SEXO CON MI VECINO
Hasta que se me hizo el milagro de culiar con mi vecino más joven que yo .
Hola a todos.
En esta ocasión les contaré lo que viví con uno de mis vecinos. Él es 20 años menor que yo.
Esto sucedió hace como 2 años atrás.
El chamo llega a mi casa, me llama para preguntarme algo sobre las computadoras, que sí tenía esto o aquello. En principio no le di importancia, la conversación me pareció casual.
Lo cierto que a este chamo, siempre quise comérmelo. Cuando salía de mi casa y el iba caminando delante de mi, veía ese culo tan rico que tiene, esas nalgas redondas Y firmes que se marcaban en sus jeans. Se me hacía agua la boca.
Algún día me lo voy a comer. Si supieras negrito, las ganas que te tengo. Lo rico que la pasarías conmigo. Es que si te lo mamo seguro vas a quedar con ganas de repetir. Eran mis pensamiento cada vez que lo veía.
Una noche vino a pedirme prestado algo, y me preguntó si tenia videos porno. Le dije que sí. Que si se los podría prestar. Me preguntó. Claro que sí, fue mi respuesta.
Le dije que trajera un pendrive. Me dijo que no tenía, que le prestara el mío. Quedamos de acuerdo en llevárselo al día siguiente. Le pregunté si se los llevaba de una y me dijo que no, que allí estaba su mujer.
Al día siguiente llegó de nuevo a la casa y me dijo que le pasará los vídeos, que estaba solo.
Yo me sentí emocionado, parecía que se me iba a dar el comerme a ese papacito.
Te espero en la casa, me dijo.
Ok! Ya te los llevo. Le dije
Pase los vídeos al pendrive y fui hasta su casa. Toqué la puerta y me dijo, pasa, estoy en el cuarto.
Entre, él estaba acostado en la cama y la laptop a un lado de él.
Le di el pendrive, lo coloco y empezó a ver todo lo que le había llevado.
Allí comentamos algunas cosas sobre los vídeos. El flexiona la pierna izquierda para que no se le viera la carpa que hacia su pene erecto.
Yo me senté un rato, no quería salir de esa casa sin lograr mi objetivo. Aunque en principio era más el morbo de ver los vídeos con alguien más.
Hablamos de muchas cosas referente al tema. El seguía con su pierna arriba.
Hasta que le dije que en una ocasión en los baños del centro comercial Sambil, entre otros, estaba orinando y hubo un chamo que me hizo seña para mamarme mi pene, a lo que accedí sin problemas.
Sí, hiciste eso? Preguntó.
Si, lo hice. Respondí.
Luego él me cuenta que una vez, según una sola vez le pasó eso, permitió que un hombre se lo mamara. Y que le había parecido bien.
Le dije, yo te puedo ayudar en eso.
En serio? Preguntó
Sí, no tengo problema, dije
Él baja la pierna y se ve aquella carpa en un short de una tela suave que no deja nada a la imaginación.
Se le marcaba grande y grueso.
Estiré mi mano y empecé a masajearlo por encima de la tela. Me hacía una imagen en mi cerebro de ese gran miembro. Cómo quien permite que sus sentidos visualicen todo aquello que quieres y deseas.
Metí mi mano levantando su short y el boxer, hasta palpar ese pedazo de carne duro y caliente. Aún no liberaba aquel pene que le urgía salir. Todo eso me servía para hacer mi deseo más intenso.
Toqué toda la longitud de ese miembro, lo sentía grande, grueso y caliente.
Hasta que lo liberé y pude comprobar con mis ojos lo que mi mano ya sabía.
Un pene como de 18 cm, negro, grueso en toda su longitud, una cabeza rosada y ligeramente inclinado hacia la izquierda y levemente hacia abajo.
Pasé mi lengua por mis labios saboreando de antemano ese rico pene que estaba ante mí.
Te gusta? Preguntó
Sí, respondí. Está rico, tienes un hermoso guevo.
Dicho eso, subí a la cama, le baje el short con todo y boxer hasta medio muslo y empecé a mamárselo como poseído.
Que rico lo mamas, me dijo entre suspiros de placer.
Eso me motivo a seguir con más intensidad.
Pasaba mi lengua por su cabeza y de allí bajaba por todo ese tronco hasta sus ricas bolas cargadas de leche. Las que chupe una y luego la otra.
Sentía como ese chamo se estremecía por todo lo que le hacía.
Que rico, sigue así. Decía
Luego subí y metí cada centímetro de esa carne caliente, dura y palpitante en mi boca, hasta el fondo.
El no se lo esperaba, ya que soltó un suspiro lleno de placer. Se le tensaron todos los músculos.
Puso su mano en mi cabeza y empezó a cogerme la boca, tratando que llegara lo más adentro posible. Cuando liberó mi cabeza saqué su pene de mi boca. Todo bien mojado con mi saliva.
Tomé aire, le pregunté si tenía condones, me dijo que no, yo tampoco tenía. Así que solo fue mamada.
Continué mamado ese gran pene con mucha dedicación. Mis manos acariciaban cada parte de su cuerpo.
Besaba su cuerpo, pasaba mi lengua por su ombligo y subiendo hasta llegar a sus tetillas para empezar a chuparlas y mordisquearlas.
El temblaba de excitación.
Baje nuevamente hasta su pene que botaba mucho líquido preseminal, el cuál tenía un rico sabor.
Repetí lo mismo un par de veces más, hasta que me dijo que ya no aguantaba. Que iba a explotar.
Empecé a mamar con más ganas. Tensó todo cuerpo, cada músculo. Hasta que acabo llenando mi boca con su leche.
El sostenía mi cabeza para que no dejará escapara ni una gota. Y yo no ponía resistencia. Probablemente pensaba que no me gustaría, pero era lo que me gustaba, tragarme esa leche, que estaba rica, caliente y espesa.
Nos repusimos de ese momento, el se levanta para limpiar su pene con una toalla, y logro ver sus redondas nalgas que tanto me gustan.
Quedamos de acuerdo para otro día, salí de su casa con una buena ración de leche en mi estómago.
Espero que hayan disfrutado este breve relato.
Si desean escribirme este es mi correo [email protected]
como sigue
Hola. Ya estoy en eso.
Bufff que morbo es el chupar una polla y que se corran dentro de tu boca. Yo cuando ando bien caliente suelo tragarme toda la corrida, si además el macho me gusta, con más ganas me trago todo, que rico es sentir como va saliendo a borbotones el semen espeso y calentito cayendo en tu boca. Es una sensación extraña y a la vez muy excitante.
Hola Dani. Tienes razón, es muy rico, y si el macho nos gusta muchísimo más. Sentir como palpita ese pene en la boca es lo máximo. Sentir como va corriendo la leche por el conducto buscando la salido. Eso es muy excitante. Que estés bien amigo