Sería amor, no lo sé. Pero fue lindo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola este relato se remonta a cuando yo tenía unos 18 años, con un niño de once años.
Comienzo por presentarme, me llamo Juan y soy de Venezuela, en la actualidad tengo 40 años, el niño de aquel entonces se llama Leonardo, en aquel tiempo era pequeño de tamaño, blanco de piel, ojos claros, labios carnosos, medio relleno sin caer en gordo, unas nalgas paraditas que cuando logré ver sin ropa fue mi locura.
Somos del estado Vargas, vivíamos en una zona de Catia La Mar, una urbanización cerrada y donde los chicos podían estar hasta tarde jugando en la calle sin peligro alguno. Cuando la familia de aquella hermosura llegaron a vivir a nuestra urbanización, algunos muchachos nos acercamos parta ayudar a acarrear los muebles de la pareja, que además de Leonardo tenían otro niño de menor edad, unos 4 o 5 añitos. Cuando vi a Leonardo por primera vez me dio algo en el estómago y desde ese momento no dejaba de verlo.
Como en esa comunidad éramos muy hermanados los padres de Leonardo hicieron amistad muy rápido y principalmente con mis padres. Cuando la mamá de él comenzó a trabajar le pidió a mi madre que si le podía cuidar a los niños mientras ella trabajaba y conseguía un cuidado diario donde inscribir a los niños, mi madre no se negó y a mí me pareció de maravillas. Cuando los niños llegaban en la mañana, casi siempre yo estaba acostado y mi madre colocaba al pequeño en su cuarto mientras dormía y a Leonardo lo mandaba a mi cuarto a ver tv, una mañana no me percaté de su presencia y me levanté empalmado, mi pene estaba a reventar, en aquel momento ya tenía el tamaño con que contaría para el futuro, 17 cm de largo y unos 4,5 de ancho. Al darme cuenta de Leonardo, aquel me miraba fijamente mi báculo, yo me tapé pero al ver que aquel pequeño no me miraba la cara sino que seguía fijo en mi pene, dejé caer la sábana y dejé al descubierto mi bulto.
Hola Leo, como estas, le dije y fue que salió del trance. Hola respondió vio mi cara y luego bajó su mirada de nuevo, yo me levanté y cerré la puerta poco a poco para que mamá no se diera cuenta. Le dije ven a acostarte a mi lado, él chico no aguantó dos pedidos y corrió se montó sobre mi cama y se metió debajo de mis sábanas. Yo sinceramente tenía una liga de emociones y por su puesto mi excitación, lo hice hacia mí y lo abracé mientras le hablaba, él no decía nada, le pedí que se recostara a mí y me diera su espalda, él solo obedecía, lo abracé y puse mi mástil en sus nalgas y mientras lo sobaba, metí una mano entre sus pantalones y el niño tenía una erección igual o más agresiva que la mía, le besé en una oreja y susurré a su oído, ¿te gusta?, Y él respondió con su cabeza que sí. Aquello me hizo explotar de emociones, lo apreté más hacia mí e hice presión con mi pene en sus nalgas, seguía sobando su pene que tampoco era nada pequeño, pero si delgado. Estando apretado a su cuerpo bajé mi interior y dejé afuera mi pene que ya era una laguna de líquido pre seminal, y fui bajando el short de Leo y dejé sus nalgas descubiertas y coloqué mi falo entre sus nalgas, él al sentir aquello me preguntó porque estaba mojado y que si me había orinado y yo le respondí, lo que pasa es que cuando uno quiere unas nalguitas así de bellas como las tuyas, a uno le sale ese líquido para que pueda entrar en la rajita y metí mi mano y pasé mi dedo índice por el agujero, cuando Leo sintió el dedo pude notar como tembló su cuerpo y le dije, creo que tu rajita quiere que esto entre allí y al decir aquello puse la cabeza en la entrada de su virginal agujero, él solo respiraba un poco acelerado, de colocarlo allí no pasó así estuve un buen rato drenando mi líquido en su raja, yo le decía si quieres que entre haz tu mismo presión hacia mí y si no puedes no importa, ya mi mandado estaba hecho, si no era ese día sería otro pero aquel culito de nalgas blancas y agujero naranja ya era mío, él se arqueaba su espalda y dejaba mas a mi disposición su raja, mientras yo hacía presión para que entrara mi pene, no fue posible, pero era tanta mi excitación que tuve que salir corriendo para el baño, apretando la cabeza de mi pene pues ya estaba por eyacular, al cerrar la puerta del cuarto me puse en el lavamanos y sin hacer ningún movimiento salieron unos chorros de semen como nunca me habían salido, me terminé de masturbar y me lavé, luego salí y le dije a Leo que entrara al baño conmigo, le indiqué que se sentara en la poceta, le lavé su culo y mientras lo hacía con el jabón le metí un dedo en su hoyo y le hice juego circular, mientras él se sujetaba a mi cintura y por supuesto, mi pene quedaba a nivel de su cara y yo sentía por encima del interior el calor de su aliento.
Salimos y le hice prometer que no diría nada. Al día siguiente cuando llegó a casa pasó directo a mi cuarto y cerró la puerta, a los minutos mi madre me tocó y me dijo que estuviese pendiente del hermano de Leo que ella iba al supermercado y el niño dormía en su cuarto, antes de que ella se retirara abrí mi puerta para que ella supiera que estaría pendiente. Cuando mi madre salió y sentí que encendió el carro y se fue, tome en brazos a Leo y lo coloqué en la cama y bajé su pantalón y su interior, lo dejé desnudo, ya él tenía su pene parado y le dije quieres jugar conmigo y él me respondió lo que tú quieras, le fui besando la frente mientras el cerraba los ojos, le besé sus ojos, su nariz, sus labios, allí me detuve un rato, besaba y metía mi lengua entre sus labios, él los apretaba y yo le decía que los dejara flojos, él se reía y obedecía a mis designios, luego de jugar con su boca, bajé a sus tetillas y se retorció de la cosquillas que le producían mis labios al contacto con sus tetillas, seguí bajando y llegué a su ombligo y me tomó de la cabeza diciéndome, me haces cosquillas, seguí mi camino y llegué a su pene erecto, tenía unos 11 cm de largo, delgado, blanco y de cabeza naranja, me lo metí en la boca y con mi lengua jugaba con su cabeza, él se retorcía del placer que estaba experimentando, yo sacaba su pene de mi boca y lamía sus bolitas y pasaba mi lengua más abajo hasta llegar a su gruta que ese día sería mía, después de un buen rato le pedí que se volteara y ya de espaldas en la cama y sin que el me viera me despojé de mi interior y dejé al descubierto mi mástil, abrí sus nalgas y metí mi lengua, él se reía y se retorcía del placer, yo le di la almohada para que no se escuchara sus gestos, lamí esa entrada, trataba de meter mi lengua, el olor que salía de su culo me produjo mayor morbo, luego le puse otra almohada debajo de su vientre y dejé levantado su culo, le dije que si sentía dolor me dijera y sin esperar agarré y con la punta de mi pene le pasaba mis líquidos por su raja y de cuando en vez hacía presión en su entrada, cada vez era más fuerte la presión
Cuando presumí dilatado aquel esfínter coloqué mis brazos a lo lados y dejé entrar mi glande en aquel manjar, sentí claramente cuando la piel se estiró y pude sentir como apretaba su culo el ya desflorado Leo, me quedé tranquilo mientras el sollozaba de cara a la almohada, le pregunté si le dolía y movía su cabeza en forma negativa, pero yo sabía que era eso, por mi propia experiencia, después de un rato volví a empujar y pasó otro poco de mi pene, ya no sentía reusarse, saqué casi todo mi pene y escupí suficiente para lubricar el ingreso, y volví a meter mi pene, esta vez entró la mitad y sin ningún obstáculo, volví a empujar ya hasta que lo metí todo, me dejé caer en su espalda y lo besaba por el cuello, mientras le preguntaba si le gustaba o si quería que se lo sacara, él volteó la cabeza hacia un costado y pude ver que había llorado, le besé los ojos y bese sus labios
El respondió a aquel beso, eso no se me olvida, aun siento su aliento acelerado y comencé mi mete y saca con mucha delicadeza, él me daba besos, yo le pedía que sacara su lengua y se la jalaba con mi boca, cuando ya no sintió más incomodidad él mismo levantaba su culo y yo empujaba sin dejar nada afuera, le fui acelerando a las embestidas y acabé dentro de él como un loco, derramé dentro de aquel hermoso culo como tres litros de semen, al llegar mi testículos me dolían y bombeaban semen, cuando terminé, saque con cuidado mi pene de aquel mi nuevo culo, venía algo sucio de eses y semen con hilos de sangre, él no se dio cuenta, lo cargue y lo llevé al baño, hice que botara todo aquello, le puse agua fría y sobé su culo hasta que se cerró, lo lavé y él solo se dejaba hacer todo sin decir nada, le preguntaba si le dolía y me decía que no. Lo cargue nuevamente, lo bese y lo llevé a la cama, lo sequé cual niño y lo volteé para revisar su culo y le metí la lengua y él se volvió a retorcer del placer, le preguntaba que si le había gustado y decía que sí.
Después de este día, llegaba todas las mañanas a meterse debajo de mis sábanas, mas adelante les contaré otras experiencias con aquel niño de quien estuve enamorado.
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