme mi conchita, papi.
Accedí de inmediato, enterré mi cabeza en ese culo mientras Dylan tocaba mi pija, pero me apuré porque me lo quería coger. Dejé todo ese culito lubricado, listo para recibir pija, agarré un condón que tenía listo para la cita fallida y cuando Dylan lo vio, me lo sacó de la mano, lo abrió con su boquita, lo puso en la punta de mi pija y lo deslizó, acomodó todo y yo le acerqué el lubricante, que a estas alturas ya no era necesario pero lo usamos igual.
Abrió su culito de nene, sin pelos, bien blanquito e inocente, y empezó a cabalgar, se notaba que era lo que le gustaba, dominar y que ya tenía experiencia en eso. Para probar decidí darle una palmada mientras le decía:
-Seee, puta.
Fue ahí cuando Dylan empezó a cabalgar fuerte, una delicia como lo hacía y, por lo visto, le gustaba ser insultado.
-Seguí, fuerte, puta de mierda!
-Ay, siii papi, así, decime más.
-Das asco, basura, cabalgá, zorra.
Ahí fue cuando decidí darme una pequeña cachetadita a ver cómo respondía, y le encantó.
-Dame más papi, dame más.
Mientras le pegaba y me tomaba la mano para chuparme los dedos, mientras me seguía cabalgando. Yo estaba en el cielo hasta que Dylan me dijo.
-Ayy papi, me hago pis, me hago pis.
Pensé que se refería a que realmente se estaba haciendo pis, por lo cual le dije.
-Meate encima, mi amor, meate encima para papi hijito hermoso.
Y resulta que el niño tuvo un orgasmo, me dejó su lechita en mi cuerpo, yo lejos de repudiarlo, me exitó muchísimo. Dylan ya se habia cansado de cabalgar, pero yo no había terminado, entonces se puso en cuatro, empecé a bombear ese culito hermoso en cuatro por unos escasos tres minutos más mientras escuchaba los gemidos de placer de Dylan, hasta que no pude más y le dije:
-Bebé, ahí viene la lechita.
Automáticamente, Dylan se dio la vuelta, me quitó el condón y él con sus manitas terminó de pajearme.
-Aaarggg, tomá puta de mierda. Le grité
Acabé un río de semen en su boca en la cara de ese niño abusado que me regaló el mejor sexo de mi vida, lo que cayó en su carita se lo quitó con los dedos y lo lamió.
-¿Te gustaron los hermanitos en la boca, mi ángel?
-Siii, papi, me encantó pero ¿vos no me dijiste que eso no se hacía?
Me reí y le di una cachetadita en la cara. Dylan se rió y me dio un beso, el cual no rechacé aunque él estaba con la boca toda sucia por mi leche. Ya se habían hecho las cuatro de la madrugada, le dije que nos fueramos a duchar para dormir, me tomó de la mano y fuimos al baño juntos, nos duchamos juntitos, nos dimos muchos besos, me volvió a comer la pija aunque ya ni leche tuve para darle casi.
Ya limpios y cansados los dos nos dormimos hasta las 2 de la tarde del domingo, estuvimos cogiendo todo el fin de semana, sólo parabamos para comer y dormir, ahora Dylan viene todos los fines de semana para mi casa, a su mamá le dijimos que nos hicimos muy amigos y ella está feliz creyendo que yo le doy la figura paterna que su nene necesita.
como sigue
No manches y sigue mas o solo hasta ahi amigo saludos… 🙂 😉 🙂 😉
Ya conté más, en mi perfil está
Que rico niño. Sigue con esas aventuras
Hola me gustó mucho tu relato, qué buena paja me hice! Yo también soy de Uruguay y me gusta mucho este morbo, si gustas podemos hablar o te invito una cerveza…
wow q hermos cuentas mas bro
que linda historia! quisiera un papi que me dé lechita