Seducido por el pequeño Dylan, parte 3: El venezolano
Un moreno caribeño de 38 quiere usar el culito blanco de mi niñito de 11.
¡Buenas a todos! En esta tercera de “Seducido por el pequeño Dylan” y les voy a contar cómo siguieron las cosas con mi pequeño niño ninfómano de 11 años, Dylan, y yo, Esteban, un hombre peludo, blanquito y fornido, uruguayo, de 36 años.
Pasaron los días, era jueves, esta semana ya por fin iba a venir Dylan, y sin esperarlo justo antes de salir a hacer las compras, me toca la puerta Rómulo, el novio venezolano de la madre de Dylan, lo cual me llamó muchísimo la atención y me asusté pensando que había sucedido algo. Rómulo tiene 38 años, es alto, aproximadamente un metro ochenta y cinco, de tez muy oscura, no negro pero su piel es muy morena, típico de un caribeño, con el pelito corto y unos pequeños rulos que siempre peinaba con gel; la verdad es que impone bastante ya que es muy musculoso, él conoció a Gabriela en sus actividades de la iglesia, porque ella ayudaba a refugiados venezolanos recién llegados al país y él a sus compatriotas.
-Hola, Rómulo. ¿Pasó algo? Dije sorprendido.
-Buenas, no. Pero quería hablar contigo, Esteban. Dijo Rómulo.
En ese momento sentí morir, mi estómago se congeló, tenía muchísimo pánico porque yo intuía para qué él me estaba buscando, por un momento pensé que Dylan le había contado algo.
-Sí, decime, Rómulo. Una sorpresa que estés por acá.
-¿Puedo pasar a tu casa? Me preguntó.
-¡Claro! Respondí rápidamente intentando parecer calmado y amistoso.
Rómulo se sentó con una actitud desafiante y me dijo:
-Me ahorro los rodeos, descubrí lo que haces con Dylan. Dijo tajante.
Sentí como mi presión subía fuertemente, mi garganta se secó, tenía muchísimo miedo ya que, si bien no estábamos haciendo nada malo, para mucha gente nuestro amor es inmoral.
-¿A… A qué te referís? Tartamudeé mucho al preguntar.
-Ya sé que te coges al chamito. Respondió Rómulo de forma muy directa.
Lo cual negué pero con un nerviosismo que, obviamente, me delató.
-No, pero ¿qué decís? Jamás haría algo así. Intenté decir.
-Déjate de rodeos, Esteban. Es inútil que lo niegues porque lo he visto todo.
En ese momento pensé todas las tonteras posible, pero descarté todo rápidamente. Recapacité y me dije a mí mismo: Bueno, le doy unos dólares y seguro desaparece.
-Bueno, ¿cuánto querés, Rómulo? ¿Qué querés? ¿Dólares, euros? Lo que sea pero de esto no hablás.
-Tranquilo, pana. ¡No quiero nada de eso! Dijo el venezolano.
-¿Cómo, cómo? Respondí con miedo.
-Mira, yo encontré en el computador de Dylan la conversación que ustedes tuvieron mientras estábamos en Artigas. Yo ya sabía que al muchachito alguien se lo estaba cogiendo, hace mucho que lo sé, tiene el culo demasiado formado para su edad y varias veces noté que tenía olor a sexo. Gabriela es muy torpe como para darse cuenta…
-Bueno sí, Dylan es más que mi novio, es mi hijito. Yo lo protejo, lo cuido y él se entrega a mí en forma de agradecimiento. ¡Nos amamos en serio!
No sabía qué hacer con tal de que Rómulo me creyera y asegurarme de que cierre la boca.
-Pana, yo te entiendo, sé que no hay nada más rico que un culito de esa edad.
-¿Me… me lo decís en serio?
-Mira, voy a ser franco contigo, Esteban. Yo no tengo ningún interés en Gabriela, desde que llegué a este país pensé que una iglesia sería el mejor lugar para saciar mi apetito pero no, hasta que conocí a Dylan.
En ese momento no lo pude creer, estaba asustado y curioso, pero ya muchísimo más tranquilo por mí.
-O sea que vos…
-Exacto, amigo. Ya nos vamos entendiendo, ¿quieres ver algo?
Con curiosidad acepté y Rómulo procedió a sacar su celular para mostrarme un video, en el mismo se lo veía a él siendo chupado por dos niñitos que no parecían tener más de 10, mientras se reía y los ahogaba a vergazos, en otro él estaba con una niñita de pelo largo y en el tercero se lo veía penetrando de costado a un chiquito que gemia de placer fuertemente. Me contó que en Venezuela eso era bastante fácil de hacer ya que por unos pocos dólares tenías lo que querías, si era niña y virgen, era más costosa pero que él ya no hacía más nada con nenas porque embarazó a una y los niños son más baratos. Obviamente eso fue sublime, me excité muchísimo con los videos.
-Sos un crack, Rómulo. Respondí buscando complicidad.
-Gracias amigo, pero ahorita hace mucho que no hago nada porque en este país es muy difícil. Desde que llegué de Venezuela no tengo un encuentro de los que me gustan y estoy muy interesado en Dylan…
Era obvio lo que me iba a proponer, pero no, no quería que él se cogiese a Dylan, mis celos volvían a atacar pero, ¿qué podía hacer? Era aceptar, convencer a Dy, y tragarme mis celos, estaba totalmente entre la espada y la pared.
-Te propongo lo siguiente Rómulo, trio con el nene, él hace de todo, no niega nada pero vos siempre con condón.
-Acepto, pero será que él acepta mira que yo no hago nada forzado.
-Aceptará, no tengas dudas.
Rómulo se fue de mi casa, yo me quedé nervioso porque no sabía si Dylan aceptaría, y si no lo hacía. No pude dormir prácticamente de los nervios hasta el sábado. Ese sábado en el que Dylan volvía a casa, Rómulo le dijo a Gabriela que tenía un trabajo por lo cual se ausentará de Montevideo todo el fin de semana.
De forma discreta, el venezolano llegó un tiempo antes a mi casa para prepararse, estaba bañado, perfumado, con su pelito peinado con gel y bien arreglado para la ocasión, parecía arreglado para una cita, lo cual me sorprendió.
-¿Qué más, brother? ¿Todo chévere? Exclamó.
-¿Todo bien y vos, genio? Le respondí con una sonrisa y un abrazo.
-Ansioso y con muchas ganas de descargar, pana. Respondió Rómulo mientras se frotaba las manos.
Rómulo fue a la cocina, abrió una cerveza con toda confianza y bueno, mientras esperábamos a Dylan, me comentó cómo era el asunto allá en su país, me mostró videos y fue estupendo, me encantó todo lo que veía, el amor y el cariño con el que lo trataban esos chiquilines, me mostró uno en que uno le chupaba el culo y otro la verga, como limpiaban todo el semen, era hermoso y los peques gozaban más que él. Me dio muchísimas ganas de ir a Venezuela y probar yo todo eso.
Recibí un mensaje de Dy avisándome que ya estaba cerca, siempre él me avisaba cuando estaba por llegar, en ese momento le dije a Rómulo que se escondiese en mi habitación y esperase.
Llegó Dylan, la despedida fingida de siempre que hará la tarea y todo más para después jugar al FIFA en la play, que no se acostará tarde y todo lo demás.
-Esteban, ¡un día sería lindo que vayan a jugar con Dy a la pelota!
Asenté con una sonrisa y dije:
-Sí, claro! Una vez pensamos pero no encontramos dónde. Inventé yo en ese momento.
Y lo único que pensé fue: Estúpida, las únicas pelotas que le gustan al marica de tu hijo son las mías rebotando contra su cara.
A todo esto, Gabriela se despidió y se fue, y Dylan, como era obvio, se avalanzó sobre mí, y sobre mi bragueta.
-No, Dylan, pará, tenemos que hablar! Le intentaba decir.
-Papi te extrañé mucho, quiero que me des amor.
-Sí, mi vida, yo también pero tengo que decir algo…
-¿Qué pasó, papi? ¿Ya no te gusto? Me dijo Dylan con preocupación.
-No mi vida, yo te amo, es otra cosa.
-Decime, papi.
-Mi amor, alguien se enteró de lo nuestro…
Y Dylan empezó con el berrinche.
-¿QUÉ? ¿A QUIÉN SE LO DIJISTE? Me gritó.
-A nadie, se enteró porque vos dejás las cosas sin contraseña y abiertas en cualquier lado.
Miré al pasillo y dije:
-Vení, pasá!
Y en ese momento salió Rómulo de mi habitación y saludó tímidamente con una mueca en la cara
-Hola, Dylan…
-¿ÉL? Exclamó Dylan.
-Sí, mi amor, él, Rómulo.
Dylan se asustó pero me miró con cara de complicidad y me dijo…
-¿Él quiere también?
-Sí amor. Le respondí.
Dylan sonrió, saludó a Rómulo con timidez y fue directo a la bragueta del venezolano, yo pensé que iba a ser más difícil de convencerlo pero no, se ve que puta se nace, no se hace.
-¡Coñoooo, pana! Esto sí que fue rápido. Exclamó Rómulo entre risas.
Dylan chupaba y chupaba salvajemente, desaparecía la verga negra de Rómulo en su boca y eso que era una verga bastante gorda. A lo cual, Rómulo se empezaba a despojar de su ropa, por lo tanto yo también y para no quedar por fuera, me acerqué con mi pija toda mojada de precum para darle a mi bebito arrodillado.
-¿Hoy tengo dos papis? Preguntó Dylan agarrando las dos vergas hinchadas y sacando la lengua mientras estaba arrodillado.
A lo que Rómulo respondió.
-No, putica. Hoy tienes a tu papi y a tu tío que vino del Caribe pa’ darte por ese culo sabroso que tienes.
Nos terminamos de desnudar y nos sentamos en el sofá, éramos dos hombres desnudos completamente, de más de treinta y largos, llenos de testosterona siendo atendidos sexualmente por un enano de 11, la imagen era increíble, Dylan me la chupaba, me comía los huevos y con la otra mano pajeaba a Rómulo y después pasaba a pajearme a mí mientras comía las pelotas y la verga oscura de Rómulo.
En un punto yo me senté en el brazo del sillón para disfrutar del espectáculo, Dylan chupaba a Rómulo hasta el fondo, lo había puesto al tipo con sus piernas al hombro para chuparle bien las bolas. Lo que hacía Dylan no era simplemente mamar verga, daba un espectáculo porno. Yo fui por detrás de él y empecé a desnudarlo porque todavía seguía con ropa, bajé su pantalón, su slip con dibujos de superhéroes y mojaba la yema de mis dedos para tocarle su hoyito mientras le mamaba la verga a su nuevo macho. Dylan movía sus nalguitas, hasta que decidió sacarse su hoodie y dejar su torso desnudo.
-¡Vamos a la cama! Dijo Dylan ya desnudo al completo.
-Vamos mi amor. Dije yo.
-Vamos que hoy toca reunión familiar. Exclamó entre risas Rómulo.
Mientras íbamos por el pasillo, a Dylan siempre iba primero, guiando el camino, y Rómulo le da una palmada en el culete a Dy, entonces yo hice lo mismo.
-¡Ayy! ¡ayy! Gritó Dylan.
Nos subimos todos a la cama y nos dimos un beso de a tres, sellando nuestro pacto de silencio y Dylan bajó para empezar a chupar.
El peque chupaba, chupaba y chupaba, las ponía juntas y pasaba la lengua por la cabeza de mi verga peluda y la verga oscura de Rómulo, empezó a chuparmela a mí, se le ponían llorosos los ojos de tanta pija que recibía esa boquita.
A lo cual me recuesto y mientras Dylan chupaba mi verga, Rómulo comía el culito de Dylan, pero a Dylan no le gustaba ser dominado, sino él dominar. Nos puso a ambos en la cama se abrió el culo y empezó a cabalgarnos, primero a mí y después a Rómulo, le puso él mismo el condón con sus manitas, que previamente había abierto con la boca, y lo cabalgó unos minutos. Tenía a dos hombres hipnotizados con su hoyito.
Mientras me cabalgaba a mí, Rómulo vino por detrás de Dylan a tocarle sus caderas y a buscar besos en el cuello, y él con la pija dura.
Dylan embriagado de sexo dijo
-Quiero, quiero, quiero…
-¿Quieres verga putica? Le preguntó Rómulo
En ese momento me asusté, temí por el culo de mi nene, cómo justificábamos una fisura anal… pero Rómulo se puso un gel lubricante que había traído, nuevo condón y más gel.
La sensación era hermosa, sentía la pija de Rómulo y la mía siendo tragadas por el ano de un nene de 11 añitos, Dylan con un voz totalmente femenina decía:
-Ayy, los amo, los amo
Con toda la mano abierta, Rómulo le pegó en la boca a Dylan.
-Cállate, puta. Nadie te ha dicho que hables, zorra! Gime! Exclamó, Rómulo.
Dylan se calló y empezó a gemir como una loca, con el culo lleno de placer. Rómulo se la sacó del culo al peque y le ordenó
-Voltéate, voltéate.
-Sí tío. Respondió Dylan.
Dylan se dio la vuelta, abrió su culo, se hincó toda mi verga en su hoyito y se abrió de piernas para recibir la verga de Rómulo. El venezolano se acercó y le pegó nuevamente en la boca y le ordenó
-NO ME RESPONDAS, PUTA, NADIE TE HA DADO EL DERECHO DE HACERLO.
Mientras lo tomaba del mentón y Dylan se derretía de placer, le encantaban los malos tratos. Empezamos a coger los tres, las dos vergas en el culito de Dy, empezamos a insultar al chico
-Zorra, puta. Gritó Rómulo.
-Regalada, das asco!! Agregué yo.
-Eres la puta más rápida y fácil que he conocido. Dijo Rómulo.
Dylan estaba tocando el cielo con las manos, parecía una seda, se movía con las dos pijas en el culo, con los dos falos atravesados nos daba placer con su anito. Rómulo se quito de atrás del culo de Dylan, y empezamos a coger Dylan y yo solo, tenia las piernitas de mi amor en mis hombros y se le metía toda la verga en esa colita usada, me miró a la cara y me dijo:
-Te amo papi, te amo papi, gracias por esto, te amo.
Dijo casi sin voz de tan extasiado que estaba, sus pezones estaban erizados, su pequeño pene erecto, todo por las sensaciones anales que experimentaba Dylan en esos momentos que no las puedo describir con palabras y sólo él sabe la cantidad de placer sexual que sintió.
A seguir, Rómulo vino cerca nuestro, ya sin preservativo y se abrió el culo para sentarse en la cara de Dylan, el pequeño obediente sacó su lengüita y empezó a lamer todo el ano negro de Rómulo.
-Sí, zorra, muéve esa lengua, vale! Qué rico, papi! Gritaba Rómulo.
Después se dio la vuelta y le cogía la boca a Dylan mientras yo le daba por el culo, fue por escasos minutos que hizo eso ya que sentí que me venía, por lo cual me puse de pie sobre el colchón, y Dylan se paró también, me empezó a chupar los huevos mientras yo me pajeaba en su cara hasta que me vine en su boca. Inundé de chorros de semen caliente la boquita de mi nene. El peque se lo tragó todo, era una aspiradora de lefa, un depósito de semen.
-Te amo papi. Afirmó Dylan después de tragar todo.
-Te amo más, bebé, abrí tu boquita.
Cuando Dylan abrió la boquita procedí a escupirle dentro. Me bajé de la cama, señalé a Rómulo y le dije a Dylan:
-Todavía te queda trabajo, puta.
Dylan se rió y sacó del cajón más preservativos y Rómulo se lo dejó poner por las manitas de Dylan nuevamente.
-Vamos puta, a por el siguiente round de verga! Exclamó el venezolano.
A este punto Dylan ya era toda una mujer, cogida y bien reventada. Se abrió el culo, se acomodó la verga de Rómulo y se la hincó toda, empezó a mover su pelvis, su cadera, todo con la verga negra dentro de su culito blanco, era hermoso el contraste de colores que hacía, ese culo blancuzco y pálido con ese falo de carne oscura caribeña. Las manos de Rómulo apretaban y dejaban marcas en la piel tan blanca y pura de mi angelito.
Dylan no paraba de gozar, con partes de su cara sucia por mi leche, cabalgaba a un casi cuarentón musculoso caribeño, él con su colita estaba dominando a casi dos metros de hombre fornido, era maravilloso, sus gemidos, sus movimientos, el niño me estaba regalando una escena prohibidísima, interracial, morbosa, sucia y hermosa, por momentos no podía creer mi suerte de estar apreciando este momento en vivo, mis celos habían desaparecido.
De repente, Rómulo ordena a Dylan que se la chupe, Dylan se la quita del culo rápidamente, tiró al piso el preservativo que llevaba Rómulo y chupó, habrá chupado una milésima de segundo que Rómulo escupió un río de leche dentro de la boca de Dylan, lo ahogó de tanto esperma.
-ARRRGGG, TOMA, PERRA, TOMA, TRAGATE A TUS PRIMITOS, VALE. Dijo Rómulo.
-Qué rico tío.
-Rico estás tú, carajito. Fue hermoso, Dylan, qué bello eres. Dijo Rómulo con mucha sinceridad y le regaló un besito.
Yo veía todo eso con una sonrisa de oreja a oreja desde el sofá de mi cuarto y con el pito todo flacido, había tenido demasiado sexo. Me paré y Rómulo también se levantó de mi cama y me dio una palmada en la espalda con un apretón de manos.
-Hermano, lo felicito, tiene usted una hijita excepcional. Me dijo entre sonrisas Rómulo que acto siguiente se dirigió al baño a limpiarse. Se lo notaba muy satisfecho y servido.
Me acerqué a verlo a Dylan tirado en la cama, todo satisfecho me dice
-Gracias, pa. Te amo, me alcanzas la botella de agua?
-Te amo más mi amor, sos todo. Le dije mientras le daba la botella de agua.
En ese momento vi a Dylan tomando agua de la botella, con la cara sucia por el orgasmo de dos señores que casi lo cuadruplican en edad, a los que él complació y que lo complacieron sexualmente. En ese momento entendí que Dylan siempre iba a ser una puta y que no valía la pena ponerme celoso, sino mejor disfrutar de este regalo que me dio la vida, que llegó tarde, se hizo esperar pero nunca me había sentido tan hombre, tan deseado ni tan querido como desde la llegada de Dylan a mi vida sexual.
Entró a la habitación nuevamente Rómulo y dijo
-Muy rico todo pero que yo ya sobro aquí, ¿no? Me visto y me marcho entonces…
-¡Nooo! No te vas a ningún lado. Dije yo entre risas.
Rómulo estaba desconcertado y no entendía. Lo abracé y le dije
-Vos ya sos de la familia, no querés ahora conocerte bien a solas con Dylan?
-Siiii. Gritó Dylan a lo lejos con una voz de marica que ya era demasiado.
-Pana, me lo dices en serio? Qué ricoooo vale! Exclamó Rómulo con la cara llena de felicidad. y agregó en voz baja: Cuando vayamos pa’ Venezuela, te voy a llevar a conocer a todos los de los videos.
Sonreí y le dije en el oído:
-Ufff, yo también quiero embarazar a una venezolanita.
-Dalo por hecho, brother!!! Me dijo Rómulo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Bueno, pero a este no me lo embaraces, eh. Le dije refiriéndome a Dylan y le señalé que en el cajón había más preservativos.
-Claro que no, pana! Ahora somos hermanos. Gracias!
Rómulo corrió a la cama con Dylan, y se abrazaron, un segundo y el pequeñito se puso en cuatro. Eso fue todo lo que vi hasta que cerré la puerta y lo último que escuché fue:
-Te gusta el güebo venezolano, putica?
Sonreí porque estaba orgulloso de mi bebé, era toda una zorra ya, me dirigí al baño a ducharme mientras oía los gemidos de Dylan y las cachetadas que le propinaba Rómulo en las nalguitas. Me limpiaba las bolas con esos gemidos de fondo, cada gemido me hacia sentir más y más orgulloso y también feliz de que mi bebé disfrute del sexo, de los hombres, de las buenas vergas y de todo el amor en forma de esperma que le dábamos por todo el cuerpo. Cuando terminé de ducharme, Dylan y Rómulo ya habían terminado su coito, duró menos porque ya habíamos tenido una buena sesión los tres.
-Y, Rómulo, ¿cómo estuvo eso? Pregunté mientras lo veía salir de mi habitación todo sudado.
-De diez, hermano! Tienes mucha suerte, te felicito, ese niño te ama y es un adicto a la verga, no puedes pedir más.
Esas palabras, la sonrisa de placer de Rómulo, su felicidad y la felicidad de Dylan me congratularon, sabía que mi nene estaba en buenas manos con él, una de las mejores sorpresas que me llevé. Después de esa ocasión claramente mis encuentros con Dylan continuaron todos los fines de semana, a veces se sumaba Rómulo y otras, cuando Rómulo iba a la casa, aprovechaban cualquier distracción de Gabriela, la mamá, para coger ellos dos; en las noches que el venezolano se quedaba a dormir en la casa de Dylan, a la madrugada siempre me caía un video de sexo oral entre ellos, los cuales usaba para pajearme ricamente y enorgullecerme de mi bebecito.
Uff rico el pipe venezolano
Que delicia ese niñoo
Muy, muy bueno, Gran putito tienes👍
excelente tus relatos espero que sigas con la zaga
Buenísimo el relato. Espero que continúes. Soy de Venezuela, me gustaría saber dónde puedo conseguir a esos chamos
Muy bueno y morboso ufff sigue con la saga, está muy buena
Esto es real? Yo soy de Uruguay tambien jajaja. Muy rico, ya habria querido yo tener dos papis asi
Aún esperando la siguiente parte. Me encantan tus relatos, ese tal Dylan es una bendición, ya quisiera tener uno
Ya está