Solo me bastó con abrirles las nalgas a mi tío para volver a disfrutar de la vida.
Un joven deprimido por su divorcio, es visitado por su tío, que lo saca de la depresión comiéndola el culo..
Solo me bastó con abrirles las nalgas a mi tío para volver a disfrutar de la vida.
Después de que mi esposa me abandonó y me confesó que me era infiel con la mayoría de mis amigos y parientes, muy a pesar mío me divorcié, pero me deprimí tanto que no quería ver a nadie incluyendo a mi familia.
Todo comenzó cuando ella se enteró que en mi juventud yo me había dejado convencer fácilmente por varios de mis amigos de que les diera el culo.
Aunque yo le juré que eso había sucedido hacía mucho tiempo y que me encontraba muy ebrio todas las veces que eso pasó, a partir de ese momento mi ex se dedicó a serme infiel, hasta que finalmente nos divorciamos.
Al poco tiempo se presentó en mi casa, mi tío, al escuchar el timbre de la puerta, sin importarme mucho como me encontraba, fui abrir la puerta prácticamente desnudo, ya que solamente andaba en interiores.
Mi tío al verme así se quedó boquiabierto, pero en el estado de ánimo, en que me encontraba realmente poco me importó eso, así que, a pesar de lo ebrio que estaba en esos momentos, lo invité a pasar.
Apenas él entró le dije que lo único que quería en ese instante, era que se marchara lo más pronto posible.
Para volver a quedarme completamente solo, sin la menor idea del porque mi tío me había ido a visitar.
Cuando se lo pregunté, comenzó por decirme, que él estaba preocupado por mí, pero a todas estas sin dejar de mirar mi cuerpo medio desnudo, y en especial mis nalgas.
Como lo que yo quería era volver a quedarme solo para seguir ahogando mis penas en alcohol, le di las gracias, le dije que me encontraba bien y nuevamente lo invité a que se marchara.
Mi tío quizás haciéndose el tonto, continuó hablándome y diciéndome que como era posible que un chico tan bueno como yo, se dejara vencer por una puta cualquiera, ya estaba por pedirle nuevamente que se marchara, pero el continuó alabándome.
Por lo que me quedé callado, mientras mi tío seguía diciéndome un sin número de cosas positivas sobre mí.
Por aquello de no ser grosero, le di las gracias, cuando él se me acercó y sin que yo lo esperase, me ha dado un fuerte abrazo, dejándome sin saber cómo responderle.
Así que mientras la abrazaba, no sé qué me pasó que, al sentir su cuerpo pegado al mío, su calor, y hasta su olor, me hizo sentir sumamente excitado.
Él me seguía abrazando, hasta que finalmente separé su cuerpo del mío, viéndolo de manera diferente, de cómo una sobrino debe ver a su tío, a su vez mi tío me estaba viendo, de manera lasciva, como con ganas de acostarse conmigo.
Cuando de momento me dijo. “Que daría yo por sentir el calor de tu boca en mi verga.” En parte me quedé asombrado por la manera tan vulgar y descarada que mi tío me había dicho eso.
Pero al mismo tiempo, al escucharlo, decirme precisamente eso, me sentí como cuando era más joven y mis amigos me convencían fácilmente de que les diera el culo, mucho más excitado, y hasta con unos fuertes, y repentinos deseos de tener sexo.
De inmediato, dejé de comportarme como un amargado, y sonriéndole coquetamente le pedí que se quedase acompañándome.
De inmediato me fui a dar una buena ducha, ya que la verdad apestaba, pero al regresar apenas cubierto por una pequeña toalla mi tío se me acercó.
Él no perdió tiempo, y colocando sus dedos en entre la toalla y mi piel, sonriendo, me preguntó. “¿Quieres acostarte conmigo?”
Yo la verdad es que nunca pensé que algo así me fuera a suceder otra vez en mi vida, por lo que yo sin tan siquiera pensarlo, le respondí que sí.
Eso por lo visto bastó para que mi tío se olvidara de cualquier compromiso, y de inmediato me comenzó a besar, y a acariciar todo mi cuerpo, en especial mis nalgas.
Yo tenía ya varios meses, que me había divorciado, y le dije que no sentía los besos, ni las caricias de nadie sobre mi piel, desde ese mismo tiempo.
A medida que mi tío continuó besándome, y acariciándome todo, se puede decir que le abrí mis piernas, apenas me bajé la toalla, se pegó a chupar divinamente una de mis tetillas.
En esos momentos le dije que me sentía más vivo, a medida que él continuaba pasando sus manos por todo mi cuerpo, prácticamente le rogué que no se detuviera, al tiempo que le daba la espalda pidiéndole que me lo metiera.
Así que a medida que mi tío me enterró todo su parado miembro dentro de mi deseoso, y caliente culo, constantemente le decía, que no podía creer lo que estaba sucediendo, como él me estaba haciendo la persona más feliz del mundo.
Yo no dejaba de mover mis caderas restregándolas contra su cuerpo, sintiendo como su caliente y duro miembro entraba y salía de mi cuerpo una y otra vez.
En esos momentos me sentía borracho, pero de placer, tan es así que después de que él finalmente me hizo disfrutar de otro salvaje placer al sentirlo venirse dentro de mi culo, sin pensarlo dos veces me puse a mamar su sabrosa verga, hasta que se le volvió a poner bien dura, y nuevamente volvió a penetrarme.
En cierto momento le dije que, primera vez en mi vida, había disfrutado de tanto, como lo que disfruté con él.
La relación con mi tío ya terminó ya que mi madre y mi tía comenzaron a sospechar algo, pero le dije que agradecía lo mucho que me había enseñado.
Que aún puedo seguir disfrutando de la vida sin mucho esfuerzo de mi parte, y que en ocasiones solo me basta con abrir las nalgas, para disfrutar de la vida…
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