¿Será que yo realmente deseaba la verga de mi hermano menor?
El hermano mayor se ve sometido a caer en los deseos de su hermano menor, explorando nuevos horizontes en su sexualidad heterosexual. .
Desde que mi hermano entro en la universidad mis papas lo mandaron a vivir conmigo, pues ya tenia tiempo que me había mudado a una ciudad mas grande por una oportunidad de trabajo mejor que en mi ciudad natal. Había sido contratado para ser auxiliar de oficina y ahora ya tenia el puesto de supervisor.
Con mi hermano nos llevamos 7 años de diferencia y no siempre fuimos muy cercanos pues nuestras personalidades eran totalmente diferentes. Él era mas de fiesta, yo era mas de enfocarme en mis estudios.
En fin… se fue a vivir conmigo porque tuvo un problema en su universidad. Había sido expulsado por tener relaciones con dos compañeros en un baño público. Si, con DOS HOMBRES. Mis papas extremadamente religiosos nunca habían visto bien la sexualidad de mi hermano, ademas de que vivíamos en una ciudad muy pequeña y altamente conservadora. Ellos pensaban que con un ejemplo masculino, como el mio, seguramente le vendría bastante bien y dejaría esa etapa, pues eso era según ellos.
La verdad es que, nunca tuve oportunidad de tener relaciones con chicas, ya que como dije antes, me enfoque mucho en mis estudios y mi vida social la descuide bastante. Cuando me vine a la ciudad, me sucedió lo mismo, preferí enfocarme en mi trabajo y ascender rápidamente. Y recordando, y para ser honesto, jamas había visto a una chica en mi vida. No me imaginaba casado aunque sabía que tenia que hacerlo porque así deben de ser las cosas.
Ya viviendo conmigo, no lo soporte mucho porque puede ser realmente pasado de lanza, es muy desordenado, descuidado y no tiene ningún pudor. La verdad es que no quería aceptarlo, por ratos quería mandarlo con ellos de nuevo, pero bueno, no puedo negarle nada a mis papas.
De la nada empecé a tener algunas fantasías con mis compañeros de trabajo mientras dormía, sobre todo con un culón rubiecito que me encantaba mirarlo. Siempre usaba ropa ajustada y se marcaba su culito redondo súper rico. Lo observaba de reojo en el trabajo y creo que algunas veces me había cachado porque cuando estaba de espaldas y sabía que yo estaba detrás, paraba mas esas ricas nalguitas que me habían empezado a volver loco.
Cuando soñaba con el, lo imaginaba siendo mi pasivo. Todo sensual el niño cogiendo con una semejante bestia masculina como yo. Mis deseos se desbordaban al chuparle el culo, esas perfectas nalgas redonditas y blanquitas, dándole un beso negro, apretándolas, estrujándolas ya haciéndolas mías. Viendo como mi verga iba creciendo más, y más, y más dentro de su culo. Despertaba con la verga toda parada y con mi bóxer húmedo después de este sueño.
Otra de mis fantasías la tuve con un chico de contabilidad, me encantaba como se veía y ese porte de macho orgulloso con el que siempre llegaba a la oficina. Era casado, bastante varonil, conocía a su esposa y a sus dos hijos pequeños. Se respira la testosterona solo de verlo. Esta vez me asusté un poco porque soñaba como mi compañero me rompía el culo, me lo acariciaba, me lo chupaba súper rico y yo solo me estremecía. Esto no fue muy de mi agrado pero me saco mucha leche por varios días todas las noches cuando empezaba a manosear mi amplio y musculoso pecho, apretando mis pezones y sintiéndome penetrado por este papito, al menos, dentro de mi mente. Sentir su rico cuerpo, sus abdominales perfectas que seguramente tenia pues la ropa de trabajo marcaba unos brazos grandotes y aunque no estuviera tan apretada, se dibujaba una figura bastante generosa.
En mis sueños, yo estaba en mi oficina trabajando sin ropa, no sé por que. Yo tenía que ir a la oficina del machote y cuando llegaba este se daba la vuelta y me chupaba la verga. También se encontraba desnudo. Yo solo cerraba los ojos sintiendo esos labios hermosos succionando mi verga. Después, se levantaba y me tiraba en la mesa, yo no ponía resistencia. El machote jugaba con mi culo virgen metiéndome sus dedos, abriendo mis nalgas, poniéndole saliva. Yo sentía rico, me mordía los labios de la calentura del momento. Después de prepararme, me dejaba ir su vergota gorda, enorme, me cogía así, abierto, como un puto goloso buscando leche, recostado sobre el escritorio recibiendo la verga su macho.
El macho, en mis suelos, usaba mi cuerpo como el de una puta cualquiera. Me cogía duro, escuchaba sus bramidos, su respiración agitada. Después de penetrarme así un rato, me levantaba para aventarme boca arriba nuevamente sobre el escritorio pero esta vez, subía mis pesadas piernas a sus hombros para volver a empezar ese vaivén de carne invadiendo mi culo. En esta pose, yo veía al macho que me estaba desvirginando, ese compañero de trabajo con el que había fantaseado durante semanas.
Como que mis piernas le resultaron muy pesadas pues sobre el escritorio, me acomodo hacia su derecha, bien cerradita mis piernas y quedando deladito recibiendo nuevamente otra invasión anal de mi macho, de mi hombre, del que me hacía su puta golosa. Mi sueño terminaba en esta pose y con mi culo roto lleno de leche, leche que yo deseaba.
Pasaron los días y yo no podía quitarme esa calentura que me consumía, de cierta forma, los conflictos con mi hermano eran porque le tenía envidia de que fuera tan libre. Quizás me daba rabia que el pudiera despertar su homosexualidad todos los días, y sobre todo, de poder cogerse culos de hombres cada vez que se le antojará, o quizás, sentir esas vergas de machos dentro de tu culo.
Además de que el puto culero de mi hermano, andaba en la casa en poca ropa, mostrando sus piernas, su rico pectoral, su abdomen, su verga. Algunas veces lo encontré viendo cosas de gays mientras se manoseaba su miembro. En la situación en la que me encontraba era bastante delicado pues me la antojaba y no sabía como quitarme ese antojo.
Una noche me quede en el sillón de mi casa imaginando un montón de cochinadas, imaginaba a un hombre delgado, blanco, con abdominales perfectos, un pectoral muy delicioso, unas piernas de infarto y de ensueño. Yo me manoseaba, en el sillón me daba vueltas de un lado a otro intentando apartar esos pensamientos porque yo era un hombre y un hombre no puede estar pensando en puterias.
No quería acetar que me gustaba la idea de disfrutar el cuerpo de otro macho, mi mente no lo procesaba todavía hasta que sucumbí al pecado. Tome mi verga y la acariciaba imaginándome ese escultural cuerpo de ensueño, jalándomela mas y mas duro, bramando con cada cm del cuerpo que tenia frente a mi. La imagen poco a poco se fue aclarando y ¡oh sorpresa,! era mi hermanito.
No sé de que manera me encontré en mi cuarto. Mi hermano se acercó a mi y me dijo que me había escuchado decir su nombre mientras me masturbaba y me metía mis dedos en mi culo. Yo no dije nada y él me dijo que tranquilo, que este era un secreto que íbamos a compartir. Sin decir mas, se acercó a mi cama y ya desnudo y con la verga parada, yo me abalancé sobre ese trozo de carne que había deseado por días. Empecé a mamar como becerro alimentándose.
Escuchar los gemidos de mi hermano mientras le brindaba sexo oral era la cosa mas caliente del mundo. Me encantaba subir mi mirada y ver su cara llena de placer. Mi hermano se subió a mi cama, después se puso sobre mi y quedando de rodillas me ofrecía su carne para seguir mamando. Yo parecía adicto a esa cosa, no podía dejar de mamarla, no podía dejar de alimentarme.
Mi hermano era quien llevaba el control de la situación y en un rápido movimiento, lo tenía ahí agachado sobre la cama, dejando su verga a mi alcance a un costado de mi, dándome placer oral, placer que jamás imaginé que se sentiría así de delicioso. Esto era demasiado para mi, «cuida de tu hermano mayor» le decía mientras su lengua recorría magistralmente mi tronco. Me hacía gemir como jamás imaginé, me hacia disfrutar una cosa tan deliciosa que se sentía en mis pezones, en mis brazos, en mi boca.
Mi hermano después, y para callar mis gemidos, me metió su verga en mi boca mientras él continuaba mamándome la verga. Estábamos haciendo un rico 69. Yo disfrutaba también de este trozo de carne, lo lamía de arriba a abajo, no hubo cm donde mis labios no estuvieran.
Cambiamos de posición una vez mas. Mi hermano se levanto de la cama mientras yo estaba acostado y en cuclillas se acerco a mi cara, dejándome sus huevos cerca de mi boca. Yo rápidamente entendí lo que quería, mi lengua fue rápidamente a su culo. Mi lengua repartía cariño en toda su cavidad anal, por los lados y por adentro, mi hermano se estremecía con las cosquillas que yo le estaba haciendo, apenas alcanzaba a ver su cara pero sus contracciones anales me indicaba que lo estaba disfrutando.
No sé en qué momento pasamos de estar en esta pose a mi hermano estar acostado y yo, acomodado sobre su pecho, casi, casi a punto de cabalgarlo. Me le quedé viendo y mis dudas invadieron mi cabeza. Mi hermano con una risa burlona y un poco pícara se me quedo viendo y me dijo, esto lo deseas mas tú que yo. Asentí con la cabeza y me acomode para que mi musculosas nalgas fueran penetradas por la carne gorda de mi hermano. Como todo un profesional logré introducirme la verga de mi hermano y comenzar a cabalgarlo de una manera deliciosa.
Sentía placer mientras mi hermano se burlaba de tener su verga adentro de mi. A mi sus burlas no me importaban porque lo que estaba sintiendo en mis entrañas era mas importante que lo que decía. Al inicio, yo estaba viendo a mi hermano, estaba como arrodillado con mis piernas para atrás mientras cabalgaba este trozo de carne. Él, mientras tanto, intentaba con su lengua tratar de alcanzar mi verga.
Mi hermano dijo que cambiáramos de posé, que quería ver mis nalgas musculosas comiéndose su verga. Así lo hice, me puse en cuclillas y me volví a meter su verga, subiendo y bajando interminablemente, buscando mi propia satisfacción.
No aguanté mas, y me termine corriendo esta pose mientras sentía el palpitar de la verga de mi hermano dentro de mi. Cuando termine de sacar mis chorros de leche, me levante y me saqué la verga de mi hermano, me acosté a un lado de él y el empezó a jugar con su carne hasta terminar viniéndose en una de mis piernotas trabajadas en el gym.
Cuando terminamos, mi hermano y yo nos quedamos desnudos acostados en mi cama, sin decir ni una sola palabra, solo estando felices de habernos complacido sexualmente. Toda la habitación se había llenado de aromas de machos en brama, cogiendo y bramando en cada embestida que el me daba.
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