Sexo casual, cruising y otras aventuras
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por E.mapache98.
Quiero contaros una de mis miles de experiencia, experiencias reales, recuerdos aderezados con un poco de fantasía, por que hay cosas que se olvidan por vivir el momento.
Son las 14:30 horas y estoy en la terminal esperando un autobús con destino a mi ciudad, como siempre, llegó con tiempo de sobra.
En aquellos entonces no había tenido demasiadas experiencias sexuales, y es que a mi corta edad de 14 años solo había tenido algunas pajas con los amigos de campamento, algunos juegos de esos que los heterocuriosos inventaban para saciar su morbo y algunas experiencias con el sexo oral, pero nunca penetre a nadie ni mucho menos me penetraron.
Nunca fue fácil saber cual era mi edad, cual más me creía de 18 años, Y quizá fuera por que entre al Gym y al adelgazar desarrolle musculatura y un cuerpo más desarrollado sin llegar a ser un Adonis, una estatura promedio sin llegar a ser alto, si no más bien, un poco Chaparro para alguien que se suponé tiene “18”, mi forma de comportarme, caminar y vestir quizá eran algo de una persona más grande que alguien de 14, cabello negro y ojos brillantes, tes morena y cejas realmente expresivas.
Todo esto junto, me hacían una joya exótica entre los que sentían atracción sexual por mi, pues si bien no tenía 18 años aun, era como un Mayor de edad con un aire de inocencia y chispa de pubertad.
Llevaba con migo una Play Satation Portable pero para mi mala suerte esta ya se había quedado sin batería y aún me quedaban al menos 1 hora antes de salir y ya me comenzaba a andar las ganas de ir al baño a vaciar la vejiga.
Así que, después de poner en buen resguardo mi maleta me fui al baño de hombres de la terminal y me metí a un cubículo.
Lo siguiente que pasó es algo que aún no entiendo del todo pero trataré de describir lo mejor que recuerdo.
Justo de tras de mi, alguien se metió en el cubículo continúo al mío y justo cuando le baje al wc escuché que la persona de al lado se ponía de pie, o al menos eso fue lo que Imagine, la cosa es que por "x" razón nada que ver con querer espiar, termine viendo a traves de una rendija asía el cubículo donde se escuchó el ruido y por coincidencia la persona de al lado también estaba haciéndolo y se espanto mucho, por que se movió rapido.
Con la mayor calma del mundo acomode mis camisa de manga larga y me ajuste el cinturón dando la menor importancia a lo ocurrido
En fin, la cosa es, que cuando me estaba lavando las manos vi por el espejo que aquella persona del cubículo junto al mio iba saliendo un poco nervioso y si se puede decir, quizá también asustado, sin embargo, cuando me vio y reconoció su cara fue de gran sorpresa cuando cruzamos miradas, entonces me sonrió de una forma bastante extraña y se regreso al cubículo donde había salido.
Todo eso me dejó de lo más descolocado y me pregunte que había sido todo aquello, para esto, debo decir que el baño de hombres era bastante pequeño y estaba muy limpio y asedao, pero también algo vacío.
Salvo alguna persona que iba saliendo y entrando a un cubículo.
Seguía en mi lavado de manos y acicalamiento de cabello y cuando estaba por salir algo me hizo voltear, y pude ver en ese momento a aquel hombre del cubículo que se asomaba un poco con la puerta abierta y me hacía una seña para que me acercará.
Todo era demasiado irreal, no podía creer lo que estaba pasando, que era todo aquello?
Como un autómata y sin saber por qué, me encontré caminando con paso tembloroso asía aquel cubículo con el corazón desbocado, como quien sabé que está apunto de hacer algo malo, tome la manija de la puerta del cubículo y la abrí muy despacio, en el interior, lo que vi me puso mucho más nervioso; dentro estaba un hombre como de unos 30 años delgado de estatura promedio (un poco más alto que yo), piel blanca cabello negro, manos grandes y vestía un traje azul y negro o al menos un decir de vestir por que aquel hombre tenía su Saco y camisa desabrochados dejando a la vista su pecho y estómago lleno de vellos (sin llegar a ser una selva-alfombra) y un nudo de Corbata a medio paso de deshacer, estaba sentado sobre la tapa del retrete con los pantalones y ropa interior abajo y se recostaba contra la pared mientras se masturbaba lentamente, su miembro de que debía ser como de un palmo y medio más/menos, bastante apetitoso debo decir, subia y bajaba de forma hipnótica sobresaliendo una cabeza brillante de lubricante.
Me miraba mientras se tocaba el pecho y la verga y yo de pronto no sabía que hacer, en mi mente pensaba muchas cosas pero estaba muy asustado como para sentirme excitado, ese hombre seguí frente a mi y yo estaba deseoso de tocarlo, pero la espontaneidad del momento me había cogido por sorpresa, entonces cerré la puerta y me regresé al lavabo para hecharme agua en la cara.
Como ya he dicho soy de piel morena, pero era posible ver que el rubor se me había subido y estaba rojo a más no poder.
De pronto escucho un chicheo que venía del fondo del baño y cuando voltie vi de nuevo a ese hombre que se asomaba de forma un poco más descarada y me insistía a regresar.
Verlo medio cubierto por la puerta, con su camisa y saco abiertos y su corbata a medio deshacer, velludo y con el miembro en mano, con su porte masculino y su sonrisa inocente, fue el detonante que encendió la mecha de la lujuria, aún con miedo pero aún con más morbo, camine con paso más firme de regreso, abrí la puerta del cubículo, entre y cerré con seguro la puerta tras de mi.
Estaba en el cubículo contiguo al de aquel hombre.
Aún tenía miedo así que lo mejor que pude hacer antes de meterme junto a él fue sentarme en el retrete a su lado.
Estaba muy nervioso y excitado, sexo? Con un adulto? Desconocido! Flipaba en todo sentido.
Estuve pensando en todo eso cuando escuché que alguien golpeaba con la palma de la mano por debajo de la separación de los cubiculos, era la mano de aquel sujeto esperando algo, no sé cuanto tiempo había estado ahí y tampoco sabía que quería, estaba esperando algo y tenía que hacerle saber que yo también estaba ahí, así que hice lo primero que se me ocurrió y tome su mano con la mia y la estreche.
Fue mi primer gran oso en el sexo! Era obvio que aquel hombre no había pasado la mano por debajo para saludarme, ni tampoco quería que le pasará papel de baño, casi al instante escuché una carcajada ahogada del otro lado.
El sujeto me devolvío el saludo y me soltó la mano para hacer un gesto de masturbar, fue ahí cuando entendí lo que quería y es donde comenzó de verdad lo bueno.
Me baje los pantalones, y el boxer que ya estaba estirado a más no poder, por fin libero mi falo puberto que ya exiguia por todos los medios ser tocada, me hagache con cuidado pegando el cuerpo contra la división, en una posición como de rodillas y puse mi pito serca de su mano.
El hombre tocó primero la punta de mi glande para jugar un poco con el precum lubricante que ya mostraba lo dispuesto que estaba, mientras tanto yo estaba muerto del gusto.
Embarró el glande con el líquido y lo comenzó a mover con un vaivén lento pero continuó, que pasaba desde mi cabeza, hasta la base por toda la curvatura suave de mi pene.
Yo estaba muerto de placer, pero mi morbo pedía más, así que pase una mano por lo bajo y le hice señas de que yo quería tocar su pito, el se acercó más y me puso su verga en la mano, ya estaba bastante humeda, de algo más que saliva.
No poder vernos a la cara ni ver el tamaño de lo que tocabamos, era un plus en el proceso a la gloria, daba un morbo único tener que imaginar lo que tocabamos.
Yo puedo describirlo así; cuando toque el falo completo sentí como latió bajo mi mano, como un pequeño ¡boom! me fui primero a la cabeza que estaba mojada de saliva y precum, estaba un poquito babosa y eso me gustaba, después con ese mismo lubricante bajé la mano por todo el relieve de su verga sintiendo cada vena y cada subida y bajada hasta llegar al tronco, donde baje aún más por un par de huevos peludos y suves, aún tibios y estirados, después baje un poco más hasta tocar un ano con vellos cortos y apretado al mismo tiempo que suave, entonces toque con un dedo de nuevo su cabeza llena de lubricante y lo embarre al rededor de aquel ano que palpitaba ansioso, como intentando devorar mi dedo, escuchar sus gemidos al otro lado de la división me ponía muchísimo.
Entonces un ruido del otro lado nos hizo regresar a la realidad.
Estábamos en un baño de terminal y había más hombres a fuera esperando pasar, la interrupción fue muy oportuna por que estabas casi nada de correreme, y es que a mi edad no aguantaba tanto sin correreme.
Hubo más movimiento fuera hasta pasado 10 minutos, después, esuche que el tipo de al lado me llamaba y me dijo que si se pasaba a mi cubículo para estar juntos, le dije que si y el me pidió que quitara el seguro para poder entrar.
Pasado unos minutos, entro por la puerta y cerró de nuevo tras de sí, me saludo y me pidió que me bajara los pantalones, el se desabrochaba el cinturón y dejaba caer sus pantalones y su ropa interior blanca hasta más abajo de sus calsetas largas.
Se sentó con las piernas abiertas y tiro de mi hasta que tuvo serca mi verga, y comenzó a succionar con mucha saliva, aparentando con los labios sin sacar para nada los dientes.
Yo solo estaba de pie disfrutando y el me miraba sonriendo de ves en cuando, después se la sacaba y me decía que estaba muy rica y volvía a lo suyo.
De nuevo estuve a punto de correrme y se la quite de la boca, el se puso de pie y busco un condón en su pantalón, yo intentaba desviar mis ganas de correrme y el seguía buscando con apremio, ahora en su saco y su camisa, al final saco un condon con una M y me lo puso, se puso de espalda a mi pegado a la puerta del baño dejand un vista de su gran culo, duro y grande, muy "paradito" como dirían algunos.
El guío mi verga a su ano que devoró sin más, dejo escapar un pequeño gemido entre alivió y excitación y comenzó a moverse mientras me decía,
– Así Cabron, cogeme rico que me gusta sentir tu verga dentro de mi
Yo lo abrazaba con una mano y con la otra buscaba su verga para masturbarlo, pero no lo encontré y me dediqué a tocar sus pezones, entonces le dije
– Te gusta wey, te gusta la verga joven
– Si Cabron, me gustan los jovencitos de 18 como tú
– Quieres toda hasta dentro?
– Si wey, toda! Que Rica curva! Como me das gusto wey.
– Me exita tu disfraz de macho ejecutivo y tus piernas musculosas y velludas
– Me exita tu apariencia de niño y tus brazotes Cabron!
Debo ser muy sincero, y la verdad es que fui un poco egoísta, por que en algún momento vi mi reloj y me di cuenta que ya faltaba poco para que mi carro saliera, así que sin intentar aguantar un poco más le dije;
– Ya me voy a correr
– No seas Cabron, que gusto me estás dando, espérate – hice como que no lo escuché y le dije
– donde los vas a querer
– Hechamelos en las nalgas wey
Y entonces, me quite el condón y me corrí como nunca sobre sus nalgas rojitas y suaves.
Me limpie la verga y me acomode la ropa mientras el otro sujeto que estaba sentado en el retrete se corría sobre su mano y se recostaba nuevamente sobre la pared.
Le sonreí una última vez y salí del baño sin voltear a ver a nadie de los que estaba ahí y quizá nos escucharon, me lave las manos en un grifo que estaba en el pasillo, pase por mis maletas y tome mi carro que estaba haciendo su última llamada para abordar.
Jamas supe el nombre de esa persona, pero aún la recuerdo y me sigue poniendo muy caliente.
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