Sexo a la canadiense.

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, me llamo Daniel. Soy un chavo de 26 años, mido 1.72, cabello oscuro, con una mohawk, uso lentes grandes de pasta, delgado, peso al rededor de 58 kg, soy una persona que disfruta de conocer personas nuevas, hacer amigos siempre que se de la ocasión y si esa "amistad" lleva a algo más pues qué mejor, no?

Esto sucedió en Cabo San Lucas, Baja California Sur. Yo soy originalmente del norte de México, me mudé a Los Cabos buscando algo nuevo, (hace ya 3 años de eso) mi vida se estaba volviendo rutinaria con mi trabajo en un periódico, soy fotógrafo, y decidí ir a probar suerte a otro lado, por azar del destino terminé en Los Cabos. Seis meses después de haber llegado a la ciudad ya había hecho uno que otro amigo y asì poco a poco me fui integrando en un grupo de muy buenas amistades, todos heterosexuales, aunque yo nunca oculté nada. A todos los conocí en el mismo lugar, un bar, y hasta la dueña era parte del grupo. Esta historia comienza cuando esta amiga que era la dueña del bar me pidió ayuda por dos noches para apoyarla en el bar, no era gran cosa, estar recogiendo envases, tomar pedidos y entregarlos y estar invitando a la gente a pasar desde la banqueta, cosa fácil pues acababa de pasar año nuevo y es cuando el ambiente se calma un poco por la temporada.

Era la segunda noche que le ayudaba, cuando veo a dos chavos llegar y sentarse en unos bancos en la banqueta. De 28 años los dos, David de cabello oscuro, rizado, corto, era delgado y muy guapo aunque un poco más amanerado de lo que me gusta en un hombre, su amigo, Jordan, era de cabello rubio castaño, ojos azules, un poco más fornido, también un poco amanerado, mucho menos que el otro, chapeteado por el sol de la playa, y media unos 10 o 15 centimetros màs que yo. Me piden dos cervezas, se las llevo, el idioma no era problema puesto que hablo muy buen inglés; se notaba desde lejos que eran homosexuales, sobretodo por el trato entre ellos, muy en confianza lo que me llevó apensar que hasta pareja eran, no les di importancia y seguí haciendo mi trabajo, no habìa tanta gente, pero si la suficiente para mantenerme ocupado.

Luego de unas 3 cervezas que me pidieron, yo seguía haciendo mi trabajo, de arriba abajo, por aquí y por allá cuando sin esperarlo llega, Jordan, y se para frente a mi, yo con la sorpresa de verlo tan cerca, un hombre tan guapo, alto, con una sonrisa de oreja a oreja, probablemente ya influenciada por el alcohol, y me dice:

-¿Puedo decirte algo?
-Claro, ¿que necesitas? -le contesté.
-Esque es algo que no acostumbro a hacer porque es algo que nunca me pasa pero… me pones nervioso.
Yo no entendía mucho de lo que estaba pasando, pero por lo que decía y su manera de actuar frente a mi, me di cuenta de que no eran pareja y de que me estaba viendo muy fijamente, lo que me puso nervioso a mi también.
-¿Nervioso? ¿A qué te refieres? -le dije incrédulamente.
-No se, es algo que no me pasa seguido pero me llamas mucho la atención…

Seguimos con esa conversación por unos minutos más, yo no podía entretenerme mucho porque tenía cosas que hacer, terminó diciendome que eso era todo lo que quería decirme y volvió a sentarse, yo iba y venía a revisar con ellos si no les hacía falta nada y, obviamente, a estar cerca de él a ver si me decía algo más.

Luego de un coqueteo algo evidente de su parte y yo respondiendo a manera qué podía, pidieron la cuenta, les dije el total, pagaron y me dijo que si quería acompañarlos de fiesta, iban a seguirla a un antro más grande, pero tuve que decir que no pues estaba trabajando pero quedamos de vernos al día siguiente en ese mismo bar, a la noche siguiente yo ya no trabajaba y estuvieron de acuerdo.

Llegó la hora que quedamos de vernos, entré al bar y al rededor de una media hora después llegaron los dos con un grupo más grande de personas, me dijeron que los acababan de conocer y que andaban agarrando la fiesta juntos, ya llevaban rato tomando, yo había estado trabajando durante el día así que cuando ellos llegaron era mi segunda cerveza. Estuvimos unos minutos ahí a lo que me dijeron que querían ir a otro lado. La noche continuo, anduvimos de bar en bar, y ya avanzado el asunto, terminamos solamente nosotros 3 en un bar gay, uno de los dos que existían en el lugar, y conforme pasaba la noche, Jordan se me acercaba más y me tomaba de la mano y más de esas cosas que uno hace cuando toma, más estando de vacaciones. Nos aburrimos del bar y me invitaron a que fuera a pasar la noche a su hotel, seguir tomando en su habitación y acepté. Nunca había hecho algo así pero de verdad quería ver a dónde iban a llegar las cosas con él, llevaba más de seis meses sin estar con nadie por lo que no pude resistir.

Después de manejar unos veinte minutos en carretera, llegamos a su hotel. Estuvimos tomando, jugando juegos de verdad o castigo y otras tonterías por el estilo. En lo único que podía pensar era en el momento en el que David, su amigo, se fuera del cuarto para poder estar Jordan y yo solos. Llego el punto en el que los juegos se acabaron, estabamos acostados en la cama cuadno de pronto, no recuerdo con que excusa, David se paró de la cama y se disponía a salir del cuarto. Ya algo ebrio, instantáneamente volteo a verlo y nos quedamos viendo.

Apenas salió del cuarto, Jordan me dice: "No tenemos mucho tiempo, no se cuando va a regrsar a así que hay que aprovechar". El estaba vestido con shorts como del estilo para jugar basketball y una playera sin mangas, sin pensarlo dos veces me fui sobre el y pegué mi boca a su entrepierna por encima del shorts. Empecé a mordisquear su bulto que no estaba erecto, pero no estaba flácido tampoco, empecé a meter mis manos por debajo de su playera, acariciar sus pezones, su pecho, su abdomen mientras seguía mordisqueando su pene que cada vez estaba más duro. Una vez que se puso como carpa, no pude conterme más y se lo saqué bajandole los shorts y los calzones juntos y salió su herramienta rebotando de un lado hacia otro de lo apretada que estaba debajo de la ropa. Tenía una verga de unos 18 cms, con circuncisión la cual no dudé ni un momento me la llevé a la boca y empecé a mamarsela como si fuera la úlltima verga que vería en mi vida. Recorría su mástil de arriba a abajo con mi lengua para volver a metermela hasta la garganta, le acariciaba las bolas y el se retorcía. Yo no podía dejar de pasar mis manos por su cuerpo, lo masturbaba mientras se la seguía mamando, regresaba a su pecho y pellizcaba sus pezones con lo cual se retorcía aún más. Así duramos un rato, me encanta mamarla y él me dejaba hacer todo lo que yo quería con su verga. Ponía sus manos sobre mi cabeza y me obligaba a ir lo más abajo posible, entre arcadas y lágrimas parecía que se volvía loco.

Después de unos 10 minutos, me pasé a la segunda parte, para ese entonces yo ya no tenía ni pantalon ni ropa interior, al igual que él, me subí sobre él y acomodé su verga en la raya de mi culo, comence con un sube y baja que se sentía delicioso mientras nos besabamos, para este punto, ya de manera un tanto agresiva. Sentía su lengua dentro de mi boca, yo le besaba el cuello, la oreja, su respiración se agitaba, y el mismo me hacía regresar a su boca para seguir besándome, mientras me agarraba la verga y la masturbaba con el líquido preseminal que estaba sacando, (suelo producir mucho).

Seguiamos con el frotar de su verga bajando y subiendo en la raya de mi culo mientras con sus manos abría mis nalgas dejando expuesto mi ano al palpitar de su verga caliente, sentía como estaba muriéndose por metermela de un solo golpe y yo también, para cuando sentí un leve empujón en mi hoyo, había entrado la cabeza, fue una sensación de dolor, pero dolor placentero desde un principio. Me quedé sin respirar por un instante con mi cara escondida en su hombro derecho y mis brazos al rededor de su cuello, sentí como un calor me invadió partiendo desde el estomago cuando recordé que no estábamos usando protección, y no poude evitarlo y me senté por completo en ella dejando que entrara hasta el fondo.

La sensación de calor aumentó y rápidamente el empezó a moverme con sus manos en mis caderas a lo cual yo no me resistí, sentía un poco más de dolor pero rápidamente pasó a un placer en el que ya no era necesario que él me moviera, era yo quien subía y bajaba recargado en su pecho y viéndonos a los ojos. Era tanto el dolor y placer combinados que no podía evitarlo y con la boca entrecerrada, como susurrando, comencé a decirle: "Qué rico…", "Más, más, más…", etc… cuando me interrumpe y me dice que el hablarle en español lo estaba poniendo como loco a lo que yo agarré confianza y comencé a hablar en español, al punto de casi gritar, lo que hizo que aumentará la fuerza de sus embestidas, yo estaba masturbándome mientras rebotaba sobre él y de pronto me agarra con ambas manos por el cuello, impidiendo moverme, comienza con un mete y saca como una máquina, yo no podía más que decirle que me diera más fuerte, ahora si en inglés para que entendiera el mensaje, sigue taladrándome y yo me sigo masturbando, mientras siento su verga en mi estómago, cada vez más profunda, no se detuvo ni un momento hasta que me vengo en su abdomen sintiendo su pene entrar y salir sin dificultad alguna por lo dilatado que estaba con la misma velocidad, unos segundos después me saca la verga y me avienta a un lado suyo mientras se pone de rodillas masturbándose llenando todo mi pecho de su leche. Aun con escalofríos no me podía mover, solo podía pensar en agarrar el aire que me faltaba.

Nos limpiamos y nos pusimos la ropa interior, me acosté con él y nos quedamos dormidos, ya no supimos a qué hora llegó, David, su amigo, ni que estuvo haciendo todo ese rato. En la mañana suena mi celular con la alarma para que me llevaran de regreso a mi casa puesto que tenia que ir a trabajar. Al día siguiente quedamos de vernos pero ya no pudimos porque su vuelo salía al otro día, por la mañana lo que complicaba las cosas.

Quedamos como amigos en Facebook y hemos platicado una que otra vez, me regaló una pulsera con su nombre, de esas que son muy baratas que te hacen en la playa, creo que por ahí la he visto entre mis cosas, cada que la veo es recordar una experiencia muuuy buena.