Seducido por el pequeño Dylan, parte 5 (final): El reencuentro
Un nene de 11 se reencuentra con el hombre con quien perdió la virginidad..
¡Hola, foristas!
En esta ocasión traigo el relato final de la serie: “Seducido por el pequeño Dylan”, recomiendo mucho que lean los anteriores para orientarse un poco más, pero en resumen les comentaré que me llamo Esteban, soy uruguayo y tengo 35 años; pasé varios malos momentos de soltería, sin nadie que me acompañase y sin el cariño de ninguna mujer, hasta que el hijo de años de una amiga de mi madre, llamado Dylan de 11 años, se me ofreció. Nada es lo que parece y en este caso menos, Dylan es un chiquilín que parecía medio tonto y muy inocente pero detrás de esa carita de nene retraído se escondía una puta regaladísima sedienta de pija.
A los 8 años, Dylan fue introducido en el mundo del sexo oral de la mano de Juan, que era su padrastro, el novio de la madre de la madre del peque fue quien lo puso a mamar verga a temprana edad y fue con él que perdió su virginidad a los tiernos 9 añitos. Ni bien Dylan cumplió 11 añitos su madre, que se llama Gabriela, se separó de Juan y quedó muy afectada, fue ahí cuando mi mamá me pidió que yo me quedase con Dylan para que ella y Gabriela se pudieran ir hacer una actividad de la iglesia que las dos frecuentan.
Dylan es hermoso, de tez pálida, chiquito y con cabellos bien finos y lisos color miel, ya yo soy un hombre morrudo y peludo, tengo el cabello un poco largo y vello corporal abundante. Sin ni siquiera sospecharlo, esa noche en la que Dylan se me entregó por primera vez, los dos estábamos pasando una gran abstinencia sexual. Él prácticamente cogía con su padrastro a diario y ya hacia casi dos semanas que no lo veía, y yo tenía varios largos meses sin tocar a una mujer.
El chiquilín es, ¿cómo decirlo?… ¡Un cerdo de mierda! Nunca en mi vida antes había visto a un ser humano que le gustase -y que disfrutase- tanto la verga como a él; tiene la capacidad de desaparecerla toda con la boca, la chupa como los dioses, me traga las bolas como nadie nunca lo había hecho antes, me lamió el culo, me chupa los pies, los pezones, las axilas, todo y se deja escupir y humillar. Creo que está demás decir que traga todo lo que sale de mi pija, tanto semen como también meo, aunque sólo lo hemos hecho una vez para probar, esa vuelta se tomó todo mi pis.
Todos los fines de semana había encuentro con Dylan, yo le hacía un favor a la madre ya que ella creía que el niñito venía a hacer la tarea y a jugar a la Play, pero teníamos sesiones de sexo muy intensas y duras, cogíamos como dos animales pero también hacíamos el amor suavemente. Todo era hermoso hasta que apareció Rómulo, el nuevo novio de Gabriela, un venezolano fornido de piel muy oscura color café, musculoso, alto y muy preocupado por su imagen. Resulta que Rómulo tiene una gran afición por darle amor a la carnecita fresca, ¿se entiende, no?
El principal interés de Rómulo, cuando se acercó a Gabriela, fue el de conocer más en profundidad a Dylan; cuando él se enteró que el peque y yo teníamos una relación la primera cosa que hizo fue chantajearme hasta que cedí. Al principio pensé que Dylan se negaría pero, como la terrible puta regalada que es, ni bien pudo se prendió a la verga negra y gigante de Rómulo hasta dejarle los huevos sin una gota de leche.
Nuestro bebé ahora tenía dos mamaderas de las cuales tomar la leche calentita siempre. A Rómulo le encantaba filmar sus aventuras con la carnecita más fresca que había en su ciudad en Venezuela, hacía sus buenos videos de “caldito” y con los que hizo negocio varias veces, y Dylan por su parte en varias oportunidades manifestó que quería ser actor porno, entonces el venezolano aprovechó esta situación para filmar nuestros encuentros y comercializarlos de manera ultra discreta por la web profunda. En pocas semanitas hicimos un buen capital, Dylan por su parte conoció a un alemán que hablaba castellano, y con él hacía videollamadas pagas. El alemán, que había ido a viajes “de placer” a Centroamérica y Cuba varias veces, ahora quería venir conocerlo a Dylan para acostarse con él, que obviamente el putito de mi bebé siempre lo invitaba para que viniese.
Entre tanto, llegó otro fin de semana y Dylan obviamente iba a venir a mi casa; ya tenía casi todo preparado hasta que me toca a la puerta Rómulo; mi amigo el venezolano tenía una característica muy marcada y es que se arreglaba mucho cuando venía a coger con Dylan, el pelito bien peinado, bien vestido y con mucho perfume, obviamente esta vez estaba así de arregladito para venir. A mí sinceramente no me molestaba que usen mi casa para tener sexo, Dylan adora a Rómulo y lo trata muy bien y, tengo que confesar, se siente muy rico penetrar un anito de esa edad pero verlo -y más ahí, en vivo- es MUUUUY excitante también, te vuela la cabeza.
-¡Epale, brother! ¿Cómo estás? – Dijo Rómulo cuando le abrí la puerta.
-Bien, bien. ¿Y qué onda contigo?
Rómulo estaba vestido con un pantalón skinny color crema y una musculosa blanca que hacía gran contraste con su piel tan oscura y resaltaban aún más sus músculos. El venezolano siempre fue muy confianzudo, sin que lo invitase a pasar, entró, se sentó en mi sofá, se tocó la comisura de sus labios y me dijo:
-¡Excelente! ¡La dejé a Gabriela! – Dijo entre risas.
No niego que me sorprendí, no sabía que andaba mal la relación.
-Ah, mirá vos, ¿andaban mal? – Pregunté dudoso.
-Nah, me lo pidió Dylan, además yo ya estaba un poco cansado y no tenía ningún interés en ella. – Contó Rómulo.
Nos distraímos conversando un poco sobre cualquier cosa hasta que suena el timbre, obviamente era Gabriela con Dylan, Rómulo en todo eso se escondió. Ni bien abro la puerta saludo a ambos y al verla me doy cuenta que estuvo llorando, tenía toda la cara hinchada de tanto llanto, le pregunté qué estaba pasando, que la notaba triste aunque ya sabía la noticia me hice el interesado, hice pasar a Dylan a la casa y me quedé conversando con ella.
-¡No sabés, Esteban! Me dejó Rómulo, no sé qué hice, me dijo que quería un tiempo, un tiempo largo y que se iba a ir. ¿Vos no sabés nada de él? – Me preguntó buscando una respuesta honesta.
-No, no tengo idea de dónde está, ni me fijé nada. No me contó nada.
Fue ahí que me agradeció por todo el apoyo que yo le estaba dando quedándome con Dylan, que ella necesitaba tiempo para ordenar su cabeza y estar sola.
-Dylan se encariñó mucho con Rómulo, ahora no sé qué decirle cuando me pregunta por él. – Comentó Gabriela.
Gabriela, si bien no era mala persona, siempre fue muy tonta; mientras ella decía esto por dentro mío pensaba: “Jaaaaa, no te preocupes que dentro de un ratito va a estar manoseándole la verga al negro y no lo va a extrañar tanto”.
Después de casi 30 minutos escuchándola, decidió irse, que se iba a pasar el finde con una amiga a Buenos Aires, a hacer compras y distraerse, que ya seguía viaje para tomarse el Buquebús. Me dio un abrazo, se despidió de mí y de Dylan, y se fue.
¡Al fin! ¡Ya estaba solo con Dylan! Bueno, también seguía Rómulo en mi habitación escondido pero ya íbamos a poder intimar con mi bebecito. Cuando nos aseguramos de que ya se había ido, Dylan se abalanzó sobre mí y nos dimos un beso largo, como el beso que siempre nos damos cuando nos rencontramos.
-¡Hijito hermoso! ¡Bebé! ¡Cómo te amo! – Le decía a Dylan al oído mientras acariciaba su colita.
-Papi mío, te extrañé mucho. – Murmuraba Dylan embriagado de amor y placer.
-¿Vos le pediste al negro que deje a tu mamá? – Le pregunté curioso al nene.
-Jejejejeje, sí. Le dije que tenía que elegir, ella o yo. – Me respondió el peque entre risas.
-¡Qué malo sos! – Sentencié con una sonrisa en la boca.
-¿Cómo supiste, papi?
-Porque Rómulo me lo contó, está en el cuarto.
-¡Vamos, vamos! – Dijo Dylan ansioso de ya recibir verga en el culo.
En un instante recordé que con la interrupción de Rómulo y después con la llegada de Dylan y su madre, olvidé que tenía que lavarme las bolas, la pija y el culo, si bien ya me había duchado a la mañana, a Dylan le gusta bien limpio.
-Pará, que tengo que lavarme los huevos primero. Andá al cuarto que yo ya voy. – Le dije a Dylan.
Inmediatamente el chiquilín se dirigió al cuarto y a lo lejos escuché un: “¡Hola, tío! ¡Hola!”
Me fui al baño a lavarme las pelotas, bajé mi boxer negro que cubría mi peluda verga, me despojé de la remera que llevaba, empecé con la mano derecha a manosearme con el jabón y con la izquierda tocaba mis pezones. Llené mis peludos y gordos huevos de espuma del jabón, mi gorda verga de 19cm, me limpié todo el jabón con agua tibia y me toqué bien mi pija que empezaba a despertar, dentro de unos minutos este pedazo de carne masculina estaría siendo tragado por el culito de mi angelito hermoso y todo el esperma que cargaban mis testículos estaría rellenando su tracto rectal, su garganta o sobre la carita de mi bebé, eso no lo sabía de momento.
Me sequé la pija después de haberme lavado todo y decidí dirigirme hacía la habitación, ahí encontré una imagen preciosa, toda la ropa de Dylan tirada en el piso, totalmente desnudo y la de Rómulo también, únicamente tenía puestas sus medias, el negro estaba acostado en mi cama mientras el peque lo complacía con su culo, Dylan estaba empalado con la pija de Rómulo y estaba hecho un fuego el nene, estaba sentado en la verga negra del venezolano dándole la espalda, se movía como una perra en celo, pocas veces había visto tal nivel de excitación en una persona. Literalmente Dylan se lo estaba cogiendo a Rómulo con el culo y mientras tanto el venezolano estaba con los ojos blancos, se lo veía tocando el cielo con las manos, no podía prácticamente ni emitir gemidos, ahí en ese momento Dylan se tragó hasta el fondo la verga del negro con el culo, la tragó toda y hacía movimientos circulares hasta que Rómulo no pudo más y se vino en el ano de Dylan,
-SEEEEEEEEE, PAPI QUÉ RICOOOOOOOOOOO, VALE, QUÉ DELICIA – decía con voz de baboso Rómulo.
Dylan se levantó chorreando semen, todo el semen de los huevos del venezolano caía sobre las sábanas y las piernas del negro. El peque, sin decir nada, abrió sus nalguitas e hizo fuerza para expulsar toda la leche que tenía dentro de su recto, expulsó todo sobre los abdominales de Rómulo que estaba sumamente debilitado después de tremenda cogida que le pegó Dylan con su hoyito de 11 años.
Obviamente, Dylan con lo goloso que es fue a lamer toda la lechita mientras le hacía cosquillas a Rómulo, se la tragó toda mientras con sus pequeños dientitos de conejo fue a “morder” lentamente los pezones negros del venezolano.
-¡Diooooooos! ¡Cómo te quiero, Dylan! ¡Eres totalmente maravilloso y perfecto! – Dijo Rómulo mientras besaba los labios sucios de leche del peque.
-Y yo a vos tío – Susurró Dylan mientras era besado.
Atrás de eso, después de un espectáculo como sólo Dylan sabe darlos, estaba yo con la pija remil dura, llena de precum, babosa y paradísima. Cuando el nene me vio, no dijo más nada y se agachó a mamarme la poronga, me la comió toda mientras gemía, mis bolas de macho eran acariciadas levemente por el mentón de mi bebé, se la tragaba hasta el final, le cogí la boca.
-¿Así te gusta, putita? ¿Así lo disfrutás? – Le preguntaba caliente a Dylan.
El peque me babeó toda la chota, los huevos, la entrepierna, todo; y decidí ponerlo contra la cómoda que tengo donde guardo parte de mi ropa que arriba tiene un espejo rectangular. Las manitos de Dylan estaban sobre la cómoda y él se veía desnudito, flaquito y débil, con una gran cabellera, metí mi mano izquierda por los pelos de Dylan con la derecha acomodé mi verga en esas pequeñas nalguitas mojadas todavía con restos de leche de Rómulo, y empecé a cogerlo; era increíble como se metía todo como sin nada, la desaparecía entera, en ese instante empecé a bombear el culito del nene mientras le decía:
-Mirá, puta de mierda. Mirá lo puta que sos, zorra, regalada, para lo único que servís es para calentar hombres. – Insultaba a Dylan mientras le rompía el culo.
Las piernitas de Dylan temblaban, yo con lo caliente que estaba no podía más y me terminé viniendo adentro del culo de mi bebecito.
– SEEE MI AMOR, CÓMO TE AMO MI VIDA, HERMOSA. SOS MI MUÑEQUITA DYLAN, TE AMO. – Grité con locura y excitación.
Después de mi acabada, obligué a Dylan a expulsar mi esperma de su recto en el suelo, se puso de cuclillas y obedientemente lo hizo, cayó bastante y lo lamió, volteó a verme y fue ahí cuando lo escupí,
-Esto es por lo puta que sos, zorra. – Grité.
Juntó mi saliva de su cara con los dedos y se la comió. Mientras tanto, Rómulo continuaba ahí en la cama recuperándose del viaje anal que le pegó Dylan. Esa noche, como no tenía más nada que hacer, decidió quedarse con nosotros en nuestros findes de cogidas donde pasábamos más de 40 horas desnudos, imaginen la excitación de estar 40 horas desnudos, yo un hombre de 36 con un pequeñito ninfómano de 11, ¡una puta locura!
Fue un fin de semana muy morboso, rico, nos llenamos de placer y calentura, vimos mucho porno, tuvimos mucho sexo, bebimos y fumamos.
Después de ese finde, obvio Rómulo se fue temprano, volvió Gabriela la mamá de Dylan de su paseo y se la veía mucho mejor. Empecé la semana, todo bien, super tranquilo como siempre. Esa semana tenía que ir a retirar un dinero del banco, fui tranquilo y cuando tenía que doblar en una esquina, alguien me agarra a traición y me encasilla, creí que era alguien que me había seguido y me iba a asaltar pero no, no lo podía creer, era nada más y nada menos que el mismísimo Juan, el ex de la mamá de Dylan, el que se lo había cogido por primera vez.
-Ju, ju, Juan. ¿Qué hacés acá? ¿Por qué me agarrás así? – Pregunté nervioso.
-¿Cuánto tiempo, no Esteban? Tengo que hablar con vos.
-Vamos a casa. – Sentencié.
Llegamos a mi casa, eran 100 metros que faltaban y yo ya me la veía venir…
-¿Por qué te lo estás cogiendo a Dylan? – Preguntó Juan muy agresivamente.
No respondí nada, no sabía qué decirle, cómo se enteró, eran muchas cuestiones en mi cabeza.
-¡RESPONDÉ! – Gritó Juan.
-Vos lo iniciaste en esto, no me jodas, yo sólo disfruto lo que vos abandonaste.
-Pero no porque yo quise, hijo de puta. – Me respondió Juan.
-Yo nunca entendí por qué te fuiste…
En ese instante Juan se puso tenso y miraba para todos lados con los ojos lagrimosos.
-Por pelotudo Gabriela me encontró pajeándome en el lavadero con la ropa interior del nene y me echó.
Me quedé helado con la confesión, o sea que la mamá de Dylan sabía de la relación…
-Pero, ¿Gabriela se enteró de que vos te lo cogiste? – Pregunté inmediatamente.
-No, no. Ella nunca se enteró de nada, sólo me vio como un pervertido y lo alejó al nene de mí hasta que me echó.
-Uff, qué áspero todo.
-Quiero recuperar a Dylan, por favor.
-Primero quiero saber cómo te enteraste de que yo ahora soy el nuevo “papi” del chiquilín…
-Mirá, Esteban, a mí me encantan los videos de caldito de pollo, me calientan muchísimo de antes de haber concretado con Dy. Hace unos días, en un grupo de Telegram alguien pasó un video y casi me da un infarto, reconocí tu casa y deduje que era tu cuerpo, ¿el negro quién es?
-El negro es Rómulo, el novio venezolano de Gabriela.
-¿EN SERIO? La historia se repitió, Dylan cogiéndose al novio de su madre por segunda vez… jaaaa…
-Exacto, igual ya terminaron su relación.
-¿Y vos? No sabía que te iban este tipo de relaciones con menores… – Preguntó dudoso Juan.
-No, la verdad es que no me llamaba la atención, pero Dylan cuando vos te fuiste vino a mi casa y prácticamente él se me regaló por la abstinencia que vos le dejaste.
Después de contarle todo y explicarle quién era Rómulo, lo que hacíamos y toda la historia, Juan me pidió encarecidamente ver a Dylan de nuevo. Obviamente que no me pude negar, Dylan sexualmente me ha hecho muy feliz, gracias a él recuperé autoestima, satisfacción y felicidad, nada de esto hubiera sido posible si Juan no lo hubiese iniciado al nene.
Pasaron los días y no le dije nada a Dylan pero Juan ya tenía la data de cuando venía el nene a casa y cuando hacíamos nuestras fiestitas. Llegó Juan muy discreto y entró a casa, nos quedamos charlando, estaba nervioso de volver a ver al pequeñito, antes de lo planteado suena mi timbre y me quedé duvitativo porque Dylan siempre avisa cuando llega temprano, me acerqué a ver quién era y justamente era Rómulo… ¡Obvio! Si hoy teníamos que grabar caldito de pollo y yo me había olvidado por completo, la llegada de Juan me desconcertó.
Rómulo entró a casa, le expliqué quién era Juan, los presenté y de a poco empezaron a interactuar.
-Así que vos sos el negro que se coge a Dylan… – Mencionó Juan.
-Sí, ¿y tú el que lo manoseó por primera vez? – Preguntó Rómulo con malicia.
Pero al fin se entendieron. Pasaron unas horitas y llegó Dylan con su mamá.
-Gracias, Esteban. Sos de gran ayuda en este momento, la falta de Rómulo en mi vida me está afectando. – Dijo Gabriela en la puerta de mi casa.
-No te preocupes, Gabi. Hoy por ti, mañana por mí, además mi amigazo Dylan es una compañía, necesitaba a alguien para jugar a la Play.
Jaaaa, sí, para jugar a la Play y no sabés el ruidito que hacen mis huevos cuando chocan con la colita de Dylan, es una locura; ese era mi pensamiento cuando contaba esa mentirita.
-Me afectó mucho, incluso siento que está acá, huelo su perfume. – Comentó Gabriela.
-Emmm, no sé, yo acabo de limpiar el piso. – Dije nervioso y entre risas intentando aminorar la situación.
Gabi se lo tomó como un chiste y rápidamente se despidió del nene y de mí, cuando se fue su mamá, Dylan se me pegó y me dio un rico y reconfortante beso en la boca.
-Papi, ¿hoy nos toca grabación, verdad? – Dijo el putito exhibicionista de Dylan ya recontra excitado.
-Sí, bebé pero pasó algo…
Cuando terminé mi frase, Dylan fue corriendo a mi habitación a buscar a Rómulo pero se encontró a Juan. Hablando de Juan es un chico muy bonito, muy flaco, alto, de cabello negro y con el corte típico de futbolista, aproximadamente tiene 29/30 años y fue el primer hombre de Dylan.
En ese momento el peque se quedó paralizado, no sabía qué decir hasta que Juan le abrió sus brazos y Dylan quedó encantado, se abalanzó sobre él y se dieron un beso con pasión contenida terrible.
-Papi, te extrañé mucho, te extrañé mucho. – Gritaba Dylan.
-Yo también, amor! – Aseguraba Juan.
Mientras se besaban, Dylan buscaba como loco la bragueta de Juan para abrirle el pantalón y empezar a chuparla. Se la sacó del bóxer y la empezó a mamar, era increíblemente larga, pero bueno, Juan era un chico muy alto y flaquito, los que tienen esas características físicas suelen tener una gran verga.
Dylan con ambas manos tocaba la pija de Juan, la mamaba, le pasaba la lengua y Juan se deliciaba mientras gemía y le decía cosas al chiquito.
-Ufff, seee, así, seguí bebé! Qué putita sos! – Decía Juan entre gemidos.
La escena ya nos había parado la pija tanto a Rómulo como a mí, el negro decidió sacar su falo cerca de la cara del nene y Dylan dijo:
-Ay, tío perdón que no te saludé. – Dijo Dylan metiéndosela toda en la boca.
La manera de decir “hola” de Dylan fue tragarse toda la poronga del venezolano, se la devoró entera, la comió hasta el final.
-Hola, mi vidaaaaahhh, seee, chúpalo todo princesa. – Dijo Rómulo mientras era mamado por el nene.
Se la chupó un ratito y después a mí.
-Seee, mi bebito, comela toda, alimentate… – Le decía a Dylan con tono baboso.
Metía la mano entre sus pelito forzando para que se la trague más y más. Me dio una chupada monumental, la comió con su gran maestría. Después de unas ricas chupadas, Dylan quería seguir chupando otras cosas, nos puso en cuatro a los tres sobre mi cama y empezó a abrirnos las nalgas. Primero a Rómulo, a él encantaba que le mamasen el hoyo, con su mano larga conseguía apretaba la nunca de Dylan para que le comiese bien el culo, lo que gozaba ese negro con la lenguita de mi bebé era increíble, a Juan también se lo mamó por un tiempo largo y mi turno llegó, mi culo peludo de macho empezaba a sentir la cálida lengua de Dylan, sentía como mi bebé masajeaba mi ano con su lenguita humeda, como se metía dentro de mi cola, pasaba su lenguita por mis bolas desde atrás, una locura.
Ya estábamos los tres muy excitados, queríamos la colita de Dylan, cuestión que el nene le pidió a Juan que se pusiera en la cama y se abrió el culo para meterse toda la verga dentro del ano. Dylan se movía, meneaba su pelvis con toda la pija de Juan adentro mientras él gemía.
-Quiero doble papi, doble! – Pedía urgente Dylan.
Saqué un poco de lubricante de entre mis cosas y empecé a darle.
-Seee, putita, seeee.
-Dale papi, los dos adetro.
-¿Te gusta así, putita?
-Sí, mis dos papis en mi conchita.
A Dylan le encantaba decir que su culo era su pequeña vaginita, eso me volvía loco cuando lo decía.
Juan estaba anestesiado ya prácticamente, Dylan se movía con dos pijas en su culito de 11 años que tenía menos inocencia que una puta vieja.
-Tío, vení, vení, quiero. – Pidió Dylan.
Ahora la doble penetración la continuaba el negro Rómulo, empezó a cogerlo de una forma bestial, se escuchaba como se rompía todo el culo de Dylan en mil pedazos, fácilmente tenía 40 centímetros de carne fálica en el culo.
Después de las dobles penetraciones, Dylan nos quiso cabalgar hasta hacernos acabar, el primero fue Juan para hacer los honores, habrá estado moviéndole el culo por unos cinco minutos hasta que le llenó todo el agujero.
Le siguió Rómulo y al fin yo, estaba penetrando el culo totalmente dilatado y lubricado de Dylan, todo abierto y sucio fue extremadamente excitante.
-Sí, bebito complacelo al papi. – Le decía.
-Aya, así, ¿así papi? – Me preguntaba el nene con voz sexy con toda mi pija adentro.
Ese ano no ofrecía ninguna resistencia, era una chupada prácticamente, se metía todo de una. Me habrá cabalgado tres minutos hasta que le rellené todo el recto con mi esperma.
Dylan, un hermoso nene de 11 años, tenía todo el culo sucio con el semen de tres adultos, de sus dos papis y su tío, de los tres primeros hombres de su vida. Tres degenerados que se sacaron todas sus ganas de coger con un enanito.
A todo esto, Rómulo se fue a duchar ya que tenía que ir a hacer sus cosas y Dylan se quedó con Juan y conmigo. Obviamente tuve que ir a ducharme después y los dejé solitos a los otros dos para que se reencuentren.
Fue un gran espectáculo de sexo y lujuria aquel fin de semana. Lo guardaré para siempre.
En los meses que siguieron, tenía que dejarle un espacio para que Dylan pudiese coger con Rómulo y Juan, prácticamente usaban mi casa de motel. No me molestaba para nada.
He de confesar algo, esta historia no es nada reciente, hoy Dylan tendrá unos 17 años, perdí total contacto con él ya que su mamá se casó con un tipo de Artigas, una ciudad al norte del Uruguay de donde ella es oriunda, y se mudaron para allá, a Juan se lo tragó la tierra y Rómulo se fue a Chile.
Me quedan varias preguntas en el tintero, ¿qué sentimiento le habrá quedado a Dylan conmigo? Yo me pajeo mucho todavía pensando en él y en las cogidas que teníamos, estoy escribiendo esto con la verga a punto de explotar, ¿se habrá cogido a su nuevo papá? Ojalá algún día me pueda responder todas estas preguntas y ojalá me pueda volver a acostar con él de nuevo, ya como dos adultos.
Algo que ahora me vuelve loco es tener una familia incestuosa, deseo muchísimo encontrar a una mujer, tener hijos y poder acostarme con ellos, que crezcan en una familia de amor y sexo puro.
Mientras tanto me despido, ojalá les haya gustado esta serie y ojalá se hayan tocado al leerla tanto como yo al escribirla.
¡Saludos!
Dios, amé esta saga de relatos. Me hubiese gustado que continúe, pero creo que tuvo un final apropiado y realista
Hermoso relato. Me hubiera gustado una orinado grupal sobre el bebé. Dylan se lo merece
Realmente muy buena, Gran historia, espero se reencuentren 👍