Sexo fuerte en la iglesia con chico parte III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ya era costumbre mía asistir todos los sábados temprano a la Iglesia con la finalidad de cogerme a aquel pequeño chico delgado de diez año antes de que recibiera su clase de catequesis, pero esta vez quería llevármelo al baño.
Me senté en la misma banca de siempre, todo era silencio, solo un grupo de mujeres que rezaban el rosario al frente de la iglesia en las primeras bancas, entonces lo vi, venía entrando mi pequeño chico, quien se despidió de beso de su papá y de su mamá, luego se dirigió hacia mi y me saludó, entonces le dije que fuéramos al baño y así lo hicimos.
Para ir al baño había que salir por una puerta lateral que llevaba a un patio con jardines y rodeado de un corredor con varias puertas, una de ellas llevaba al sanitario, por la hora, claro, era muy difícil que alguien llegara así que decidí aprovechar.
Entramos a uno de los cúbiculos, tomé al chico de las nalgas y lo levanté y lo besé apasionadamente mientras le apachaba las nalgas, le metía la lengua hasta la garganta, luego lo bajé y le quité la camisa, le besé su pequeño cuerpo delicado, era blanquito y delgado, podía verle unas cuantas costillas, tenía un rosario pero este no se lo quité, me provocaba morbo follarlo con el rosario puesto, le lamí las tetillas y las axilas luego le quité el pantalón, los zapatos y los calcetines, estaba completamente desnudo, le chupé su pequeño pene, era muy pequeño y delgado que de un solo bocado me lo llevé a la boca con todo y sus pelotas, mientras le metía mis dedos por atrás.
Luego me quité toda la ropa, le dije que se hincara y le metí la verga, la cual era grande y sumamente gruesa, por la boca a la fuerza, le tomé de los cabellos con fuerza y le obligaba a tragarla toda, empecé a violarle la boca con tanta fuerza que su cara chocaba fuertemente con mi abdomen, le metía toda la verga a la fuerza y presionaba su cabeza para abajo para que se ahogara y luego le jalaba su cabeza del pelo para sacarla verga, de vez en cuando sacaba mi verga de su boca y le golpeaba la cara fuertemente con mi verga, le decía que era mi pequeña putita sabrosa, me encataba el sonido que provocaba mi verga pegando en su carita.
entonces lo puse en cuatro como perra, su carita quedó frente al retrete abierto y yo estaba atrás pegado a la puerta, le tomé del cabello con fuerza y empecé a meterle la verga hasta el fondo, no le lubriqué, le iba abriendo el agujero poco a poco hasta que había entrado toda, empecé a darle con fuerza, mi pelvis chocaba frenéticamente con sus pequeñas nalgas, mientras le jalaba el cabello con mucha fuerza con las dos manos, tan fuerte que el chico terminaba arqueado viendo hacia el techo del baño, podía ver su rostro, el chico realmente estaba sufriendo, sus gestos de dolor eran grandes, aunque jamás hizo ruido, pero si lloraba, veía caer sus lágrimas, entonces empecé a darle mas fuerte, quería destrozarle el culito, le sacaba mi verga y luego se la metía de un solo hasta el fondo, lo hice varías veces.
Luego bajé la tapa del retrete y me senté en la tapa, puse al chico sentado sobre mi, viéndonos cara a cara y poco a poco lo iba bajando sobre mi enorme verga hasta que había entrado por completo entonces lo tomé de la cintura y lo empecé a mover hacia arriba y abajo con mis dos manos mientras yo también hacia un movimiento de pelvis para penetrarlo fuerte y rápido, mientras el chiquillo brincaba sobre mi frenéticamente, veía su cabello brincar junto con el y como el rosario pegaba en todos lados, le decía que era mi putita y que estaba rico y le daba lo mas fuerte que podía, le escupía en la cara una y otra vez, el chico se retorcía entre dolor y placer y abría su boquita para gritar, pero no gritaba entonces iba a acabar y lo puse de rodillas y como siempre le llene toda su carita y cabello de mi rica leche, mi semen escurría y caía al pecho del chico y el rosario temirnó lleno de mi leche.
Luego le metí la verga a la fuerza por la boca para que la llimpiara, pero yo estaba sumamente exitado esa vez, así que como pude lo medio recosté boca arriba sobre el retrete y sin limpiarle la cara llena de mi leche empecé a follarlo de nuevo, su cabeza estaba recostada sobre el tanque del retrete y su culito quedaba al aire, la espalda estaba levemente sobre la tapa del retrete, sus piernas estaban totalmente abiertas, yo estaba hincado tomándolo de la cintura, continué con la follada, podía ver como el semen que tenía en su carita y pecho empezaba a rodar y caer en gotas grandes y espesas al suelo, el rosario lleno de leche se movía escandalosamente yo lo follaba cada vez mas fuerte y sin piedad, yo sudaba exageradamente y mi sudor caía sobre el cuerpecito del chico, hasta que terminé acabando dentro de su culito, pude sentir los chorros de leche llenándolo por dentro, mientras le veía su hermosa carita llena de dolor y satisfacción, cerraba los ojos con fuerza y se retorcía.
Entonces saqué mi verga, usé los calcetines y calzoncillo del chico para limpiarnos el sudor y el semen, luego se los puse así mojados, le vestí y lo besé, pude notar que estaba agitado y cansado, así que esperamos un rato y cuando ya estabamos mejor, nos despedimos, el chiquillo fue a recibir su catequesis y yo me retiré a mi casa a esperar el próximos sábado
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