Sexo de revista
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por morochouruguayo.
Había fantaseado muchas veces el estar con un hombre de una revista de contactos que había comprado hace algún tiempo, incluso me masturbaba y me penetraba con mis juguetes pensando en él.
El anuncio decía así: “Joven, atractivo, 37 años, con poca experiencia, curioso y de 1.9mts de estatura. Busco chicas, para pasar momentos excitantes y disfrutar del sexo. Me encantan las mujeres morbosas. Si se atreven con lo que ven en la foto, ¿te atreves tú?”. Tenía una foto de un hombre musculoso y con una herramienta larga y depilada. Tenía un correo electrónico el anuncio y decidí escribirle.
No le conté en mis correos que era una TV, le hice creer desde un principio que era una mujer. Me escribía correos excitantes de cómo me lo haría y esas cosas. Yo le respondía con lo mismo. Un día me mandó una foto donde estaba masturbándose. Yo le correspondí mandándole una de espalda, traía puesto un corset rojo con una tanga roja y un letrero en una hoja pegada a mí que decía: “Tómame”. Me imagino que eso lo excitó tanto que quiso por fin conocerme, pero me confesó que era casado. Yo le respondí con otro correo que eso no importaba que le hiciera el amor como nunca se lo había hecho su esposa. Acordamos vernos el próximo fin de semana, y que llegaría a mi ciudad para tener intimidad en un hotel.
Se llegó el día de vernos y llegué primero al hotel. Me vestí para él con el corset rojo, medias y arriba una tanga roja. Me puse una peluca, me pinté y me perfumé.
Al tocar la puerta supe de inmediato que era él. Cerré las cortinas, apagué la luz y fingí la voz de mujer y le dije que pasara. Lo esperé atrás de la puerta y cuando entró lo abracé por atrás y comencé a besarle el cuello, mientras le desabotonaba la camisa. Cuando terminé con la camisa, comencé a besarle la espalda y ahora empecé a desabotonarle el pantalón. Cuando se deslizó el pantalón hacia abajo se dió la vuelta y me miró, no podía creer que era una TV. Quisó irse rápidamente y me cuestionaba por qué le había hecho creer que era una mujer. Le dije que desde hace muchos meses había fantaseado con él y que me parecía muy atractivo y que quería tener intimidad con él. Empezó a decirme que nunca había estado con un hombre y que no podía creer que hubiera gastado en un viaje para nada. Yo le dije que se relajara que no pensara precipitadamente que me dejara al menos hacerle una mamada, que de todos modos ya había hecho el viaje.
Aunque no muy decidido, aceptó. Como ya no traía puesto el pantalón el asunto sería más fácil de iniciar. Lo acosté en la cama, le comencé a besar su fuerte pecho mientras le acariciba su miembro por encima de su apretado boxer. Seguí bajando poco a poco mis besos hasta llegar a su boxer. Le besaba suavemente su rico miembro sin sacarlo de su boxer y poco a poco empezó a ponerse duro hasta que por fin estaba completamente erecto. La tela de su boxer poco a poco se empezó a sentir mojadita y por fin llegó el momento de conocer ese pedazo de carne. Le quité el boxer para tener ante mis ojos ese pene duro y largo, me fascinó y le coloqué la mano alrededor y suavemente comencé a masturbarlo muuuuy lentamente. Era hermoso ver cómo su prepucio se movía hacia abajo. Le pasé la lengua por el hoyito de miembro, era un sabor riquísimo. No aguanté mucho y comencé a mamárselo como un becerro hambriento mientras con la mano le acariciaba los testículos. Cuando presentí que iba a eyacular, le dejé de hacer el oral y comencé a lamberle desde los testículos hasta la punta de si rico miembro.
Cuando sentí que se le bajaba un poco lo excitado, nuevamente volví a mamárcelo, comencé lentamente y poco a poco iba acelerando mi mamada. Trataba de tragarme todo su pene, sentía como me topaba la garganta. Así estuve unos pocos minutos porque nuevamente sentí que iba a llegar a su orgasmo, poco antes de que eyaculara rápidamente me quité la tanga y me acomodé arriba de él, quería cabalgarlo. Como él ya estaba tan excitado no puso ningún reparo en sentarme arriba de él, y poco a poco me fui metiendo ese gran miembro en mi ano. Fue algo sumamente rico, sentía la punta llena de saliva y poco líquido preseminal. Estaba calientito y me lo fui comiendo con mi colita. No tarde mucho en estar completamente penetrada por él. Me gustaba la rigidez y lo lubricado que estaba. Comencé a moverme hacia arriba y abajo, estaba por fin gozándome a aquel hombre con quien muchas veces me había masturbado. Yo le miraba la cara y notaba lo rico que sentía, y eso más me volvía loco. Le pregunté si le gustaba, a lo cual respondió que sí, y que no parara. Me dijo que me quería eyacular en la cara, pero no lo dejé, le dije que quería que eyaculara adentro de mí, quería sentirme toda una hembra.
Cuando sentía que iba a querer eyacular, me detenía unos segundos para evitar que se viniera, y cuando presentía que ya se calmaba un poco, volvía a moverme hacia arriba y hacia abajo muuuuy lentamente. Así estuve unos 15 minutos jugando con él hasta que me rogó pidiendo por favor que ya lo dejara terminar. Y bueno le cumplí, hasta que eyaculó adentro de mí. Entonces me detuve y traté de meterme todo miembro en mi rico ano, lo más que pude. Sentí la contracción de su cuerpo cuando llegó al orgasmo, sentí como se contraía su pene y sentí su chorro de semen abundante y calientito. No me bajé de él, ahora me movía nuevamente y ahora sentía más rico como se resbalaba su tronco en mi ano. Su semen se me salía de la cola y le escurría por su miembro hasta sus testículos. Por fin me quité de arriba de él, le chupé y limpié su jugoso semen de su pene. Se me hacían como ligas de su miembro a mi lengua.
Terminé de limpiárselo y se levantó para ducharse. Solo le pedí que antes de irse me dejara verlo bañarse en la regadera. Acerqué una silla al baño y me senté frente a él. No podía negar que esta súper excitada al verlo bañarse, así que comencé a masturbarme delante de el. Me imagino que eso le gustó porque cerró a la regadera y comenzó a masturbarse delante de mi. Yo terminé primero, me brincó semen al pecho y mis medias. Cuando me vio que eyaculé, él terminó en seguida. Me hacer qué a su riquísimo pene y se lo volví a mamar para limpiárselo, me lo metí hasta la garganta.
Terminado eso, siguó bañándose. Yo me cambié y me fui del cuarto. Me fui con su aroma en mi ano, en la boca y en la cara.
Seguimos intercambiando correos y recordando aquella cita maravillosa.
Luego les platicaré lo que hicimos en otra ocasión con una prostituta.
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