Sexo con mi tío.-
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Un día me indagó, con un NO rotundo de mi parte. Pero insistió e insistió. Me avergoncé pero teníamos muy buen trato entre nosotros pese a esta situación y termine diciéndole que SI.-
Estábamos en el comedor de su casa, allí mismo saco su miembro semi-parado y me preguntó:
– Eduardo o Daniel la tienen así de grande? La sabes chupar?
Sin dar más vuelta, me hinque y lleve su pene a mi boca. Pensaba que si mi tío se involucraba en este “tema”, no les llevaría los chimentos a mis viejos.
Bueno, supe mucho tiempo después que yo tenía ideas mal infundadas con este tema en especial. Mi tío nunca sería capaz de dar en claro esta noticia. Mi tío siempre ha tenido sexo con adolescentes desde su propia adolescencia.
Mi tío estaba separado y vivía sólo. Siempre yo solía ir a escuchar discos a su casa, ya que el llegaba de trabajar a las 19 hs y siempre estaba yo sólo en su casa hasta que él volvía del trabajo. Eso era más o menos la confianza que teníamos ambos, nada más que eso. Obvio, que teníamos buena comunicación, pero jamás hablamos sobre sexo. Solía lavar su taxi, los sábados por la tarde escuchando futbol de primera división B. Solía cebarles mates y charlar de los equipos y etc., etc., etc.
Esa tarde comenzó un vuelco para nuestra relación tío sobrino.
Mi tío estaba animado yo con vergüenza por esta situación “rara” para mí, y sobre todo porque era con mi tío.
Enseguida se la puso bien dura, luego me hizo levantar y me hizo apoyar sobre la mesa del comedor mientras me dijo que me baje los pantalones.
Comenzó a pasarla de arriba hacia debajo de la raja del culo.
Se sentía muy dura, pero el tenia un toque fantástico. Lo prohibido me comenzó a invadir. Pensaba como seria coger con un tipo más grande.
Ahora sus dedos comenzaban a hurgar en la puerta de mi agujerito, sin forzar la entrada, sentía como se deslizaba de a uno hasta los cuatro dedos de su mano. Esa técnica era progresiva para la dilatación de mis esfínteres.
Mis abdomen estaba contra la mesa del comedor y ambos estábamos parados, yo algo inclinado casi apoyándome arriba de la mesa, ofreciendo mejor a su vista mi entradita anal.
Posteriormente me llevo a un costado de la mesa, y se sentó en una silla del comedor, allí se quito sólo los pantalones y recién pude ver su miembro que tenía mi tío que era bastante grueso, pero era mucho más largo.
Mi tío sentado sobre la silla. Me hizo dar la vuelta y con una mano mantenía su pene y con la otra me atraía hacia él.
Así, despacio y suave, como intentando probar una penetración, pero tratando sin lastimarme, tomó su tiempo y empezó a puertear su enorme glande. Se llevó una sorpresa, ya que al apoyarla, la cabeza peneana se metió bien adentro, pero sólo pasó el anillito anal, la sacó preguntándome si me dolía o si me lastimó.
Le respondí que no. Que ya sabía coger. Pero continuó haciendo ese jueguito, sospechando que podría desgarrarme o algo así.
Su calentura pudo más. Terminó introduciéndome lo más profundo que pudo. Mi tío permanecía sentado y yo, dándole la espalda. Estaba sentado sobre su pene. Yo hice lo mejor como alojármelo más dentro y acomodármelo yo mismo.
Las tensiones de mi tío se hicieron más flojas, comprendió que ya tenía experiencia, según le conté. Me pidió que yo me deslice sobre su miembro y que me mueva sobre su tronco peneano.
Literalmente, mi culo lo estaba cogiendo esa pija. Hasta que me abrazó haciéndome dar la vuelta y sin sacármela de adentro, me dijo:
– Apoya las rodillas en el borde de la silla.
Así lo hice y me empezó a orientar para acomodar mi cuerpo en forma de perrito pero sobre la silla. Yo me apoyaba sobre el respaldo de la silla.
Él, desde atrás, parado comenzó a introducirse dentro mío, pistoneando a toda velocidad, hasta que su polvo me sorprendió inundando mi canal rectal.
– Te gustó. Preguntó.
– Sí, claro. Me coges muy bien.
– Te gusta así o te gusta coger mejor con tus amigos. Indagó
– No. No puedo asegurar nada todavía, aun es fresco lo tuyo. Le respondí.
Me llevó rápidamente al baño. Se la paso hurgando mi recto con una cánula de la manguera de la ducha de mano.
Una y otra vez metía esa cánula con el agua de la ducha y ponía jabón y hurgaba con sus dedos. Sentía como áspero, el propio ano, pero veo que intentó sacar todo rastro y vestigio del esperma evacuado dentro de mi vía rectal.
Ya me estaba mandando hacia mi casa, pero su calentura era superior. Llamó a mi casa que estaba en la otra cuadra solamente. Aviso si me podía quedar. Obvio que dijeron que si.
Salimos rápidamente a la pizzería cerca de su casa y luego volvimos a comer la pizza en su comedor. Me preguntó sobre un montón de cosas, hablamos de sexo, como surgió mis inicios sexuales con chicos, si me gustaban la chicas, etc., etc., etc.
– Te gustaría seguir cogiendo esta noche conmigo. Preguntó.
– Porque no. Me sorprendió con esa pregunta.
Tomamos café haciendo tertulia hasta que nos fuimos a acostar.
Allí comenzó a besuquearme, a besarme en la boca como varón y mujer, me acariciaba, franeleaba en todas partes, sus manos iban y venían, me pajeaba un poco, hasta me la chupo, pero lo más interesante que probé, fue su chupada de culo que me hizo, fue de dioses.
Yo estaba boca arriba, cada relamida que me daba, me hacia subir el culo, ofreciéndole más mis ansias de ser cogido nuevamente. Pero no, no se apresuró aún.
Hasta que me hizo colocarme de costado y en posición fetal, y él desde atrás, suavemente me introducía el pene y comenzó y ritmo ligero y constante hasta que volvió a eyacular todo su contenido espermático.
La noche prosiguió con penetraciones constantes, recuerdo que me dormitaba, cuando me despertaba, sentía que aún me estaba empalando y yo gozaba, pero mi sueño era superior. Me despertaba cuando sentía el chorro de leche en mi conducto rectal y me volvía a dormir.
Me desperté temprano, fui al baño, tenía ganas de evacuar. Sólo despedí parte del esperma que tenia alojado adentro del culo.
Mi tío se despertó preguntándome si estaba bien o si me “paso algo”.
– Si, si todo bien. Le respondí desde adentro del baño.
Después salí del baño y fui al comedor. Sirvió café, algunas tostadas y volvió a preguntar:
– Estás bien.
– Sí, porque. Le pregunté yo.
– Demoraste mucho en el baño. Me dijo.
– Sí, me fije si no estaba lastimado.
– Después te reviso yo. Me dijo.
Era alrededor de las cinco de la mañana, estaba pensando que tenía que ir a la escuela, pero estaba todo bien. La escuela estaba a cuatro cuadras de casa y yo en la casa de mi tío, estaba sólo a una cuadra.
Me tío me tomo del brazo invitándome nuevamente a ir al dormitorio.
Me empezó a decir preguntar:
– Dejame ver la escarapela del culo. Dejame ver si tenes lastimado.
Muy sutilmente comenzó a inspeccionar con sus dedos, casi minuciosamente hurgueteaba el esfínter anal sin dejar de ponerme sus dedos dentro de la abertura del ano, dilatándolo un poco. Yo estaba acostado boca abajo con almohadones debajo de mi abdomen, bastante levantado exponiendo mejor la entrada anal, ante su propia vista, hasta que él se subió y sólo bastó apoyar su cabezota en el agüjerito. Y si pijon se hundió a full.
Allí yo me comencé a sentir muy bien pero me hacia el bocho, como iba a continuar esto. NO deseaba que mis viejos se enteren de estas secuencias con mi tío. Me hice miles de preguntas. Sospechaba, o mejor dicho, pretendía que esto quede en esta noche de sexo con un tipo mayor. Pero no fue así.
Ese día apareció con su taxi temprano, paso a buscarme a casa, subí al auto y se dirigió a su casa que estaba en la otra cuadra.
– Estás bien. No te sentís dolorido. Preguntó
– No, no, Estoy bien no me duele nada. Le conteste.
Noto preocupación. Sospeche que si me hubiese lastimado, tendría que dar demasiadas explicaciones.
Preguntó algo sobre mis amigos si solían lastimarme, si alguna vez le tuve que decir algo a mi vieja.
– Si, alguna veces sí, pero nada serio, nunca le tuve que contar nada a mi vieja, sólo algunos raspones o irritación que se me pasan con el baño o usando crema. Nada de importancia.
Obvio, al llegar a su casa fuimos al dormitorio de inmediato. Hurgo un poco la escarapela anal preguntándome si me dolía alguna parte.
– No, no, estoy bien, no me duele nada.
– Sus dedos se introducían con un ir y venir constante, suave e introductorio.
Comenzó a lengüetear mi ano, mientras sus dedos se hundían dentro del tubo rectal y su lengua dilataba más la grupa anal. Después me hizo poner de costado frente a frente y comenzó a chuparme la boca vorazmente.
Mientras acomodaba sus piernas entre las mías. Mi pierna derecha era apretada por sus piernas y mi pierna izquierda estaba arriba de su cuerpo
Yo, de costado y en posición fetal y él, con sus piernas casi extendida, se introdujo dentro de mí, como si mi tío estuviese penetrando a una mujer vía vaginal frente a frente. (Nido de águila, según el Kamasutra).
Eso me gustó, bastante. Probar poses sexuales nuevas. Además se sentía muy bien coger con su pijota.
Esa tarde estaba con el ano que parecía una concha, tan abierto y suave que ya no me importaba si me quedaría el culo roto y abierto de ese modo. Gocé como nunca, con un tipo grande, en este caso era mi tío que conocía de toda mi vida.
Tuve la suerte que jamás mi tío me trato como a una nena, ni siquiera como a una mujercita. Mi tío tenia bien claro el que cogía con varones.
Mi tía, (hermana de él) también sospecho que mi tío me estaba cogiendo. Ella tuvo en claro siempre los gustos de su hermano. Posiblemente, ella me dio siempre la venia para ir y quedarme en casa de mi tío. Como para que aprenda otras “cosas” de hombres.
Podría contar un montón de cosas más, con la aprobación de mi tía y como solía tapar estos encuentros con mi tío.
Eso lo dejo para otro envió de mis experiencias con varones.
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