Sí mi General!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Eran las 5:00 am, ya nos encontrábamos mis compañeros de habitación y el resto de los soldados en fila para comenzar la prueba de aptitud física grupal, aquí nos evaluavan el trabajo en equipo, la resistencia física, la capacidad de desenvolvernos de manera eficiente en el campo, y como acatabamos las ordenes. El día anterior habíamos tenido una larga prueba de conocimiento, que valía el 30% del evaluativo.
Para llegar a cabo debíamos poder cumplir con varias obligaciones
– reconocer las armas, saber armarlas y desarmarlas.
-conocer como leer mapas.
-hacer ciertas figuras en orden cerrado.
-poder atavezar un gampo de guerra diseñado especialmente con obstáculos para medir nuestras capacidades.
A las 5 30. En punto comenzó el peloton a trotar, a las 7 habíamos terminado el recorrido, desayunabamos y nos caminábamos la ropa para estar a las 8 en el campo de entrenamiento. Este consistía en paredes de escalar, carreras, sogas, obstáculos, barro y una docena de ejercicios que podían realizarse, allí estuvimos todos hasta las 12. En ese momento emprendimos la retirada al almuerzo, luego la prueba de tiro, hasta las 4 y por último la prueba de arme y desarme de las armas.
Bajo una carpa estábamos 30 soldados con una mesa al frente y al menos 6 tipos de armas que debíamos armar y desarmar, cuando estaba armando una pistola semiautomática se acerca a mi lugar drenajes trabajo un teniente con una nota. Termine lo que estaba haciendo rápidamente y procedi a leer la nota
"Cabo Rodríguez presentese en mi oficina a las 8 pm -General Gutiérrez
Algo debía pasar, es urgente cuando te llamaban a las oficinas de los oficiales de altos rangos, comencé a preocuparme.
Al terminar las pruebas fuimos a las duchas, me causaba un poco de pudor estar rodeado de cuerpos con músculos desarrollados, bañados en sudor o jabón, no era raro encontrar una erección entre esas siluetas, que con constancia eran motivo de burla para los oficiales mayores.
A las 8 en punto tocaba la puerta del general, el mismo abrió la puerta y la cerro detrás de mi en cuanto pase.
-Buenas noches cabo.
-Buenas noches teniente general señor.- dije en el tono más seguro que pude encontrar al tiempo que saludaba con la mano en la frente.
-descanse.- me ordenó – siéntese por favor.
Me senté frente al escritorio de caoba que decoraba la amplia oficina que se veía imponente con sus muebles de madera, piso de alfombra y decoración bastante lujosa.
-Sabe por que lo he llamado aquí cabo Rodríguez?
-No señor.
-tenemos dudas acerca de sus pruebas de resistencia física. Y he ordenado específicamente que usted sea traído ante mi para evaluarlo personalmente.- me decía desde el otro lado del escritorio con los codos sobre este y las manos juntas con los dedos entrelazados.
-sí señor, sólo dígame cuando.
-Ya mismo cabo, para que perder más tiempo.
Palideci en ese momento, estaba agotado con todo el entrenamiento del día, no podría soportar mucha más presión en mi cuerpo pero debía hacer todo lo posible sí quería mantener mi puesto dentro del ejército.
-De pie soldado.- ordenó, me levante lo más rápida y erguidamente posible, hizo un semicirulo a mi alrededor como mirándome de distintos ángulos.
-Firme.
Cerré mis piernas y coloque mis manos a nivel de mis caderas.
Se acerco más y me tocó el hombro y el brazo, rozandolo con sus dedos en un gesto casi invisible.
– A discreción.
Puse un pie delante del otro y espere por la próxima orden.
Se puso en cunclillas detrás de mi, Metió su mano entre mis rodillas como para medir la separación y la subió con cierta lentitud hasta llegar a mi entrepierna, donde palmeo para que separar un poco más las piernas. Cuando retiro la mano su dedo gordo rozo mis bolas y mi pene. Cuando se levanto lo tenía tan cerca que pude sentir su miembro rozar mis nalgas.
-debe mejorar su posición cabo.- me dijo por detrás del oído con una voz firme que comenzó a exitarme.
Colocó sus manos en mis hombros como sí fuera hacerme un masaje.
-Debe relajar un poco sus músculos cabo, o no podrá mantener esa posición por mucho tiempo.
Sus manos verdaderamente ayudaron un poco con la tensión que sentía, por eso cuando las despego de mi fue como un vacío.
Ahora se colocó delante de mi apoyado ligeramente sobre el escritorio, me miraba fijamente, en este momento pude ver que su edad no tan mayor como pensaba rodeaba los 40 años, pero tenía un músculos cuerpo de piel clara, y bien formado gracias al riguroso entrenamiento del ejército. Sus ojos claros parecían atravesarme intentando encontrar mi punto débil.
Entonces estiro su brazo y de un tirón abrió el suéter que tenía puesto dejando al aire mis abdiomimales definidos, comenzó a tocarlos de arriba hacia abajo como embelezado, y tan pronto como comenzó se detuvo.
-Los entrenamientos parecen funcionar.-dijo -. Ahora al suelo 30. Flexiones.
Me puse en posición y comencé, el caminaba alrededor de mi como intentando verme desde todos los ángulos, de repente se colocó encima de mi.
Un pie a cada lado de mi cuerpo mientras yo hacia flexiones, me tomo de la cintura y me levanto hasta dejar bien bien embutido su pene contra mis nalgas, lo sentí bien caliente y duro.
-Debe subir más sus caderas cabo. Así-. Dijo mientras hacia me empujaba hacia arriba y abajo pata "ayudarme" con mi flexion. .- Así es, muy bien, otra vez.- y lo repitió otras dos veces, asegurándose que su pene quedará bien colocado entre mis nalgas. El mono que llevaba puesto era de tela delgada entonces sentía muy bien cada centímetro de el. La situación me tenía ya bastante caliente, sólo podía pensar en una cosa, y sí la situación continuaba así, podía llegar a pasar
– continúe cabo.- me dijo separadose rápidamente de mi, cosa que me decepcionó y arruino la esperanza que crecía en mi de un poco de placer, se alejó hasta la puerta mientras yo lo miraba desde mis rodillas, todo había acabado y me iría, o eso pensé hasta que escuché el pasador de la puerta, se volteó y vino rápidamente hacia mi, me miro en mi posición y comenzó a sobar su pene por encima del pantalón.
-la prueba acaba de empezar.
Se saco su pene de unos 20 cm ya erecto, era grueso como 4 o 5 cm, y se empezó a masturbar, lentamente se tocaba desde la punta del pene hasta la raíz. Luego se acerco más a mi y golpeó mi cara con el.
-esta preparado cabo?
-sí mi general!- respondi.
Entonces me agarró bruscamente la cabeza y me enterro el pene hasta la garganta, comenzó un mete saca al principio rápido, pero que después se convirtió en un lento movimiento donde el disfrutaba más, me lo saqué de la boca y lo tomé con mis manos haciendo círculos con mi pulgar en su glande mientras lo miraba a los ojos, comencé a masturbarlo y a darle besos, ese pene era mío en ese momento mío, lo tendría en mis manos en mi boca y donde quisiera estar, era mi majar y lo disfrutaria al máximo, lo metí en mi boca de nuevo cerrando los ojos lamiendo cada centímetro, agarré al general de las nalgas y lo acerque más a mi al tiempo que se las apretaba, saqué su pene y comencé a chuparle las bolas mientras lo masturbaba, de repente me agarró de los hombros y me la metió en la boca y empezó a moverse rápidamente, en unos segundos había terminado, me trague toda su leche como sí fuera la medicina que necesitaba. Lami todo su pene hasta dejarlo limpio y se separó de mi. Me tomo debajo de las axilas y me levanto, cuando estuve de pie, comenzó a quitarme el suéter y luego el pantalón, cuando quedé en boxers mi miembro hacia un bulto bastante grande, el saber que me iba a meter su de nuevo erecto pene por el culo me ponía a mil.
Pero fue mi sorpresa cuando metió su mano dentro de el y me acaricio el pene, y comenzó a masturbarme lentamente, como sí me hiciera una caricia, se acerco a mi y beso mi pecho, mis pesones, lamio mis abdominales definidos hasta que llegó a mi miembro, se arrodillo y dijo.
– Culeame la boca cabo.
Esto casi me hace correr, se la metí hasta la garganta casi provocando arqueadas, comencé a culearlo tan rápido que no sabía sí podía respirar, pero como no se quejaba yo seguía en mi faena, su boca era caliente y suave, su lengua tomaba la forma de mi pene y cuando lo sacaba lamia en círculos la punta de el. Saqué mi pene de su boca y comencé a golperarlo con el, como sí con eso lo castigará por toda la presión del día de la prueba, y lo dejara como niño sin caramelo, cuando vi que sus manos se clavaban en mis piernas como pidiendo por más, entonces se la metí, y me lo cogí por la boca por un largo rato, mi respiración estaba muy agitada pero intentaba controlarme para no terminar y disfrutar más de cogerme a mi general. Cuando finlamenté me vine me corrí con varios chorros que quedaron algunos goteando de sus labios, se paro me abrazo de la cintura restregando su pene contra el mío pues teníamos la misma altura, y comenzó a besarme, gracias a esto pude probar mi leche de sus labios, se que esto el lo hacia con esa intención, su lengua luchaba contra la mía por dominar, lo tomé de la cara y comencé a besarlo más profunda y dominantemente, cogí su pene con mi mano y comencé a masturbarlo.
Se separó un poco de mi y colocó sus brazos sobre el escritorio apollandose en ellos con las piernas abiertas mostrandome toddy su culo, redondo grande y duro.
-No aguanto más, partame el culo ya Rodríguez! Partamelo de una vez!
-Pero yo también quiero general-. le dije. Hizo una mueca de desesperación y luego se movió rápidamente hacia una caja fuerte que tenía oculta en la pared, la abrió y para mi sorpresa saco dos vibradores bastante grandes que se movían, junto con un potesito de lubricantes se colocó detrás de mi, con sus dedos llenos de ese gel y los deslizo a lo largo de mi raja mientras mordi mi oreja, esto me hizo gemir como un crio, me empujo levemente hacia adelante y colocó una mano debajo de mi, soportandome desde mi abdomen, y comenzó a deslizar el vibrador.
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