Sigue mi descubrimiento sexual con mi primo

Viviendo con mi primo, teníamos todo el tiempo necesario para seguir experimentando.
Antes de comenzar este relato, quisiera presentarme más en detalle, ya que en el relato anterior los nervios de mi primera vez me traicionaron y olvidé dejar los detalles.

Mi nombre es Sebastián, soy de Chile, de una región del Sur, y cuándo sucedieron los hechos que relato, vivíamos en la casa que mis abuelos le heredaron a mi madre y mi tía. Era un terreno amplio, típico del sur Chileno, donde teníamos 2 casas dentro del mismo terreno, una para cada familia.

Por mi parte, en mi familia estaba mi padre, que en ese momento tendría cerca de 30 años, mi madre de 33, yo de 7, y mi hermana pequeña de 1 año. Mi tía era mayor que mi madre, tendría unos 38, mi tío de su misma edad, mi primo de 9 años, y su hermana pequeña recién nacida.

Mi padre y mi tio trabajaban fuera de casa todo el día, salían temprano en la mañana y regresaban pasado las 8 de la tarde. En ese momento mi madre y mi tía tenían que cuidar de sus hijas pequeñas, por lo que poca atención nos prestaban a mi primo Roberto y a mi. Eso nos daba libertad para perdernos durante el día luego de llegar del colegio.

Luego de lo ocurrido en mi relato anterior, cuando mi primo me mostró su pene y nos terminamos mamando ambos, llegó el día siguiente. Llegamos del colegio y cada uno almorzó rápidamente para poder cambiarnos de ropa y salir a jugar. Jugamos un rato futbol hasta que nos cansamos y mi primo me dijo que fuéramos al cuarto del fondo del patio.

Cuando llegamos mi primo se quitó la camiseta de inmediato y se bajó el short para quedar con su pene al aire, que ya estaba exitado totalmente duro. Me dijo rápidamente: -Chupamelo-.

Yo sin dejar pasar tiempo obedecí y me arrodillé para metérmelo en la boca. Ahora lo pude saborear con más tranquilidad pero no sabía la forma correcta de hacerlo, yo solo chupaba y al parecer lo hacía muy mal, así que mi primo dijo: – Yo te lo chupo para que aprendas primero-.

Hice lo mismo de quitarme la camiseta y bajarme el short para que saliera mi pene, que aún estaba flácido. Mi primo se lo metió a la boca y puso sus dedos en la base de mi pene para afirmarlo mientras movía su boca de arriba a abajo por mi pene. Ese movimiento rápidamente me llevó a una buena erección, lo que ayudó a que la mamada de mi primo fuera demasiado buena. ahora lo veía con su mano en mi verga dura, y su boca abarcando todo el grosor, subiendo y bajando. Yo gozaba, porque la sensación era completamente nueva para mi. Mientras mi primo intercalaba las mamadas con movimientos de su mano pajeándome. Luego de un rato me dijo que volviéramos a cambiar para que se lo chupara.

Me puse en posición y mirando su lindo pene duro, me di cuenta que era mas grande y grueso que el mio. Lo tomé por la base y comencé el mete y saca de mi boca. Me gustaba cada vez más, y a mi primo también, que me agarraba la cabeza para empujarme la polla. Fueron un par de minutos mamandosela cuándo se comenzó a poner tenso y a hacer ruidos como gemidos ahogados. Me saqué la polla de la boca y le pregunte si estaba bien. Tenía una cara de exitación total. -Dale más, no pares- Me dijo agorándome la cabeza para empujarme a su pene nuevamente.

Seguí chupándosela y el seguia con los gemidos. -ohhh. Ahhhh, dale- .

-Ohhh me voy a irrrr-. alcanzó a decir mientras me agarró la cabeza con fuerza y me pegó a su cuerpo, yo con toda la verga casi en la garganta. -ahhhhhhh- dijo y se puso muy tenso. Sentí su pene palpitando en mi boca y por primera vez el sabor del semen que me llenó la garganta. -Trágatelo todoooo, ahhhhh-. me dijo. Y yo le hice caso. No me desagrado el sabor del semen, al contrario, como era un sabor nuevo, me pareció agradable.

Luego de unos segundos mi primo me separó la cabeza de su pene, yo seguía chupando y chupando.

– Ohhh que rico estuvo- me dijo. – Te lo tragaste todo-.

– ¿Que te salió? estaba rico- le dije.

– Semen, es como leche, pero te sale de la tula- (Tula le dicen al pene en Chile). – has visto como salta?-.

– No-. Le respondí. Era cierto, no tenía idea lo que era el semen ni como salía, ni como se veía. Hasta ese momento no lo conocía y ahora solo conocía su sabor.

– Pajeate para que te salga-. me dijo y se agachó para agarrarme el pene y comenzar a pajearme.

Pasó un buen rato masturbándome y mamándomelo. A mi me encantaba, pero no logramos que «me saliera semen». Creo que era demasiado pequeño para generar semen a esa edad. Al final nos terminamos aburriendo y decidimos ir a jugar futbol, aunque nuevamente quedamos de acuerdo para que al día siguiente fuéramos al mismo cuarto a seguir con nuestros juegos privados.

Espero que mis aventuras les gusten, porque son 100% reales y estaré subiendo nuevos relatos pronto.

Si les gustó, pueden enviarme sus comentarios a [email protected]