Seduciendo al mejor amigo de mi hijo IV
Como un tranquilo fin de semana con mi hijo y su mejor amigo, se convierten en los días más morbosos y excitantes de nuestras vidas (parte final)..
Esa noche no ocurrió nada particular, de hecho no podría haber ocurrido pues no iba a propiciarlo yo. Gustavo se comportaba como si nada hubiera pasado, estaba muy cordial tanto con Esteban como conmigo. Creo que el muchacho se sentía más tranquilo después de lo que sucedió en el carro, la tensión había bajado un poco entre los dos después de que tuvimos el tiempo y el lugar para hacer todo lo que queríamos hacer.
Charlé con los muchachos por un rato y después me fui a dormir, estaba algo cansado, además el sexo con Gustavo realmente me había agotado.
Al día siguiente me despertó Esteban tocando a la puerta:
Yo: Hola hijo.
Esteban: Hola Papa, como dormiste? – Hoy si vienes con nosotros a dar la vuelta en bicicleta?
En realidad no tenía ganas, había amanecido un poco preocupado, quería más bien empacar todo y regresar a casa, me sentía mal por lo que había hecho con Gustavo, era como traicionar a Esteban. Además tenía cierto temor que mi hijo llegara a enterarse porque su amigo le contara. Sin embargo, era cierto, el día anterior no los había acompañado. No me quedaba otra opción:
Yo: Ok hijo, yo voy, solo dame 10 minutos y estaré listo.
Esteban: Ok – dijo el muchacho mientras cerraba la puerta.
Me quedé dando vueltas en la cama cinco minutos más, después me di una ducha corta, me puse ropa ligera, para hacer deporte, y salí del cuarto. Esteban y Gustavo estaban esperando en la sala:
Yo: Listo muchachos… Gustavo, como amaneciste?
Gustavo: Buenos días, muy bien gracias.
Yo: Ok, con tanto ejercicio que hiciste ayer no amaneciste con dolores en tu cuerpo? – le pregunté al muchacho mientras lo miraba a los ojos, dándole a entender que me interesaba saber si nuestra experiencia del día anterior, su primera penetración, no lo había herido.
Gustavo: No, no para nada, anoche si sentía un poco de dolor pero hoy ya no.
Esteban: Que bueno, vamos rápido que se nos hace tarde.
Que sexy era Gustavo, por más que quería sacármelo de la cabeza no podía. Cada vez que lo miraba sentía ganas nuevamente de tocarlo. Su cara tan atractiva, su pelo, su cuerpo… su cuerpo que había sido mío la noche anterior, el primer hombre en alcanzar un orgasmo en su cuerpo, dentro de él… como podría soportar hasta el final de la tarde que nos fuéramos?
Durante el paseo en bicicleta trate de conservar mi mente ocupada en otras cosas. Pensaba en el trabajo etc., pero no podía dejar de traer imágenes de la noche anterior, especialmente cuando quedaba detrás de Gustavo y veía su culo y sus piernas mientras pedaleaba. Lo escuchaba respirar con fuerza y a veces gemir cuando el camino era duro, los mismos sonidos que escuchaba anoche en el carro mientras lo penetraba.
Llegamos finalmente a un punto alto, donde había una buena vista de los alrededores y había buen viento:
Esteban: Gus, invitamos a mi papá a que se nos una a lo que hicimos ayer? Jaja – pregunto Esteban a Gustavo mientras reía.
Gustavo: jajaja
Yo: Que hicieron ayer muchachos? – pregunte sin demasiado interés en realidad.
Esteban: Ah papá no te imaginas lo relajante que es. Sencillo!, simplemente nos acostamos sobre la hierba a recibir el viento y a quemarnos con el sol… en boxer!.
Yo: Jaja bueno, no le veo nada de malo… pero para ustedes muchachos, yo creo que es mejor que yo me quede con mi ropa por si llega alguien. Los acompaño pero vestido.
Esteban: Bueno, yo sabía que no ibas a acceder. Por supuesto que no accedería, no al pensar que mi verga podría delatarme al ver a Gustavo en pantaloncillos. Como quisiera tener su edad y ser un amigo de ellos, en lugar de tener que cuidar cada una de mis reacciones.
Nos bajamos de las bicicletas. A continuación Gustavo y Esteban comenzaron por retirarse sus zapatos. Estuvieron descalzos caminando un rato sobre la hierba, les gustaba la sensación. Yo me senté y simplemente los observaba.
Después de unos minutos los dos se quitaron la camiseta y después deslizaron sus pantalonetas por sus piernas quedando cubiertos solo por sus boxers.
Mis ojos no podían dejar de mirar el cuerpo de Gustavo. Su piel estaba brillante por el sudor y sus slips algo húmedos también. Eran ajustados a su cuerpo y revelaban la perfección y la dureza de su culo, al igual que el gran tamaño de su hermosa verga.
Mi Esteban, por su parte, no podría verse más hermoso, se veía sucio, sudado, pero despertaba total ternura en mí, aunque no dejó de sorprenderme el gran paquete que se formaba dentro de sus ajustados boxers.
Tras quedar en interiores los muchachos se sentaron sobre la hierba al frente mío. Empezamos a conversar, yo me cuidaba de llevar mis ojos solo a los suyos, aunque de vez en cuando aprovechaba para ver el bulto de Gustavo, era como una joya entre sus piernas.
Viéndolos al frente mío, semi desnudos, exhibiendo su cuerpo el uno al otro, no pude evitar pensar que, si mi hijo fuera gay, ellos harían una linda pareja. Creo que cada uno disfrutaría mucho del cuerpo del otro. No sé en que momento mi mente empezó a imaginar a mi hijo con su amigo teniendo relaciones sexuales… como se vería Esteban besando a Gustavo, o Gustavo acariciando a Esteban… una parte de mi quería dejar de pensar en eso, pero la excitación en mi era mayor, entre más los observaba, mas poses se me ocurrían… – al menos en mi pensamiento soy libre – pensé – y decidí dejar que mi imaginación volara.
Tras media hora, y tristemente para mi excitado cuerpo, nuestra relajación llegó a su fin, los muchachos decidieron que era hora de volver a la casa. Uno a uno se levantaron y se vistieron nuevamente.
Cuando llegamos a la casa nos sentamos en la sala a descansar mientras tomábamos un jugo helado, en realidad habíamos hecho bastante ejercicio. Nos sentíamos ahora relajados:
Esteban: Bueno, lo siento pero antes de irnos yo voy a dormir una siesta, quedé muy cansado. – dijo Esteban mientras se levantaba de su silla y caminaba a su cuarto.
Mi imaginación empezó a volar nuevamente. Apenas Esteban cerró la puerta me acerqué a Gustavo y le hablé en voz baja:
Yo: Necesito pedirte un favor
Gustavo: Si, dime.
Tras una corta conversación con Gustavo, en la que el accedió a ayudarme, le entregue un CD. El se retiró a acompañar a Esteban en su siesta.
Caminé alrededor de la casa y entre nuevamente al cuarto pequeño de las herramientas donde el primer día había espiado a Gustavo y a mi hijo por la rejilla del aire acondicionado. Sin hacer ningún ruido, volví a trepar hasta alcanzar la altura de esta rejilla.
Ahora tenía una vista del cuarto de los muchachos, no podía escucharlos, pero estaban conversando. La entrada de Gustavo había despertado a Esteban.
Esteban estaba en su cama con la misma ropa con la que habíamos dado la vuelta en la bicicleta. Gustavo estaba sentado en su respectiva cama hablando con Esteban. Como hubiera querido escuchar lo que decían.
Después de unos minutos, Esteban se sentó sobre su cama mientras Gustavo sacó de su maletín un CD (el mismo que yo le había dado) y se lo mostró a Esteban. Esteban lo miró con un gesto de intriga y luego se lo pasó a Gustavo sonriendo con malicia.
Gustavo puso el CD en el reproductor dvd que hay debajo del televisor de su cuarto, encendió el televisor y retrocedió para sentarse en su cama. Los muchachos se acomodaron en sus respectivas camas para ver el televisor.
Desde donde yo estaba no alcanzaba a ver el televisor, pues este estaba contra la pared por la que yo me asomaba, pero yo conocía el contenido de la película perfectamente, era porno, de la mejor calidad, del que yo mantenía en esta casa de descanso para relajarme solo, o en compañía.
La película inició y por varios minutos los muchachos estaban inmóviles, concentrados en la pantalla. Fueron minutos que se hicieron eternos para mí, sabía lo que observaban y sabía las sensaciones que estaban viviendo y eso incrementaba mi excitación.
De pronto Gustavo, sentado sobre la cama, recostado contra la pared como estaba, abrió un poco las piernas y llevo su mano a su bulto que empezó a sobar.
Esteban lo miro y rió. Gustavo también rió, pero no retiró su mano de su bulto.
Pasaron pocos minutos hasta que Esteban imitó la acción de Gustavo, sin embargo, mi hijo fue más allá, llevó su mano por dentro de su pantaloneta y, sin mostrar nada, empezó a sobar su verga.
Ahora los dos muchachos estaban concentrados en la película, pero transmitiendo a sus vergas las sensaciones que les despertaban las imágenes.
El tiempo transcurrió. Esta vez fue Gustavo quien hizo el siguiente movimiento. Sentado como estaba, tomó el borde de su pantaloneta y la deslizó por sus piernas, posteriormente tomo el borde de su slip y estaba a punto de hacer lo mismo, cuando Esteban lo volteó a mirar y, al parecer, lo hizo detenerse. A continuación entendí el comportamiento de Esteban: Quería ser precavido. Mi hijo se levantó de la cama y caminó primero a la puerta cerrándola con seguro. Después camino hacia la ventana de la habitación y cerró las cortinas. Afortunadamente, si bien el nivel de luz disminuyó, todavía tenía una vista perfecta.
A continuación Gustavo se quitó definitivamente sus slips revelando su hermosa verga en todo su tamaño. Esteban regresó a su cama y no despegaba los ojos de la película. Antes de sentarse de nuevo en su cama, mi hijo tomó también su ropa y se deshizo de ella, quedando solo con su camiseta. Volvió a sentarse en la cama.
Por fin pude ver la verga de mi hijo en erección. Debo admitir que verlo me despertaba cierta excitación, mezclada con una gran curiosidad y ternura por conocer a mi hijo en una faceta tan intima que compartía ahora con su mejor amigo. Su verga era igual a la mía cuando tenía su edad, su tamaño ya casi igualaba la mía y ese par de huevos gordos y grandes igual a los míos me hacia imaginar la gran cantidad de leche que podría producir. Ahora los dos muchachos estaban sentados nuevamente, pero esta vez con sus vergas libres y yo, parado tras la rejilla como me encontraba, ya había liberado mi verga también y acompañaría a los muchachos en esta paja.
Pasaron unos minutos de silencio. Veía la luz del televisor reflejarse en las caras de los muchachos. De pronto, Gustavo le dijo algo a Esteban que hizo que este ultimo se riera. Mi hijo al parecer no le prestó mucha atención y volvió a mirar la pantalla fijamente. Sin embargo, Gustavo insistía en distraerlo, se sentó esta vez en el borde de su cama mirando a Esteban y volvió a hablarle. Esteban solo reía, pero esta vez le prestaba más atención a su amigo.
No podía escuchar lo que hablaban los muchachos, pero tras unos segundos Gustavo se levantó de su cama y caminó hacia Esteban. Mi hijo también se puso de pie y los muchachos se acercaron. Esteban sonreía bastante, Gustavo parecía estar un poco mas serio. Parados frente a frente vi como Gustavo llevó su mano a la verga de Esteban. Mi hijo, que al parecer no esperaba ese movimiento, retrocedió y dobló su cuerpo evitando que Gustavo pudiera alcanzar su verga. Los dos muchachos reían a carcajadas y Esteban le indicaba a Gustavo que no hicieran mucho ruido.
Posteriormente, calmaron su risa y Gustavo le indicó a Esteban que volviera a acercarse a él. Esteban asintió y se paro frente a su amigo, esta vez los dos estaban serios, como comprometidos con algo. Finalmente, pude ver de que se trataba: Gustavo llevó su mano nuevamente a la verga de Esteban y mi hijo no lo evitó. Gustavo tomó la verga de mi hijo con toda su mano y empezó a moverla, a repetir los movimientos que Estaban había estado realizando hace poco para si mismo. Gustavo estaba parado frente a Esteban masturbándolo. Mi hijo reclinó su cabeza hacia atrás cerrando los ojos y disfrutando de la paja que le estaba haciendo su amigo.
Pasaron unos minutos en los que Gustavo seguía pajeando a mi hijo hasta que, finalmente se detuvo y le dijo algo a Esteban, mi hijo solo asintió con la cabeza. Los dos muchachos se sentaron en el suelo. Uno al frente del otro como estaban. Ambos doblaron sus piernas para poder acercase y, abriéndolas, dieron acceso a que la mano de quien estaba al frente, alcanzara la verga del otro.
Los dos estaban en el suelo masturbándose mutuamente, mientras giraban sus cabezas para ver la película. Yo, sin poder creerlo, continuaba acariciando mi verga.
Pasaron un buen tiempo masturbándose.
El siguiente paso, como siempre, fue iniciativa de Gustavo. Al parecer le pidió a Esteban que se sentara en la cama. Mi hijo se puso entonces de pie, caminó hasta la cama y se sentó en el borde de la misma. Gustavo se paró al frente suyo y, tras dirigirle unas palabras, estaban abrió sus piernas. Gustavo se arrodillo frente a mi hijo y rápidamente llevó la verga de mi Esteban a su boca, la tuvo allí por solo dos segundos y se puso de pie frente a Esteban. Ahora mi hijo repitió la acción de Gustavo. Acercando su cara a la verga de su mejor amigo, abrió su boca y cubrió con ella la verga de Gustavo teniéndola así por otro corto instante. Al parecer, Gustavo acababa de convencer a Esteban de probar el sexo oral entre hombres. Lo que acababan de hacer era un pequeño reto entre ellos: tú me la pruebas y yo te la pruebo.
Tras hacer eso. Gustavo regresó a su cama y Esteban se quedó en la suya. Ahora volvieron a dirigir las miradas a la pantalla y se concentraron en la película. La velocidad de su paja aumentó. Yo hice lo mismo.
Pocos minutos después. Gustavo volvió a interrumpir a Esteban. Mi hijo dirigió su atención a su amigo pero mantuvo silencio. Tras unos segundos pensando en silencio, Esteban asintió con su cabeza y Gustavo ágilmente se encaminó hacia la cama de Esteban.
Ya conocían los movimientos, Esteban volvió a abrir sus piernas y Gustavo se arrodilló frente a él. Entendí entonces que Gustavo le había propuesto a Esteban volvérsela a mamar. Mi hijo había dudado pero finalmente había aceptado.
Desde donde yo estaba, observaba perfectamente la cara de placer de mi hijo. Había cerrado sus ojos, seguía sentado frente al televisor pero, al parecer, ya no necesitaba las imágenes de la película pues las sensaciones que le causaba Gustavo en su verga eran mucho mayores. Yo observaba como Esteban cerraba sus ojos con fuerza y apretaba sus puños sobre las cobijas de la cama mientras Gustavo le daba una mamada bastante intensa al parecer, pues podía ver como tragaba toda su verga y rápidamente la sacaba para masturbarla un poco y volverla a meter en su boca.
Yo seguía masturbándome, pero no quería venirme hasta saber que pasaría. Los muchachos continuaron en la misma pose por varios minutos. Esteban estaba demorando su eyaculación, pero sentía que ya estaba cerca a juzgar por los gestos de su cara y porque empujaba, con su mano, la cabeza de Gustavo sobre su verga. Posteriormente, mi hijo dejó caer su cuerpo sobre la cama. Ahora estaba acostado y su orgasmo se acercaba cada vez más. Cada vez arqueaba más su pecho y levantaba su cabeza un poco dejándola caer nuevamente sobre la cama. En realidad estaba gozando de la mamada que le estaba dando su mejor amigo. Tras unos instantes, vi como tomó con fuerza y con ambas manos la cabeza de Gustavo apretándolo contra él, mientras inclinó su torso levemente y volvió a dejarse caer sobre la cama. Mi hijo estaba teniendo un orgasmo y Gustavo no despegaba su boca de la verga de Esteban. Mi hijo estaba derramando toda su leche en la boca de su amigo. Era el primer orgasmo gay de mi hijo, de eso estaba más que seguro.
Esteban suspiraba y dejaba que su amigo recibiera toda su esencia. Después de unos segundos, Gustavo por fin levantó su cara y miró a su amigo. Esteban le rechazó la mirada. Mi hijo solamente se levantó de la cama para ponerse sus boxers y caer nuevamente sobre ella. Gustavo lo observaba pero, al parecer, Esteban trataba de ignorarlo. Tal vez mi hijo se sentía un poco mal por lo que acababa de hacer, en todo caso, Tebi se acostó en la pose más cómoda para dormir.
Gustavo le hizo un comentario al que Esteban no respondió y solo levantó su mano con un signo de aprobación. Posteriormente, Gustavo se puso sus boxers y su pantaloneta y volteó a mirar la rejilla del aire acondicionado, el sabía que yo estaba allí atrás, así él no pudiera verme, era como si me estuviera mirando a los ojos.
Gustavo salió del cuarto. Viene a buscarme – pensé.
Mi corazón empezó a latir aun más fuerte y mientras Gustavo llegaba a ese cuarto donde yo estaba, observé a Esteban para cerciorarme que se mantuviera acostado.
Gustavo abrió la puerta tras de mi y entró rápido, cerrándola nuevamente. Me miró. En su cara se notaban mil expresiones. Yo solamente le di las gracias por el favor que me había hecho, lo hice en voz baja mientras descendí hasta el piso y quedé frente a el.
Puse mi brazo alrededor suyo y lo atraje con fuerza juntando su boca con la mía. Le di un beso con toda la pasión y la excitación que tenía en ese momento. Mi lengua recorrió milímetro a milímetro su boca donde segundos antes mi hijo había explotado y llenado de su leche. Por supuesto, pude reconocer el sabor del semen de mi hijo en la boca de su mejor amigo y traté de tomar todo lo que pude.
Tras el beso, decidí que haría disfrutar a Gustavo, haría por el algo que nunca había hecho, pero solo para que el sintiera el mayor placer, para agradecerle por el favor que me había hecho con Esteban. Lo tomé fuertemente por los hombros y lo gire de espaldas a mí. Luego tomé su pantaloneta y sus boxers y en un solo movimiento los llevé al nivel de sus rodillas. Gustavo podría estar pensando que lo iba a penetrar, pero no, al menos no por ahora. Me arrodille y con mis manos separé sus glúteos para posteriormente llevar mi cara a su culo y mi lengua directamente a su ano.
Gustavo respondió a ese contacto con un gemido. Mientras pasaba mi lengua por su culo, empecé a masturbarlo. El muchacho no tenía mas que tratar de asimilar todo el placer que estaba sintiendo. Mis movimientos eran bruscos, fruto de la excitación. Sus gemidos, ahogados para que Esteban no escuchara, eran cada vez más frecuentes y su respiración mas entrecortada.
En un momento inesperado, Gustavo se separó de mi llevándome a ponerme de pie, sin decir nada me dio vuelta recostándome conta la pared, creí entender lo que quería, aunque era algo que siempre rechacé, con él no me pude negar, no después de lo que hizo a pedido mío; se puso de rodillas, abrió mis nalgas y replicó lo que minutos antes estuve haciendo yo en su culo, intenso, con mucha fuerza, yo trataba de no hacer ruido, pero era casi imposible, al principio me costó aceptarlo y estaba demasiado tenso, pero este muchacho me hacía perder los estribos, sobrepasar mis propios límites, y el saber que mi hijo estaba en la habitación contigua lo hacía mucho más excitante, que placer tan grande, sentía como su lengua intentaba entrar en mi, como lubricaba mi ano que cedía a su antojo, yo me rendí ante él y lo deje hacer lo que quisiera, me preguntó entre susurros si me podía penetrar, yo no respondí, solo me recliné un poco hacía adelante dejándole entender que me dejaba someter a su deseo, entonces el se puso de pie, se acercó a mi y sin decir nada agarro su verga y la dirigió hacia la entrada de mi culo, haciendo presión fuertemente, yo sentí mucho dolor, pero no era suficiente como para negarme, solo dejé que vaya entrando en mi poco a poco, sentía cada centímetro de su gran verga invadir mi intimidad, y ese dolor se fue convirtiendo en un placer tan grande, casi igual al que sentí la noche anterior al ser yo quién metía mi verga en su delicioso cuerpo, pegó su boca a mi oreja y solo lo escuché decir – ahora tu culo también es mío – y se empezó a mover con fuerza, dando estocadas una tras otra en mi culo, me tenía cogido de la cintura y me halaba hacia él una y otra vez, sus movimientos eran rápidos, ambos sabíamos que no teníamos mucho tiempo; no se cuanto pasó, yo estaba perdido con tanto placer que me estaba dando el mejor amigo de mi hijo, fue entonces que empezó a gemir con fuerza en mi oido, mas que gemido, era un gruñido, un ronroneo, sabía lo que seguía, me atrajo hacia él entonces con mucha fuerza y metió toda su verga dentro mío explotando en lo más hondo, sentía los latidos de su verga con cada chorro de leche caliente que expulsaba, era mucha, demasiada leche, no dejaba de eyacular, para mi fue un momento eterno de un placer que jamás antes había sentido, pasado el momento climax el fue sacando su verga aun dura poco a poco de mi, que fortaleza tenía este muchacho.
Tras unos segundos, decidí que no podía terminar todo así. Me di vuelta quedando frente a él y tras terminar de despojarlo de su pantaloneta y sus boxers, lo puse de espaldas, le abrí sus piernas. Gustavo se inclino un poco hacia adelante exponiendo ante mi todo su culo.
Sin pensarlo más, tome mi verga y guiándola con mi mano la lleve al ano de Gustavo. Más rápido que el día anterior la empecé a hundir en su cuerpo. Gustavo mordía fuertemente para distraer el dolor. Ya el muchacho sabía el placer que vendría después. La excitación que logró provocarme el mismo, me obligo a penetrar con fuerza a Gustavo. Mi pelvis se estrellaba contra sus glúteos, mi verga estaba totalmente dentro de él recorriendo todo el camino de su cuerpo mientras con mi mano cogí su verga sin hacer nada, solo por el placer de sentirla. Nuestro acto fue rápido, mi excitación contenida por la cogida que me había dado minutos antes este muchacho, me llevó a en pocos minutos llenarlo de mi leche, a explotar nuevamente dentro de él. El sin tocarse la verga en ningún momento y por el gran placer que sentía empezó a expulsar nuevamente chorros de leche que cayeron en mi mano, con la misma fuerza con la que lo sentí dentro de mi, eran mucha leche caliente que salpicó en mi brazo también. Mi verga seguía explotando dentro de él, tal como la noche anterior, no, mejor dicho, mucho mejor que la noche anterior, llenándolo de toda mi leche con una acabada que hacía años no tenía, llenando su cuerpo de todo el placer posible que puede sentir un hombre. Sé que lo disfrutó tanto como yo, sé que le dolió también.
Esa misma noche regresamos a la ciudad, cada uno a continuar con su vida. Pero Gustavo y yo habíamos iniciado un capitulo que, definitivamente no íbamos a poder cerrar en ese fin de semana. Por su parte, estoy seguro que mi hijo estaba lleno de dudas y, tarde o temprano, la curiosidad por descubrir y descubrirse lo llevaría a buscar el cuerpo de otro hombre o quien sabe de su propio mejor amigo. Me preguntaba también hasta donde debería yo, como padre, ayudar a mi hijo en ese proceso.
Espero haber logrado con esta parte de mi historia que su imaginación volara, que encontraran un placer poco común que solo se logra leyendo relatos, imaginando cada línea, queriendo formar parte de cada párrafo.
buenisimo, para cuando la siguiente parte?