Sigo jugueteando con los albañiles.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La mañana del sábado del último dia de vacaciones de invierno, me las arreglé para conseguir permiso para toda la tarde, inventándole a mi madre que nos juntaríamos varios en la playa y que cuando ya se oscureciese, terminaríamos las vacaciones con una fogata.
Almorcé livianito, ayude con los platos y me dispuse a salir a buscar sexo del bueno y además entretenido.
Ya les dije en textos anteriores que el sexo me provocaba una sed que solo se apagaba con mas sexo.
Llegue a la construcción mas temprano de lo acordado y después de que el "monstruo" con una enorme y franca sonrisa me franqueara la puerta, me dirigí hacia uno de los montones de arena y me revolqué a conciencia llenando además mis tenis.
Eso era para no tener que dar mayores explicaciones en casa.
Cuando el monstruo" le preguntó para que hacía eso y yo le dijese el objetivo, lanzó una carcajada y abrazándome por la espalda me dijo que yo me las sabía todas; al mismo tiempo que aprovechando su abrazo se dio unos buenos refregones contra mi traserito.
La tarde empezaba bien y prometía aun mas.
Entramos abrazados al pañol donde nos esperaban el Capataz y su hijito.
Al fin conocería al crio ese y constataría por mi mismo si eran verdad todos sus atributos y capacidades.
Me acerque al Capataz quien estaba sentado viendo Tele en un aparato antiquísimo y le bese solamente en la mejilla.
Constaté que solo vestía una bata liviana y chanclas.
A su lado y medio recostado sobre el se encontraba el chico mas hermoso que yo haya visto nunca antes.
Delgadito, de piel morena, cabello negro ala de cuervo peinado estilo EMO y con unas facciones como para parar el sol.
Era la vívida imagen de Justin BIeber a los 10 años pero en este caso se diferenciaba solo por ser moreno.
Se incorporó y me dio la mano tímidamente y yo no pude menos que abrazarlo y darle un sonoro beso en una mejilla.
Yo soy 90 % pasivo desde los 10 años pero en ese momento se me despertó la fiera que todos llevamos dentro y me dije que debía culearme a esa preciosura a como diera lugar.
Tanto el Capataz como el "monstruo" se dieron cuenta de mis intenciones y soltando sendas carcajadas nos revolvieron el pelo a ambos a la vez que decían algo como "mire los cochinones parece que van a ser buenas amigas".
Inmediatamente ocurrido eso sonó un bocinazo en el exterior y el Capataz mandó al "monstruo" a abrir el portón de acceso ya que se aparecía en escena el Ingeniero Jefe de la Obra.
Sentí entrar una camioneta y el inequívoco sonido de las puertas que se cerraban y nos dejaban a todos en la intimidad.
Al sonido de voces varoniles entraron al pañol el "monstruo" y un tipazo muy guapo como de 25 – 30 años.
De casi 1,80 pelo claro ondulado, bigote poblado, anchas espaldas y una trasero firme y prepotente.
Vestía el típico pantalón de mezclilla, camisa escocesa y unos bototos manchados con cemento.
Se saludó de mano con el Capataz al mismo tiempo que refiriéndose a mi como el amiguito nuevo, me observaba de pies a cabeza muy serio.
Posterior a eso y mientras me tomaba de una mano, me hizo dar la vuelta como en un paso de ballet para sopesarme enterito.
Su expresión fue de aprobación al mismo tiempo que decía "tenían razón, esta bien rico el lolito".
Acto seguido el hijo del Capataz se abalanzó sobre el y abrazándolo como un Koala, le cubrió de besos lo que fue la tácita señal de que la "fiesta había comenzado".
El capataz me dijo por lo bajo que me fuera desnudando mientras el infante y el Ingeniero se sacaban la ropa hasta quedar completamente desnudos.
Mientras tanto yo que estaba acomodando mis ropas para que no se arrugaran en demasía, al volverme comprobé que el Ingeniero, el Capataz el "monstruo" y el hijito ya estaban completamente desnudos y el Ingeniero ya había tomado la iniciativa al recostarse en uno de los camastro echándose encima al niño para restregarse con el y calentar aun mas el ambiente.
Yo ni corto ni perezoso y con muchas ganas de demostrar mis capacidades de puto adolecente y que podía opacar la belleza del infante, me tendí de espaldas sobre la mesa del comedor hasta dejar que mi cabeza colgase libremente por el borde de la cubierta.
Me acomodé doblando un poco mis rodillas y mientras le hacía señas al "monstruo" para que se acercara acercara a mis labios y después de haberle propinado unos besos en el brillante glande y lamiendo en redondo el recogido prepucio, abrí mi boca y comencé a tragar poco a poco a la fiera que tenía a mi disposición.
Me sentí como una boa constrictór cuando desencajan su quijada y logran tragarse presas mayores al tamaño de su mandíbula.
Mientras juntaba saliva, y manteniendo agarrado el tronco de la verga que me preparaba a engullir, esta me fue entrando centímetro a centímetro mientras respiraba trabajosamente por la nariz.
Un nuevo intento y otros centímetros mas adentro hasta que sujeté por los muslos al "monstruo" y le fui atrayendo hacia mi poco a poco.
Cuando necesitaba descansar, lo frenaba también desde los poderosos muslos del obrero quien me dejó a mi la iniciativa para no apurar la maniobra.
Asi poco a poco y gracias al entrenamiento con frutas y verduras en la intimidad de mi habitación, logré devorar completamente al "monstruo" lo que sacó espontáneos aplausos de todos los pervertidos que me miraban.
Lamí con la punta de mi lengua sus turgentes bolas y empujando los muslos hacia atrás fui retirando poco a poco la enormidad desde mi preparada y hambrienta garganta.
Repetí en varias oportunidades el ciclo mete y saca hasta que mi cara no era sino una catarata de gruesa saliva.
Me engullí por ultima vez al "monstruo" y para hacerlo acabar sin que el pudiese remediarlo, separando sus nalgas le metí hasta lo mas profundo de su ano uno de mis dedos medios.
Contra eso no pudo hacer nada y comenzó a eyacular un chorro tras otro, un espasmo tras otro hasta que se vació completamente en lo mas profundo de mi garganta.
Cuando salió completamente desde el calido, húmedo y erótico abrigo que yo le proporcionaba, el "monstruo se había reducido a la mitad y su dueño no podía controlar los tiritones que le había proporcionado esa sabrosa experiencia.
Me medio incorporé de costado y mirando al hermoso chiquillo que no podía creer los que habían visto sus ojitos, le moví las cejas como diciéndole.
" que te pareció.
serás capaz tu de algo asi".
ya te llevo uno a cero y recién estamos comenzando.
Me limpie el semen y restos de espesa saliva con el dorso de la mano mientras el Capataz quien aprovechando mi pose encima de la mesa, levantó mis piernitas y elevándolas por sobre sus hombros, me atrajo hacia el y me enterró su verga hasta lo mas profundo de mi ser y comenzó a moverse dentro de mi como si fuese una maquina.
Les detallaré uno a uno el resto de los polvos de esa lujuriosa tarde, donde fui culeado por todos los machos y me saque las ganas de follarme al pendejo de quien aprendí una nueva pose.
Comenten y escriban
Dolmance2016
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