SEXO CON MI VECINO 4
Mi joven vecino me deja bien lleno de leche .
Saludos amigos de SST.
Les contaré otra experiencia con mi joven vecino.
Mi prima tuvo que salir de viaje por una emergencia todo un fin de semana, y me pidió que me quedara en su casa, sobre todo por las noches.
El día viernes me encuentro con mi vecino por la calle y le dije que estaba cuidando la casa de mi prima. Él ubicó de inmediato la casa y me dijo que pasaría al día siguiente, que esa noche la tenía complicada.
Estuve ansioso pensando en ese momento ya que sabía que podíamos pasar un buen rato cogiendo, sobre todo sin apuros.
Llegó la noche del día siguiente y a eso de las 12:30, quizá un poco más, recibo un mensaje en el messenger de facebook.
Era el vecino preguntando si aún estaba en la casa de mi prima. A lo que respondí que sí.
Está pendiente en la puerta que ahorita voy para allá. Me escribió.
Pasaron unos minutos y escucho que grita mi nombre. Salí lo más rápido que pude, abrí y de una entró montado en su bicicleta.
Cerré la puerta, se baja de la bicicleta y yo ya estaba a su lado masajeando su rico pene.
Tranquilo, me dijo, tenemos toda la noche.
Lo sé, quería tenerte así desde hace rato. Le dije.
Pasamos al cuarto, él se pone cómodo y empiezo a tocar su cuerpo. Meto mis manos por debajo de su suéter masajeando y apretando su abdomen, hasta llegar a sus pectorales y encontrar sus tetillas; las apreté suavemente y sentí como se estremeció su cuerpo.
Subí su suéter y pase mi lengua por su abdomen, degustando ese sabor salado de su cuerpo. Llegué a sus tetillas y se las chupé, primero una, luego la otra.
Alcé un poco la mirada para ver su cara, y lo veo con los ojos cerrados y moviendo su cabeza, en una clara señal que disfrutaba ese momento.
No hizo falta que dijera lo bien que lo hacía sentir. Eso me excitó mucho y apreté su cuerpo con mis grandes manos. Él empezó a mover sus cadera apretando su gran erección conmigo.
Baje mi mano hasta su pene y lo masajeé mientras mi boca se mantenía pegada a su tetilla, chupaba y lamía. Aumentó el movimiento de su cadera.
Con su mano empujó mi cabeza presionándola con su pecho, chupé con más fuerza.
Mamamelo, me dijo, ya no aguanto.
No quise hacer esperar y de una cumplí la orden.
Bajé de apoco dando besos, lamidas y mordiscos suaves por ese fibroso cuerpo hasta llegar al premio mayor.
Bajé su shorts y descubrí ese bulto en unos ricos boxers rojos. Se me hizo agua la boca. Tragué saliva, pase mi lengua por mis labios. Mordí mi labio inferior sabiendo que todo eso era para mí, y que por mí estaba lleno de excitación.
Liberé su pene y de a poco lo fui metiendo en mi boca. Se lo mamé, lo llevé hasta lo más profundo de mi garganta. Él sostuvo mi cabeza con sus manos y empezó a cogerme, metía cada vez más su pene en mi garganta haciendo babear todo su pene y sus bolas, mis ojos estaban llenos de lágrimas, pero disfrutaba esa follada bucal que me hacía.
Al fin me liberó y pude respirar. Un hilo grueso de baba iba de mi boca a su gran pene, el cuál estaba brillante debido a la saliva.
Mi cara roja por el esfuerzo. Me da una cachetada y me dice, así me gustan las perras, que aguanten guevo (como decimos acá en Venezuela al pene). Eso me calentó mucho y volví a mamar soportando un poco más las envestidas de mi macho.
Al rato me dijo que ya no aguantaba más, que mi garganta lo tenía loco, que iba a acabar. Y así lo hizo, depositó su rica y caliente leche en lo más profundo, sentía como su pene brincaba en cada expulsión de semen.
Al acabar saco su pene y lo limpio con mi boca, eliminando todo rastro de baba y semen que tuviera.
Nos recostamos uno al lado del otro, recuperando fuerzas, hablamos de varias cosas mientras yo tocaba su cuerpo, hasta que me dice que tenía unos condones.
Allí sentí como palpitó mi culo, parecía que entendía que iba a ser usado por ese macho que me volvía loco.
Inicié de nuevo con los juegos previos, hasta conseguir que su pene se levantara de nuevo.
Se la mamé un rato, y me pasa un condón.
Lo abro, se lo coloco y mamo unos minutos más.
Ya estoy listo, te lo quiero mandar por ese culo… dijo
Por órdenes de él me acosté boca abajo. Él empezó apretando mis nalgas, las abría y cerraba. Yo disfrutaba el masaje, hasta que sentí su lengua en mi ojete. Me estremecí de placer.
Metió un dedo y de inmediato dos. Hasta que dijo que ya no aguantaba más.
Ya te lo voy a mandar, y dicho eso sentí su cuerpo posicionándose sobre el mío.
Con su pene empezó a buscar mi parte más íntima. Yo suspiraba deseoso por ser poseído por ese hombre.
La cabeza de su pene empezó a abrirse paso. Que rico se siente ser cogido. Con mis manos separe mis nalgas para darle fácil acceso.
Él, concentrado en entrar, empuja con firmeza pero con mucho cuidado. Retrocedía un poco y volvía a entrar empujando cada vez más centímetros dentro de mí.
Mientras chupaba mi oreja y me besaba el cuello, me cogía con más fuerza. Que rica sensación me hacia sentir.
Luego se levanta, me coloco de lado, levanta mi pierna derecha y me manda de nuevo su guevo sin compasión, haciendo pegar un grito de lujuria, de pasión.
Me estuvo cogiendo por un rato hasta que, estando de perrito saca su pene y acaba en mi espalda. Esa leche caliente cayendo sobre mi.
Me gusta tu culo, me dijo. Recuperamos un poco el aliento, nos bañamos, y me pide algo para comer.
Preparé algo rápido y descansamos un buen rato.
Después de ese tiempo, toma mi mano y la lleva a su pene. Estaba firme nuevamente.
Quiero cogerte otra vez, dijo.
No lo hice esperar y de una comencé a mamar de nuevo.
Le coloco otro condón y comenzamos la rica y ardiente tarea de pasarla rico teniendo sexo.
Me estuvo cogiendo como por una hora hasta que, sacándose el condón, se masturba en mi cara y me regala su rica leche para que la tragara.
Después de eso salió de la casa, casi amanecía.
Fue la primera noche que pasé teniendo sexo, recuerden que todos esos momentos que he contado, fueron de un rato y ya.
Espero que hayan disfrutado.
Les dejo mi correo por si desean comentar algo [email protected] Gracias y saludos
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