Sin fingir que dormía, fue mio!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En esos días no era como ahora, que se habla tanto de si que fualano es gay, bisexual, heterosexual, etc. Simplemente cada cual, tenía su bonche de amigos su grupito. Y se bien que entre los adolescentes entonces, muchos teníamos relaciones sexuales unos con otros y siempre uno tenía su favorito, pero no existía eso, de que si fulanito es mi pareja, mi novio, no, no había nada de eso. Teníamos sexo, uno hacía del activo y otro del pasivo, o intercambiabamos los roles…pero al otro día seguíamos siendo los amigos de siempre, muy machitos, cosa que nadie ni se imaginaba o sospechaba que teníamos sexo, a la escondida, cuando se podía, o cuando nuestras alboratadas hormonas nos lo pedían…macho con macho, varón con varón!
Tenía unos 15 años y mi amigo Raúl unos 17, eramos y aún somos muy unidos. Él era uno de mis amigos favoritos y en nuestra intimidad teníamos un sexo bien rico, siendo él, el activo y yo el pasivo. Me fascinaba mamar su pene por mucho rato y él aguantaba mucho sin venirse. Cuando me penetraba aunque siempre me dolía por lo grueso de su pene, cuando mi culo se acostumbraba, gozaba en cantidad. No había un día en el mes, que no tuvieramos sexo él y yo. Pero ante el grupo de amigos y demás eramos los mejores amigos y sin nada de mariconerías. Raúl tenía un primo de 14 años llamado Ernesto, que había venido a vivir al mismo vecindario de nosotros. Pronto se hizo muy amigo de todos. Muy blanco de grandes y expresivos ojos verdes, a mi me gustaba mucho, desde que lo conocí.
Pues sucede que Raúl, tenía su habitación, independiente de la casa de sus papás, por la cocina de la casa, había unas escaleras que bajaban a ese cuarto o por el patio de su casa, teníamos acceso al cuartito de Raúl. Allí nos reuníamos el bonche de amigos a escuchar música, charlar…y yo cuando estaba solo con él…a gozar del sexo entre los dos. Un día Raúl me dijo, que tenía que confesarme algo que estaba ocurriendo. Yo muy ancioso me fui a hablar con él, y entonces Raúl me dijo que era, que por dos ocaciones en esos días, su primo iba a su cuarto, se ponía a charlar y de repente se quedaba dormido boca abajo. Que él un día estaba muy caliente y se le acostó encima, moviéndose encima de él, sobre su culo, y como vió que su primo no se despertó, le bajó los pantalones y se lo metió, me dijo que pasó trabajo, pero que le entró toda y se le vino adentro del culo. Que al rato su primo se desperto como si nada, se despidió y se fue, y que a los pocos días se repitió el mismo episodio, se lo tiró aparentemente dormido y luego el primo despertó y se fue. Wow, no niego que me dieron unos celos!, si por primera vez sentí ese sentimiento, que te calcome el alma, al saber que algo, que lo consideras tuyo, se lo estába gozando otro. Pero me repuse, disimulé como pude, y le di mi opinión, que era lo que él… quería saber. Yo le dije a Raúl, que su primo ya tenía que haber estado cogiendo, por que él tenía su pene muy grande y grueso y no era fácil metersela de un solo intento, que le hablaba la voz de la experiencia, pues siempre que teníamos sexo, como dije antes, tardabamos un poco en lo que yo lo aguantaba, por que en lo que dilataba al máximo… me dolía un carajo. Por eso yo no creo en los relatos que dicen, que si me la metio o se la metí, de un cantazo, sin lubricar o dilatar, sin estar resbaladizo o dilatado, por que eso es imposible, la penetración duele como el diablo y no entra esa verga pa dentro, así por que así… pues desgarra el ano. Cierto es que luego que dilata y entra…entoces uno llora y grita, pero para que NO… se la saquen en buen rato, ja. ja, ja… : )
Entonces en broma y en serio le dije a mi amigo Raúl que me había pegado los cuernos con su primo y nos echamos a reir. Raúl me dijo que esa verga era mia y que no me cambiaba por nadie, y seguimos riéndonos sin malicia alguna. Fua así que Raúl planificó ir el viernes de esa semana por la noche, a un sitio apartado, que él conocía, a beber ron con Coca-Cola (cubitalibre) y pasar la noche, él, su primo Ernesto y yo, a ver si su primo se dormía y ambos se lo metíamos. Yo acepté gustoso. Iríamos en una guagua que el tenía Volswaguen tipo Scuby-Doo. Llegó el ansiado día y todo iba marcha sobre ruedas, charlabamos, bebíamos y en aquella oscuriad y silencio, el despertar de tener sexo, estaba ya presente. Pero todo fracasó, Ernesto no se quizo dormir así rápido y cuando lo intentó hacer, yo me iba y los dejaba solos alejándome a ver si, así, él perdía el miedo y se dejaba penetrar por Raúl, cosa de yo sorprenderlos y luego yo meterselo, pero no se, Raúl dice que no pudo hacerle nada, que no se dejaba.
Pues Raúl se puso furioso y nos fuimos, cuando se acabó la bebida. Ernesto estaba un poco boracho por el alcohol y me pidió que me quedara con él un ratito, en lo que se le pasaba. Así lo hice, Raúl se fue para su casa y nosotros nos quedamos bajo un árbol, cerca de su casa, hablando en lo que el mareo se le pasaba, aunque yo también, me sentía happy, borrachito. De repente Ernesto me invitó a su casa, que en los bajos, él estaba durmiendo con su hermano, pero que este estaba en casa de otra familia y que me quedara un rato con él. Yo le dije que si y nos fuimos, entramos silenciosos, y cuando ya estabamos adentro, Ernesto me dijo que me pusiera cómodo, nos desvestimos y nos quedamos solo en ropa interior. En la oscuridad de aquel cuarto, y con aquellas ansias de juventud que teníamos, Ernesto se me abalanzó encima y busco mis labios, yo respondí y me dejé besar, aquel niño estaba buenísimo, bien rico. Ernesto comezó a manosearme todo, besando mi pecho, mis tetillas las chupaba y con su mano me sacaba la verga de los calsoncillos, y me la jalaba para arriba y para abajo. Seguimos besándonos, que rico besaba el condenao, era delicioso, nuestras lenguas se entrelazaban con deseos y ansias. Yo le dije de quitarnos, los calsoncillos, por que se me manchaban del precum y cuando lo hicimos, le pedí acostarse boca abajo, en mi mente resonaba, lo que Raúl me contaba de él. Ernesto se acostó y yo comenzé a lamer toda su espalda, bajando poco a poco por su espina dorsal, puntendo cada rincón, con mi inquieta lengua. Él se enardeció y gemia muy sensual, cuando llegué a sus nalgas, las apretaba, las sobaba y cuando las abrí, me sumergí en aquel culo, lampiño, tan oloroso y deseado, aplicándole un beso negro interminable, Ernesto comenzó a menear su culo y a culiarme, mi lengua lo penetraba una y otra vez.
"Así, ay sigue así, me gusta, me gusta" me decía él…y cuando lo creí ya dilatado, le presenté mi verga que estaba como hierro. Ernesto paró el culo y yo se la fui enterrando poco a poco, mientras más entraba, se la sacaba y la volvía a meter, él gemía y gemía. No se quejó de dolor, no gritó, solo gemía y se movía circularmente. Lo empezé a taladrar fuertemente y le di con todas mis ganas, Ernesto buscaba mi boca y nos besabamos así enganchados, mi pene a tope dentro de su culo, nuestras piernas entrelazadas y mi brazos abazándolo desde atrás. Era una sensación única, pues él me respondía y me pedía más…si hubiera estado dormido, como con Raúl, asumo que no fue así, por que se hubiera delatado. Me vine a chorros dentro de él, creo que mis gemidos y suspiros, en ese sublime momento de venirme, en aquel culo tan blanquito y caliente se escucho en los altos de su casa. Cuando se la saqué, ambos fuimos al baño, que tenía esa habitación y nos limpiamos, el botó toda mi leche en el inodoro, y yo me lavé en el lavamanos.
Descansamos un rato, acostados de lado, yo abazándolo por detrás, como una pareja de amantes. Enrnesto al rato comenzó a provocarme, buscando más verga, echaba el culo hacía atras, buscando mi verga que se paró al instante. Le pedí que me la mamara y así lo hizo dándome una mamada, de a muerte. Yo también se la mamé, no era justo que él, no gozara y se vino rápido. Esta vez puse sus piernas sobre mis hombros y se la metí de nuevo, que cosa rica ese polvo, sus gemidos y quejidos me enloquecían. Duro, duro, dáme duro, mi amor, me pedía Ernesto y yo lo complacía…ese chico era ardiente como el fuego, no se llenaba. Se la clavé mucho rato y cuando lo volví a llenar de leche, Ernesto me apretaba el pene con sus esfínter, por que masturbandose así, de frente como estabamos, se vino él también, me creí morir de gusto y placer.
Nunca le conté a Raúl, eso que pasó, luego que él se fue a dormir aquella noche. Había jurado a Ernesto no contarlo a nadie, y desde esa noche, yo lo cogía a cada rato. Teníamos unas tremendas secciones de sexo. Tampoco nunca le pregunté, a Erensto, lo que Raúl me contaba, si alguna cualidad buena tengo y he tenido, es ser discreto y no chismoso. Mientras, yo seguí con mis aventuras con Raúl, siempre nos enrredabamos en su cuartito y éra él quien entonces, me daba daga a mi, hasta por las orejas. Yo gozaba chupando sus grande bolas, que eran mi debilidad. Pero un día que celebrabamos el cumpleaños de Raúl, bebidos hasta la pata, nos quedamos a dormir juntos, Raúl, Ernesto y yo…y pasó lo que tanto añorabamos que pasara, un trio de sexo… del bien bueno y salvaje, más eso lo contaré… si con sus comentarios me motivan e incitan a contárselos. Gracias por leer las vivencias de mi juventud, nada es inventado, nada es fantasía, lo que narro, es por que yo lo viví. De que sirve engañarme y engañar al lector? Está historia es tan real, como yo, y aún conservo estas amistades, que aunque, hoy cada quien tiene su vida, y su familia, siempre nos comunicamos y nos vemos de vez en cuando. Hasta el próximo!!!
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