Sigo jugueteando con los albañiles y su jefe
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Una vez que el Ingeniero se hubo vaciado completamente dentro del aparentemente frágil culito del hijo del Capataz y yo me enteraba de algunos detalles tórridos de la vida de esa hermosa creatura y viendo que este último se había apresado de la verga del "monstruo" e intentaba practicarle una felación tan profunda como la que lo le había dado antes, me arrodillé a su lado y le fui intentando guiar para que se tragase tal como yo ese portensoso animal que se le ofrecía para paladearlo a toda su extensión.
El chico abrió su boquita al máximo y logró zamparse todo el violaceo y brillante glande y parte del tronco pero, como no tenía mayor experiencia en esas artes, al intentar tragar un poco mas el "monstruo" chocó contra su úvula lo que provocó el inmediato reflejo de arcada y no pudo seguir avanzando.
Yo me puse a su lado y le demostré como se hacía, logrando tragarme casi toda la bestia pero como era algo que ya había hecho para el deleite de todos, ya no tenía gracia volver a repetirlo en tan breve tiempo y le dije al hermoso infante que mejor practicara en solitario en su casa con globos de esos para hacer figuritas y pepinos largos pero delgados.
El chiquillo accedió no seguir intentando el sexo oral por ese dia con tamaña vergota y para que el "monstruo" no desperdiciara esa hermosa erección que nos exhibía a todos; el mocoso se dio vuelta y le ofreció la abierta y jugosa flor de su rosado ano para que el ariete de carne lo penetrase como ya lo había hecho en otras oportunidades.
Yo me ofrecí a ayudarles y mientras con una de mis manos sostenía al "monstruo" para que apuntase directo al blanco, con la otra le separaba sus morenitas y suaves nalgas para facilitarle la invasión dentro de aparentemente improbable cuerpito.
Para facilitar la penetración y no obstante que el agujerito rezumaba de los fluidos sexuales del Ingeniero, le di varios lengüetazos a lo largo de la bestia para hacerles aun mas fácil la consumación del acto homosexual a la vista de todos.
El chico se arrodillo´ sobre uno de los camastros y parando al máximo su cola se la ofreció al invasor.
Su cabecita morena y su hermosa carita reposaban en sus antebrazos y sus ojitos entrecerrados brillaban de pasión.
La bestia comenzó a perforar la cuevita de calientes carnes.
Tres centímetros hacia adelante y uno atrás.
Esta maniobra técnica se repitió varias veces hasta que el "monstruo" se hubo perdido completamente dentro del fino cuerpo del chiquillo.
Allí le presionó con una de sus manos la zona lumbar asi como para bajarlo un poco y lograr que los intestinos del chico se adaptasen a las dimensiones de su amante y le siguió culeando suavemente intentando gozar al máximo esa experiencia y al mismo tiempo, hacer gozar al chico.
No había egoísmo por parte del "monstruo".
Le gustaba gozar la cacha pero también le resultaba placentero que su amantes gozasen de su tremenda verga; en especial si se trataba de esa belleza de crío.
La cacha se prolongó el tiempo suficiente para que tanto el Ingeniero como el Capataz reaccionasen positivamente y su armas de combate se levantasen orgullosas para una nueva batalla.
En este caso me correspondía a mi hacerles gozar a ambos al unísono por lo que sin decir agua va, me senté sobre el fierro del Ingeniero y una vez que hubo hecho fondo, atraje hacia mi al Capataz y tomándole desde el tronco del pene y guiándole por encima del ocupante de mi culito e hice que me lo enterrase a su vez para disfrutar de una "doble romana".
Ambos machotes no demoraron en coordinar sus embates y mientras uno retrocedía, el otro avanzaba dentro de mi jugoso recto haciéndome sentir lleno de vergas y gozando hasta lo indecible.
Les besaba a los dos y gritaba de verdadero e irrefrenable placer al sentirme poseído por dos penes ya duros como trépanos de minería.
Ese cuadro que además de sensorial era auditivo tanto para el hijito del Capataz que disfrutaba del "monstruo" y para mi que estaba siendo culeado por dos machos aguantadores.
Coincidentemente el climax del perverso acto homosexual, vino en terminar para todos casi al unísono y junto con los ríos de semen que llenaban nuestros cuerpitos, todos bramábamos como bestias heridas sin importarnos para nada que alguien del vecindario se pudiese enterar que dentro de esa inocente obra de construcción, habían dos chicos a quienes les estaban reventando el culo a polvos.
Si bien yo había gozado la cacha doble que me propinaron el Ingeniero y el Capataz, quede con una sensación de que algo faltaba para sentir que la tarde había sido plena Yo no había acabado en la "doble romana" ya que inconcientemente me estaba reservando para ver si habían posibilidades de culear con el hijito, siendo yo el activo quien se volcara dentro del ya dilatado ano del hermoso niño.
Mientras los mayores se despachaban unas cervezas asi como para "recuperar las fuerzas", yo me acosté junto al chiquillo quien permanecía desmadejado en uno de los camastros respirando asi como si en vez de aire, fuese fuego el que le entraba sus infantiles pulmoncitos.
Le abracé por detrás en cucharitas y caballerosamente le pregunté que si me dejaba disfrutar de sus favores sexuales, haciendo yo de activo con el.
El mocoso sin abrir su hermosa boquita, abrió sus piernitas invitándome a poseerle.
Yo acomodé mi pene a la entrada de su cuevita y empujé con las caderas, asi como lo hacía su padre conmigo pero mi pene avanzó sin ninguna restricción.
No sentía lo que creí que debía sentir.
Su cueva estaba flácida y remojada al máximo después de haber sido usada por el Ingeniero y el "monstruo", las paredes de su recto no ejercían oposición alguna y no obstante que intentaba cerrarse para hacerme sentir "algo", este volvía a recuperar su flacidez, haciendo totalmente sosa la cacha que yo pensaba sería algo digno de recordar.
Era como meter el pene en un plato de agua tibia.
Estaba por retirarme decepcionado del polvo y avergonzado del tamaño de mi pene cuando el mocoso sin dejar que me saliera desde su interior, tomo mi pene e hizo algo que no creí posible.
Me atrajo hacia el nuevamente y tomando uno de mis testículos lo introdujo dentro de su cueva de amor para luego seguir con el otro; quedando yo atrapado con toda mi batería sexual dentro del ya no tan suelto culito.
Su ano se había transformado en una "rubber band".
Esos accsesorios que usan los actores porno para que no se les bajen las erecciones mientras se ruedan las películas y allí si, sintiéndome un macho de a de veras le comencé a culear en cucharitas tratando de meterme entero dentro de su cuerpecito.
Estábamos a empate.
Yo me había lucido antes todos al mamar el tronco del "monstruo" completito y el no obstante que su ano estaba suelto y desfondado, se las había arreglado para enseñarme algo nuevo y hacerme gozar del polvo que le estaba propinando.
Acabamos los dos deliciosamente.
El acabó primero, lo que hizo que los estertores sexuales de su acabada en seco se fundiesen con las contracciones de su culito y yo sintiéndome un macho activo, lograra depositar por esa deliciosa vía, toda mi simiente dentro del cuerpito de esa hermosa creatura.
Permanecimos abrazados un momento sintiéndonos deliciosamente fatigados y satisfechos de los logros sexuales alcanzados y aprendidos pero, yo aun no había terminado de demostrar que si bien no era tan hermoso, poseía otros encantos que me haría estar siempre en los mejores lugares de las orgías de mis amigos.
Tendí al chiquillo de pancita y abriéndoles sus suaves y finitas piernas, me prendí de su laxo culito y comencé a devorar todo el semen que salía desde su interior.
Primero el que salía solo por simple gravedad, después el que fui extrayendo con mis dedos usándolos como una cucharilla, para terminar sorbeteándo el culito para extraer hasta el ultimo de los chiquillos revoltosos depositados en sus intestinos por el Ingeniero , por el "monstruo" y por mi.
Por ultimo, le di vuelta poniéndolo acuclillado sobre mi cara y le dije que pujara en mi boca todo el resto de semen que aun porfiaba aferrarse a sus cavidades.
Eso le volvió loco y mientras me miraba con una expresión entre atónita, de incredulidad y de lascivia, le guiñé un ojo para que se enterara que pese a todo yo le llevaba dos a uno.
Acto seguido le bese en un "beso blanco" compartiendo el semen que manaba desde su interior.
Ese cuadro sexual hizo que se despertasen los bajos instintos de nuestros albañiles y dejando las cervezas de lado, volviesen a la carga para reculearnos nuevamente a los dos .
Aún no se ponía el sol y yo tenía un par de horas por delante y deseaba sacarles el jugo a lo poco que quedaba de mis vacaciones.
En el próximo relato les narraré acerca de como terminé esa jugosa fiesta.
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Dolmance2016
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