Sexo en la playa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
DIA DE PLAYA.
Esa mañana llegue temprano a la costa, y me instale; acomode mis cosas, puse la toalla sobre la arena, y la mochila debajo del tronco de un mangle copado de hojas que me protegía del sol, y formaba además un excelente lugar donde recostarme.
El olor del mar me gusta y me excita, y enseguida me quite la ropa y me puse un short muy corto, de color rojo y tela muy suave. Saque la crema solar y me la puse por todo el cuerpo porque tengo la piel muy blanca y el sol, muy fuerte, me puede lastimar. Listo al fin me tendí sobre el tronco de mangle muy cómodamente, boca arriba, los pies levantados, de tal manera que si alguien pasaba frente al lugar donde yo estaba podía ver sin mucha dificultad, a causa de lo pequeño y suave del short, mi culito peludo. No tardo mucho tiempo para que algunos comenzaran a merodear por la playa, tempraneros como yo, por una u otra razón, y enseguida cayeron en la cuenta de lo que se podía ver. Era evidente que iban y volvían, despacio, mirando, unos discretamente y otros al descaro; uno de ellos acabo por acercarse, y saco conversación: que si era temprano y el mar estaba bueno para darse un baño, que si el sol ya picaba, y luego dijo que si no me importaba si se sentaba junto a mi, porque era el sitio donde habia sombra. Le dije que no, que no habia problemas, y me moví de tal modo que la vista de mi culo se hizo aun mayor; el tipo se sentó en el suelo, muy cerca de mi, de tal modo que su vista quedaba justo frente a lo que intentaba ver. Yo me hice el que dormitaba, y entrecerré los ojos, mientras el se safaba el pantalón y sacaba su polla; era gorda y roja, y comenzó a moverla mientras miraba mi culo. Los otros seguían merodeando, contemplando ahora el doble espectáculo, y deseando participar de alguna manera. Yo hice como que algo me habia picado y me levante de repente, comencé a revisarme, y luego me quite el short, quedándome totalmente desnudo, y volviéndome al tipo le digo: algo me ha picado, quieres mirarme a ver, fue fuerte, y vuelvo las nalgas hacia el. Su reacción, primero, es de sorpresa, pero luego no se corta y me pide que me acerque más para mirar.
No demora mucho en pasar sus manos, ásperas y grandes, por mi piel, y me dice: no se ve nada, aunque espera, déjame ver….inclínate hacia delante; yo lo hago, abriendo un poco las piernas de modo que mi culo quede completamente ante su cara. Ya ahí no se puede contener mas y me dice: Voy a comerte el culo, y le digo que si, que lo haga. Abre aun más mis nalgas con sus manos, y siento su lengua tratando de entrar en mi agujero, y la saliva humedeciéndolo todo.
Empiezo a gemir, y noto que algunos de los que merodean se acercan mas a donde estamos. Me pide que si me dejo singar, y me hago el duro diciéndole que no, que eso no, pero de tal modo que se nota que estoy loco porque me lo haga. Se pone de pie y me empuja contra el tronco del mangle, y me dice con autoridad que me incline y abra las piernas, y yo sigo diciendo que no, pero obedezco.
Enseguida siento la cabeza de su pinga en mi agujero, y el forcejeo, pero la tiene muy dura y enseguida consigue entrar; me duele, gimo, me resisto un poco, pero el tiene mi cintura agarrada entre sus manos y me atrae sobre si, clavándome hasta los huevos. Esta tan caliente que no tardo en sentir el chorro de leche en el culo, y luego correrme entre las piernas; el tipo me abraza mientras se corre y luego me besa en el cuello, y saca su polla chorreando leche , camina hasta el mar y se lava un poco y luego se aleja por el litoral.
Yo, sin limpiarme, vuelvo a acostarme sobre el tronco de mangle, ahora boca abajo y totalmente desnudo; un negro viejo se acerca al sitio donde estoy, lo conozco de otras ocasiones, y mientras acaricia mis nalgas me pregunta: ¿te gustó?, le digo que si; ¿tenia una buena pinga? Muy buena, le contesto. Tienes el culo lleno de leche, me dice, eres un loco, un día de estos te van a preñar. Me río, y el mete uno de sus dedos en mi culo, y dice: ¡Que rico! Luego se va soltando el pantalón y me dice:
¿Quieres chupármela un poquito? Le digo que si, y en la misma posición en que me encuentro le saco el rabo y empiezo a chupar; no lo tiene muy parado, y sabe a orina y leche rancia, pero la cabeza es grande y redonda, y me gusta. Su dedo sigue en mi agujero, pero lo hace con suavidad y me proporciona placer. Luego de un rato me dice: ¿Quieres que busque a alguien para que te singue? Le pregunto: ¿Te gustaría ver como me cogen el culo otra vez? Dice que si, y entonces le digo que mire a ver si encuentra alguien por los alrededores, aunque puedo ver que hay varios cerca, mirándonos.
El sale a buscar y yo me quedo acostado en mi lugar; estoy muy excitado, y con deseos de mas. Hay un chico oculto entre la vegetación, muy cerca, que no ha dejado de observarme desde hace buen rato; es rubio teñido, fuertecito, no pasa de los 20 años. Le hago señas de que se acerque, y viene hacia donde estoy; tiene un pulóver amarillo con la imagen del Che, pero esta desnudo de la cintura para abajo, y trae una mochila pequeña en las manos. Su piel esta quemada por el sol, y un vello fino y claro le cubre la ingle, el pecho y los brazos; me gusta mucho, y le digo: ¿Qué quieres hacer? Me dice: Cogerte el culo… ven, ponte de pie. Me levanto, y el me dice que me ponga en cuatro y me abra las nalgas; tiene una pinga no muy grande, y flaca, con una cabecita roja que es una delicia, pero el no quiere perder el tiempo, y busca meterla pronto en mi culo, sin dilaciones.
No le hago esperar, y me dispongo tal y como me lo ha pedido, y en pocos segundos ya tengo su pinga adentro, moviéndose con fuerza, chapoteando en la leche de la follada anterior. Se mueve muy rico y a pesar de no tenerla muy grande me esta dando mucho placer; con sus dedos me aprieta las tetas, o me muerde la espalda con fuerzas, y yo vuelvo a gemir otra vez como hace un rato, pero esta vez estoy mucho mas caliente. El muchacho me dice: No vayas a correrte, no te apures, que te quiero gozar bien.
En eso aparece el negro viejo con un acompañante: otro negro de mediana edad, algo grueso, que viene sin camisa; cuando ve la situación le dice al viejo: Ya se nos adelantaron; pero es el muchacho que me esta cogiendo el que le contesta: este es una puta, no se conforma nunca; ven, ponlo a mamar y después se la metes tu también. El negro no se hace de rogar, y se saca un cipote gordo y prieto que pone de inmediato entre mis labios; pienso que cuando esto entre en mi culo si voy a gritar, porque apenas me cabe en la boca. El chico se pone aun mas excitado con esto y sigue dándome golpes de polla, mientras que el negro viejo se ha sentado cerca con su rabo en la mano, masturbándose mientras estos se dan gusto conmigo.
Luego de un buen rato en el que gimo, suspiro y casi me ahogo, el chico le dice al negro que si quiere cambiar, y este no se hace de rogar. Viene a mi boca la pinga del chico, con sabor a culo, y el negro abre mis nalgas con una mano, mientras con la otra acomoda su cipote y empuja sin compasión. Como lo habia pensado, tengo que gritar, porque el dolor me paraliza las piernas, pero el pone su manota en mi boca y aprieta, mientras empuja aun mas adentro su rabo negro. El chico explota en mi boca, aun mas excitado por la situación, y el chorro de leche casi me ahoga; trago un poco y otro poco sale por las comisuras de mis labios. Llorando casi a causa del dolor en el culo, recibo también la leche del negro viejo en mi cara, mientras que la barra caliente que tengo clavada adentro provoca una sensación indescriptible; es como si me hubieran abierto un agujero enorme entre las nalgas, como si algo me quemara, algo que sigue dentro de mi, moviéndose acompasadamente, sin descanso. Aunque se han corrido, los otros dos no dejan de disfrutar el espectáculo, y manifiestan su asombro ante la tremenda clavada que me estan dando; yo pido por favor, que ya termine, y en eso el negro lanza un estertor, y me clava mas hondo aun; mi grito se confunde con su grito, y algo caliente me inunda; cuando siento salir la enorme polla de mi culo, el chico dice: cojones, le partiste el culo de verdad, esta echando sangre.
El negro se limpia su cipote con un pañuelo que saca del bolsillo, y luego se aleja sin dirigirme una mirada. Los otros comentan que ha sido algo único lo que han visto, y luego se alejan también, mientras yo me dejo caer sobre la toalla que esta en el suelo. Estoy oliendo a muchas cosas, a sudor de negro, a leche, a culo, y el culo me arde; pero mi pinga esta dura aun porque no me he corrido. Saco una botella de agua de la mochila y me lavo un poco; la sangre no es mucha, tal vez de uno de los pliegues del culo que ha cedido ante las embestidas del animal que tenia el negro entre las piernas. Luego me acuesto boca abajo sobre la toalla y cierro los ojos, porque la función matutina me ha extenuado.
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