Sexo en la tribu
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Caradura22.
Soy Ángel y tengo 27 años.
Mi vida es de lo más normal.
Trabajo en una oficina y mi tiempo libre lo dedico a hacer deporte, leer y muy de vez en cuando quedo con chicos.
Últimamente estaba muy estresado por la cantidad de trabajo que tenía, así que como hacía mucho que no cogía vacaciones, planee irme una semana de exploración con un grupo a una selva americana.
Fueron varias horas de vuelo, pero ya podía ver por la ventanilla como el avión descendía hacia el aeropuerto.
Cuando bajamos del avión el guía que viajaba con nosotros nos acompaño hacia el autobús que el hotel donde nos íbamos a hospedar nos tenía preparado.
Tras otras largas horas de viaje por caminos llegamos por fin al hotel.
Era un hotel muy sencillo, pero tenía mucho encanto.
Después de registrarnos y darnos las habitaciones, me dirigí hacia la mía para descansar, ya que estaba cansadísimo y al día siguiente nos íbamos de excursión para adentrarnos en la selva.
Me despertaron unos golpes en la puerta.
-Ya es de día, y pronto partiremos con el grupo.
Se escuchaba decir al guía tras la puerta.
Me levante, me di una ducha rápida y fui a desayunar con el resto del grupo antes de irnos.
A las nueve nos fuimos, para ver si podíamos ver algún animal interesante.
El camino era largo y hacia bastante calor, así que en esos momentos agradecía hacer deporte muy a menudo.
Solía hacer natación así que tengo una espalda ancha y fuerte, y también practico algo de futbol por lo que tengo buenos gemelos y piernas y eso sin contar con mis abdominales.
Llegamos a trecho donde nos detuvimos a ver una pantera que descansaba en una rama, así que aproveche para sacar unas fotos.
Me quede un poco despistado y cuando quise darme cuenta el grupo ya no estaba.
Empecé a andar para ver si los encontraba, pero no había ni rastro de ellos.
Además no tenía cobertura en el móvil.
-¡No me lo puedo creer, me he perdido! Exclame para mí mismo.
Seguí por un sendero, pero la zona era diferente, había mucha más vegetación y los arboles no dejaban pasar tanto la luz.
Me detuve sobre una roca para descansar y beber un poco de agua.
Cuando alce la vista vi delante de mí a un hombre en taparrabos.
Parecía joven, de unos 29 años.
Media 1,70 más o menos y se le veía fuerte, estaba bien musculado y tenía unos abdominales que cualquiera envidiaría.
También llevaba el cuerpo pintado y una lanza.
De hecho no estaba solo había unos cuatro mas como él a mi alrededor, de repente uno me agarro por detrás y me ato por las manos.
Me encontraba caminando por un camino siguiendo a estos cinco hombres.
No sabía que iban a hacer conmigo, pero no podía parar de fijarme en sus cuerpos y en lo sexys que se les veía con esos taparrabos.
Al cabo de un rato llegamos a un gran claro, donde se veía una especie de aldea con varias chozas hechas con grandes ramas y cubiertas por hojas.
Allí me entregaron a unos muchachos de unos 20 años que iban vestidos iguales que ellos, pero sin pintura y les dijeron algo en un idioma que no podía comprender.
Estos muchachos me llevaron a una de las chozas y me desnudaron, me metieron en una especie de bañera y me lavaron bien.
No sabía si estaba asustado o me estaba dando morbo.
Cuando me lavaron, me afeitaron todo el cuerpo, me rociaron con una especie de aceite que olía muy bien y me pusieron también un taparrabos que parecía de otro material al de los que llevaban ellos.
En ese instante dos de los hombres que me habían traído me sacaron de la choza y me llevaron a la que parecía más grande.
En esta choza había otro hombre sentado en una gran silla tallada en madera.
Este hombre era un poco diferente a los demás, se veía más alto y grande.
Debía de medir 1,80 por lo menos y era el que más musculado estaba.
Tenía unos pectorales impresionantes en los que tenia pintados unas rayas blancas al igual que en los brazos, los cuales eran fuertes y grandes.
Tenía unos abdominales bien definidos y duros, de los que se pueden rayar queso en ellos y estaba completamente depilado, lo que hacía que se vieran perfectos.
Iba vestido con un taparrabos, pero este era de otro color y llevaba unas pulseras y un collar de algún tipo de metal.
Debía de ser el líder.
A su lado, de pie, había otro hombre igual a los que me habían bañado.
-Hola.
Me dijo el hombre que estaba de pie en mi idioma.
– Estas en el poblado de la tribu Koakti.
-Hola.
Le respondí.
– ¿Por qué me habéis vestido así?
-Es la vestimenta de los prisioneros.
Me respondió.
-¿Soy vuestro prisionero?- le pregunte.
-Sí, te hemos hecho prisionero porque está prohibido entrar en nuestro territorio sin permiso.
-Pero me he perdido, iba con un grupo y me despiste, solo estaba buscándolos.
-No hay excusas, ahora deberás ganarte el favor de nuestro líder si quieres permanecer aquí.
En ese momento los dos hombres que entraron conmigo me quitaron el taparrabos dejándome totalmente desnudo y se marcharon de la choza.
El hombre que estaba de pie se acerco con un cuenco de madera con varios trocitos de fruta de un intenso color rojo.
-¡Come! Me ordenó.
-¿Qué es esto? Pregunte.
-Es fruta típica de nuestro poblado.
Sin fiarme mucho cogí un trozo y me lo comí.
Tras esto el hombre salió con el cuenco de la choza.
No sé qué clase de fruta era esta, pero no hacía más de un minuto que me la había comido y empecé a sentirme muy excitado y se me puso el rabo duro como una piedra, debía de ser afrodisiaca.
De pronto el líder también tomo un trozo de fruta de otro bol que había junto a él, se quito su taparrabos y dejo al descubierto una polla gigantesca.
Nunca había visto nada igual, debía de medir 22 cm cuando se empalmo.
Al instante me hizo signos de que me acercara con la mano.
Me acerque sin dudarlo mucho, necesitaba probar esa polla fuese como fuese.
Me arrodille delante de él y empecé a lamérsela desde los huevos hasta la punta del capullo.
Estaba deliciosa, cuanto más la probaba mas quería.
Me estaba poniendo eufórico, así que decidí que era el momento de tragármela y empecé a chupársela.
Al principio me costó un poco pero finalmente me la trague entera.
De vez en cuando miraba su cara y el ponía un rostro de absoluto placer.
Cuando ya llevaba un buen rato chupándosela me levante y me senté sobre su polla mientras el aun seguía sentado.
Pensaba que no me iba a entrar entera, pero me culo estaba ansioso de tragársela toda y cuando entro sentí un placer que recorrió todo mi cuerpo.
Me agarro con sus fuertes manos por el culo, y yo puse las mías en sus pectorales.
Empecé a cabalgar sobre ese rabo mientras que mi polla, que media 19 cm, rozaba con sus abdominales.
Estábamos besándonos, sus besos sabían muy bien, todavía podía notar el sabor delicioso de la fruta que habíamos tomado, así que me emplee a fondo con su boca.
Esto le gusto mucho porque empezó a embestirme con fuerza mientras yo lo cabalgaba y mi polla empezó a latir con mucha fuerza por el roce con sus abdominales.
Los dos estábamos empapados en sudor, las marcas de su pecho se habían borrado por el tacto con mis manos y el sudor, y yo estaba experimentando el mayor placer que nunca había sentido.
Ya no podía aguantar más, mi polla disparo unos potentes chorros de semen que le llegaron hasta la cara y recubrieron todo su pecho.
Enseguida se volvió loco y se levanto cogiéndome en brazos y follandome salvajemente mientras yo me agarraba a sus hombros y espalda.
Podía sentir la fuerza de aquel animal mientras me envestía y sumado al roce con su pecho lleno de mi semen me estaba haciendo vibrar de placer, lo que hizo que me volviera a correr una vez más.
El siguió besándome y embistiéndome con fuerza y yo deseaba que no parara, hasta que al final empezó a gritar de puro placer y me lleno las entrañas de semen.
Cuando me aparte volví a ponerme de rodillas para limpiarle el resto de semen que le quedaba en la polla y los huevos mientras mi culo aun palpitaba por los 22cm que había tenido dentro.
Hasta que no se la limpie entera no me dejo levantarme.
Al terminar volvieron a entrar los dos guardas que me habían traído, me llevaron a que me bañaran otra vez para quitarme el sudor y me llevaron a otra choza para que descansara.
Estaba agotadísimo por el día tan largo que había tenido y me dormí pronto, pero algo me decía que no me dejarían salir tan fácilmente de aquel poblado.
Continuara…
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