Seguí descubriendo el sexo con mi vecino
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El vecino y amigo de mi hermano, un chico de unos 15 o 16 años, se convirtió para mi en algo necesario, en una persona, la cual deseaba ver todo el tiempo y cuando no lo veía por x razón, yo aún siendo tan chico me angustiaba. Cuando lo veía mi corazón latía muy fuerte y yo mismo no sabía que era esa reacción de mi cuerpo, ese susto tan agradable que me recorría el cuerpo, ante la presencia del muchacho, que desde muy temprana edad, me indujo a masturbarlo y conforme pasó el tiempo a mamarsela y coger su semen en mi boca.
Al pasar el tiempo, como digo en mi relato anterior, haciamos esas cosas, en el cuartito en los bajos de mi casa, en su casa, en el río cercano y en el monte…pero no pasaba de masturbarlo, mamarselo, coger su semen en mi boca, que luego escupía y de él lamer mis nalgas y mamar mi culo. Pienso que él siempre fue muy discreto y no se atrevía a penetrarme. Cierto es que ya mi ano se tragaba su dedo completo y él me estímulaba con ese dedo mientras, se masturbaba. Yo disfrutaba a cabalidad, de todas esas cosas y no era consciente que fuera nada malo. Con el tiempo nos fuimos viendo menos, ya fuera por los estudios de ambos y por que él comenzó a trabajar en una Tienda (Colmado) del barrio y su tiempo se consumía. Pero yo seguía ilusionado con él y lo deseaba. Cuando podíamos estar juntos, mi vecino me decía que también… él me necesitaba, que sufría por no poder estar juntos mas a menudo, pero que los estudios, el trabajo, más el miedo a que mi hermano o alguien nos sorprendiera en el acto, lo frenaba.
Cuando ya yo iba a cumplir mis trece años, parecía de más edad, pues crecí alto como mi hermano, rápido, sin darme cuenta… que todo el mundo se asombraba. Mi cuerpo cambió, mis muslos se hicieron fuertes, las nalgas firmes, un buen trasero, se ananchó mi pecho, y el vientre plano, por el continuo ejercicio, de ir a pie a la escuela, jugar pelota (baseball) y brincar vallas. Era un muchacho normal, masculino… pero con un tatuaje en mi corazón, aquel vecino que llevaba en mi alma, en mi sangre y que ya estaría como en los 21 años, creo yo.
Entonces fue que él decidió, que ya era hora de hacer el amor completo, de gozar ambos de todos los placeres del sexo. Me dijo que quería verme, en su casa aquella noche, que su familia viajó al interior de nuestro país y pernoctaría hasta el otro día por allá. Él se las arregló y como ya era mayor de edad, no fue. Recuerdo que yo me sentía ese día, como una novia que va su luna de miel, virgen, por que mi ano era virgen, solo su dedo había entrado en el. Estuve ansioso todo el día, alegre, asustado. Me acicalé lo mejor que pude y me puse un calzoncillo muy lindo, bikini de color rojo, que se me veia de show, resaltaba mi culo a millón. Cuando llegué a su casa, me recibió muy alegre, ya era de noche y creo que ningún otro vecino me vió entrar allá. En mi casa, dije que él me iba a ayudar a hacer una tarea.
Nos fuimos a su cuarto, y él comenzó a apretujarme contra su cuerpo, estando de pie y de frente, me besaba el cuello, y yo a él, hasta que por primera vez me besó en los labios, yo no sabía besar, pero me dejé llevar por él, y al cabo de un ratito nuestras lenguas se devoraban y los gemidos, se hiceron presentes, mientras yo le apretaba su verga errécta y bien dura y él mis nalgas, pera aún vestidos…Me susuraba que yo no me imaginaba cuanto él me deseaba, que me lo quería meter, esa noche, mientras yo temblaba de miedo y de deseos. Nos devestimos, y nos tiramos a la cama, como dos locos que se desean a muerte, era un duelo de besos, mordidas suaves y toqueteos. Me acomodó boca abajo y restregaba su guebo en mi culo, que yo se lo paraba lo más que podía, pero con mi bikini rojo puesto, el cual luego con su calentura me los bajó, apoderandose de mi culo con su lengua. Yo estaba en la luna, frénetico de pasión, comencé a culiarle como lo hacía antes, pero sin que él la entrara adentro.
Esta vez aquella verga tan grande y guresa que tiene, se posó en mi agujero y comenzó a entrar, al principio lo resistí, echaba el culo hacia él, y él me decía, que respirara profundo, que me relajara y no me trincara. Así seguimos y de repente sentí ese susto en el estómago y aquel ardor en todo mi hoyito…me había clavado todo su tronco hasta las bolas.
Luego de quedarse quieto un rato y no hacer caso a mis suplicas de que me lo sacara, por piedad…comenzó a sacarla despacio y a entrarla de nuevo, primero me molestaba un poco, pero luego el placer y el gusto prevalecieron. Entonces comenzé a moverme a culiarle y él a decirme que así soñaba, hacía años de tenerme, totalmente ensartado en su guebo. Que rico e indescriptible era eso que me hacía, más por que era él y en esos momentos supe bien que yo lo amaba.
Lo hicimos en varias posiciones pero sin sacarmela, cuando al fin se vino dentro de mi ,yo también me vine, como nunca. Me decía al oído, que me había amado siempre desde chico, y que nos pertenecíamos uno al otro. Ese fue el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas, ya eramos amantes oficialmente! Que mucho me ha enseñó de sexo, ese vecino, amigo y amante. Esa noche jamás la olvidare, igual que la primera vez que lo masturbé.
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