Siempre duele.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hoy les traigo un relato de lo sucedido en un encuentro que tuve con un familiar de unos amigos de mi infancia.
Hola soy Danm, ya tengo muchos relatos, pero este se trata más de dolor conjuntamente con placer.
Cuando tenía unos 14 años para una época de carnavales se celebraría un cumpleaños en la casa de unos vecinos, de los cuales, algunos éramos contemporáneos en edad. Lo cierto es que llegó la noche de la fiesta y comenzaron a llegar los invitados, entre ellos llegó una pareja con dos chicos, uno de 12 años y el otro de 14 años, ese chico se llamaba Andrés, nos conocimos y empezamos a jugar corríamos, jugábamos a las escondidas y otros juegos, como vivíamos en un cerro, habían callejones oscuros y de pronto Andrés se acerca a mí y me pide que lo acompañe a orinar, sin intención, pero con curiosidad le digo que me siga.
Nos fuimos a una parte medio oscura, pero clara lo suficiente para poder satisfacer mi curiosidad, nos sacamos nuestros miembros y comenzamos a orinar, yo veía el pene de Andrés, que era casi del tamaño del mío que para esa edad ya era bastante grande, pero la diferencia la hacía su grosor, era muy grueso, él se volteaba poco a poco para dejarme ver su herramienta.
Ya para ese momento yo estaba anonadado e impresionado por lo que veía y él me preguntó, te gusta lo que ves?, yo rápidamente le dije que era impresionante y me dijo, quieres tocarlo?, a lo que respondí afirmativamente, al sentir el calor de aquella arma mi pene se empalmó de inmediato, su pene era blanco, suave al tacto, se le sentían las venas y una pequeña grama de vellos púbicos, de pronto sentimos acercarse otros chicos del grupo y nos quedamos tranquilos. Yo pensaba para cuándo podría tocarlo de nuevo. Seguimos jugando y si lográbamos escondernos juntos él me lo rozaba por las nalgas y yo se lo tocaba de vez en cuando.
Al día siguiente nos invitaron a la playa porque la familia que venía del interior querían ir a nadar, estando allí hablamos, nos bañamos juntos, recorrimos la orilla de la playa y cuando nadie nos veía nos tocábamos ambos nuestros penes, nos metimos a bañar a la playa y cuando la marea se agitaba rozábamos uno contra otro, este juego se prolongó todo el tiempo que allí estuvimos sin que pasara a mayor.
Ya de regreso en horas de la tarde, quedamos de acuerdo para vernos en la noche para hablar, eso lo dijimos en voz alta para que lo escucharan los otros chicos y no nos prestaran atención. Después de la cena salí al encuentro de Andrés y nos sentamos cerca de unos árboles que estaban al lejanos de la vista de los otros chicos, allí hablamos de cuantas veces nos pajeábamos, si teníamos novias, si cogíamos a otros chicos, si cogíamos chicas, de tanto hablar nuestros penes estaban a punto de estallar y le sugerí a Andrés que fuéramos más a la quebrada para hacernos una paja.
Ya en un lugar donde nadie nos veía, nos sacamos nuestros penes y nos los tocamos mutuamente, nos masturbábamos uno al otro, yo ya no me aguantaba las ganas de comerme aquel enorme tronco y le sugerí que se hiciera la paja con mi culo y luego yo haría lo mismo, mi acompañante aceptó y me puse sobre una piedra grande que estaba en ese sitio y la que había usado ya para colocar a mis víctimas, ahora era yo la víctima, como estaba oscura la noche, él palpó hasta que encontró mi agujero y puso saliva suficiente y colocó la impresionante cabeza en mi hueco, al yo sentir el calor de su miembro, temblé y me estremecí, Andrés con mucho cuidado comenzó a meter su herramienta en mi culo y aunque no era mi primera vez, el grosor de aquel pene me estaba desgarrando mi culo, yo no hacía movimientos de rechazo, pero las lágrimas no tardaron en aparecer, cuando entró la cabeza sentí como mis carnes se rasgaban, ya era tarde para echarme atrás y aguanté como hombre. Andrés metió dentro de mí toda su arma, de tanto hacer presión para que entrara él quedó cansado y se recostó sobre mi espalda, nos quedamos así un buen rato, espacio de tiempo para que mi culo se acostumbrara al grosor de su mástil. Unos minutos después mi sodomizador comenzó a meter y sacar poco a poco su arma, al principio sentía ardor luego comencé a sentir un placer inmenso
Entraba y salía y yo disfrutaba de la cogida que me daba Andrés, sus huevos chocaban con mis nalgas y sonaban, y al comenzar a sentir que llegaría ese ruido era mayor y sus envestidas también, al cabo de unos minutos sentí la inundación en mis tripas de aquella leche caliente, el último empujón que hizo hacia dentro lo sentí en la garganta, Andrés se había descargado por completo y mi pene había eyaculado solito desde hacía mucho rato, al salir de mi culo sentí como cuando descorchan una botella y allí mismo me agaché para descargar todo lo que estaba en mis entrañas, leche, mierda, sangre, todo en una sola mezcla.
Me preguntó que si me la iba a hacer y le respondí que ya me la había hecho, nos arreglamos y salimos al árbol nuevamente para no despertar sospechas, el culo me dolía y lo sentía mojado, me excusé y fui al baño de mi casa y me senté en la poceta, lo que manchaba era pura sangre, aquella herramienta me había reventado por dentro, me lavé y salí nuevamente sin hacerle ningún comentario pasé varios días adolorido, pero satisfecho de haberme comido aquello.
Andrés y su familia regresaron el día lunes a su estado de origen y yo que con el recuerdo de su pene.
Jugando, jugando siempre se termina culiando. Un amigo me contó que a él se lo metió un primo mayor en un establo encima de la paja. Todo comenzó cuando veían culiar a los animales y quisieron hacer lo mismo. El juego era de vuelta y vuelta. Me gustó tu relato.