SEX AND LOVE. CAPITULO I “PRIMERA IMAGEN”
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por GinanoDeCiudad.
Para muchas personas aquel recuerdo son solo sombras, para muchos es un hecho memorable, para otras personas como yo… es algo que simplemente marca el rumbo de la historia y claramente imposible de olvidar.
Tendría alrededor de seis años, estaba tirado sobre mi cama, las tormentas en el condado en el que vivía con mi madre y Víctor, su novio, eran muy frecuentes en las noches. Recuerdo que estaba muy asustado, el estruendo de los truenos que caían muy cerca del vecindario hacía retumbar hasta a las paredes, la electricidad llevaba horas fallando, clara señal; desde la tarde que una tormenta se acercaba. No paraba de temblar, el miedo lo carcomía todo dentro de mi, en un segundo decidí ir hacia la habitación de mi madre; sabía de antemano que estaba con Víctor, aunque sin saber enteramente lo que hacían cuando cerraban la puerta. El crujido del suelo era sólo un susurro a comparación de los truenos y los relámpagos de repente me ayudaban a visualizar de mejor manera mi objetivo; la puerta.
Podía escuchar claramente algunos gritos y gemidos, por parte de ambos, cada bramido que emanaba desde lo más ronco de la garganta de Víctor se acompasaba por los suspiros de mi madre, abrí lentamente la puerta y pude divisar la silueta del dorso de Víctor, los músculos se marcaban a la perfección en su espalda, estaba recargado sobre sus brazos, las piernas de mi madre lo tenían aprisionado fuertemente por la cintura, se movían a un ritmo tan frenético que me asustaba. La tormenta era inaudible dentro de aquella habitación llena de gritos, gemidos, bramidos quejidos; etc. Al escuchar otro estruendo solté un grito que logró sacarlos de su concentración, al instante Víctor salió de mi madre y me miró de un modo que me desarmó por completo, estaba aterrado, aunque no sabía si era por la tormenta ó por el hecho de que me descubrieran observándolos.
— ¡¡¿Qué putas madres haces viendo cabrón?!!
Gritó él, al instante cerré la puerta y volví corriendo a mi habitación, cerré la puerta con seguro y me metí entre las cobijas. Podía escuchar una discusión entre ellos muy por encima de los truenos que no dejaban de caer, después de no volver a escuchar nada saqué el rostro de entre las cobijas y observaba aterrado hacia la puerta, sabía que tendría una reprimenda, pero jamás esperaba algo como lo que estaba por suceder. Los relámpagos me dejaban ver entre la rendija inferior de la puerta que alguien se aproximaba hacia la habitación, a juzgar por el modo separado en el que los pies andaban sabia que era Víctor quien se aproximaba, comenzó a golpear intensamente la puerta, estaba desesperado. No sabía si quiera lo que ellos hacían, pero sabía que no debí haberlos visto durante esos escasos dos minutos, debido a la violencia con la que tiraba de la manija logró estropear el seguro y entró, de un tirón sacó las sábanas de la cama y comenzó a golpear sobre el colchón.
— ¡¡Tú lo que quieres es ver lo que le hago a tu mamacita verdad cabrón!!
— No, Víctor, en verdad, lo siento estaba asustado y…
— ¡¡Cállate cabrón!! Con esto se te va a pasar el susto
Me tomó por el cabello y en seco abofeteó mi rostro, él rió y procedió a medio bajarse el bóxer que llevaba puesto, entre la oscuridad no pude ver, mas que sentir el golpe de aquel pedazo caliente de carne chocando contra mi mejilla abofeteada, estaba aterrado, él levantaba mi rostro jalandome el cabello, estaba paralizado del miedo.
— ¡¡Por favor suéltame… por favor!! —comencé a sollozar, él hizo caso omiso a mi súplica y abofeteó mi otra mejilla.
— Vas a hacer lo que yo te diga y lo vas a hacer por las buenas, sino quieres que vaya y le diga a tu mamá que eres un maricón y te gusta el palo
Las palabras se arrastraban en su boca, con los años supe que aquello era debido a que además de ser alcohólico también tendía a drogarse, inhalaba polvo y en algunas ocasiones se inyectaba líquidos. No comprendía cómo mi madre lo alababa tanto. Aunque aún no conocía el significado de las palabras que utilizaba conmigo comprendí que sería algo malo y mi madre me reprendería, así que sólo atiné a asentir lentamente con la cabeza.
— Muy bien cabrón… ¡¡Toma!!
Dijo intentando clavar de un solo impulso su miembro erecto en mi boca, fue algo instintivo cerrarla y lastimarlo con los dientes, pude sentir como había aprisionado un pedazo de su glande, mordiéndolo intencionalmente.
— ¡¡Mierda!! ¡¡Cabrón!! ¡¿Qué te dije hijo de puta?!
Soltó otra bofetada a mi mejilla, me soltó el cabello y sobándose el pene fue a cerrar la puerta de nuevo con botón.
— Sólo tienes que chupar hasta que yo te diga cabrón
— Pero yo…
— Te callas y lo haces pendejo
Se subió a la cama y dejó caer todo su peso sobre mi, comenzó a mordisquearme agresivamente el cuello, pellizcaba con los dientes mi yugular, múltiples escalofríos me recorrían desde la punta de los pies hasta el más largo de mis despeinados cabellos, en un instante desgarró la delgada playera que llevaba puesta y el pantalón… no supe que sucedió con el pantalón, instintivamente, tratando de dejar cierta parte de su cuerpo fuera de encima mío abrí las piernas, él se detuvo y acariciándome el cabello agradeció en un susurro. No sabía a lo que se refería, yo estaba quieto, dejé de sollozar, puesto que pensé que aquello de nada serviría, a pesar de haberle gritado a mi madre mientras iba a cerrar la puerta ella jamás llegó. De mi cabello se fue recorriendome todo el cuerpo, estrujando mi piel entre sus manos, mallugando cada centímetro de mí ser, sin dejar de besar, morder y babear mi cuello, mis oídos, mi rostro entero.
— ¡¡Por favor Víctor!! Déjame ya… tengo miedo
De nuevo comenzó a bramar como un animal y por debajo de entre mis piernas pude sentir su pene chocando contra la división entre el trasero y mis testículos, las lágrimas no dejaba de correr por mis mejillas y él con su lengua se encargaba de esparcirlas por todo mi rostro. Mi cuerpo aún temblaba, vociferaba cosas que no entendía, su léxico estaba ya bastante debilitado, no coordinaba nada de lo que decía, puso sus manos a ambos costados de mi rostro y se incorporó sobre sus brazos, su miembro ya bastante humedecido, al igual que las sábanas por debajo de mi espalda, comenzó a abrirse paso por mi ano. Lo miraba aterrado a los ojos debido al dolor tan fuerte que sentía. Era como si me estuviesen enterrando un cuchillo, filoso; cortante, me partía en dos. Sus ojos entrecerrados me ignoraban, mordía sus labios y de pronto se dejó caer sobre sus codos impulsándose hacia delante, ó hacia arriba, dejándome ir de golpe su miembro entero, comencé a sudar frío, busqué la manera de safarme, aferrándome a sus brazos, los presionaba con todas mis fuerzas. Me quejaba intensamente; él, sin sacarme ni un centímetro comenzó a moverse dentro de mi ano, su pene erecto palpitaba dentro de mi, con su cuerpo completamente sobre el mío no podía siquiera moverme un poco, sólo contraía una y otra vez el ano fuertemente, apretando más su miembro.
— Sii…….. así cabrón…….. — balbuceaba, el punzo cortante dolor que provenía de mi ano dejaba de sentirse tan intensamente. Le estaba clavando lo poco que tenía de uñas en mis deditos sobre sus fuertes brazos.
De pronto recobró las fuerzas y volvió a incorporarse sobre sus brazos, sacó lentamente su pene y de una sola volvió a dejármelo ir hasta el fondo. Volví a aferrarme a sus brazos, el dolor no dejaba de punzar al igual que su pene; humedecido, que a pesar de que debido a su líquido ya entraba y salía fácilmente podía sentir palpitando entre las paredes desgarradas de mi ano.
— Ya para por favor Víctor… me duele… —le rogué desfallecidamente.
— Ya casi chiquito… ya casi
Comenzó a apurar el ritmo de sus poderosas embestidas, no me dejaba siquiera recobrar el aliento cuando justo trataba de volver a contener la respiración para no sentir tan de golpe todo el largo de su pene entrando y saliendo más frenéticamente. Apretaba mi ano, tratando de que no entrara más, pero no podía frenarlo. Era más fuerte que yo, más poderoso que cualquier intento que yo hiciera. Él seguía balbuceando aquellos fantasmas de palabras, gemía, se retorcía de placer, mientras yo recibía contra mi voluntad su néctar dentro de mi. Justo cuando más cansado me sentí fue cuando me percaté de que él jadeaba más a prisa, gruñó una última y estruendosa vez más y pude sentir aquellos espesos proyectiles tratando de llegarme hasta la garganta, si es que hubiesen podido. Se clavó una última y más hiriente vez más dentro de mi, parecía que en verdad quisiera partirme en dos. Mis dedos seguían enterrados en sus brazos, mis lágrimas no dejaban de salir, una vez más se venció y dejó caer todo su peso sobre mi, dejándome sin aire por unos instantes. Volvió a acariciarme el cabello, jugueteaba con las gotas sudor que habían caído desde su frente hasta mi rostro. Las esparcía al igual que mis lágrimas. Sonreía complacido, su erecto miembro seguía palpitando fuertemente dentro de mi, con un sutil movimiento de cadera lo sacó de mi y fue en ese momento en el que comencé a sentir un hiriente ardor recorrer cada centímetro de mi ano, era su semen que buscaba la salida y se competenetraba entre los tejidos abiertos de mi ano. Volvió a juguetear con su pene entre mis nalgas, sin penetrarme de nuevo, estaba esparciendo su néctar por todo mi trasero, supuse que tratando de terminar por completo. Me besaba el cuello, agradeciendo entre suspiros.
Me sentía fatal, usado como un trapo sucio más entre su avejentado armario, necesitaba que alguien me abrazara, llorar sobre el hombro de alguien, pero al único que tenía lo bastante cerca era a él. Inconscientemente pasé mis brazos por debajo de los suyos y me abracé a su cuerpo, aferrando mis manos a sus hombros y comencé a llorar inconsolablemente. Sabía que jamás hablaría con nadie directamente sobre aquello, independientemente del dolor físico que comenzaba a agobiarme entre fuertes punzadas había un pequeño dolorcito anidándose en mi pecho, Víctor ya había perdido el sentido, su pene comenzaba a perder firmeza, agradecí al cielo que aquello terminara, no supe cuánto tiempo la pasé así, pero fue lo suficiente como para quedarme dormido yo también. A la mañana siguiente, al abrir los ojos pude ver un cielo despejado a través de la ventana, como un relámpago los recuerdos de la noche anterior pasaron frente a mis ojos y al instante volví a sentir un dolor punzante en mi espalda baja, traté inútilmente de incorporarme, las piernas no respondían como yo quisiera, levanté la sábana y la aparté, tratando de desenredarme por completo y me horroricé al ver las cobijas manchadas de sangre, como pude me las ingenié para llevarme las rodillas al pecho y abrazándolas volví a echarme a llorar, como desde aquel momento aprendí; en silencio…
En verdad espero que éste primer capitulo sea de su agrado; espero con ansias sus constructivas críticas. Éste es sólo el comienzo. reitero que algunas partes de la historia han sido mutiladas, debido a la doble temática que tomó para mi la historia que es bastante grande. De aquí parte todo… Un saludo desde México!!!!
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